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COMENTARIO SOBRE LAS
DIFERENTES RESPUESTAS DEL KUOMINTANG
A LA CUESTION
DE LA RESPONSABILIDAD DE LA GUERRA
18 de febrero de 1949
"Después del término de la Guerra
de Resistencia, el Gobierno, guiándose por la política de
paz y construcción nacional, se esforzó por resolver pacíficamente
el problema del Partido Comunista de China. Pero, en el lapso de un año
y medio, el Partido Comunista de China rompió todos los acuerdos
y, por tanto, debe cargar con la responsabilidad de haber quebrantado la
paz. No obstante, ha presentado ahora una lista de los llamados criminales
de guerra, que incluye a todos los dirigentes del Gobierno, e incluso ha
exigido que el Gobierno comience por arrestarlos; esto demuestra claramente
lo insolente e insensato que es el Partido Comunista de China. Si el Partido
Comunista no modifica tal actitud, resultará realmente difícil
encontrar un camino para las negociaciones de paz."
He aquí toda la argumentación sobre la cuestión de
la responsabilidad de la guerra que se expuso en la "Directiva especial
sobre la propaganda", dada el 13 de febrero de 1949 por el Departamento
de Propaganda del Comité Ejecutivo Central del Kuomintang.
El autor de esta argumentación no es nadie
más que el criminal de guerra N.ƒ 1, Chiang Kai-shek. En su declaración
de Año Nuevo decía:
"Como fervoroso adepto de los Tres Principios del
Pueblo y depositario de las enseñanzas del Padre de la República,
no deseaba por mi parte hacer suceder a la guerra contra el Japón
campañas para el exterminio de los bandidos y agravar así
los sufrimientos del pueblo. He aquí por qué, tan pronto
como llegó
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a su fin la Guerra de Resistencia, nuestro Gobierno proclamó
su política de paz y construcción nacional y trató
de resolver el problema del Partido Comunista por medio de la consulta
política y la mediación militar. Pero, contrariamente a nuestras
expectativas, el Partido Comunista obstruyó en forma insolente,
durante año y medio, todos los acuerdos y proyectos, haciendo imposible
ponerlos en práctica conforme a las medidas previstas. Terminó
por lanzarse a una rebelión armada general, amenazando la existencia
misma del Estado. El Gobierno se vio así en la triste necesidad
de decretar la movilización para sofocar la rebelión."
El 25 de diciembre de 1948, siete días antes
que Chiang Kai-shek hiciera esta declaración, una persona autorizada
del Partido Comunista de China dio a conocer una lista de 43 criminales
de guerra, a cuya cabeza brillaba el nombre de Chiang Kai-shek. Los criminales
de guerra, que quieren a la vez solicitar la paz y eludir su propia responsabilidad,
no tienen otra alternativa que descargar ésta sobre el Partido Comunista.
Pero éstas son dos cosas incompatibles. Si el Partido Comunista
debe cargar con la responsabilidad de haber desencadenado la guerra, hay
que castigarlo. Si los comunistas son "bandidos", hay que "exterminar a
los bandidos". Si "se lanzaron a una rebelión armada general", hay
que "sofocar la rebelión". Siendo medidas ciento por ciento justas
el "exterminio de los bandidos" y la "sofocación de la rebelión",
¿por qué renunciar a ellas? ¿Por qué el término
"bandidos comunistas" ha sido reemplazado, a partir del 1ƒ de enero de
1949, por "Partido Comunista" en todos los documentos públicos del
Kuomintang?
Sun Fo, sintiendo que algo estaba fuera de lugar,
presentó una argumentación diferente acerca de la responsabilidad
de la guerra, en un discurso transmitido por radio la noche del mismo día
en que Chiang Kai-shek hizo su declaración de Año Nuevo.
Decía:
"Recordamos que en el período que sucedió
inmediatamente a la victoria en la Guerra de Resistencia hace tres años,
como el pueblo necesitaba recobrar sus fuerzas y el país proceder
activamente a la construcción, y como los diversos partidos aún
tenían una comprensión común de estas necesidades,
reunimos a representantes de los diversos sectores y a personalidades públicas
para una Conferencia Consultiva Política. Tras tres semanas de esfuerzos
y, especialmente, gracias a la benévola mediación del
Sr. Marshall, enviado especial del Presidente Truman, convinimos
en un programa de paz y construcción nacional, así como en
los proyectos concretos para el arreglo de nuestras disputas. Si entonces
hubiéramos hecho realidad a tiempo todos estos proyectos, ¡qué
próspera sería hoy China, y qué feliz su pueblo! Desgraciadamente,
en aquel entonces ninguno de los sectores interesados renunció por
entero a sus intereses egoístas, ni tampoco realizó todo
el pueblo los mayores esfuerzos por acelerar el éxito del movimiento
en favor de la paz; de ahí otra vez el desastre de la guerra, que
ha sumido al pueblo en la miseria y el sufrimiento."
Sun Fo es un poquito más "justo" que Chiang Kai-shek.
Vean ustedes, no achaca como Chiang Kai-shek toda la responsabilidad de
la guerra al Partido Comunista, sino que la divide por igual entre los
"sectores interesados" adoptando el método de
"igualamiento del derecho a la propiedad de la tierra"[1].
Aquí quedan comprometidos el Kuomintang, el Partido Comunista, la
Liga Democrática y las personalidades públicas. Y eso no
es todo; también queda comprometido "todo el pueblo"; no puede eludir
la responsabilidad ni uno solo de nuestros 475 millones de compatriotas.
Mientras que Chiang Kai-shek fustiga sólo al Partido Comunista,
Sun Fo fustiga a todos los partidos, a todas las personas sin partido,
a cada uno de nuestros compatriotas. Hasta a Chiang Kai-shek, y quizás
hasta al mismo Sun Fo, les tocará una paliza. Aquí se ve
a dos kuomintanistas en pugna abierta entre sí: Sun Fo y Chiang
Kai-shek.
Un tercer kuomintanista se ha hecho presente para
decir: No, a mi juicio, la responsabilidad debe recaer enteramente sobre
el Kuomintang. Este hombre se llama Li Tsung-yen. el 22 de enero de 1949,
Li Tsung-yen hizo una declaración en calidad de "presidente interino
de la República". Con respecto a la responsabilidad de la guerra,
manifestaba:
"Los tres años de guerra civil que siguieron
a los ocho años de Guerra de Resistencia, no sólo han destruido
por completo las últimas esperanzas de recuperación que alimentaba
el país después de la victoria en la Guerra de Resistencia,
sino que también han sembrado la ruina por doquier al Norte y al
Sur del río Amarillo, devastando innumerables haciendas y casas,
matando e hiriendo a millares de millares de inocentes, dispersando incontables
familias por todo el país y arrancando por todas partes lágrimas
a los que sufren hambre y frío. Una terrible hecatombe seme-
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jante no tiene paralelo en la historia de las guerras civiles de nuestro
país."
Aquí Li Tsung-yen hace una declaración
sin citar ningún nombre; no echa la responsabilidad ni sobre el
Kuomintang, ni sobre el Partido Comunista, ni sobre ningún otro
partido o grupo. Sin embargo, ha expuesto un hecho: esta "terrible hecatombe"
no ha ocurrido en otra parte sino "al Norte y al Sur del río Amarillo".
Cabe preguntar quién provocó esta "terrible hecatombe" en
la región situada al Sur del río Amarillo, hasta el río
Yangtsé, y al Norte, hasta el río Sungari. ¿Es posible
que la hayan provocado el pueblo y el ejército popular en esa región
luchando contra sí mismos? Como Li Tsung-yen fue en otro tiempo
jefe del Cuartel General del Generalísimo en Peiping y como las
tropas de su camarilla de Kuangsí combatieron una vez, junto con
las tropas de Chiang Kai-shek, hasta en la región
de los montes Yishan y Mengshan, provincia de Shantung[2],
debe disponer de información fidedigna acerca de dónde y
cómo tuvo lugar esta "hecatombe". Si no se puede decir nada de bueno
acerca de Li Tsung-yen, por lo menos hay que considerar como algo bueno
que haya hecho aquí una confesión honrada. Más aún,
en vez de hablar de "sofocar la rebelión" o "exterminar a los bandidos",
llama a esta guerra "guerra civil", y esto puede ser considerado como algo
bastante original de parte del Kuomintang.
Según su propia lógica, Li Tsung-yen
manifestaba en la misma declaración que "el Gobierno está
dispuesto a iniciar de inmediato las negociaciones sobre las ocho condiciones
formuladas por el Partido Comunista de China". Li Tsung-yen sabe que la
primera de las ocho condiciones es el castigo de los criminales de guerra
y que en la lista figura también su honorable nombre. Que se debe
castigar a los criminales de guerra es una conclusión lógica
de la "hecatombe". Por esta razón, los recalcitrantes del Kuomintang
hoy aún mascullan sus quejas contra Li Tsung-yen, diciendo que "las
ocho condiciones planteadas por Mao Tse-tung en su declaración del
14 de enero significan la ruina de la nación, y el Gobierno no debía
haberlas aceptado".
Hay razones por las cuales los recalcitrantes sólo
pueden mascullar quejas y no se atreven a hablar abiertamente. Antes que
Chiang Kai-shek "se retirara", los recalcitrantes habían pensado
refutar nuestras ocho condiciones, pero Chiang Kai-shek, al meditarlo por
segunda vez, decidió no hacerlo así, probablemente porque
consideró que no quedaría ninguna salida si las refutaban;
tal era el
estado de cosas el 19 de enero. Esa mañana, Chang Chün-mai[3],
a su regreso a Shanghai desde Nankín, anunció que "es posible
que el Gobierno haga pronto otra declaración en respuesta a las
ocho condiciones planteadas por el Partido Comunista de China", sobre lo
cual la Agencia Central de Noticias despachó esa misma tarde un
mensaje de servicio en el que decía:
"Añádase la siguiente nota al despacho que acaba de llegar
de Shanghai sobre la declaración de Chang Chün-mai. Con respecto
a su afirmación de que el Gobierno haría pronto otra declaración,
un corresponsal de la Agencia Central de Noticias acaba de enterarse, en
los círculos interesados, de que el Gobierno no tiene semejante
intención."
En su declaración del 21 de enero, en la que hablaba de "retirarse"
Chiang Kai-shek no dijo ni una sola palabra de crítica a las ocho
condiciones; incluso revocó sus propias cinco condiciones, substituyéndolas
por estas palabras: "lograr una paz fundada en el principio de que sean
mantenidas la integridad territorial y la soberanía, protegidos
de destrucción la cultura histórica y el orden social y garantizadas
la subsistencia del pueblo y sus libertades". Ya no osó presentar
cuestiones como la Constitución, el orden legal y las fuerzas armadas.
He aquí por qué Li Tsung-yen se atrevió a aceptar
el 22 de enero las ocho condiciones del Partido Comunista de China como
base para las negociaciones y por qué los recalcitrantes del Kuomintang
no se atrevieron a refutarlas abiertamente, sino que sólo pudieron
mascullar que "el Gobierno no debía haberlas aceptado".
¿Se ha atenido consecuentemente Sun Fo a su
política de "igualamiento del derecho a la propiedad de la tierra"?
No. Después de haber "trasladado el Gobierno a Cantón" el
5 de febrero de 1949, pronunció el 7 del mismo mes un discurso en
el que, refiriéndose a la responsabilidad de la guerra, decía:
"En los últimos seis meses, la extensión
del desastre de la guerra ha provocado serios cambios en la situación
y ha infligido incontables sufrimientos al pueblo. Todo esto tiene su origen
en los errores, fracasos y absurdos del pasado; la gravedad de la situación
actual es la consecuencia. Estamos todos convencidos de que China necesita
los Tres Principios del Pueblo. Mientras no se lleven a la práctica
los Tres Principios del Pueblo, no se podrán resolver jamás
los problemas de China. Recordemos que hace veinte años el jefe
de nuestro partido nos legó personalmente
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los Tres Principios del Pueblo, con la esperanza de que fueran puestos
en práctica gradualmente. Si se hubieran llevado a la práctica,
la situación nunca habría Llegado a ser tan irreparable como
lo es hoy."
Nótese que aquí el presidente del Yuan
Ejecutivo del gobierno kuomintanista no prorratea por igual la responsabilidad
de la guerra entre los diversos partidos y entre todos nuestros compatriotas,
sino que la hace recaer sobre el mismo Kuomintang. La gente se siente extremadamente
complacida al ver que Sun Fo aplica todos los palos a las asentaderas del
Kuomintang. ¿Y con respecto al Partido Comunista? El presidente
Sun decía:
"Podemos constatar que el Partido Comunista de China
ha sido capaz de seducir y alucinar al pueblo por la mera razón
de que ha reclamado el igualamiento del derecho a la propiedad de la tierra,
que forma parte de uno de los Tres Principios del Pueblo, el Principio
de la Vida del Pueblo. Debemos sentimos profundamente avergonzados, redoblar
nuestra vigilancia y hacer un nuevo examen crítico de nuestros errores
pasados."
¡Gracias, querido presidente! Si el Partido Comunista es acusado
todavía del crimen de "seducir y alucinar al pueblo", por lo menos
es inocente de otros crímenes monstruosos y por tanto se lo exime
del apaleo y se lo deja marchar, con la cabeza y las asentaderas ilesas.
El presidente Sun es amable no sólo por esta
razón. En el mismo discurso decía:
"La extensión actual de la influencia comunista se explica porque
no han sido puestos en práctica los principios que profesamos. El
mayor error cometido por nuestro partido en el pasado consistía
en que ciertos miembros rendían culto en exceso a la fuerza y se
disputaban el poder, dando así al enemigo la oportunidad de sembrar
la disensión en nuestras filas. el término de la Guerra de
Resistencia de ocho años debía haber sido la ocasión,
única en mil años, de realizar la unificación pacífica
del país; el Gobierno tenía por ese entonces un plan para
resolver por medios políticos las disputas internas del país,
pero desgraciadamente el plan no fue ejecutado. Después de años
de guerra y caos, el pueblo necesitaba con urgencia recobrar sus fuerzas.
La reanudación del conflicto armado hizo imposible la vida para
el pueblo y le acarreó grandes sufrimientos, lo que a su vez provocó
el descenso en la moral de las tropas y originó repetidos reveses
militares. Por deferencia a los sentimientos del pueblo y en vista
de que los medios militares no habían logrado resolver el problema,
el Presidente Chiang Kai-shek hizo público un mensaje de Año
Nuevo en favor de la paz."
¡Bien! Sin haber sido arrestado ni apaleado, el criminal de guerra
Sun Fo ha hecho aquí voluntariamente una confesión franca
y veraz. ¿Quién fue el que rindió culto a la fuerza,
desencadenó la guerra y solicitó la paz sólo después
que los medios militares no habían logrado resolver el problema?
el mismo Kuomintang, el mismo Chiang Kai-shek. el presidente Sun seleccionó
con justeza sus palabras cuando dijo que "ciertos miembros" de su partido
rendían culto en exceso a la fuerza. Esto concuerda con la exigencia
del Partido Comunista de China de castigar y calificar de criminales de
guerra sólo a cierto número de los miembros del Kuomintang,
pero no a un número mayor, y aún menos a su totalidad.
A propósito del número, no hay controversia
entre Sun Fo y nosotros. Diferimos de él en la conclusión
a deducir. Sostenemos que "ciertos miembros" del Kuomintang deben ser castigados
como criminales de guerra, porque "rendían culto a la fuerza" y
provocaron "la reanudación del conflicto armado", que "hizo imposible
la vida para el pueblo". Pero Sun Fo no está de acuerdo. Decía:
"Al demorar el nombramiento de su delegación
y dilatar sin fin las cosas, el Partido Comunista ha mostrado que también
rinde culto a la fuerza y que se considera ahora del todo en sazón
de conquistar al país entero mediante la fuerza; por tanto, se niega
a comenzar por el cese de las hostilidades. Sus móviles están
bien a las claras. Quisiera declarar con toda solemnidad que, a fin de
obtener una paz eterna, deben efectuarse negociaciones entre ambas partes
en pie de igualdad y que las condiciones deben ser justas, razonables y
aceptables para todo el pueblo."
A juzgar por ello, el presidente Sun ya no es tan amable. Seguramente cree
que el castigo de los criminales de guerra no es una condición justa
y razonable. Sobre la cuestión de los criminales de guerra, sus
palabras revelan una actitud similar a la que se expresa en la "Directiva
especial sobre la propaganda", dada el 13 de febrero por el Departamento
de Propaganda del Kuomintang; él también se limita a mascullar
y no se atreve a objetar abiertamente. Difiere netamente de Li Tsung-yen,
quien se atreve a aceptar el castigo de los criminales de guerra como una
de las condiciones básicas para las negociaciones.
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Pero el presidente Sun aún tiene algo de amable:
según él, el Partido Comunista "también rinde culto
a la fuerza" porque "demora el nombramiento de su delegación" y
"se niega a comenzar por el cese de las hostilidades", pero este partido
difiere del Kuomintang que, rindiendo culto a la fuerza, desencadenó
ya en 1946 una guerra de extrema crueldad. Ahora bien, el Partido Comunista
ha "demorado el nombramiento de su delegación", porque es asunto
importante confeccionar una lista de criminales de guerra; ella debe ser
"aceptable para todo el pueblo", y una lista demasiado larga o demasiado
corta no correspondería a la realidad y sería inaceptable
para "todo el pueblo" (en cuyas filas no se incluye a los criminales de
guerra y sus cómplices). Es preciso por ello consultar a los partidos
democráticos y organizaciones populares, lo que ha ocasionado una
cierta "dilación" y nos ha impedido nombrar con prontitud a nuestros
delegados, para el desagrado de Sun Fo y sus cofrades. Pero de esto no
se puede saltar a la conclusión de que el Partido Comunista "también
rinde culto a la fuerza". Es probable que dentro de poco se publique la
lista de criminales de guerra, se nombre a nuestros delegados y se inicien
las negociaciones, y entonces el presidente Sun no podrá decir que
nosotros "rendimos culto a la fuerza".
En cuanto a "la negativa a comenzar por el cese de
las hostilidades", ésta es una justa actitud que adoptamos en obediencia
al mensaje de Año Nuevo del Presidente Chiang. En dicho mensaje
el Presidente Chiang decía:
"Tan pronto como el Partido Comunista tenga un deseo
sincero de paz y dé pruebas precisas de esto, el Gobierno le responderá
con toda sinceridad y estará dispuesto a discutir medidas concretas
para poner término a las hostilidades y restablecer la paz."
El Yuan Ejecutivo de Sun Fo aprobó el 19 de enero una resolución
en la que, por oposición al mensaje de Chiang Kai-shek, expresaba
su deseo "de proceder primero . . . a un cese inmediato e incondicional
de las hostilidades, y de ver luego que ambas partes designen sus delegados
para entablar negociaciones de paz". El 21 de enero,
un vocero del Partido Comunista de China criticó severamente esta
resolución absurda[4]. Pero,
contra nuestra expectativa, el presidente del Yuan Ejecutivo puso oídos
sordos a la crítica, y el 7 de febrero volvió a declarar
disparatadamente que el Partido Comunista, al "negarse a comenzar por el
cese de las hostilidades", daba pruebas
de que "también rinde culto a la fuerza". Hasta un criminal
de guerra como Chiang Kai-shek sabe que sin negociaciones es imposible
poner fin a las hostilidades y restablecer la paz; sobre este punto, Sun
Fo está muy a la zaga de Chiang Kai-shek.
Como es sabido, si Sun Fo figura entre los criminales
de guerra, es porque ha apoyado siempre a Chiang Kai-shek en el desencadenamiento
y la prosecución de la guerra. El 22 de junio de 1947 todavía
decía que "se logrará tarde o temprano un arreglo, a condición
de que en el terreno militar combatamos hasta el fin" y que "en la actualidad
no se puede ni hablar de negociaciones de paz. El Gobierno
Nacional debe aplastar al Partido Comunista; si no, será el Partido
Comunista el que lo derrocará"[5].
Sun Fo mismo es uno de los "ciertos miembros" del Kuomintang que rendían
culto a la fuerza. Pero ahora hace acusaciones irresponsables y gratuitas
desde la orilla, como si él mismo nunca hubiera rendido culto a
la fuerza y no tuviera ninguna responsabilidad por la no aplicación
de los Tres Principios del Pueblo. Esto no es honradez. Ya sea procesado
de acuerdo con la ley del Estado o juzgado de conformidad con la disciplina
del Kuomintang, Sun Fo no puede escapar de la paliza que merece.
NOTAS
[1]Una
famosa consigna de Sun Yat-sen. (Véase Obras Escogidas de Mao
Tse-tung, t. II, "Sobre la nueva democracia",
sec. 6.) Aquí se utiliza como un retruécano
para ridiculizar a Sun Fo. [pág.
367]
[2]A
esta región la atacó entonces el 46ƒ cuerpo de ejército
de la camarilla de Kuangsí conjuntamente con las tropas de Chiang
Kai-shek. Dicho cuerpo de ejército, trasladado por mar de la isla
de Jainán a Chingtao en octubre de 1946, fue completamente aniquilado
en febrero de 1947 en la zona de Laiwu, provincia de Shantung.
[pág. 368]
[3]Politicastro
reaccionario, cabecilla del pequeño y reaccionario Partido Demócrata-Socialista.
Véanse el presente tomo, pág. 127, "Saludemos
el nuevo ascenso de la revolución china", nota 9,
y Obras Escogidas de Mao Tse-tung, t. II; "Sobre la nueva democracia",
nota 9. [pág.
369]
[4]Véase
el presente tomo, págs. 333-335, "Comentario
del vocero del Partido Comunista de China sobre la resolución del
Yuan Ejecutivo de Nankín". [pág.
372]
[5]Se
refiere a las observaciones hechas el 22 de junio de 1947 por Sun Fo, entonces
vicepresidente del gobierno del Kuomintang, cuando recibió en Nankín
a corresponsales de la Associated Press, el Diario Central
del Kuomintang y el periódico Sinmin Pao.
[pág. 373]