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I |
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En
los señoríos de tu simiente inca
el
dolor con el estruendo
de
sus picas te cantó.... |
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Pututos
exacerbados
trapinaron
por la vertebración ande
cuando
la arquitectura de tus huesos
se
fué por la ternura sapiente de la tierra... |
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Y
en las zampoñas del alma india
creció
dimensionada
a
trágica desesperación de un ayarachi,.. |
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II |
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Quedan
tus pergaminos de Amauta
colgados
en los andenes de todos los Suyos
para
que nunca más lloren los pobres
ya
que tú enseñaste enfilar sus banderas
a
golpes de estatuto... |
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Tú
encendiste
las
fogatas que lamen los caminos
donde
una bronca de pasos
está
haciendo la épica de la historia... |
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Así
el clima de tus provincias
pobladas
de proletarios
ya
están vibrantes con tu Gobierno
porque
decretaste su inquietud... |
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José
Carlos
tenso
soldado rojo de los pobres
siguen
en tu campaña alucinada
tus
pensamientos mariáteguis.... |
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Las
claras ráfagas de tus palabras
con
que cañoneaste
junto
con las que el tiempo dispara y parapeta
están
destruyendo tanta
Pinchada
fortaleza de barrigas... |
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III |
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Por
saber llevar tu pena
de
mano con las penas de los pobres del mundo
arrancando
amor de las peñas de Marx
te
insumiste en tus profundidades
para
aflorar prolongado, Por eso
Mariátegui |
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por
los llanos y colinas peruanistas
te
escapas de las grupas de la muerte
para
la carrera abierta de tus victorias
con
zarpazos de ruso
y
con impulsos de humanidad... |
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No
necesitas de Olimpos
hoy
que todos los hombres
son
forzados que trabajan su bien... |
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Sigue
Mariátegui
con
el riego de tus ritmos justicieros
que
son flechas sin reposo
buscando
el salmo de las cosechas... |
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Hay
tanto cráneo que limpiar
Mariátegui
de los aceros inmanentes
y
tanto surco gris que iluminar
y
tanto
que
construir y elevar corazones
José
Carlos de los abrazos camaradas
que
sigues en la guardia de tu faro… |
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Puno — Abril de 1044 |