|
Entrevista concedida a representantes
de la prensa
el 26 de agosto de 1919
Unidad de las concepciones y los métodos de trabajo
Después que nuestras tropas meridionales próximas a Rostov
y Novocherkask hubieron retrocedido algunos centenares de verstas con muy
graves pérdidas, la regeneración del frente sur debía
comenzar con un ajuste: ¿tenían los responsables del ejército
una concepción común, una unidad de métodos, una comunidad
de puntos de vista respecto de la dirección de las operaciones?
Con motivo de una serie de reuniones de los responsables de todos los ejércitos
del frente meridional, las pruebas de los últimos meses se sometieron
a la crítica; el resultado de estas reuniones fue la adopción
unánime (en un caso hubo una sola voz en contrario, y dos abstenciones
en otro) de resoluciones por las que se establecía que los métodos
de construcción militar de las autoridades soviéticas habían
pasado exitosamente la prueba de fuego, pese a los reveses. La futura actividad
de regeneración y desarrollo del frente meridional exigía,
no modificaciones fundamentales del sistema militar, sino, por el contrario,
su aplicación más sistemática y sostenida.
Era de temer que en Ucrania, donde el mito de la rebelión revolucionaria
victoriosa se mantuvo durante largo tiempo, resultaría difícil
alcanzar la unidad indispensable con miras a organizar un ejército
regular. La realidad fue muy distinta. En la reunión del grupo comunista
del Comité Ejecutivo ucraniano y de los responsables de Kiev se
aprobó por unanimidad una resolución que reconocía
que la salvación de Ucrania estribaba en la eliminación de
las rebeliones anarquizantes y en la fundación de unidades militares
centralizadas del tipo del Ejército Rojo ruso. Las divergencias
sobrevenidas en época del VIII Congreso se encuentran hoy íntegramente
disipadas. Gran número de desinteligencias han sido despejadas durante
la marcha, y no pocos prejuicios han desaparecido. Actualmente trabajamos
de la mano con camaradas a los que un precipicio parecía separar
de la política militar "oficial", y no pasa por la mente de nadie
el recuerdo de las pasadas disensiones.
El establecimiento de esta comunidad de métodos de construcción
militar ya era en sí mismo la mejor garantía del éxito
de la regeneración del frente meridional.
Tropas de complemento
Los ejércitos necesitaban tropas de complemento. En el curso de los dos últimos meses las había en cantidad suficiente, no por cierto gracias a la movilización de nuevas clases, sino sobre todo merced a la incorporación de los supuestos desertores. Y digo supuestos porque en realidad se trata de centenas de miles de campesinos que en parte alguna desertaron, pero a los que sencillamente ni nuestra propaganda o nuestra organización ni aun la represión misma habían logrado convencer de presentarse al llamado. La presión de Denikin en las provincias meridionales y la consecuente lucha contra la desviación provocaron una gran afluencia de vacilantes a las filas del Ejército Rojo. Llegaban con un excelente estado de ánimo; no se consideraban desertores, sino "voluntarios", e intentaban por todos los medios hacer olvidar su demora: hasta el día de hoy nos han brindado decenas de miles de excelentes soldados. No cabe duda de que la política adoptada para con los campesinos medios tuvo al respecto una feliz influencia.
El suministro
El suministro seguía siendo un problema en extremo difícil.
Ello se debía en gran parte, manifiestamente, al hecho de que las
propias autoridades centrales habían descuidado este aspecto. Bajo
la influencia de las enseñanzas de los acontecimientos dimos un
paso adelante al vincular la antigua comisión extraordinaria de
suministro del Ejército Rojo y la oficina central de suministros
militares al Comité Superior de Economía Nacional, así
como a la Oficina Central de Distribución, órgano de distribución
del departamento militar. Fue un paso más hacia la formación
de un comisariato del pueblo para el suministro militar dotado de un aparato
fuertemente estructurado y para un régimen de disciplina tan severo
como el de una organización militar. Todavía no hemos alcanzado
el objetivo. La sección central de suministros militares está
aún lejos de trabajar con la atención y la precisión
necesarias. Pero no dudo que el camarada Rykov, quien tiene ahora la responsabilidad
del suministro militar, sabrá obtener los resultados descontados.
Por lo demás ya se hace sentir cierta mejora. Sabemos lo que tenemos,
sabemos lo que gastamos, sabemos lo que recibiremos mañana, y por
eso estamos plenamente seguros de no experimentar reveses en lo que concierne
a los suministros militares.
Entretanto hemos llevado a cabo un serio trabajo de ordenamiento de
las estructuras de distribución en las unidades militares. Aún
tenemos mucho por realizar en este terreno. El camino que siguen el cartucho,
la bota y la camisa para llegar desde el camarada Rykov hasta el tirador
en la línea de fuego es mucho más largo. Es indispensable
abreviarlo. La exactitud de las cuentas no debe en ningún caso incidir
sobre la velocidad, la movilidad ni la capacidad de maniobras del aparato
de aprovisionamiento. En este campo hay que dar muestra de tanta iniciativa
como en el de las operaciones. Finalmente, el éxito de las perspectivas
lejanas de nuestra guerra de posición o de movimiento depende en
las tres cuartas partes de las cualidades de organización del suministro.
Para garantizar la victoria sobre Denikin hay que crear una red tal de
bases, medios de trasporte y órganos de estadística y distribución,
que el soldado ruso que parte al ataque se vea y se sienta absolutamente
satisfecho, que no se lo coma la miseria, que lleve calcetines y botas,
que su fusil haya sido limpiado y engrasado a tiempo. Las cosas ya han
mejorado de manera sensible. Dentro de los límites del conjunto
del Estado Soviético maniobramos trasladando a los mejores funcionarios
de los diversos departamentos allí donde más necesario resulta
en la actualidad el esfuerzo de los comunistas, y dentro de los límites
del departamento militar, en el frente, en determinadas unidades, aprendemos
y enseñamos cómo transferir provisionalmente a los mejores
responsables al terreno de actividad más importante por el momento:
de las secciones políticas de los ejércitos, de las divisiones,
de los tribunales, trasladamos temporariamente algunos funcionarios al
sector de suministro a fin de echar bases sólidas de estadística
y rapidez en la distribución.
Las unidades de reserva
En su tiempo la crisis del frente occidental fue una crisis de tropas
complementarias debida a su vez, en gran parte, a la insuficiencia de las
unidades de reserva. Esto es lo que se repite actualmente en el frente
meridional. Como en el oeste en la primavera, como hoy en el sur, nos esforzamos
por desarrollar y llevar a un nivel indispensable las unidades de reserva.
Juzgando únicamente desde el punto de vista teórico, sería
bueno concentrar las unidades de reserva en las manos de las autoridades
regionales de la retaguardia. Pero el centro, el empobrecido centro, al
que le hemos tomado miles y miles de sus mejores trabajadores, no se halla
en condiciones de asumir hoy esta tarea. Como ya dije, primero comenzamos
por pelear y solo después emprendimos la creación de nuestro
ejército. De ahí que nuestro ejército haya sido fundado
de manera esencial en la línea de fuego.
Nuestras unidades de reserva se encuentran en la zona del frente, que
es más rica en recursos, y en ellas prestan servicio los trabajadores
de, los ejércitos en acción. Para juzgar tal o cual ejército
basta con conocer de cerca sus unidades de reserva. Con pleno conocimiento
de causa, puede afirmarse hoy por hoy que las unidades de reserva del frente
meridional están cabalmente a la altura debida. La continuidad del
abastecimiento de los ejércitos en ofensiva se halla plenamente
asegurada por buenas tropas complementarias, lo cual significa que. también
se halla asegurada la continuidad de la ofensiva.
La sección sanitaria
Por el momento la situación de la sección sanitaria no es brillante. Aparte las carencias administrativas -que deberían desaparecer gracias a las medidas adoptadas en acuerdo con el comisariato del pueblo encargado de la salud-, la pasividad de las organizaciones y autoridades soviéticas, del partido y de los sindicatos es la principal culpable de esta desastrosa situación. A comienzos de la guerra los estados burgueses, que disponían de recursos colosales, no lograban pese a todo hacer frente al problema de los soldados heridos o enfermos, y debieron recurrir a la iniciativa pública. El Estado proletario, empobrecido, necesitaba aun más de la ayuda de la opinión pública soviética. Es necesario emprender la más amplia campaña de propaganda y organización en todo el país con la consigna de ayudar a los soldados rojos heridos o enfermos. Es necesario organizar la Jornada del Soldado Rojo Herido. Es necesario crear en todos los centros de alguna importancia comités de ayuda a los soldados rojos heridos o enfermos. Es necesario hacer entrar en el sector sanitario a millares y millares de comunistas, mujeres sobre todo. Es necesario establecer en los servicios ferroviarios organizaciones soviéticas permanentes que vigilen el paso de los convoyes que trasportan heridos. Un control soviético atento y diligente es indispensable en los hospitales militares. El soldado rojo debe convencerse de que las masas trabajadoras cuidan no solo de su familia, sino también de él cuando la cruel mecánica de la guerra lo aleja de su puesto de combate, y que lo hacen solícita y cariñosamente.
Situación general
La situación general puede considerarse buena. Al tomar el Ural,
la República Soviética ha conquistado una segunda base. Prácticamente
avanzamos sin pausa en dos direcciones principales: sobre Omsk y sobre
Aktiubinsk. La parte más rica de Siberia ya se encuentra bajo bandera
soviética...
En el sur continuamos adelante. La mejor prueba de ello la constituyen
las incursiones de Mamontov: la caballería blanca ha quedado muy
atrás; nuestros soldados no han titubeado un segundo y continúan
firme y sistemáticamente su desplazamiento hacia el sur. Es cierto
que Denikin ha ocupado una buena parte de Ucrania, pero es una ocupación
que no tiene nada de solidez ni de estabilidad. Su éxito se debe
únicamente a la falsa táctica de guerra que sigue empleando
la rebelión ucraniana. En un campo de batalla Denikin habría
sido derrotado, pues sus fuerzas de combate en el frente ucraniano son
despreciables. Pero al tener que enfrentar a una guerrilla desorganizada
y desperdigada, que se esconde tras las líneas ferroviarias, Denikin
efectúa, gracias a un hábil ajedrez, unos saltos inmensos,
soslayando los centros del ferrocarril, lo cual le permite conquistar grandes
espacios sin encontrar una verdadera oposición. La ocupación
de Ucrania se trasformará en un lamentable castillo de cartas en
el instante mismo en que asestemos un golpe decisivo a su centro y sus
bases.
El frente occidental no tiene importancia en sí mismo por el
momento: es el valor derivado de los frentes del oeste y el sur. Nuestros
reveses en el mediodía han vuelto a dar confianza a la nobleza polaca
y a la guardia blanca letona, lituana y estonia... Con posterioridad a
la liquidación de Kolchak, el golpe decisivo que habrá de
ser asestado en el frente meridional significará asimismo la liquidación
de las pretensiones bélicas del imperialismo polaco-rumano -impotente-
y del bandidismo de Yudenich y Balajovich. La toma de Pskov por nuestros
ejércitos prueba que ya nos hemos fortalecido en el oeste.
Del frente meridional, en el que he estado en repetidas ocasiones a
fin de revistar el conjunto de los ejércitos e inspeccionar las
diversas divisiones, he regresado con la certeza de la invencibilidad del
Ejército Rojo. Una total unidad de puntos de vista en las concepciones
y las acciones reina entre los comunistas que organizar-, el ejército.
Millares de especialistas militares no se han dejado engañar por
los éxitos circunstanciales de Denikin y continúan trabajando
honradamente con nosotros, lo que queda confirmado sobre todo por el elocuente
llamamiento a los oficiales blancos lanzado por los antiguos oficiales
que se hallan hoy en servicio en nuestro XIII Ejército. Se siente
en las unidades del Ejército Rojo una profunda voluntad de atacar
y vencer. Los refuerzos campesinos tienen una moral excelente. El abastecimiento
se ve mejor ordenado semana a semana. Poseemos mucho más que lo
que algunos piensan. Las estructuras de los suministros militares serán
próximamente retomadas y asegurarán así, plenamente,
la satisfacción de las necesidades del ejército. El Ural,
nuestra segunda base, duplicará nuestros recursos. Tranquilidad,
certidumbre, control de sí, trabajo sostenido: ¡la victoria
será nuestra!
Anterior |
|