OBRAS COMPLETAS DE JOSE CARLOS MARIATEGUI

CARTAS DE ITALIA

 

 

COMO ESTA COMPUESTA LA NUEVA CAMARA1

 

Las elecciones han producido una Cámara de Diputados que no es la que esperaban los par­tidos ministeriales. Y que no es la que esperaban los partidos oposicionistas. Los primeros, por exceso de optimismo y los segundos, por exceso de pesimismo.

Se preveía una cámara reaccionaria. La cámara reaccionaria. La cámara anterior fue disuelta, precisamente porque e c se creía que representaba un estado de ánimo extinguido. Un estado de ánimo consecuente a le guerra. Un estado de ánimo atribuido, por una parte, depresión y abulia de las clases burgueses, malcontentas de los resultados de la guerra, y por otra parte, a un instante de ilusión revolucionaria de las clases trabajadoras sugestionadas por el bolchevismo ruso.

Una cámara elegida hoy, tenía que ser, por consiguiente, una cámara diferente de la elegi­da ayer. Debía corresponder a un nuevo estado de ánimo. Y del nuevo estado de ánimo se veía una prueba en el "fascismo". En el "fascismo" reanimador del adormecido sentimiento naciona­lista. Sobre esta base de previsión, se calculaba que las elecciones serían una revancha de los grupos constitucionales contra la extrema iz­quierda socialista y también contra el centro católico.

Los propios socialistas participaban de este cálculo, aunque partiendo, naturalmente, de otros puntos de vista. Conceptuaban debilitada su po­sición electoral por las siguientes razones: primera, la escisión del partido que dividía los votos del proletariado en dos bandos inconcilia­bles, beneficiando a los grupos constitucionales fusionados en un bando solidario; y, segundo, la condición desventajosa en que los colocaba la ofensiva "fascista" generalizada en todo el país e intensificada en las regiones de mayor satu­ración socialista. Las organizaciones proletarias se hallaban atacadas sistemática y sañudamen­te. La propaganda electoral del socialismo resul­taba coactada o impedida.

Los resultados de las elecciones han sorpren­dido, por esto, en primer lugar, a los socialistas y a los populares o católicos, esto es, a los dos grupos, cuyo número de diputados se considera­ba seguro que saldría diezmado de los es­crutinios.

La nueva cámara, conforme al último comu­nicado oficial, está compuesta de 273 constitu­cionales, 122 socialistas oficiales, 108 populares, 15 comunistas, 7 republicanos, 5 eslavos, 4 ger­manos y 1 socialista autónomo.

Ahora bien. La Cámara disuelta estaba cons­tituída así: 239 constitucionales, 100 populares, 138 socialistas oficiales, 18 comunistas y 13 republicanos.

Quiere decir que, mientras los socialistas no han perdido sino dieciséis diputados y los comu­nistas tres, los populares han ganado ocho. O sea que la situación parlamentaria no se ha alte­rado sustancialmente. El problema de una ma­yoría estable se ha producido en términos casi idénticos. Hoy como ayer, ningún ministerio po­drá sostenerse sin la cooperación de los popu­lares, quienes, con motivo de su nueva victoria electoral, aumentarán sus exigencias para cola­borar con los constitucionales.

Los constitucionales han aumentado de 239 a 273. Pero esta clasificación genérica de cons­titucionales sirve para denominar los diversos partidos adictos al actual régimen constitucio­nal. Comprende todos estos grupos: liberal de derecha, liberal democrático, radical, socialista reformista, nacionalista, "fascista" y agrario. Y comprende los diputados nittianos, veinticinco más o menos, además de otros varios diputados elegidos igualmente en oposición a las listas mi­nisteriales.

En su composición general, la cámara de hoy se diferencia poco de la cámara de ayer. Ape­nas si existe una que otra variación secunda­ria. Por ejemplo, la presencia de cinco diputados eslavos y cuatro germanos, provenientes de las provincias reincorporadas en el territorio italia­no, en dos de las cuales es alto el porcentaje de la población austríaca.

En la composición particular de algunos elec­tores de la cámara se nota, más bien, diferen­cia apreciable. En el sector socialista se obser­va un incremento de la tendencia derechista. Vuelven a la Cámara, con Enrique Ferri, otros elementos que en las elecciones pasadas fueron eliminados de las listas socialistas por la tenden­cia maximalista.

Pero los cambios son mayores en la compo­sición del sector constitucional. Tenemos, por una parte, un aumento de la extrema derecha: liberales de derecha y nacionalista. Y tenemos, por otra parte, la entrada en la cámara del "fas­cismo" que, según su líder Mussolini, es teóri­camente republicano y profesa en el orden so­cial principios conservadores de la derecha cons­titucional. Si se considera que el grupo "fascis­ta" mal avenido por estas discrepancias progra­máticas con algunos grupos vecinos, consta de treinta y cinco diputados de psicología batalladora e inquieta, aparece evidente la imposibili­dad de fusionar, en una mayoría compacta, los distintos matices de la gama monárquica.

En resumen, en vez de conseguirse una po­larización de las fuerzas constitucionales, se ha aumentado su dispersión. La composición de la masa constitucional se ha complicado en lugar de simplificarse, mientras la extrema izquierda socialista ha conservado casi intacta su posición parlamentarla y el centro popular ha mejorado la suya.

El tono de la prensa es sintomático. Los órganos populares socialistas repican a gloria en sus campanarios editoriales. Los órganos mi­nisteriales, en tanto, se limitan a declarar que la nueva cámara es mejor que la vieja, y que la concentración liberal ha ampliado sus bases parlamentarias. Pero al mismo tiempo, arreme­tiendo contra la ley electoral, encuentran un ínti­mo descontento. Il Corriere della Sera, el órga­no más cauto de la prensa liberal, sintetiza así los resultados de las elecciones: "Todos parecen vencedores y hierven las disputas buscando a los vencidos". Pero hay un punto en el cual todos los comentarios convergen: la derrota del go­bierno.

 


NOTA:

1 Fechado en Roma, mayo de 1921; publicado en El Tiem­po, Lima, 24 de julio de 1921.