En la primavera de 1919, el Ejército voluntario del Noroeste,
al mando del general Yudenich, tomó inesperadamente la ofensiva
y amenazó Petrogrado. Al mismo tiempo, la Escuadra inglesa enfilaba
la bahía de Finlandia. El coronel Bulak-Balajovich, a la cabeza
de su unidad, dirigía el golpe contra Pskov, y al mismo tiempo las
unidades estonianas se agitaban en el frente. El 14 de mayo, el Cuerpo
del general Rodzyanko rompió el frente del VII Ejército,
muy debilitado por las continuas sustracciones de fuerzas para otros frentes
más activos, ocupó Yamburg y Pskov, y emprendió un
rápido avance simultáneo sobre Gatchina, Petrogrado y Luga.
El comandante del VII Ejército, apostado en las afueras de la segunda
ciudad, se puso en comunicación con Yudenich y organizó una
conjura entre las guarniciones que circundaban la capital de la Revolución
de octubre: Kronstadt, Oraniembaum, Krasnaya Gor'ka, Syeraya Loshad, Krasnoye
Syelo. Los conspiradores, de acuerdo con Yudenich, se dispusieron a ocupar
la capital conjuntamente con las fuerzas de dicho general. Esperaban ayuda
de los marineros disgustados, y especialmente la directa de la flota. Pero
los marineros de los dos acorazados soviéticos no apoyaron la insurrección,
y la flota inglesa [se limitó, de momento, a una espera vigilante].
La empresa resultó un completo fracaso. El 12 de junio de 1919,
sólo Krasnaya Gor'ka [y Syeraya Loshad quedaban] en manos de los
conspiradores, y durante cuatro días nada se hizo por recuperarlas.
Finalmente, después de un cambio de disparos con Kronstadt, Krasnaya
Gor'ka fue ocupada el 16 de junio por un destacamento de marineros rojos.
[Syeraya Loshad] cayó con idéntica facilidad.
Zinoviev, dirigente del Partido y del Gobierno en la ciudad y la región
de Petrogrado, había sentido pánico ante el avance enemigo,
y el Politburó envió a Stalin en su socorro.
Con poderes especiales del Comité Central del Partido y del
Gobierno soviético, Stalin llegó a Petrogrado a últimos
de mayo de 1919. [Su inflexibilidad y resolución se hicieron sentir
inmediatamente. Pocas semanas después de su llegada, telegrafiaba
a Lenin: ]
* "Después de Krasnaya Gor'ka, se liquidó asimismo Syeraya
Loshad. Los cañones están allí en perfecto estado.
Se está procediendo a toda prisa a la limpieza y refuerzo de los
fuertes y fortalezas. Los especialistas navales me aseguran que la toma
de Krasnaya Gor'ka desde el mar trastorna toda la ciencia naval. No puedo
hacer otra cosa que lamentarlo por la llamada ciencia. La rápida
captura de Gor'ka se explica por la durísima intervención
mía y de otros paisanos en materia de operaciones, que llegaron
al extremo de anular órdenes en mar y tierra para imponer otras
propias. Creo mi deber manifestar que en lo sucesivo seguiré procediendo
así, a pesar de todos mis respetos por la ciencia."
Lenin se molestó por este tono de provocativo alarde. Desde Petrogrado
era posible en todo momento comunicar con el Kremlin y su Estado Mayor,
remplazar a comandantes incompetentes o dudosos, reforzar la plana mayor,
es decir, hacer lo mismo que hacían todos y cada uno de los activistas
militares del Partido una y otra vez, en cualquier frente, sin violar las
reglas elementales de buen gusto, de la cortesía, del mantenimiento
de relaciones correctas, ni socavar la autoridad del mando del Ejército
y de su Estado Mayor. Pero Stalin no podía obrar así. No
concebía otro modo de hacer sentir su autoridad sobre otros más
que insultándolos; ni acertaba a quedar satisfecho de su labor sin
dar violenta salida a su desdén por cuantos le estaban subordinados.
No teniendo otros recursos a su disposición, convirtió la
dureza en recurso, y hacía gala de su aptitud especial para la contumelia
frente a personas e instituciones que gozaban del respeto de los demás.
Su telegrama terminaba con estas palabras:
"Envía rápidamente dos millones de cartuchos a mi disposición,
para seis divisiones."
En esta posdata, tan típica de Stalin, se encierra todo un sistema.
El Ejército tenía, como es natural, su propio jefe de Suministros.
Siempre había penuria de proyectiles, y se distribuían con
arreglo a las instrucciones directas del comandante en jefe, teniendo en
cuenta las reservas disponibles y la Importancia relativa de los frentes
y de los ejércitos. Pero Stalin se saltaba todos los trámites
establecidos y violaba toda apariencia de orden. Prescindiendo del jefe
de Suministros, pedía cartuchos por mediación de Lenin, no
ya para ponerlos a disposición del mando del Ejército, sino
a la suya personal, con el fin de que pudiera hacer obsequio de ellos a
un determinado comandante de división a quien quisiera dar impresión
de su propia importancia.
[Diez años después, esta breve excursión de Stalin
a Petrogrado a últimos de primavera de 1919 fue aprovechada por
Vorochilov como elemento germinativo para falsificar una vez más
la historia. Pero ahora aquella semilla se ha convertido en un mito de
cuerpo entero denominado "Stalin, el salvador de Petrogrado". Es un mito
sutil, extrañamente cimentado en un deliberado cambio de estaciones.]
El hecho es que [Yudenich trató de tomar Petrogrado] dos veces en
el curso de 1919, en mayo y en octubre.
La primera incursión de Yudenich con fuerzas escasas fue una
simple salida, y prácticamente pasó inadvertida al Partido,
atento por completo a los frentes Este y Sur, de interés mucho mayor.
La situación de Petrogrado se dominó en breve lapso, y de
nuevo volvió la atención del Partido y del país a
fijarse en el Este y en el Sur. Mientras tanto, Yudenich, protegido por
Estonia y con una ayuda mucho mayor de Inglaterra, formó durante
los cuatro meses siguientes un nuevo ejército, ampliamente dotado
de oficialidad y bien pertrechado. Este segundo intento era la campaña
verdadera, que comenzó con fortuna para Yudenich. Seguro de que
no podría atender a todos los frentes a la vez, Lenin propuso rendir
Petrogrado. Yo me, opuse. La mayoría del Politburó, incluyendo
Stalin, se pusieron de mi parte. Después de haber ido yo a Petrogrado,
Lenin me escribió el 17 de octubre de 1919:
* "Pasé la noche en el Consejo de Defensa y te envié...
el decreto del Consejo. Como verás, tu plan ha sido aceptado. Pero
el traslado de los activistas de Petrogrado al Sur no se ha revocado, naturalmente.
(Se dice que los arreglaste conversando con Krassin y Rikov...) Incluyo
una proclama que me encargó el Consejo de Defensa. Tenía
prisa, y no me ha salido bien. Es mejor que pongas mi firma debajo de la
tuya. Saludos. - Lenin."
La lucha por Petrogrado adquirió un carácter sumamente
dramático. El enemigo estaba a la vista de la capital, que se aprestaba
a luchar en calles y plazas. Cuando se mencionó en la Prensa soviética
la defensa de Petrogrado, sin más explicaciones, se trataba de esta
campaña de otoño, la segunda de Yudenich, y no la de primavera.
Pero en el otoño de 1919, Stalin se hallaba en el Sur, y nada tuvo
que ver con la verdadera salvación de Petrogrado. Los documentos
oficiales relativos a esta operación básica contra Yudenich
se publicaron hace unos años. Pero ahora se han confundido sus dos
campañas en una sola, y la famosa defensa de Petrogrado se presenta
como obra de Stalin.
[Estando aún en Petrogrado, Stalin aprovechó una oportunidad
para calumniar el Consejo Revolucionario de Guerra de la República,
y por ilación a su presidente, según resulta del siguiente
telegrama que envió desde Petrogrado:]
* "4 de junio de 1919.
Confidencial.
Al camarada Lenin.
Te mando un documento cogido a los suizos. De él se desprende
claramente que no sólo el jefe de E. M. del VII Ejército
trabajaba para los blancos (recuerda la deserción de la 11.ª
División para unirse a Krassnov en otoño del año pasado,
cerca de Borisoglebsk, o la de varios regimientos en el frente de Perm),
sino todo el E. M. del Consejo Revolucionario de Guerra de la República,
y a su frente Kostyayev. (Las reservas son asignadas y trasladadas por
Kostyayev.)
Ahora toca al Comité Central adoptar las medidas necesarias.
¿Tendrá el valor de hacerlo?
Continúa el examen de las pruebas, y aparecen nuevas "posibilidades".
Escribiría con más detalle, pero no tengo un minuto libre.
Peters te informará.
Estoy completamente seguro de que:
1.º Nadezhin no es un comandante. Es incapaz de mandar. Terminará
por perder el frente occidental.
2.º Funcionarios como Okulov, que incitan a los especialistas
contra los comisarios, ya de por sí bastante desanimados, son dañosos,
porque debilitan la vitalidad de nuestro Ejército. - Stalin."
[Lenin recibió este telegrama estando en conferencia. Sin hacer
caso de las acusaciones, evidentemente desatinadas, escribió la
siguiente nota al vicepresidente del Consejo Revolucionario de Guerra de
la República, Shlyansky:]
* "Stalin pide que se retire a Okulov, a quien se atribuyen intrigas
y labor desorganizadora."
El irónico "se atribuyen" habla por sí mismo. Sklyansky
contestó en el mismo trozo de papel:
"Okulov es el único funcionario decente allí."
[La reacción de Lenin, registrada inmediatamente, fue: ]
"En este caso, redacta el telegrama (exponiendo exactamente lo que
Okulov achaca al VII Ejército), y lo mandaré en cifra a Stalin
y a Zinoviev para que el conflicto no siga adelante y quede debidamente
zanjado."
[El asunto se llevó después al Ejecutivo Supremo del Partido,
y su decisión se comunicó en el acto a Trotsky, Jarkov, por
hilo directo:]
* "En vista del conflicto, que se está empeorando, entre todos
los miembros del Comité Central de Petersburgo y Okulov, y siendo
absolutamente necesaria la máxima solidaridad en el trabajo militar
de aquella plaza y una inmediata victoria en aquel frente, el Politburó
y el Orgburó del Comité Central han resuelto de momento deponer
a Okulov y dejarle a disposición del camarada Trotsky.
4 de julio de 1919. [2.995.]
Por el Politburó y el Orgburó del Comité Central,
Lenin, Kamenev, Serebryakov, Stassova."
Esta era una concesión necesaria a Stalin y Zinoviev. No había
más remedio que aceptarla. [En cuanto a Kostyayev, aquel habilísimo]
general tampoco me inspiraba confianza. Daba la impresión de un
extraño entre nosotros. Sin embargo, Vatzetis salió en su
defensa y Kostyayev secundó bastante bien al irascible y caprichoso
general en jefe. No era cosa fácil remplazar a Kostyayev. [Además]
no había hechos en contra suya. La frase "un documento cogido a
los suizos" carecía de sentido, pues nunca volvió a figurar
en ninguna parte. En todo caso, se advertía al punto el propósito
de asociar a Kostyayev con la traición de cualquiera de los regimientos
organizados bajo la mirada vigilante del Partido mismo. En cuanto a Nadezhin,
tuvo ocasión de mandar al VII Ejército, el que [salvó
realmente] a Petrogrado [en el momento crítico]. Y la culpa de Okulov
consistía simplemente en su riguroso empeño por cumplir lo
más fielmente posible todas las órdenes y reglamentos, y
en su decidida repugnancia a participar en intriga alguna contra el Centro.
[Respecto al] tono provocativamente perentorio y osado de Stalin, se explica
por el hecho de que se daba cuenta de haber encontrado al fin apoyo efectivo
en el Consejo de Guerra del frente Este, donde el descontento hacia el
general en jefe estaba desviando hacia mí.
El desacuerdo respecto a la estrategia en el frente del Este se ventilaba
entre el comandante en jefe Vatzetis y el jefe que mandaba el frente Este,
S. S. Kamenev. Ambos habían sido coroneles de E. M. del Ejército
del zar. Sin duda había entre ellos rivalidad. Y los comisarios
acabaron envueltos en el conflicto. Los comunistas de nuestro Estado Mayor
apoyaban a Vatzetis, mientras que los miembros del Consejo Revolucionario
de Guerra del frente oriental (Smilga, Lashevich, Gussev) estaban cordialmente
de parte de Kamenev. Es difícil decir cuál de los dos coroneles
era más competente; ambos eran sin duda estrategas de primer orden,
con amplia experiencia de la Guerra Mundial, y decididamente optimistas,
cosa indispensable para ejercer el mando. Vatzetis era el más obstinado
y quisquilloso, e indudablemente el más propicio a ceder a la influencia
de elementos hostiles a la Revolución. Kamenev era más tratable,
y se allanaba con más facilidad a la influencia de los comunistas
que trabajaban con él. Pero, aunque era un militar capaz y un hombre
de imaginación y de arrojo, le faltaba profundidad y firmeza. Más
tarde, Lenin perdió su fe en él y en distintas ocasiones
censuró acremente sus informes. [Una vez llegó a decir:]
"Su respuesta es estúpida, y a ratos necia."
El 7 de septiembre, unidades del V Ejército comenzaron a atacar
los accesos de Kazan. [Hubo] una batalla enconada, con grandes pérdidas.
Los checos no se pudieron sostener, y emprendieron la retirada. El 10 de
septiembre, el V Ejército tomó Kazan. [Era] la primera gran
victoria [soviética]. Fue la baza que salvó a la joven República
de una total derrota. Sucedió ante mis ojos en Kazan. El momento
se presentó solemne y terrible. Después de perder Simbirsk
habíamos entregado Kazan prácticamente sin combate. Nijni
era lo más próximo. Si los blancos se hubieran apoderado
de Nijni-Novgorod, habrían tenido abierto el camino hacia Moscú.
Por eso la batalla de Kazan tuvo una importancia decisiva. El V Ejército,
creado en el curso de esta batalla, se cubrió de gloria. Arrancamos
a Kazan de las de los guardias blancos y de los checoslovacos. Aquel día
fue el del cambio decisivo de rumbo de la Revolución. La toma de
Ka-n era el principio de la liquidación del movimiento contrarrevolucionario
en el Este. Los trabajadores de todo el país celebraron la captura
de Kazan como una gran victoria. Y mayor fue aún la importancia
de aquel triunfo para el Ejército.
[Pero en] marzo de 1919, con 3.000 bayonetas y 60.000 sables a su disposición,
Koltchak avanzaba rápido hacia el Volga. La situación volvía
a ser precaria. En vísperas del VII Congreso del Partido, Lenin
era de opinión que inspeccionara yo en persona las operaciones en
el frente oriental. Este detalle merece recordarse ahora y apoyarse con
pruebas documentales, para refutar la falsificación acostumbrada.
1
* "10 de abril de 1919.
A Sklyansky, para transmitir a Trotsky, a Nijni-Novgorod.
En vista de la situación extremadamente difícil en el
frente Oriental, creo que sería lo mejor que permanecieras allí,
especialmente no habiendo asuntos serios para el 13. El Orgburó
del Comité Central decidió enviarte el mismo telegrama ayer,
pero temo que no lo hiciera, por la partida de Stassova. Estamos examinando
de prisa varías medidas de las más extraordinarias para ayudar
al frente del Este, y de ellas te informará Sklyansky. Haznos saber
tu opinión. -Lenin."
2
"Por hilo directo de Nijni-Novgorod a Moscú, para Lenin.
De acuerdo por completo con la necesidad de quedarme en el frente Este,
llamo la atención del Comité Central sobre la agitación
demagógica comunista de izquierda en el III Ejército, donde
se excitan los ánimos contra los jefes militares y contra una supuesta
orden que pone en vigor los saludos militares y otros extremos. Es necesario
enviar hombres firmes del Partido, centralistas. De suma importancia que
los activistas ayuden a Simbirsk, donde el Comité Provincial es
muy débil, especialmente en los distritos rurales.
Trotsky
10 de abril de 1919. [1047.]"
3
"Confidencial.
Extracto del acta de la sesión del Politburó del Comité
Central, Partido Comunista Ruso (Bolchevique).
18 de abril de 1919.
Presentes: Camaradas Lenin, Krenstinsky, Stalin, Trotsky.
Deliberado:
2. El camarada Trotsky declara que el grupo Sur del frente Oriental,
compuesto de cuatro ejércitos, está al mando del camarada
Frunze, que no tiene suficiente experiencia para desempeñar misión
tan grande, y que es necesario reforzar el frente.
Acordado:
2. Proponer al comandante en jefe Vatzetis que vaya al frente Oriental,
para que el actual jefe del frente, camarada Kamenev, pueda dedicarse por
entero a dirigir los ejércitos del grupo Sur."
4
* "Extracto del acta del Politburó del Comité Central,
Partido Comunista Ruso (Bolchevique), del 12 de mayo de 1919.
Presentes: Camaradas Lenin, Stalin, Krestinsky.
Deliberado:
9. Telegrama del camarada Trotsky al camarada Lenin sobre la necesidad
de prestar especial atención a Saratov, que por la sublevación
de los cosacos [del Ural] se está convirtiendo en un importante
punto estratégico.
Acordado:
9. a) Hacer venir inmediatamente de Saratov a los camaradas Antonov,
Fedor, Ivanov, Ritzberg y Plaksin.
b) Mandar inmediatamente a A. P. Smirnov a actuar en Saratov como presidente
del Comité Ejecutivo Provincial y miembro del Consejo de la fortaleza."
El avance contra Koltchak, después de dos períodos de
retirada, proseguía ahora con éxito completo. Vatzetis consideraba
que el peligro esencial estaba esta vez en el Sur, y propuso mantener el
Ejército del frente Este en los Urales durante el invierno, hasta
que el peligro cediese lo suficiente, con el fin de transportar varias
divisiones al frente Sur. Mi posición general se explicaba con anterioridad
en el telegrama del 1 de enero. Yo era partidario de sostener una ofensiva
ininterrumpida contra Koltchak. Sin embargo, el asunto en concreto dependía
de la relación de fuerzas y de la situación estratégica
de conjunto. Si Koltchak contaba con importantes reservas allende los Urales,
si nuestro avance en continuas batallas había agotado seriamente
al Ejército Rojo, empeñarse ahora en nuevas luchas al otro
lado de la cordillera era exponerse a un peligro, pues ello requería
nuevas reposiciones de comunistas y mandos, todo lo cual se necesitaba
ahora para el frente Sur.
Debe añadirse que yo había perdido mucho contacto con
el frente Este, una vez completamente seguro, y que todas mis inquietudes
estaban ahora con el frente Sur. Era difícil apreciar de lejos hasta
qué punto los ejércitos victoriosos del frente Oriental habían
conservado su vitalidad, esto es, en qué medida se hallaban en condiciones
de proseguir una nueva ofensiva no sólo sin ayuda del Centro, sino
incluso sacrificándose en beneficio del frente Sur, que necesitaba
las mejores divisiones. En cierta medida, dejé a Vatzetis libertad
de acción, considerando que si hubiera resistencia por parte del
mando del Este y resultara posible desarrollar un nuevo avance por allí
sin daño para el frente Sur, habría tiempo bastante para
rectificar al comandante en jefe mediante un acuerdo del Gobierno.
En estas circunstancias surgió un conflicto entre Vatzetis y
Kamenev. Con motivo de varias evasivas del frente Este, que trataba de
seguir su política autónoma, Vatzetis solicitaba el relevo
de Kamenev por Samoilov, antiguo comandante del VI Ejército. [Así
se hizo. Pero inmediatamente protestaron los comisarios afectos a Kamenev.
Lenin consultó a Trotsky sobre el particular y sobre la queja de
Stalin contra Kostyayev desde Petrogrado, y Trotsky contestó por
hilo directo desde Kiev: ]
* "De acuerdo con que vuelva Kamenev al frente Este en vez de Samoilov,
pero no sé dónde está ahora Kamenev. Tampoco me opongo
a la sustitución de Kostyayev; a menudo he planteado yo mismo este
asunto, pero la dificultad está en encontrar quién le remplace
y no sea peor. No creo que Lashevich sea más firme que Aralov; simplemente
su blandura es de otro género. Gussev es más a propósito
para el E. M. de campaña. De todos modos, al volver Kamenev a su
puesto, y además al sustituir a Kostyayev, hay que discutir el asunto
de antemano con el comandante en jefe, para no desorganizar toda la maquinaria.
Propongo que se comience por lo más urgente, esto es, por la vuelta
de Kamenev, y para ello, lo primero es encontrarle y hacerle ir en seguida
a Moscú. Al mismo tiempo hay que proponer posibles sustitutos para
Kostyayev y Aralov, lo que es menos apremiante. Comunicadme vuestra decisión.
- Trotsky.
P. D. Debo decir, sin embargo, que Kuzmin, Orejov, Naumov y Vatoshin
opinan de Samoilov lo mismo que Lashevich, Gussev y Smilga de Kamenev y
Aralov de Kostyayev. Las lealtades del frente son nuestra común
desventura.
21 de mayo de 1919."
Durante los primeros meses de 1919, el Ejército Rojo asestó
un tremendo golpe a la contrarrevolución en el Sur, integrada principalmente
por el Ejército cosaco del Don al mando del general Krassnov, protegido
por una cortina de Caballería. Pero tras Krassnov en el Kuban y
en el norte del Cáucaso, se estaba formando el ejército de
voluntarios de Denikin. A mediados de mayo, nuestro Ejército, en
prosecución de su avance y muy agotado, se encontró con las
tropas de refresco de Denikin y comenzó a retroceder. Perdimos todo
lo ganado, y además toda Ucrania, que acababa de ser liberada. Entretanto,
en el frente Este, al mando de su antiguo jefe coronel Kamenev, con Smilga
y Lashevich en el Consejo Revolucionario de Guerra, la situación
había mejorado tanto y las cosas iban tan bien que suprimí
totalmente mis visitas allí y casi llegué a olvidarme de
las facciones de Kamenev. Embriagados por el éxito, Smilga, Lashevich
y Gussev, llevaban a hombros a su comandante, brindaban fraternalmente
con él y escribían a Moscú informes entusiásticos
sobre sus méritos. Cuando el comandante en jefe, esto es, Vatzetis,
de acuerdo conmigo en principio, había sugerido que el ejército
del Este permaneciese de invernada en los Urales, con el fin de trasladar
algunas divisiones al Sur, donde la situación se presentaba amenazadora,
Kamenev, apoyado por Smilga y Lashevich, había opuesto una obstinada
resistencia. [Kamenev argüía que podía poner varias
de sus divisiones del Este a disposición del frente Sur sin interrumpir
su ofensiva en los Urales. A partir de entonces, su autoridad creció
a expensas de la de Vatzetis, sobre todo porque éste persistía
en su error después de haber quedado en evidencia.]
Stalin sacó partido del conflicto entre el frente del Este y
el comandante en jefe. Trataba a Vatzetis, que había condenado oficialmente
su intervención en materia de estrategia, con hostilidad y acechaba
la ocasión de vengarse de él. Ahora se presentaba la mejor
oportunidad. Smilga, Lashevich y Gussev propusieron, evidentemente con
la cooperación de Stalin, nombrar a Kamenev comandante en jefe.
El éxito del frente Este persuadió a Lenin y quebrantó
mi resistencia.
Kamenev fue nombrado comandante en jefe, y en la sesión matutina
del 3 de julio de 1919, el Comité Central reconstituyó el
Consejo Revolucionario de Guerra de la República. Esta vez se componía
de Trotsky, Sklyansky, Gussev, Smilga, Rikov y el comandante en jefe Kamenev.
La primera tarea del nuevo comandante en jefe fue trazar un plan para
agrupar las fuerzas en el frente Sur. Kamenev se distinguía por
su optimismo y por una viva concepción estratégica. Pero
su perspectiva era aún relativamente modesta. Los factores sociales
del frente Sur (trabajadores, campesinos ucranianos, cosacos) le eran poco
conocidos. Examinaba el frente Sur desde el punto de vista del comandante
del frente Este. Lo más fácil era concentrar las divisiones
retiradas del Este a lo largo del Volga y atacar hacia Kuban, cuartel general
de Denikin. ésta había sido la base de su plan cuando prometió
ceder las divisiones oportunamente sin detener su avance.
En materia de estrategia, yo cedía siempre la palabra al comandante
en jefe. Sin embargo, mi familiaridad con el frente Sur me indujo a creer
que este plan era erróneo en sus fundamentos. Denikin había
conseguido transferir su base de Kuban a Ucrania. Avanzar contra los cosacos
era empujarles por la fuerza en dirección a Denikin. Era evidente
para mí que, por el contrario, el golpe principal debía descargarse
a lo largo de la línea de división entre Denikin y los cosacos,
por la faja de terreno donde la población era completamente hostil
a los cosacos y a Denikin, y partidaria de nosotros. Pero mi oposición
al plan de Kamenev se interpretó como una prolongación del
conflicto entre el Consejo Revolucionario de Guerra de la República
y el frente Este. Smilga y Gussev, con la colaboración de Stalin,
presentaron la cuestión como si yo fuese contrario al plan por falta
de confianza en el nuevo comandante en jefe, por principio. Lenin, al parecer,
lo recelaba así también; pero estaba fundamentalmente equivocado.
Yo no exageraba los méritos de Vatzetis. Saludé a Kamenev
amistosamente, y traté en cuanto me fue posible de aliviarle la
carga. Pero lo erróneo del plan era tan patente, que cuando lo confirmó
el Politburó, votando todos, incluso Stalin, en contra mía,
presenté mi dimisión. [El 5 de julio de 1919, el Ejecutivo
supremo del Partido decretó lo siguiente] con referencia a mi dimisión:
"Los Burós de Organización y Político del Comité
Central, habiendo examinado la declaración del camarada Trotsky
y después de estudiada en todos sus aspectos, han llegado a la conclusión
unánime de que no pueden aceptar la dimisión del camarada
Trotsky ni les es posible en absoluto atender su petición. Los Burós
de Organización y Político del Comité Central harán
cuanto puedan por hacer la misión del camarada Trotsky en el frente
Sur (el más difícil, peligroso e importante), lo más
conveniente posible para él v lo más fructífera para
la República. Como comisario popular de Guerra y presidente del
Comité Revolucionario de la República, el camarada Trotsky
tiene plenos poderes para actuar en calidad de miembro del Consejo Revolucionario
de Guerra del frente Sur, de acuerdo con el comandante del mismo frente
(Yegoryev), nombrado por él y confirmado por el Comité Central.
Los Burós de Organización y Político del Comité
Central ofrecen al camarada Trotsky plena oportunidad para procurar por
todos los medios lo que considera una mejora de la política en el
aspecto militar, y, si así lo desea, tratarán de acelerar
la convocatoria del Congreso del Partido.
Firmemente convencidas de que el apartamiento del camarada Trotsky
es imposible en las circunstancias actuales y causaría daño
a los intereses de la República, los Burós de Organización
y Político del Comité Central solicitan con insistencias
al camarada Trotsky que no suscite de nuevo la cuestión, y siga
en lo futuro desempeñando sus funciones en su máxima amplitud,
dispuestos a reducirla, si así lo desea, mientras concentra sus
esfuerzos en el frente Sur.
En virtud de lo que antecede, los Burós de Organización
y Político del Comité Central tampoco admiten la dimisión
del camarada Trotsky como miembro del Politburó y como presidente
del Consejo Revolucionario de Guerra de la República y comisario
Popular de Guerra...
Lenin, Kamenev, Krestinsky, Kalinin, Serebryakov, Stalin, Stassova..."
Retiré mi dimisión, y partí inmediatamente para
el frente meridional.
Tres días después, estando en Kozlov, en el frente, recibí
un telegrama cifrado del Consejo de Comisarios del Pueblo, desde el Kremlin,
informándome que un oficial acusado de traición había
confesado y declarado en términos que hacían posible inferir
la inteligencia de Vatzetis con una conspiración militar:
"Consejo de Comisarios del Pueblo
R. S. F. S. R.
El Kremlin
Moscú
"Todo en clave
Estrictamente confidencial
8 de julio de 1919
"A Trotsky, en Kozlov:
"Dmozhirov, que ha confesado y ha resultado ser un traidor, ha atestiguado
con hechos la existencia de una conspiración en la que toma parte
principal Isayev, que estuvo bastante tiempo agregado al servicio del comandante
en jefe y vivía con él en el mismo piso. Muchas otras pruebas,
toda una partida de datos concretos, demuestran que el comandante en jefe
estaba enterado de la conspiración. Habría que detenerle..."
[Este] telegrama iba firmado por Dzerzhinsky [jefe de la Checa]; Krestinsky
[Secretario del Comité Central del Partido], Lenin y mi delegado
Sklyansky. Por los nombres mencionados en el telegrama, se apreciaba claramente
que se refería al comandante en jefe recientemente depuesto. Así,
pues Vatzetis fue arrestado, casi inmediatamente después del relevo
nada menos que por sospechas de traición. Esto daba a la controversia
sobre estrategia siniestras derivaciones. Las relaciones dentro del Politburó
se hicieron más tirantes, y el cambio del Mando central considerablemente
complicado. Hasta ahora no he podido explicarme por completo las circunstancias
y pormenores de este episodio. Como Vatzetis fue puesto en seguida en libertad
y nombrado además profesor de la Escuela de Guerra, es lógico
suponer que su conocimiento de una supuesta conspiración era menos
que infinitesimal. No es improbable que, descontento por haber sido relevado
del cargo de comandante en jefe, hubiera hablado algo más en presencia
de los oficiales que le rodeaban de cerca. [Sin embargo, es decididamente]
verosímil que Stalin interviniese a fondo en su arresto. Stalin
tenía una cuenta de viejos desdenes que ajustar con Vatzetis. Además,
la influencia amistosa que ejercía sobre el jefe de la Checa le
inspiraba una sensación de impunidad y seguridad, así como
el apoyo de los responsables del frente del Este y del nuevo comandante
en jefe. Ello le proporcionaba la satisfacción suplementaria de
descargar indirectamente un golpe contra el comisario de Guerra. Se traslucía
la evidente intriga que se ocultaba detrás de este episodio, y la
invisible presencia de Stalin detrás de Dzerzhinsky.
[En 27 de julio] fui llamado a toda prisa a Kozlov por Sokolnikov,
"a causa de extraordinarias circunstancias". Allí descubrí
que el comandante del frente Sur, Yegoryev, consideraba el plan de operaciones
de Kamenev para el-Sur, impropio, y aunque lo estaba poniendo en práctica,
no esperaba que saliera bien. Tal era también la actitud del jefe
de la Sección de Operaciones, Peremytov, así como la del
mismo Sokolnikov. Al principio no discutí el asunto con nadie, salvo
con Sokolnikov, ni invité a Yegoryev a entrar en detalles cuando
se refería a lo descabellado del plan, sino que telegrafié
inmediatamente a Lenin como presidente del Consejo de Defensa:
* "Sin entrar en un análisis de la controversia en sí,
considero enteramente inadmisible una situación bajo la cual se
lleva adelante un plan por persona que no tiene confianza en su éxito.
Lo único viable es sustituir al instante (antes de que comiencen
las operaciones) al comandante del Sur por quien reconozca la autoridad
del comandante en jefe en materia de operaciones y esté de acuerdo
con su plan. Acaso Selivachev esté conforme con Kamenev. En tal
caso debe ser nombrado inmediatamente coman dante adjunto del Sur, para
poderle designar dentro de una semana comandante de este frente.
"Espero instrucciones.
"27 de julio de 1919. [277 s.]
"L. D. Trotsky."
[La respuesta a este telegrama no era de Lenin, sino que se hizo en
nombre del Politburó. Llevaba sólo la firma de la secretaria
técnica del Comité Central, Elena Stassova, como para destacar,
su impersonalidad:]
" Confidencial.
"Al camarada Trotsky, en Penza:
"El Politburó del Comité Central ha examinado su telegrama
número 277 s. y está de completo acuerdo contigo respecto
al peligro de cualquier género de vacilación en la firme
ejecución de un plan aprobado. El Politburó reconoce por
completo la autoridad del comandante en jefe en materia de operaciones,
y te pide que así lo expliques a todos los funcionarios responsables.
El Politburó designa miembros del Consejo Revolucionario de Guerra
del frente Sur, además de los actuales, a Smilga, Serebryakov y
Lashevich. Por orden del Comité Central,
"Stassova.
"28 de julio de 1919."
[La cuestión de estrategia en el frente Sur era decisiva. Pero
la controversia a propósito del mismo, agravada por el episodio
de Vatzetis, había llegado al extremo de desarrollarse por insinuaciones
y por conductos exageradamente oficiales. El acuse inmediato de recibo
de las anteriores instrucciones se expidió al lugarteniente de Trotsky,
en Moscú, para que lo transmitiese al Comité Central. Decía
así:]
"Confidencial:
* "Al camarada Sklyansky, para transmitir al Comité Central:
"No entiendo el sentido de vuestro telegrama. En vista de las dudas
de Yegoryev, sugería el nombramiento de un adjunto que en caso necesario
le pudiese remplazar. ésta es la solución menos penosa del
asunto. Durante mi estancia en Kozlov relevé al jefe de operaciones,
Peremytov, quien mostró desacuerdo con el plan del comandante en
jefe, y le remplacé por Berenda, a quien apresuradamente hice venir
de la Inspección Militar. Antes de mi partida, de acuerdo con Sokolnikov
y en su presencia, planteé llanamente a Yegoryev la necesidad de
ejecutar sin condiciones el plan del comandante en jefe. Replicó
en términos categóricos y, por lo que pude apreciar, sin
reservas mentales. Sin embargo, considero muy conveniente que venga Selivachev
como adjunto, después de la conversación preliminar que con
el comandante en jefe sostuvo con él. No he recibido contestación
a esta sencilla propuesta, salvo la recomendación de instalar (¿a
quién?) normas de disciplinas.
"Creo que es absurdo agregar al Consejo Revolucionario de Guerra
(ya recargado de personal con sus seis miembros: Yegoryev, Yegorov, Sokolnikov,
Okulov, Vladimirof, Serebryakov) otros dos nuevos, y propongo que se revoque
este acuerdo, especialmente habiendo sido nombrado Lashevich comandante
de Petrogrado y siendo Smilga miembro del grupo de Shorin.
"Es desastrosa para el frente la falta de cartuchos y la escasez extrema
de fusiles. El IX Ejército tiene 20.000 útiles, pero carecen
de armamento, y sólo la mitad esperan recibirlo. Los proyectiles
se suministran en cantidades terriblemente mezquinas, lo que en caso de
cualquier complicación ligera acarrea desastrosas consecuencias.
A base de observar la situación en los cuatro Ejércitos del
frente Sur, y de hablar con el comandante del mismo, os prevengo que toda
operación puede fracasar por falta de municiones.
"29 de julio de 1919. [284.]
"Trotsky."
[Los preparativos para la ofensiva en el frente Sur, conforme al plan
del nuevo comandante en jefe, continuaron con dificultades. A fines de
la primera semana de agosto (esto es, alrededor de una semana antes de
iniciar realmente la ofensiva), el Politburó hubo de enfrentarse
con] varios problemas graves. [Era perfectamente claro] que Denikin muy
probablemente intentaría dirigirse hacia Ucrania más bien
que hacia el Este, a fin de establecer contacto con Rumania y Polonia y
trasladar su base de Ekaterinodar a Odesa y Sebastopol. Aparte de las medidas
tomadas por el comandante en jefe para obviar este peligro, que era el
más serio de momento, era necesario decidir en seguida el modo de
desarrollar la inminente campaña para la conquista de Ucrania. En
primer lugar había que reunir el XII Ejército con el XIV,
que, por carencia de enlace telegráfico, se hallaba aislado del
frente Sur. No sólo estaban ya confundidas las retaguardias de ambos
ejércitos, sino que cada vez se veían más obligadas
a enfrentarse con un mismo enemigo: Denikin. Propuse, pues, retirar el
XIV Ejército de la jurisdicción del frente Sur, fusionando
la jefatura de los dos ejércitos en la persona del comandante del
XIV, Yegorov y su Estado Mayor, llamando a este nuevo grupo frente Sudoeste,
con cuartel general en Konotop, y colocándolo directamente a las
órdenes del comandante en jefe y del Estado Mayor General. Para
mantener la capacidad de lucha de [este propuesto frente Sudoccidental
al mínimo, era necesario] hacer un extraordinario esfuerzo para
cortar el bandolerismo, la destrucción de líneas férreas
y otros actos análogos, con ayuda de unidades comunistas trasladadas
allí transitoriamente desde sectores más inactivos, activistas
de la región de Moscú e incluso ciertas unidades de toda
garantía del ejército checo. Todos los oficiales rojos disponibles
fueron enviados inmediatamente a Ucrania en trenes especiales, sin tener
en cuenta sus precedentes destinos. Hubo que enviar también a Ucrania
a todos los activistas políticos previamente destinados a diversos
otros ejércitos, además de botas, balas y fusiles. El XII
Ejército no tenía municiones; por falta de ellas tuvo que
luchar contra los colonos amotinados en Odesa con granadas de manos. Los
Consejos de Guerra de ambos ejércitos eran poco enérgicos.
Por acuerdo entre el Consejo de Defensa de Ucrania y los Consejos Revolucionarios
de Guerra de los dos ejércitos, fue designado Vorochilov para sofocar
la rebelión a su retaguardia. Todas las instituciones y el personal
consagrado a combatir las insurrecciones de Ucrania se colocaron bajo su
mando.
[Análogas dificultades, tan diversas como las localidades
en que se producían, pero esencialmente iguales por su naturaleza,
encontrábamos en todas partes y a cada paso. Lenin se impacientaba.
Justamente al iniciarse la ofensiva, escribió a Sklyansky:]
* "Estoy enfermo. Tendría que acostarme. Por consiguiente contésteme
por un mensajero. El aplazamiento de la ofensiva sobre Voronej (¡desde
el 1.º hasta el 10 de agosto!) es monstruoso. El éxito de Denikin
es enorme.
"¿Qué sucede? Sokolnikov decía que nuestras fuerzas
son cuatro veces más numerosas que las suyas.
"¿Qué es lo que ocurre, entonces? ¿Cómo
hemos podido perder la ocasión tan miserablemente?
"Di al comandante en jefe que las cosas no pueden seguir así.
Debe dedicar al asunto seria atención.
"¿No sería mejor que enviásemos al Consejo Revolucionario
de Guerra del frente Sur (copia a Smilga) este telegrama en cifra?: "
"Inadmisible en absoluto demorar ataque, pues el retraso entrega a
Denikin toda la Ucrania y nos destroza. Eres responsable de cada día
y cada hora más que se retrase la ofensiva. Comunica inmediatamente
tus explicaciones, diciendo cuándo habéis de comenzar de
una vez la ofensiva resueltamente."
"Presidente del Consejo de Defensa.-Lenin."
[La ofensiva en el frente Sur, de acuerdo con el plan de S. S. Kamenev,
comenzó a mediados de agosto. A las seis semanas, finalizando septiembre],
escribí al Politburó, que había votado contra mi plan:
"La ofensiva a lo largo de la línea de mayor resistencia ha redundado
en provecho de Denikin, como estaba previsto... Ahora mismo nuestra situación
en el frente Sur es peor que cuando el Estado Mayor comenzó a ejecutar
su plan a priori. Sería pueril cerrar los ojos a esto." Por entonces,
el error fatal del plan se había hecho patente a muchos de sus antiguos
defensores, incluso a Lashevich, que había sido trasladado del frente
Este al meridional. Unas tres semanas después, el 6 de septiembre,
había telegrafiado yo desde el frente, en clave, al comandante en
jefe y al Comité Central que "el centro de la dificultad en la campaña
del frente Sur se había desviado hacia Kursk-Voronej, donde no hay
reservas". Y llamaba [su] atención también, sobre los siguientes
problemas:
"El esfuerzo por liquidar a Mamontov no ha dado hasta ahora resultados
prácticos. Las unidades motorizadas de ametralladoras no se formaron
por no haberse recibido éstas, ni siquiera un pequeño número
de automóviles. Se aprecia claramente que Mamontov está,
reuniéndose con sus propias tropas en todo el frente de Kursk. Nuestras
débiles y dispersas unidades de infantería apenas le ponen
obstáculos. El mando de Lashevich está paralizado por falta
de medios de comunicación. La unificación de Mamontov puede
considerarse lograda. El peligro de una rotura del frente por el sector
Kursk-Voronej se hace manifiesto. La tarea inmediata de Lashevich es perseguir
al enemigo tratando de taponar ese hueco. Se intentará molestar
a Mamontov con incursiones de guerrillas... La destrucción de ferrocarriles
perturba los transportes del lado de Tsaritsyn hacia la zona de Kursk.
Pero la situación exige con insistencia llevar reservas al Oeste.
Tal vez se pueda trasladar el Cuerpo montado de Budienny a marchas forzadas.
Es necesario añadir que la situación empeora a cada momento
por el completo desplome del aparato del frente. Las tareas más
prácticas se nos presentan en la siguiente forma:
"1.ª Nombrar inmediatamente a Selivachev comandante del frente
Sur.
"2.ª Debe ocupar el puesto de Selivachev el comandante adjunto
del frente Sur, Yegorov.
"3.ª Enviar las reservas, incluso la 21.ª División,
tras Mamontov, en dirección a Kursk.
"4.ª Volver el IX Ejército de la dirección de Novorosis
a Starobelsk.
"5.ª Trasladar el Cuerpo de Budienny todo lo posible al centro
derecha.
"6.ª Apresurar el envío de reservas y suministros para
los Ejércitos VIII y XIII."
[Además], proponía varios reagrupamientos de Ejércitos
que suponían la liquidación del fracasado plan. [Esto sucedía
apenas tres semanas después de haber emprendido la ofensiva.] Serebryakov
y Lashevich firmaron el telegrama conmigo. Pero el nuevo comandante en
jefe era [tan terco en el error como el precedente], y el Politburó
le sostenía con empeño. El mismo día, 6 de septiembre,
recibí en Oryol la siguiente respuesta por hilo directo:
"El Politburó del Comité Central, habiendo considerado
el telegrama de Trotsky, Serebryakov y Lashevich, ha confirmado la respuesta
del comandante en jefe y expresa su asombro con relación a los esfuerzos
encaminados a revisar el plan estratégico básico aprobado
el 6 de septiembre de 1919 [96] sh.
"Por orden del Politburó del Comité Central.- Lenin."
Al cabo de dos meses, el curso de las operaciones militares había
reducido a la nada el plan original. Además, durante estos dos meses
de continuas e infructuosas batallas, muchos de los caminos quedaron totalmente
obstruidos, y la concentración de reservas se hizo incomparablemente
más difícil que en junio y julio. Y el radical reagrupamiento
de fuerzas era más necesario que nunca. Propuse que el Cuerpo montado
de Budienny se trasladara a marchas forzadas hacia el Nordeste, y que en
la misma dirección salieran otras unidades. [Pero el Politburó,
incluyendo naturalmente a Stalin, continuó rechazando en todo este
lapso dicha proposición y otras, aprobando persistentemente] las
instrucciones del comandante en jefe [quien continuaba insistiendo en que]
"el plan básico para avanzar por el frente Sur se mantiene sin alteraciones;
en otros términos, el ataque principal corre a cargo del grupo especial
de Shorin, siendo su misión destruir al enemigo en el Don y en el
Kuban". [Sin embargo], la ofensiva se había empantanado considerablemente
entretanto. La situación en el Kuban, adonde se habían enviado
las mejores tropas, se hizo sumamente grave, y Denikin avanzaba hacia el
Norte.
"Para justipreciar el plan de operaciones -escribía yo a fines
de septiembre-, no estaría de más examinar sus resultados.
El frente Sur ha recibido más fuerzas que ningún otro hasta
ahora: al comenzar la ofensiva, el frente Sur contaba con no menos de 180.000
bayonetas y sables, y un número proporcional de cañones y
ametralladoras. Al cabo de mes y medio de batalla, estamos marcando lastimosamente
el paso en el lado Este del frente Sur, mientras que en el lado Oeste tenemos
una retirada difícil, con pérdida de unidades y desorganización...
La causa del fracaso debe buscarse por entero en el plan de operaciones...
Unidades de resistencia media se dirigieron... a localidades habitadas
en su totalidad por cosacos que no tomaban parte en el avance, pero que
defendían sus aldeas y sus hogares. La atmósfera de una guerra
nacional en el Don ejerce una influencia disgregante sobre nuestras unidades.
En estas condiciones, los tanques de Denikin, maniobrando con habilidad,
y otros factores análogos, le aseguraban una superioridad enorme."
[Pronto] no hubo ya que tratar del plan, sino de sus desastrosas consecuencias,
materiales y psicológicas. El comandante en jefe, en consonancia
con la máxima napoleónica, había confiado, por lo
visto, perseverando en el error, de derivar de él todas las ventajas
posibles y asegurar en definitiva la victoria. El Politburó, aun
perdiendo confianza, persistía en su propia decisión. El
21 de septiembre, nuestras tropas abandonaron Kursk. El 13 de septiembre
Denikin tomó Oryol y se abrió el camino hacia Tula, donde
estaban concentradas las más importantes fábricas de municiones,
y detrás de la cual se hallaba Moscú. Yo puse al Politburó
ante el dilema de cambiar nuestro plan estratégico o evacuar Tula,
destruyendo las Industrias de guerra de la ciudad, y resistir la amenaza
directa contra Moscú. Por entonces se habían quebrado la
obstinación del comandante en jefe, que va desechaba parte del antiguo
plan, y el apoyo del Politburó. A mediados de octubre, había
terminado el reajuste de las fuerzas para el contraataque. Un grupo estaba
concentrado al noroeste de Oryol para amenazar el ferrocarril Kursk-Oryol;
otro, al este de Voronej, llevaba a su cabeza el Cuerpo montado de Budienny.
Esto venía a ser precisamente el plan que había sugerido
yo. [Teniéndolo en cuenta, es instructivo considerar la reseña
que de aquel período hacen a última hora los historiógrafos
estalinistas:]
* "Durante septiembre y primeros de octubre, Denikin consiguió
considerables éxitos en el frente Sur. Capturó Oryol el 13
de octubre. Para remediar la situación, sumamente difícil
y peligrosa, derivada de fracasos persistentes en el frente Sur, el Comité
Central del Partido envió al camarada Stalin al Consejo Revolucionario
de Guerra del frente. El camarada Stalin preparó el nuevo plan estratégico
contra Denikin, que confirmaron Lenin Y el Comité Central del Partido.
La realización de este plan produjo la derrota de Denikin."
[Las versiones de Stalin varían de vez en cuando con respecto
a la persona que propuso el plan correcto, que fue rechazado, y con respecto
a quién merecía censura por el plan equivocado que resultó
tan costoso. En el año 1923, Stalin narraba lo sucedido caí
el frente Sur, ostensiblemente para demostrar ciertos principios políticos,
pero en realidad para saldar ciertas cuentas políticas que te interesaban:
* "Podría establecerse fácilmente una analogía
entre estos principios de estrategia política y los de estrategia
militar: por ejemplo... la lucha contra Denikin. Todo el mundo recuerda
el final de 1919, cuando Denikin se acercaba a Tula. En aquel tiempo surgieron
interesantes debates entre los militares respecto a la dirección
en que había de asestarse el golpe decisivo contra Denikin. Algunos
militares proponían... la línea Tsaritsyn-Novorosisk... Otros...
la línea Voronej-Rostov,... El primer plan era... desventajoso porque
presuponía nuestro movimiento a través de regiones... hostiles
al Gobierno soviético y exigía por eso grandes sacrificios;
era, además, peligroso porque abría a los ejércitos
de Denikin el camino de Moscú por Tula y Serpujov. El segundo plan...
era el único plausible, porque según él nuestros grupos
principales habían de operar por regiones... que simpatizaban con
el Gobierno soviético y no requería en consecuencia sacrificios
excesivos; y, además, porque desorganizaba la acción del
cuerpo principal de las tropas de Denikin en ruta hacia Moscú. Una
mayoría de los militares se pronunciaron en favor de este segundo
plan... Así se decidió la suerte de toda la guerra contra
Denikin..."
Stalin parecía relatar esto como ejemplo casual de ciertos conceptos
en el campo de la estrategia política. En realidad, el ejemplo no
era accidental. Avanzaba 1923, Stalin estaba [sobre ascuas] esperando un
terrible ataque de Lenin, y por lo tanto, trataba sistemáticamente
de minar la autoridad de éste. En los círculos rectores del
Partido se sabía bien que tras el erróneo y costoso plan
habían estado no sólo ciertos miembros de la dirección
"militar" (como el comandante en jefe [S. S. Kamenev]), sino también
la mayoría del Politburó, con Lenin a la cabeza. Sin embargo,
Stalin prefería hablar de desacuerdo entre los "militares", sin
aludir a la pugna dentro del Politburó. Sabía que los miembros
dirigentes del Partido se acordaban demasiado bien de que se trataba de
mi plan, del plan que yo [había estado defendiendo desde comienzos
de julio], y que él sólo había venido a apoyar a fines
de octubre o principios de noviembre, después de que el mismo comandante
en jefe había repudiado en la práctica su propio proyecto
original. Pero el 19 de noviembre de 1924, diez meses después de
la muerte de Lenin, Stalin [llegó más allá]. Entonces
hizo la primera tentativa de crear una versión deliberadamente falsa
de la lucha en el frente Sur, dirigiéndola contra mí:
"Ocurrió en el otoño de 1919. La ofensiva contra Denikin
fracasó... Denikin toma Kursk, avanza sobre Oryol. El camarada Trotsky
acude por orden del Comité Central a una sesión de éste,
desde el frente Sur. El Comité Central reconoce la situación
como alarmante y decide enviar nuevos activistas militares a aquel frente,
relevando al camarada Trotsky. Los nuevos activistas militares piden que
el camarada Trotsky "no intervenga" en los asuntos del frente Sur. El camarada
Trotsky cesa de intervenir allí directamente. Se suceden operaciones
continuas en el frente Sur, y se capturan Rostov del Don y Odesa sin el
camarada Trotsky. ¡Que prueben a negar estos hechos!"
Es cierto que dejé el frente Sur hacia el 10 de octubre, y fui
a Petrogrado. Nuestro contraataque en el frente Sur debió haber
comenzado el 10 de octubre. Todo estaba preparado; la concentración
de unidades para atacar se hallaba casi terminada, y mi presencia era mucho
más necesaria en torno a Petrogrado, que estaba en trance mortal
de ser ocupada por Yudenich. Repasando más de tres años de
guerra civil y examinando los periódicos y la correspondencia de
mis viajes por todos los frentes, veo que casi nunca tuve ocasión
de acompañar a un Ejército victorioso, de participar en un
ataque, de compartir directamente las victorias con otros. Mis viajes no
tenían carácter de turismo. Sólo acudía a los
sectores en situación crítica después de haber roto
el enemigo nuestras líneas. Mi tarea era convertir los regimientos
fugitivos en fuerza atacante. Yo me retiraba con las fuerzas, pero nunca
avancé con ellas. Tan pronto como las descalabradas divisiones se
reordenaban y el mando daba la señal de avance, me despedía
del Ejército para ir a otro sector apurado, o bien regresaba por
unos días a Moscú para resolver los problemas acumulados
del Centro. Así, durante tres años no tuve literalmente una
sola ocasión de ver las caras felices de los soldados después
de una victoria, ni de entrar con ellos en las ciudades conquistadas. [Por
eso, como Stalin no podía menos de saber], no visité el frente
Sur siquiera una vez en todo el período de nuestra victoriosa ofensiva
allí después de mediados de octubre. El fraude de Stalin
está, pues, en dar a un hecho innegable una significación
totalmente falsa.
[El 4 de diciembre de 1919, Juan Smirnov informaba desde el frente
Este que] "Koltchak ha perdido su Ejército... No habrán más
batallas... Espero capturar todo el E. M. móvil antes del apeadero
de Taiga... El ritmo de la persecución es tal que el 20 de diciembre
estarán en poder nuestro Barnaul y Novokilayevsk". [Yudenich había
sido completamente derrotado en el Noroeste y Denikin estaba en franca
fuga en el Sur. Fracasado en sus esfuerzos por ganarse el apoyo de los
campesinos mediante equívocas "reformas agrarias" y privado del
de los militares y los hacendados a causa de su desastrosa derrota en el
frente a manos del Ejército Rojo, Denikin perdió la confianza
de los blancos. El 26 de marzo de 1920 renunció formalmente el cargo
de comandante en jefe en favor del barón Wrangel, que había
conseguido reagrupar las dispersas tropas de los guardias blancos en Crimea.]
[Los blancos estaban todavía zurrando a las unidades rojas de
Caballería e Infantería en el frente del Cáucaso.
En las batallas de los dos primeros días de febrero de 1920, Mamontov
rechazó la ofensiva del Ejército Rojo y pasó al ataque
en las proximidades de Novocherkassk. Las filas del Ejército Rojo
en el frente del Cáucaso se habían debilitado no sólo
por las pérdidas sufridas en combate, sino por la epidemia de tifus.
Los refuerzos y provisiones no habían llegado por una confusión
de los ferrocarriles. Se requería una mano dura para llevar unos
y otras a aquel frente. Lenin y Trotsky recurrieron a Stalin, que por entonces
se hallaba en el Consejo Revolucionario de Guerra de] frente Sudoeste:
]
* "El Comité Central juzga necesario, para salvar la situación,
que vayas inmediatamente al ala derecha del frente del Cáucaso,
por Debaltsevo, donde está ahora Shorin. Al mismo tiempo tendrás
que adoptar medidas extraordinarias para mandar considerables refuerzos
y activistas del frente Sudoeste. Para estabilizar la situación
se te ha incluido en la plantilla del Consejo Revolucionario de Guerra
del frente caucásico, sin cesar por eso en el del frente del Sudoeste.
"3 de febrero de 1920. [9.] sh.
"Lenin, Trotsky."
[No se dispone del texto de la respuesta de Stalin, pero parece que
hacía objeciones a su nuevo cargo, probablemente aduciendo tareas
de urgencia en el que desempeñaba. Esto dio lugar a la siguiente
réplica:]
* "El Comité Central no insiste en tu traslado, con tal de que
en el curso de las próximas semanas concentres toda tu atención
y energía en los servicios del frente del Cáucaso con preferencia
a los del frente Sudoeste. Enviamos a Arzhanov a Voronej para activar los
necesarios traslados. Préstale la oportuna colaboración y
tennos al corriente del curso de las mismas.
"4 de febrero de 1920. [512.]
"Presidente del Consejo de Defensa,
Lenin.
"Presidente del Consejo Revolucionario de Guerra de la República,
Trotsky."
[Dos semanas después telegrafiaba Lenin a Stalin:]
* "El Politburó no puede pedirte que vengas en persona, pues
considera como tarea primordial y urgente barrer a Denikin, por lo que
deberás acelerar los refuerzos para el frente del Cáucaso
todo lo que puedas.
"19 de febrero de 1920, [34.]
"Lenin.""
[Un día después insistía otra vez sobre el mismo
tema:]
* "La situación en el Cáucaso está adquiriendo
un carácter cada vez más serio. A juzgar por la situación
de ayer, no se excluye la posibilidad de que perdamos Roskov y Novocherkassk,
ni un intento enemigo de extender sus éxitos hacia el Norte, amenazando
el territorio del Don. Toma medidas extraordinarias para acelerar el traslado
de las Divisiones 43 y letona y reforzar el potencial combatiente. Espero
que, conociendo la situación general, pongas toda tu energía
en juego y consigas resultados grandiosos.
"[36]/sh.
"Lenin.""
[Stalin contestó como sigue:]
"Absolutamente confidencial.
"En cifra.
* "Lenin, Kremlin. Moscú.
"Copia para el Comité Central del Partido.
"No veo por qué el asunto del frente caucásico se me
impone precisamente a mí. En el orden natural, la responsabilidad
de reforzar el citado frente recae por entero en el Consejo Revolucionario
de Guerra de la República, cuyos miembros, según mis noticias,
disfrutan de excelente salud, y no en Stalin, que está abrumado
de trabajo de todo orden.
"20 de febrero de 1920. [970.]
"Stalin."
[A lo cual replicó Lenin con el siguiente rapapolvo: ]
* "El asunto de acelerar el envío de refuerzos del frente Sudoeste
al del Cáucaso se te ha encomendado. En términos generales,
cada cual debe ayudar como mejor pueda, sin sutilizar acerca de jurisdicciones
departamentales.
"20 de febrero de 1920. [37]/sh.
"Lenin."
"Kursk, 19 de enero de 1920.
"Al presidente del Consejo Revolucionario de Guerra de la República,
camarada Trotsky. Moscú.
"Me dirijo a ti con el ruego urgente de que me libres de la inactividad.
Llevo casi tres semanas sin motivo justificado en el Cuartel general del
frente Sudoeste, y no he hecho nada en dos meses. No puedo explicarme la
causa de la demora ni conseguir otro empleo. Si durante casi dos años
que he estado mandando varios ejércitos he dado pruebas de algún
mérito, te ruego que me des oportunidad de aplicar mis aptitudes
a un trabajo efectivo, y si no lo hay en el frente, señáleme
tarea en el Servicio de Transportes o en el Comisariado de Guerra.
"[2.]
"Comandante de Ejército Tujachevsky."
[Por lo visto, Stalin no había encontrado aplicación al
talento de Tujachevsky en el frente Sudoeste, donde era prácticamente
el amo por su autoridad política como miembro del Comité
Central, del Orgburó y del Politburó. Tujachevsky sólo
contaba entonces algo menos de treinta años. Hasta la toma del Poder
por los bolcheviques había sido teniente en el Ejército del
zar. La Revolución de octubre le ganó por completo; no sólo
ofreció sus servicios al Ejército Rojo, sino que se hizo
comunista. Distinguióse casi desde el primer momento en el frente,
y al año llegó a ser general del Ejército Rojo. Su
capacidad como estratega era reconocida por los asombrados enemigos a quienes
la hizo sentir. Trotsky apunto en su telegrama: "Informar a los camaradas
Lenin y Stalin." No está muy claro cuáles fueran las medidas
adoptadas en este caso; pero hay una cosa inequívoca. Se dio a Tujachevsky
el mando del frente occidental, encargado de las operaciones de ofensiva
contra Varsovia.]
[La República de Polonia fue hostil al Gobierno de los Soviets
desde el momento de su creación. Habiéndose apoderado de
Vilna a despecho de la garantía dada a los lituanos en contrario
por la Liga de las Naciones en 1919, los polacos invadieron el territorio
de Rusia Blanca y, en el otoño, habían ocupado Minsk y considerables
zonas de Volinia y Podolia. Luego paralizaron su actividad en vista de
los éxitos del general Denikin. Temían que al triunfa¡'
los Ejércitos blancos, comprometidos a restaurar en su integridad
territorial el Imperio zarista, se opondrían a las ambiciones territoriales
de Polonia, no sólo en Ucrania y Rusia Blanca, sino también
en la propia Polonia. Pero tan pronto como los Ejércitos rojos comenzaron
a descargar golpes decisivos contra Denikin, el Ejército polaco
reanudó su actividad. Apoyado por las tropas de la recién
formada República de Letonia, los Ejércitos polacos ocuparon
Dvinsk en enero de 1920, obligaron al Ejército Rojo a entregar Latgalia,
tomaron Mozyr en marzo, y bajo el mando personal del "liberador" de Polonia,
José Pilsudiski, desencadenaron una vigorosa ofensiva contra Ucrania
en abril, aliados a las fuerzas del difunto Gobierno de Petliura. Aunque
la guerra había sido impuesta al Ejército Rojo, el propósito
del Gobierno soviético era no sólo rechazar el ataque, sino
llevar la revolución bolchevique a la misma Polonia y abrir así
una salida al comunismo hacia toda Europa.]
El 30 de abril escribí al Comité Central del Partido:
"Precisamente por tratarse de una lucha a vida o muerte, tendrá
un carácter sumamente intenso y riguroso." Por consiguiente, era
necesario "estimar la guerra con Polonia, no sólo como simple tarea
del frente occidental, sino como tarea central de toda la Rusia trabajadora
y campesina". El 2 de mayo hice difundir por la Prensa un telegrama contra
las esperanzas exageradamente optimistas de una revolución en Polonia:
"Que la guerra terminará por la revolución obrera en Polonia,
no puede dudarse; pero, al mismo tiempo, no hay base para suponer que la
guerra comience por una revolución semejante... Sería extremadamente
frívolo pensar que la victoria... va a caer sencillamente en nuestras
manos." El 5 de mayo, en un informe a la reunión conjunta de todas
las instituciones soviéticas, dije: "Sería grave error suponer
que la historia va a comenzar desencadenando en nuestro obsequio la revolución
de los trabajadores en Polonia y librándonos así de la necesidad
de sostener una contienda armada. -Y terminaba-: Camaradas, quisiera que
os llevaseis de esta reunión, como conclusión capital, la
idea de que la lucha que nos amenaza ha de ser dura y enconada." Todas
mis órdenes militares y manifestaciones públicas de aquel
tiempo estaban impregnadas de esta idea. "Actualmente, el frente Oeste
es el más importante frente de la República -dice una orden
de 9 de mayo, firmada por mí en Smolensko-. Los órganos de
abasto deben prepararse para una campaña nada fácil ni breve,
sino por el contrario, larga y porfiada." Yo era opuesto a la marcha sobre
Varsovia porque, considerando la debilidad de nuestras fuerzas y nuestros
recursos, sólo podía terminar con fortuna si en Polonia misma
estallara una insurrección, y no había seguridad alguna cae
que tal ocurriese. Ya he explicado la esencia del conflicto en mi autobiografía.
El principal iniciador de la campaña fue Lenin. Le apoyaban
contra mí Zinoviev, Stalin y aun el cauto Kamenev. Rikov fue uno
de los miembros del Comité Central que se mantuvieron a mi lado,
pero todavía no formaba parte del Politburó. Radek también
se oponía a la aventura de Polonia. Todos los documentos confidenciales
de aquel tiempo están a la disposición de los actuales círculos
rectores del Kremlin, y si hubiera al menos una línea en estos documentos
en coincidencia con la versión actual de dicha aventura, hace tiempo
que se habría publicado. Precisamente es el carácter inconsistente
de la versión, y sobre todo, la contradicción entre uno y
otro aserto, lo que muestra que aquí también hemos de tropezar
con la misma mitología termidórica.
Una de las razones de que la catástrofe de Varsovia alcanzase
proporciones tan terribles, fue la conducta del mando del grupo occidental
de los ejércitos del Sur, que iba en dirección a Lemberg.
La principal figura política en el Consejo Revolucionario de Guerra
de aquel grupo era Stalin. Deseaba a toda costa entrar en Lemberg al mismo
tiempo que Smilga y Tujachevsky en Varsovia. El rápido avance de
nuestros ejércitos hacia el Vístula había inducido
al mando polaco a concentrar todos sus esfuerzos y, con ayuda de la Misión
militar francesa, considerables reservas en las regiones de Varsovia y
Lublin. En este momento decisivo, la línea de operaciones en el
frente Sudoeste, divergía en ángulo recto de la del frente
occidental principal: Stalin estaba haciendo su propia guerra. Cuando el
peligro en que se hallaba el ejército de Tujachevsky se hizo evidente
y el comandante en jefe ordenó al frente Sudoeste desviar marcadamente
su dirección hacia Zamostye-Tomashev, para caer de flanco sobre
las tropas polacas próximas a Varsovia, el comandante del frente
Sudoeste, estimulado por Stalin, continuó su avance hacia Occidente:
¿No era más importante apoderarse de Lemberg que ayudar a
"otros" a tomar Varsovia? Durante tres o cuatro días, nuestro Estado
Mayor General no pudo conseguir que se ejecutara la citada orden. Sólo
después de reiteradas demandas reforzadas con amenazas, cambió
la dirección el mando del grupo Sudoeste; pero ya entonces el retraso
de unos días había producido su efecto fatal. El 16 de agosto,
los polacos emprendieron la contraofensiva y obligaron a nuestras tropas
a retroceder.
Durante los debates secretos sobre la guerra de Polonia en una reunión
a puerta cerrada del X Congreso del Partido, Stalin presentó la
declaración, que sorprende tanto por su ruindad como por su falsedad,
de que Smilga, el miembro más conspicuo del Consejo Revolucionario
de Guerra del frente occidental había defraudado al Comité
Central "prometiendo" tomar Varsovia en fecha determinada y dejando de
cumplir su "promesa". Las acciones del frente Sudoeste, esto es, del mismo
Stalin, obedecían, por lo visto, a la "promesa" de Smilga, en quien
recaía, por lo tanto, la responsabilidad del desastre. Con muda
hostilidad escuchaba el Congreso al hosco orador en cuyos ojos relampagueaba
la característica chispa amarilla. Con aquel discurso, Stalin no
hirió a nadie sino a sí mismo. Ni un solo voto tuvo en su
apoyo. Yo protesté en el acto contra aquella inesperada insinuación.
La "promesa" de Smilga no significaba sino que había "esperado"
tomar Varsovia; pero aquella esperanza no eliminaba el elemento imprevisto,
peculiar de toda guerra, y en ningún caso daba a nadie el derecho
de obrar a base de un cálculo a priori y no del desarrollo real
de las operaciones. Lenin, terriblemente contrariado por las disensiones,
intervino en la discusión y se manifestó en el sentido de
que no era su propósito culpar a nadie personalmente. ¿Por
qué no publicó Stalin la reseña taquigráfica
de este debate?
En 1929, A. Yegorov (comandante del frente Sudoeste durante la campaña
de Polonia), hizo el primer intento público de justificar su conducta
en una monografía especial titulada [Lemberg-Varsovia] en la que
se vio obligado a admitir:
* "Precisamente en este respecto han criticado todos nuestros historiadores
la campaña del frente Sudoeste. Nadie que conozca esta campaña
por los escritos hoy existentes tendrá por secreto que la explicación
del fracaso de las operaciones del Oeste tuvo relación directa con
las del frente Sudoeste. Las acusaciones formuladas en este sentido contra
el comandante del frente se reducen, en suma, a exponer que el frente Sudoeste
siguió una política de operaciones particular, sin tener
en cuenta la situación general de todo el frente polaco ni la acción
desarrollada en el frente occidental contiguo; que en el momento decisivo
no le prestó la necesaria cooperación... En líneas
generales, tal es la versión reiterada en todas las obras dedicadas
más o menos al tema de la colaboración en el frente en 1920,
sin excluir tampoco las publicadas más recientemente... Así
vemos, por ejemplo, en la obra seria e interesante de M. Movchin, Las operaciones
subsiguientes según la experiencia del Marne y del Vístula
(publicada por los editores del Estado en 1928), una referencia directa
al "fracaso del frente Sudoeste en el cumplimiento de las instrucciones
categóricas del comandante en jefe relativas al avance del I Ejército
montado sobre Zamostye-Tomashev". Los graduados de nuestra Escuela de Guerra
han estudiado las campañas de Polonia a base de estas y otras manifestaciones
análogas y continúan llevando consigo a los cuadros de nuestro
Ejército impresiones en consecuencia. Para decirlo brevemente, la
leyenda acerca de la intervención desastrosa del frente Sudoeste
en 1920... no suscita hoy la menor duda, y se reconoce como un hecho que
debe estudiar la futura generación de tácticos y estrategas."
No es muy de extrañar que Yegorov, responsable en gran parte
como comandante en jefe del frente Sudoeste de la caprichosa estrategia
de Stalin, trate de disimular la gravedad de su error presentando una interpretación
de los hechos militares de 1920 menos desfavorable para él. Sin
embargo, surge en el acto la sospecha al considerar que Yegorov sólo
se decidió a intentar disculparse nueve años después
de los sucesos, cuando "la leyenda acerca de la intervención desastrosa
del frente Sudoeste" había conseguido, según sus propias
palabras, hallar confirmación definitiva e, incluso, incorporarse
a la historia militar. Esta demora se explica por el hecho de que el Ejército
y el país, que tanto sufrieron a causa del fracaso de la campaña
de Polonia, hubieran rechazado con indignación cualquier subterfugio,
especialmente de parte de los responsables de tal fracaso. Tuvo por fuerza
que esperar, en silencio.
Pero si Yegorov trató de reducir indirectamente la culpa de
Stalin a la vez que la suya, no se propuso aún cargarla a la otra
parte. Tampoco lo hizo Vorochilov en el artículo francamente apologético
que lleva su firma, Stalin y el Ejército Rojo, publicado en el mismo
año 1929. "Sólo el fracaso de nuestras tropas cerca de Varsovia
-declara Vorochilov vagamente-, interrumpió el avance del ejército
montado que se proponía atacar Lemberg y se hallaba entonces a diez
kilómetros de allí." Sin embargo, el asunto no podía
quedarse en mera justificación propia. En tales cosas Stalin nunca
se detiene a mitad de camino. Llegó, por fin, el momento en que
pudo achacarse la responsabilidad del fracaso en el frente a los que estorbaron
la marcha sobre Lemberg. [En 1935, el profesor rojo] S. Rabinovich, [en
su] Historia de la Guerra Civil, escribía:
* "El I Ejército, que se vio implicado en la batalla de Lemberg,
no podía ayudar directamente al frente occidental sin tomar esta
plaza. No hubiera podido prestar gran concurso al frente occidental, porque
eso hubiera supuesto trasladar numerosas fuerzas a las cercanías
de Lemberg. A pesar de eso, Trotsky pidió categóricamente
que se retirara el I Ejército montado de Lemberg y se concentrara
cerca de Lublin para atacar de revés a los ejércitos polacos
que avanzaban por el flanco de las tropas del frente occidental... A consecuencia
de las instrucciones por demás erróneas de Trotsky, el I
Ejército tuvo que renunciar a tomar Lemberg, sin poder por otra
parte prestar ayuda a los Ejércitos del frente occidental."
[Naturalmente], aquella posibilidad se perdió sólo porque
la caballería de Budienny-Vorochilov, de acuerdo con las instrucciones
de Yegorov-Stalin, y en oposición a las órdenes del comandante
en efe, se dirigió contra Lublin varios días después
de lo debido. [Pero al año siguiente, el periódico militar]
Krasnaya Konnitsa (La Caballería Roja) [fue aún más
lejos en el artículo] Ruta de Armas del 1 Ejército Montado.
Aquí el autor declaraba que el ejército montado... "no sólo
no pudo evitar que el Ejército polaco se retirara detrás
del río Bug, sino que ni siquiera frustró el contraataque
de los polacos contra los flancos de las tropas rojas que marchaban hacia
Varsovia". Stalin y Vorochilov, preocupados con la nueva ocupación
de la Galitzia, objetivo de importancia secundaria, no deseaban sencillamente
ayudar a Tujachevsky en la tarea principal, que era el avance sobre Varsovia.
Y Vorochilov argüía que sólo la captura de Lemberg le
hubiera permitido "descargar un golpe aplastante en la retaguardia de los
polacos de la Guardia Blanca y sus tropas de choque".
Es totalmente imposible comprender cómo la captura de Lemberg,
que distaba 300 kilómetros del principal teatro de operaciones,
habría servido para caer sobre la "retaguardia" de las formaciones
polacas de choque, que entretanto habían perseguido ya al Ejército
Rojo hasta cien kilómetros al este de Varsovia. Para intentar atacar
a los polacos por su "retaguardia" habría sido necesario perseguirlos
en primer lugar, y en consecuencia abandonar Lemberg ante todo. ¿Por
qué, entonces, había que ocuparlo? La captura de Lemberg,
que intrínsecamente no carecía de importancia militar, podría
haberse revestido de significación revolucionaria sólo organizando
una insurrección de los galitzianos contra la dominación
polaca. Pero eso requería tiempo. Los ritmos de las tareas militar
y revolucionaria no coincidieron en lo más mínimo. Desde
el momento en que se hizo patente el peligro de un contraataque decisivo
cerca de Varsovia, seguir el avance hacia Lemberg resultaba no sólo
vano, sino francamente criminal. Pero en aquel punto intervino la suspicacia
entre los dos frentes. Stalin, según la [propia confesión]
de Vorochilov, no vacilaba en transgredir reglamentos y órdenes.
[Escribiendo en Pravda el 23 de febrero de 1930, el historiador del
Partido N. Popov, a la vez que reconoce que el avance sobre Varsovia fue
un error del Politburó, declaraba que] "Trotsky... era opuesto a
este avance, como un pequeñoburgués revolucionario que juzgaba
inadmisible llevar la revolución a Polonia desde fuera. Por las
mismas razones, Trotsky era contrario a que el Ejército Rojo ayudara
a los rebeldes de Georgia en febrero de 1921. El criterio antibolchevique,
krautskista, de Trotsky fue categóricamente rechazado por el Comité
Central en julio de 1920, en el caso de Polonia, y en febrero de 1921,
en el del Gobierno menchevique de Georgia." [Cinco años más
tarde, Rabinovich, en su Historia de la Guerra Civil, atribuye los "errores
de Trotsky] en la guerra de Polonia [a la posición] política
fundamental" de que por nuestra parte la guerra servía para estimular
v activar la revolución en Polonia, llevar la revolución
a Europa en las bayonetas del Ejército Rojo... De otro modo, la
victoria del Socialismo en Rusia es imposible. Por esto, Trotsky, en oposición
a los argumentos de Lenin y Stalin, declaró que "el frente polaco
es el frente de vida o muerte para la República Soviética".
La vieja acusación se volvía así del revés.
Todavía en 1930 se reconocía que yo era opuesto a la marcha
sobre Varsovia, y el crimen de que se me acusaba era el de no sentirme
inclinado a introducir el Socialismo a punta de bayoneta. Pero en 1935
se proclamaba que yo defendía la marcha sobre Varsovia guiado por
mi determinación de imponer el Socialismo a Polonia con las bayonetas.
Así, gradualmente, Stalin resolvió el problema a su peculiar
manera, cargando la responsabilidad de la campaña de Varsovia sobre
mí. Pero lo cierto es que yo era contrario a tal campaña.
La responsabilidad del descalabro del Ejército Rojo, presupuesta
por la falta de una sublevación en el país y agravada por
su propia estrategia independiente, recayó por parte suyo sobre
mí, a pesar de haberles prevenido de la posibilidad de una catástrofe
y de haber solicitado moderación en el entusiasmo por éxitos
efímeros como el de la toma de Lemberg.
Desviar las inculpaciones poco a poco hacia el adversario es un método
fundamental de luchar para Stalin, y alcanza su desarrollo máximo
en los juicios de Moscú. Digamos también de pasada que Stalin
no contribuyó a la campaña de Polonia con ningún esfuerzo
constructivo que valga la pena de mencionar. El correo y los telegramas
de la época hacen constar con quién tuve ocasión entonces
de corresponder a diario para determinar la política del momento
en relación con la guerra de Polonia: Lenin, Chicherin, Karajan,
Krestinsky, Kamenev, Radek. De estas seis personas, sólo Lenin acertó
a morirse a tiempo. Chicherin murió en desgracia, aislado por completo;
Radek vivirá detenido el resto de sus días; Karajan, Krestinsky
y Kamenev han sido ejecutados.
El final de la campaña de Polonia nos permitió concentrar
nuestras fuerzas contra Wrangel, que en la primavera salió de la
península de Crimea y, amenazando ocupar la cuenca del Donetz, puso
en riesgo las reservas de carbón de la República. Varios
vigorosos ataques de Nikopol y Stajovka desalojaron de sus posiciones a
las tropas de Wrangel, y el Ejército Rojo avanzó, demoliendo
en la culminación de la campaña las fortificaciones de los
itsmos de Perekop y de Sivash. La Crimea volvió a ser soviética.
(Como podía esperarse, "la idea estratégica básica
de inminente operación fue anunciada personalmente por el camarada
Stalin". Yegorov escribía en Pravda, el 14 de noviembre de 1935,
al celebrarse el XV aniversario de la derrota de Wrangel: )
* "Trotsky sostenía la descabellada opinión de que el
frente de Wrangel no era más que un sector aparte, de tercer orden.
Frente a este peligroso criterio, el camarada Stalin hubo de manifestarse
decididamente. El Comité Central, encabezado por Lenin, se puso
por completo de parte de Stalin."
Baste decir que S. Gussev, que era un verdadero agente de Stalin en
el Ejército Rojo como hoy lo es Mejlis, en su artículo La
derrota de Wrangel [publicado] en 1925, no juzgó necesario mencionar
siquiera el nombre de Stalin.
Durante toda la guerra civil, Stalin siguió siendo una figura
de tercera categoría, no sólo en el Ejército, sino
también en el campo de la política. Presidía las reuniones
de la Junta del Comisariado de Nacionalidades y los Congresos de algunas
de éstas. Llevaba las negociaciones con Finlandia, Ucrania, los
bashkires, esto es, desempeñaba comisiones de Gobierno esenciales,
pero de orden secundario. Nada tenía que ver con las cuestiones
de alta política planteadas en los Congresos del Partido, del Soviet
o de la III Internacional. En la XI Conferencia del Partido Comunista ruso,
celebrada en diciembre de 1921, Yaroslavsky, en nombre del Comité
organizador, propuso para la Mesa presidencial a los siguientes: Lenin,
Zinoviev, Trotsky, Kamenev, Petrovsky, Ordzhonikidze, Vorochilov, Yarolavsky,
Sulimov, Komarov, Rudzutak, I. N. Smirnov y Rujimovich. La lista es interesante,
tanto por su composición como por el orden de los nombres. Los autores
de la lista, viejos bolcheviques como Yaroslavsky, colocaban a Zinoviev
en segundo lugar, como para recordar que era un antiguo bolchevique. Fuera
de las cuatro primeras figuras, los demás designados, viejos bolcheviques
asimismo, eran todos dirigentes regionales. No hubo en aquella lista sitio
para Stalin, aunque el calendario señalaba ya el final del año
1921. La guerra civil pertenecía ya al pasado, y no había
hecho de Stalin un líder.