OBRAS COMPLETAS DE JOSE CARLOS MARIATEGUI

FIGURAS Y ASPECTOS DE LA VIDA MUNDIAL III

 

       

LA NUEVA GENERACION ESPAÑOLA Y LA POLITICA

 

Luis Emilio Soto examina en un artículo de "La Vida Literaria" de Buenos Aires la actitud de la joven generación literaria de España frente a la crisis política de su patria. El tópico es tratado con frecuencia. Y las constataciones del colaborador de "La Vida Literaria" carecen de rigurosa novedad. Pero resulta siempre más actual e interesante, en todo caso, que los insulsos artícu­los escritos para la United Press por el general Primo de Rivera, rematando los cuales este cas­tizo espécimen de donjuanismo y flamenquismo españoles escribe que "el Dios de todos los cris­tianos sabrá compensar a los que supieron con­sagrar su vida terrenal a ideales más altos y per­manente que los goces materiales o al alimento de las pasiones que enciende el espíritu diabóli­co en la flaca humanidad".

Los intelectuales jóvenes de España están acusando, en estos años, menos sensibilidad po­lítica que los intelectuales maduros, aunque de algunos de estos últimos —José Ortega y Gasset, Eugenio d'Ors— reciban las más persuasivas lecciones de displicencia. La zarandeada generación del 98 mostró, en su tiempo, interés mu­cho más vivo y arriesgado por lo político. Y la generación siguiente está, sin duda, mucho más propiamente representada por Marañón y Jimé­nez de Asúa que por Ortega y d'Ors.

Soto anota, con razón, que por la abstención de la nueva generación literaria no puede ni debe procesarse a la juventud. Sería injusto olvi­dar las impetuosas jornadas de los estudiantes españoles contra la dictadura. La que está en causa, específicamente, es la juventud represen­tada por "La Gaceta Literaria" de Madrid, cuyo director Giménez Caballero no tiene reparo en declarar que "España hoy descansa, engorda y se abanica". Soto no pide a estos equipos de in­telectuales jóvenes una agitación callejera, tu­multuaria. Suscribe la fórmula defendida por Araquistain en su periódico "España" en 1920: "acción difusa, crítica clarificadora, estimulante de creación, renovación de las ideas ambientes". Quiere, en cualquier caso, negar que "el silencio sea una actitud digna de los jóvenes frente al régimen que impera en la patria de Larra".

El equipo de "La Gaceta Literaria" no es toda la nueva generación intelectual española. Incu­rriría en una grave omisión el biógrafo de esta juventud que no recordase con la debida estima­ción el esfuerzo de los grupos de intelectuales jóvenes que, después de otras empresas incom­patibles con un régimen de censura, han inver­tido su energía en la creación de las Ediciones Oriente y Cenit. La revista "Post-Guerra", aunque efímera, ha sido un momento de la historia de esta generación.

La intelectualidad española no ha perdido, en general, su interés por las nuevas corrientes po­líticas e ideológicas. El hecho de que una de las mejores versiones periodísticas de la nueva Ru­sia sea la de un español, Alvarez del Vayo, no carece de significación. La indiferencia, la absten­ción, caracterizan a la juventud literaria. Es la nueva gente de letras la que ha hecho suyo, ante lo político, el gesto de don José Ortega y Gasset. Propaganda literaria aparte, un Joaquín Maurin, trabajando oscuramente en París, vale bien por ahora, lo que un Giménez Caballero recorriendo ruidosamente Europa.

Pero aún circunscrita y demarcada de este modo, es indudable que se trata de una actitud singular. Es muy distinta la actitud de la juven­tud literaria de Alemania. También la de esa ju­ventud literaria de Francia, a la que los jóvenes de España miran tan deferentemente. En Alema­nia, del teatro a la novela, de Piscator a Glaesser, la nota dominante en la vanguardia literaria es la beligerancia política. En Francia, tan burgue­sa y conservadora en sus varios estratos, la nue­va generación intelectual es uno de los más acti­vos fermentos ideológicos y pasionales. Un libro de un francés —Mort de la pensée bourgeoise de Emmanuel Berl—, precisamente, ha hecho viva impresión en uno de los más conspicuos representantes del equipo de "La Gaceta Literaria" de Madrid, residente desde hace algún tiempo en Buenos Aires, —Guillermo de Torre—. Lo sé por el propio Guillermo de Torre que atribuye tam­bién a los capítulos que conoce de mi Defensa del Marxismo, una influencia de que me com­plazco, en sus actuales preocupaciones.