OBRAS COMPLETAS DE JOSE CARLOS MARIATEGUI |
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FIGURAS Y ASPECTOS DE LA VIDA MUNDIAL III |
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MOVILIZACION ANTI-SOVIETICA
Los espectadores perspicaces, o simplemente atentos, de la política mundial, no se dejarán confundir, ciertamente, por la multiplicación de las noticias desfavorables al curso de la política soviética en la información telegráfica cotidiana. Pero estos espectadores, que no se dejan aturdir por la algazara cablegráfica y que se documentan en fuentes más claras, son una minoría. El público está formado, en su mayoría, por personas a las que una ola de noticias impresiona siempre en el sentido que el cable quiere. Sobre los nervios de estas capas del público, se proponen actuar los cablegramas que registra diariamente la prensa desde hace algunas semanas. Presenciamos una nueva movilización antisoviética. Fallida la maniobra china, el capitalismo occidental prepara su ofensiva con otros elementos. Trata de amotinar contra la U.R.S.S.. con el pretexto religioso, la sentimentalidad de públicos soliviantados por una ducha matinal y otra ducha vespertina de telegramas crispantes y de crónicas patéticas. No es por azar que coinciden las gesticulaciones de la prensa conservadora o amarilla de París contra la embajada soviética en Francia, con la ruptura por México de sus relaciones diplomáticas con la U.R.S.S. y con las versiones dramáticas de la campaña anti-religiosa en los Soviets. Todo esto obedece a un perfecto plan de movilización, cuyos hilos sólo no son perceptibles a los que en la política mundial se atienen al cuadro esquemático y festinatorio de la información cablegráfica. La U.R.S.S. no está ensayando, como algunos podrían imaginarse, una nueva política religiosa. La línea del gobierno, frente a esta cuestión, como lo testimonia con autoridad irrecusable, la iglesia rusa, es la misma de años atrás. Las sociedades ateístas continúan su propaganda; pero el Estado no se ocupa en la persecución de las ideas religiosas con ningún repentino ensañamiento que, en este renacimiento de fervores medioevales que caracterizan en parte la Reacción en Occidente, pueda exigir una cruzada. Esto lo saben todos los que siguen el curso de la vida rusa, a través de una documentación seria. Testimonios insospechados han desvanecido en los últimos años todas las leyendas inventadas por el cable, en el período de las campañas de Yudenitch, Denikin, Kolchak, Wrangel, etc., sobre el bolchevismo. En español, se han publicado libros como los de Alvarez del Vayo y como el de Hidalgo (Un Notario Español en Rusia), que destruyen, con la fuerza de testimonios procedentes de visitantes objetivos y escrupulosos, las patrañas flotantes en nuestra atmósfera intelectual. La ofensiva anti-soviética toca, por eso, para la preparación sentimental de sus campañas, otros resortes. No se insiste ya en la socialización de las mujeres, ni en el terror rojo, ni en el despojo de los campesinos. Se resucita la cuestión religiosa, vastamente agitada ya en los días en que el cable nos trasmitía puntualmente todas las palabras y gestos del Patriarca Tikhonx, prisionero de la Tcheka.
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