De las
Obras Escogidas de Mao Tse-tung
EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS
PEKIN 1976
Primera edición 1968
(3a impresión 1976)
Tomo II, págs. 29-40.
Digitalizado y preparado para el internet: Por el Movimiento
Popular Perú de Alemania, 1993.
Esta edición: Marxists Internet Archive, mayo de 2001.
TAREAS URGENTES DESPUES DE ESTABLECIDA
LA COOPERACION ENTRE EL KUOMINTANG
Y EL PARTIDO COMUNISTA
29 de septiembre de 1937
Ya en 1933, el Partido Comunista de China emitió una declaración en la cual manifestaba que estaba dispuesto a concluir con cualquier unidad del ejército del Kuomintang un acuerdo para resistir al Japón, bajo las siguientes tres condiciones: cesar los ataques al Ejército Rojo, conceder libertades democráticas a las masas populares y armar al pueblo. La razón para que se hiciera esta declaración es que, después del Incidente del 18 de Septiembre de 1931, la tarea primordial del pueblo chino pasó a ser la lucha contra la invasión de China por el imperialismo japonés. Sin embargo, nuestro propósito no fue logrado.
En agosto de 1935, el Partido Comunista y el Ejército Rojo de China llamaron a todos los partidos y grupos políticos y a todos los compatriotas a organizar un ejército unido antijaponés y un gobierno de defensa nacional para la lucha común contra el imperialismo japonés.[1] En diciembre del mismo año, el Partido Comunista de China adoptó una resolución[2] sobre la formación de un Frente único nacional antijaponés con la burguesía nacional. En mayo de 1936, el Ejército Rojo dio a conocer un telegrama abierto[3] en que demandaba del gobierno de Nankín poner fin a la guerra civil y unirse para resistir al Japón. En agosto de ese año, el Comité Central del Partido Comunista de China envió una carta[4] al Comité Ejecutivo Central del Kuomintang, pidiéndole terminar con la guerra civil y formar un frente único con el Partido Comunista para luchar juntos contra el imperialismo japonés. En septiembre del mismo año, el Partido Comunista aprobó una resolución[5] sobre el establecimiento de una república democrática unificada en China. Además de la declaración, el telegrama abierto, la carta y las resoluciones, enviamos representantes para sostener repetidas negociaciones con el Kuomintang, pero esto
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también resultó inútil. Fue sólo a fines de 1936, durante el Incidente de Sían, cuando un representante plenipotenciario del Partido Comunista de China pudo llegar a un acuerdo con el principal responsable del Kuomintang sobre un problema político de vital importancia en aquel momento -- el cesé de la guerra civil entre los dos partidos --, lo que permitió al mismo tiempo el arreglo pacífico del Incidente de Sían. Esto fue un gran acontecimiento en la historia de China, y sentó la premisa necesaria para la reanudación de la cooperación entre los dos partidos.
El 10 de febrero del presente año, en vísperas de la III Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo Central del Kuomintang, el Comité Central del Partido Comunista de China dirigió a dicha Sesión un telegrama[6] en el que formulaba una serie de proposiciones para llegar al establecimiento concreto de la cooperación entre los dos partidos. En dicho telegrama exigía al Kuomintang que le garantizara el cumplimento de los siguientes cinco puntos: terminar con la guerra civil; poner en vigor las libertades democráticas; instituir una asamblea nacional; hacer los preparativos inmediatos para la resistencia al Japón, y mejorar las condiciones de vida del pueblo. Por su parte, el Partido Comunista se comprometía con el Kuomintang a cumplir los siguientes cuatro puntos: dejar de enfrentar el Poder rojo al del Kuomintang; cambiar la denominación del Ejército Rojo; instaurar un nuevo sistema democrático en las bases de apoyo revolucionarias, y suspender la confiscación de las tierras de los terratenientes. Esto constituyó asimismo un importante paso político, ya que sin él se habría retardado, inevitablemente, el establecimiento de la cooperación entre los dos partidos, lo cual habría perjudicado totalmente la realización de preparativos inmediatos para la resistencia al Japón.
Desde entonces, los dos partidos se han acercado un poco más en sus negociaciones. El Partido Comunista ha hecho proposiciones aún más concretas en cuestiones tales como la promulgación de un programa político común para los dos partidos, el levantamiento de la interdicción de los movimientos de masas, la libertad de los presos políticos y el cambio de denominación del Ejército Rojo. Hasta el momento, todavía no se ha promulgado el programa común, levantado la interdicción de los movimientos de masas, ni reconocido el nuevo sistema de las bases de apoyo revolucionarias; sin embargo, aproximadamente un mes después de la caída de Peiping y Tientsín se emitió la orden de cambiar la denominación del Ejército Rojo por la de VIII Ejército del Ejército Revolucionario Nacional (llamado también XVIII Grupo
Desde 1924, la relación entre el Kuomintang y el Partido Comunista ha desempeñado un papel decisivo en la revolución china. La revolución de 1924-1927 tuvo lugar gracias a la cooperación de los dos partidos sobre la base de un programa definido. En dos o tres años apenas, se lograron enormes éxitos en la revolución nacional, a la cual el Dr. Sun Yat-sen había dedicado cuarenta años sin que pudiera concluirla; tales éxitos fueron la creación de la base de apoyo revolucionaria de Kuangtung y la victoria de la Expedición al Norte. Este fue el resultado de la formación del frente único de los dos partidos. Pero en el preciso momento en que la revolución estaba a punto de triunfar, algunas personas, incapaces de mantener los principios revolucionarios, rompieron el frente único de los dos partidos, lo que condujo la revolución al fracaso y dejó abiertas las puertas a la agresión extranjera. Este fue el resultado de la ruptura del frente único de los
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dos partidos. Ahora, con el restablecimiento del frente único de los dos partidos se ha iniciado un nuevo período de la revolución china. A pesar de que aún hay gente que no comprende la tarea histórica y el gran porvenir de este frente único y considera su establecimiento como una simple medida temporal y formal adoptada bajo la presión de las circunstancias, la rueda de la historia llevará la revolución china a una etapa completamente nueva por medio de este frente único. El que China pueda salir de la grave crisis nacional y social por la que atraviesa depende de cómo se desarrolle este frente único. Ya hay pruebas recientes de que las perspectivas son favorables. La primera prueba es que tan pronto como el Partido Comunista de China planteó esta política de frente único, obtuvo la aprobación de todo el pueblo. En esto se puede ver hacia dónde se inclina el corazón del pueblo. La segunda es que, inmediatamente después del arreglo pacífico del Incidente de Sían y el cese de la guerra civil entre los dos partidos, se logró una unidad sin precedentes de todos los partidos y grupos políticos, de todos los sectores sociales y fuerzas armadas del país. Claro que esta unidad está aún muy lejos de satisfacer las necesidades de la resistencia al Japón, y especialmente, el problema de la unidad entre el gobierno y el pueblo sigue, en lo fundamental, sin resolverse. La tercera prueba, la más destacada, es la iniciación de la Guerra dé Resistencia en escala nacional. No podemos estar satisfechos con la actual situación de la Guerra de Resistencia, pues, si bien reviste carácter nacional, es todavía una guerra restringida al gobierno y al ejército. Ya hace tiempo señalamos que no se puede derrotar al imperialismo japonés por medio de una guerra de resistencia como ésta. No obstante, por primera vez en cien años, se ha emprendido verdaderamente una resistencia a escala nacional contra la invasión extranjera. Y esto habría sido imposible sin paz interna y cooperación entre los dos partidos. Si los invasores japoneses pudieron tomar las cuatro provincias del Nordeste de China sin disparar un solo tico en un tiempo en que el frente único de los dos partidos estaba roto, hoy, cuando éste ha sido restablecido, no podrán ocupar ya territorio chino más que al precio de sangrientas batallas. La cuarta prueba es la repercusión en la esfera internacional. Las masas obreras y campesinas y los Partidos Comunistas del mundo entero apoyan la política de frente único antijaponés preconizada por el Partido Comunista de China. Con el establecimiento de la cooperación entre el Kuomintang y el Partido Comunista, los pueblos de todo el mundo, y particularmente la Unión Soviética, ayudarán a China en
Sin embargo, el frente único no podrá cumplir esta gran tarea si permanece en su estado actual. El frente único de los dos partidos debe desarrollarse aún más, pues en el presente no tiene todavía una amplia base ni está consolidado.
¿Debe el frente único nacional antijaponés limitarse al Kuomintang y al Partido Comunista? No. Debe ser un frente único de toda la nación, en el cual los dos partidos constituyan sólo una pacte. Debe ser un frente único de todos los partidos y grupos políticos, de todos los sectores sociales y de todas las fuerzas armadas, un frente único de todos los patriotas: obreros, campesinos, soldados, intelectuales y hombres de negocios. Hasta el momento, el frente único ha estado, en realidad, limitado a los dos partidos, mientras que las masas de obreros, campesinos, soldados y de la pequeña burguesía urbana, así como un gran número de otros patriotas aún no han sido despertados ni puestos en acción, aún no han sido organizados ni armados. Este eso el problema más grave del momento actual. Es grave porque imposibilita las victorias en el frente. Ahora no es posible ni hace falta ocultar la critica situación en los frentes del Norte de China y de las provincias de Chiangsú y Chechiang; la cuestión reside en cómo superar esa situación, y el único medio es poner en práctica el Testamento del Dr. Sun Yat-sen, es decir, "despenar a las masas populares". En este Testamento, redactado en su lecho de muerte, el Dr. Sun declaró que su experiencia de cuarenta años lo había llevado a la profunda convicción de que sólo así era posible alcanzar los objetivos de la revolución. ¿Qué razón hay entonces para negarse obstinadamente a poner en práctica dicho Testamento? ¿Qué razón hay para no tomar la decisión de realizarlo en un momento tan crítico como éste, de vida o muerte para la nación? Todo el mundo sabe que la autocracia y la represión van en contra del principio de "despertar a las masas populares". Nunca se podrá derrotar al imperialismo japonés con una resistencia sostenida únicamente por el gobierno y el ejército. A este respecto, ya en mayo del presente año dimos la voz de alarma al Kuomintang, partido gobernante, advirtiéndole que sin la movilización de las masas populares y la participación de éstas en la resistencia, China correría
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la misma suerte de Abisinia. Esto ha sido señalado no sólo por los comunistas, sino también por gran número de compatriotas progresistas de diversos lugares del país y por muchos miembros sensatos del Kuomintang. Sin embargo, la política autocrática permanece inalterada. Como resultado de ello, el gobierno sigue separado del pueblo; el ejército, de las masas, y dentro del ejército, los mandos, de los combatientes. A menos que el frente único sea reforzado con la participación de las masas populares, la crítica situación en los frentes de guerra, en lugar de atenuarse, se agravará inevitablemente.
El actual frente único antijaponés carece todavía de un programa político, aceptado por los dos partidos y formalmente promulgado, que reemplace la política autocrática del Kuomintang. Los procedimientos del Kuomintang con relación a las masas populares continúan siendo los mismos que en los últimos diez años; desde el aparato gubernamental, el sistema que rige en el ejército y la política con respecto a la población civil, hasta la política financiera, económica y educacional, en general todo sigue igual que en el último decenio, sin experimentar ningún cambio. Claro que ha habido cambios, y muy grandes: el cese de la guerra civil y la unidad para la resistencia al Japón. Ha terminado la guerra civil entre los dos partidos y comenzado la Guerra de Resistencia contra el Japón en escala nacional, lo cual significa un formidable cambio en la situación política de China desde el Incidente de Sían. Pero hasta ahora no se ha registrado cambio alguno en los procedimientos mencionados; se presenta así una falta de concordancia entre las cosas que permanecen inalteradas y las que han cambiado. los viejos procedimientos sólo se avienen con una política exterior de compromiso y una política interior de represión de la revolución. Resultan por completo fuera de lugar y revelan todos sus puntos débiles cuando se emplean, como hoy, para hacer frente a los ataques del imperialismo japonés. Por supuesto, no habría para qué hablar del asunto si no se quisiera resistir al Japón, pero, como se desea hacerlo y la resistencia ha comenzado realmente, y como además se ha presentado una situación crítica, se correrán los peores peligros si se rehusa cambiar los viejos procedimientos por otros nuevos. La resistencia al Japón requiere un frente único de amplia base, y de ahí la necesidad de movilizar a todo el pueblo para que se incorpore a él. La resistencia al Japón requiere un sólido frente único, y de ahí la necesidad de un programa común. Dicho programa será la guía para la acción del frente único y al mismo tiempo servirá de
¿Cuál es el programa común? Los Tres Principios del Pueblo del Dr. Sun Yat-sen y el Programa de Diez Puntos para la Resistencia al Japón y la Salvación Nacional[8] propuesto por el Partido Comunista el 25 de agosto de este año.
En su manifiesto anunciando la cooperación entre los dos partidos, el Partido Comunista de China declaró: "Siendo los Tres Principios del Pueblo del Dr. Sun Yat-sen lo que China necesita hoy, nuestro Partido está dispuesto a luchar por su completa realización." Algunas personas encuentran extraño que d Partido Comunista esté dispuesto a poner en práctica los Tres Principios del Pueblo del Kuomintang; por ejemplo Chu Ching-lai[9] ha expresado sus dudas al respecto en una publicación de Shanghai. Piensan que el comunismo es incompatible con los Tres Principios del Pueblo. Este es un enfoque formalista. El comunismo se hará realidad en una etapa futura del desarrollo de la revolución; en la etapa actual, los comunistas no sueñan con realizarlo, sino que están dispuestos a llevar a cabo la revolución nacional y democrática, como lo exige la historia. Esta es la razón fundamental por la cual el Partido Comunista ha propuesto un frente único nacional antijaponés y una república democrática unificada. En cuanto a los Tres Principios del Pueblo, hace ya diez años, durante el primer frente único de los dos partidos, el Partido Comunista y el Kuomintang decidieron conjuntamente, en el I Congreso Nacional del Kuomintang, ponerlos en práctica y, gracias a los esfuerzos de todos los comunistas leales y de todos los miembros leales del Kuomintang, los aplicaron de 1924 a 1927 en vastas zonas del país. Desgraciadamente, dicho frente único se rompió en 1927, y durante los diez años siguientes el Kuomintang se opuso a la aplicación de los Tres Principios del Pueblo. Pero en lo que concierne al Partido Comunista, toda la política que ha seguido en estos diez años corresponde fundamentalmente al
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espíritu revolucionario de los Tres Principios del Pueblo y las Tres Grandes Políticas del Dr. Sun Yat-sen. El Partido Comunista no ha dejado de combatir ni un solo día al imperialismo, lo cual significa la aplicación radical del Principio del Nacionalismo; la dictadura democrática obrero-campesina no es otra cosa que la aplicación radical del Principio de la Democracia, y la revolución agraria es la aplicación radical del Principio de la Vida del Pueblo. ¿Por qué, entonces, el Partido Comunista anuncia ahora la abolición de la dictadura democrática obrero-campesina y la suspensión de la confiscación de las tierras a los terratenientes? Esto, como lo explicamos hace tiempo, no se debe en modo alguno a que ese régimen y esa medida sean reprobables, sino a que la agresión armada del imperialismo japonés ha cambiado las relaciones entre las clases del país, lo que ha hecho necesaria y posible la unidad de todas las capas de la nación para la lucha contra el imperialismo japonés. A fin de luchar en común contra el fascismo, se ha hecho necesaria y posible la formación de un frente único antifascista no sólo en China sino también en el mundo entero. Por eso, propugnamos el establecimiento en China de un frente único nacional y democrático. Sobre este fundamento hemos propuesto una república democrática basada en la alianza de todas las capas sociales en lugar de la dictadura democrática obrero-campesina. Realizar una revolución agraria basada en el principio de "la tierra para el que la trabaja", es precisamente la política formulada por el Dr. Sun Yat-sen. Y si hoy la suspendemos, es con el propósito de unir a un número aún mayor de gente para la lucha contra el imperialismo japonés, peso ello no significa que China no necesite resolver el problema de la tierra. Hemos expuesto de modo inequívoco nuestros puntos de vista sobre las causas objetivas y el carácter temporal de estos cambios en nueva política. El Partido Comunista de China, de acuerdo con los principios marxistas, ha sostenido y desarrollado invariablemente el programa común del primer frente único entre el Kuomintang y el Partido Comunista, es decir, los Tres Principios del Pueblo revolucionarios; precisamente por ello, en este momento crítico en que el país es invadido por un agresor poderoso, ha podido formular oportunamente y aplicar sin desmayo la política de frente único nacional y democrático, la única política capaz de salvar a la nación. La cuestión ahora no es si el Partido Comunista cree en los Tres Principios del Pueblo revolucionarios y los lleva a la práctica, sino si el Kuomintang cree en ellos y los aplica. La tarea actual es hacer revivir en
Es imposible poner en práctica este Programa en todo el país sin la conformidad del Kuomintang, ya que éste sigue siendo el partido más grande de China y el que está en el Poder. Creemos que ha de llegar el día en que los miembros sensatos del Kuomintang estarán de acuerdo con este Programa; pues si lo rechazan, los Tres Principios del Pueblo quedarán para siempre como una frase vacía, será imposible hacer revivir el espíritu revolucionario del Dr. Sun Yat-sen, el imperialismo japonés no podrá ser derrotado y el pueblo chino no escapará a la subyugación. A ningún miembro verdaderamente sensato del Kuomintang le agradaría esta perspectiva, y nuestro pueblo jamás se quedará mirando cómo lo convierten en un pueblo de esclavos coloniales. Por otra parte, en su declaración del 23 de septiembre, el señor Chiang Kai-shek manifestó:
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con todo el pueblo. Hoy, éste es el único camino. Si hay más dilaciones, será tarde para arrepentirse.
Con todo, para llevar a cabo los Tres Principios del Pueblo y el Programa de Diez Puntos se necesitan herramientas, y de ahí surge el problema de transformar el gobierno y el ejército. El actual gobierno sigue siendo la dictadura unipartidista del Kuomintang y no un gobierno de frente único nacional y democrático. Sin un gobierno de este tipo, es imposible realizar los Tres Principios del Pueblo y el Programa de Diez Puntos. El sistema que rige actualmente en el ejército del Kuomintang sigue siendo el antiguo, y es imposible derrotar al imperialismo japonés con tropas organizadas bajo tal sistema. Ahora, las tropas están cumpliendo las tareas de la Guerra de Resistencia, y sentimos gran admiración y respeto por todas ellas, especialmente por las que combaten en el frente. Pero las lecciones de la Guerra de Resistencia en los últimos tres meses han demostrado que el sistema que rige en el ejército del Kuomintang es inadecuado para cumplir la tarea de derrotar definitivamente a los invasores japoneses y para aplicar con éxito los Tres Principios del Pueblo y el Programa revolucionario y, por consiguiente, tiene que ser cambiado. El cambio debe basarse en los principios de unidad entre oficiales y soldados, y de unidad entre ejército y pueblo. El sistema que rige actualmente en el ejército del Kuomintang es radicalmente opuesto a estos dos principios. Las amplias filas de oficiales y soldados, no obstante ser leales y valerosos, se ven trabados por el antiguo sistema, que no les permite desplegar su entusiasmo, y de ahí que se deba comenzar inmediatamente a transfomarlo. Esto no significa que sea necesario detener el combate basta que el sistema haya sido transformado; este cambio puede hacerse mientras continúa la guerra. Aquí la tarea central es transformar el espíritu político del ejército y su trabajo político. El Ejército Revolucionario Nacional de los tiempos de la Expedición al Norte sentó un precedente ejemplar; hubo en él, en general, unidad entre oficiales y soldados, y unidad entre ejército y pueblo; es absolutamente indispensable hacer revivir el espíritu de aquellos días. China debe aprender las enseñanzas de la guerra de España, donde el ejército de la República se ha creado en circunstancias extremadamente adversas. China tiene mejores condiciones que España, pero le falta un sólido frente único de amplia base, un gobierno de frente único capaz de llevar a cabo todo un programa revolucionario, y un gran número de tropas organizadas de acuerdo con un nuevo sistema. China debe
¡Camaradas antijaponeses del Kuomintang, partido en el Poder! Hoy compartimos con ustedes la responsabilidad de salvar a la nación de la subyugación y asegurar su supervivencia. Ustedes ya han formado con nosotros un frente único antijaponés. Eso es muy bueno. Han comenzado a resistir al Japón. Eso también es muy bueno. Pero no aprobamos que continúen con su antigua política en los demás aspectos. Debemos desarrollar y ampliar el frente único incorporando a él a las masas populares. Hemos de consolidarlo y poner en práctica un programa común. Debemos tomar la decisión de cambiar el sistema político y el que rige en el ejército. Es absolutamente necesario formar un gobierno nuevo. Sólo cuando exista tal gobierno, será posible llevar a cabo un programa revolucionario y comenzar en escala nacional la transformación de los ejércitos. Nuestra proposición es una exigencia de la época. Mucha gente de su partido también siente que ha llegado la hora de hacerla realidad. El Dr. Sun Yat-sen se decidió a transformar los sistemas político y militar, con lo cual sentó los cimientos para la revolución de 1924-1927. Ahora, sobre ustedes recae la responsabilidad de llevar a cabo una transformación como aquélla. Ningún miembro honesto y patriota del Kuomintang considerará inoportuna nuestra proposición. Estamos firmemente convencidos de que ella corresponde a las necesidades objetivas.
Nuestra nación atraviesa un momento crucial,
de vida o muerte. ¡Que el Kuomintang y el Partido Comunista se unan
estrechamente! ¡Que todos los compatriotas que no quieren ser esclavos
se unan estrechamente sobre la base de la unidad entre el Kuomintang y
el Partido Comunista! Realizar todas las reformas necesarias para vencer
las dificultades es hoy la tarea urgente de la revolución china.
Cuando se cumpla esta tarea, podremos, con seguridad, derrotar al imperialismo
japonés. Si trabajamos con ahínco, nuestro futuro será
luminoso.
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[1]Véase "Las tareas del Partido Comunista de China en el período de la resistencia al Japón", nota 2, Obras Escogidas de Mao Tse-tung, t. I. [pág. 29]
[4]Véase "A propósito de una declaración de Chiang Kai-shek", nota 7, Obras Escogidas de Mao Tse-tung, t. I. [pág. 29]
[5]Véase "Las tareas del Partido Comunista de China en el período de la resistencia al Japón", nota 6, Obras Escogidas de Mao Tse-tung, t. I. [pág. 29]
[7]El Tratado de No Agresión entre la República de China y la URSS fue concluido el 11 de agosto de 1937. [pág. 33]
[8]Véase "Por la movilización de todas las fuerzas para la victoria de la Guerra de Resistencia", en el presente tomo. [pág. 35]
[9]Uno de los cabecillas del Partido Socialista Nacional (pequeña pandilla) organizada por reaccionarios terratenientes, burócratas y elementos de la gran burguesía). Fue más tarde miembro del gobierno colaboracionista de Wang Ching-wei. [pág. 35]