De las
Obras Escogidas de Mao Tse-tung
EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS
PEKIN 1972
Primera edición 1968
(2a impresión 1972)
Tomo III, págs. 111-16.
Digitalizado y preparado para el internet: Por el Movimiento
Popular Perú de Alemania, 1993.
Esta edición: Marxists Internet Archive, mayo de 2001.
PROBLEMAS ECONOMICOS Y FINANCIEROS EN
EL PERIODO
DE LA RESISTENCIA AL JAPON[*]
Diciembre de 1942
La política general que guía nuestro trabajo económico y financiero consiste en desarrollar la economía y asegurar el abastecimiento. Sin embargo, muchos de nuestros camaradas hacen hincapié de manera unilateral en las finanzas y no comprenden la importancia de la economía en su conjunto. Andan todo el tiempo dándole vueltas al problema de los ingresos y gastos financieros, pero, por más esfuerzos que hacen, no consiguen resolver nada. Esto se debe a la perniciosa influencia de conceptos anticuados y conservadores sobre la conciencia de esos camaradas. Ellos no comprenden que si bien una política financiera, sea buena o mala, puede influir en la economía, es ésta la que determina las finanzas. No es posible superar las dificultades financieras si la economía carece de una base sólida, ni alcanzar una buena situación financiera sin desarrollar la economía. El problema financiero de la Región Fronteriza de Shensí-Kansú-Ningsia es de fondos para cubrir los gastos de manutención y de actividad de decenas de miles de soldados y miembros del personal civil, o sea, fondos para sostener la Guerra de Resistencia. Estos fondos provienen de los impuestos que paga el pueblo y de la producción realizada por decenas de miles de soldados y miembros del personal civil. Si no
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desarrollamos los sectores privado y público de nuestra economía, no tendremos más remedio que esperar la muerte con los brazos cruzados. Sólo desarrollando la economía de manera real y efectiva será posible superar las dificultades financieras. No podremos resolver ningún problema si, partiendo de conceptos conservadores, olvidamos el desarrollo de la economía y la búsqueda de nuevas fuentes de ingresos, e intentamos superar las dificultades financieras mediante la reducción de gastos indispensables.
En los últimos cinco años hemos atravesado diversas etapas. Las mayores dificultades se presentaron en 1940 y 1941, cuando el Kuomintang creó "roces" por medio de dos campañas anticomunistas. Nuestra situación era tan difícil que casi no teníamos ropa, aceite comestible, papel ni verduras; nuestros soldados carecían de zapatos y calcetines, y el personal civil, de mantas para el invierno. El Kuomintang intentó estrangularnos suprimiéndonos la asignación e imponiéndonos el bloqueo económico; realmente tuvimos enormes dificultades. Pero conseguimos superarlas. Y esto, gracias a que la población de la Región Fronteriza nos suministró víveres, y sobre todo, a que creamos resueltamente y con nuestras propias manos el sector público de nuestra economía. El Gobierno de la Región Fronteriza estableció muchas industrias para el autoabastecimiento; el ejército desarrolló una gran campaña por la producción y fomentó una agricultura, industria y comercio destinados al autoabastecimiento y decenas de miles de miembros del personal de las entidades oficiales y las escuelas desplegaron también actividades económicas similares
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para satisfacer sus propias necesidades. Este tipo de economía desarrollado por el ejército, las entidades oficiales y las escuelas, constituye un producto especial de las condiciones particulares de hoy; en otras condiciones históricas sería irrazonable e inconcebible, pero en la actualidad es totalmente razonable y necesario. Es con estos medios que hemos vencido las dificultades. ¿No prueban estos indiscutibles hechos del pasado la verdad de que sólo el desarrollo de la economía puede asegurar el abastecimiento? Aunque todavía nos enfrentamos con muchas dificultades, ya se ha sentado la base del sector público de nuestra economía. Con un año más de esfuerzos, es decir, a fines de 1943, esa base será aún más sólida.
Desarrollar la economía es una línea acertada, pero este desarrollo no debe ser aventurado ni sin fundamento. Algunos camaradas, sin tener en cuenta las condiciones concretas del momento y lugar, hablan en abstracto del desarrollo; por ejemplo, exigen el establecimiento de una industria pesada y presentan planes para la creación de grandes salinas y fábricas de armamentos, todo lo cual carece de base real y es inaceptable. El Partido sigue una línea justa para el desarrollo económico; se opone, por una parte, a los conceptos anticuados y conservadores, y por la otra, a los grandes planes vacíos e irrealizables. Esta es la lucha en dos frentes que sostiene el Partido en su trabajo financiero y económico.
Tenemos que desarrollar el sector público de nuestra economía, pero sin olvidar la importancia de la ayuda del pueblo, que nos ha suministrado 90.000 dan de cereales en 1940, 200.000 en 1941, y 160.000 en 1942[1], asegurando así el abastecimiento de cereales para el ejército y el personal civil. Hasta 1941, la producción de grano en el sector público de nuestra agricultura era todavía muy débil, y dependíamos de la población para el suministro de grano. En adelante, el ejército debe producir mayor cantidad de cereales, pero durante un tiempo más, tendremos que seguir apoyándonos principalmente en la población. Aunque la Región Fronteriza de Shensí-Kansú-Ningsia es retaguardia que no ha sufrido directamente los estragos de la guerra, tiene dificultades para suministrarnos cantidades tan grandes de cereales, pues sólo cuenta con 1.500.000 habitantes, población reducida para su extenso territorio. Además, la población nos ayuda a transportar la sal o paga su transporte, y en 1941 suscribió bonos del empréstito público por un valor de 5.000.000 de yuanes. Todo esto representa para ella cargas nada livianas. Para hacer frente a las necesidades de la Guerra de Resistencia y de la reconstrucción na-
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cional, el pueblo debe soportar estas cargas, deber que él comprende muy bien. Cuando el gobierno se encuentra ante graves dificultades, es preciso pedir al pueblo una mayor contribución, y esto el pueblo también lo comprende. Pero, al mismo tiempo que nos abastecemos del pueblo, tenemos que ayudarle a fomentar y completar su economía. Es decir, debemos dar los pasos necesarios y tomar las medidas apropiadas para ayudarle a desarrollar la agricultura, la ganadería, la artesanía, la explotación de la sal y el comercio, de modo que entregue pero a la vez reciba, y reciba más de lo que entregue. Sólo así podremos sostener una guerra de resistencia de larga duración.
Sin considerar las necesidades de la guerra, algunos camaradas insisten en que el gobierno debe adoptar una "política de benevolencia"; éste es un punto de vista erróneo. Pues, si no ganamos la Guerra de Resistencia contra el Japón, dicha política no tendrá ningún sentido para el pueblo y sólo beneficiará al imperialismo japonés. En cambio, aunque el pueblo tenga que llevar por el momento cargas un poco pesadas, con ello podremos superar las dificultades que se presentan al gobierno y al ejército, sostener la Guerra de Resistencia y derrotar al enemigo, y entonces, el pueblo gozará de una vida feliz; ésta es la verdadera política de benevolencia del gobierno revolucionario.
Otro punto de vista erróneo consiste en "vaciar el estanque para coger los peces", es decir, abrumar al pueblo con interminables exigencias, pasando por alto sus dificultades y considerando nada más que las necesidades del gobierno y el ejército. Este es un concepto propio del Kuomintang, que nunca debemos adoptar. Hemos aumentado temporalmente las cargas que pesan sobre el pueblo, pero en seguida hemos emprendido la creación del sector público de nuestra economía. En 1941 y 1942, las fuerzas armadas, las entidades oficiales y las escuelas lograron, valiéndose de sus propios esfuerzos, satisfacer la mayor parte de sus necesidades. Esta es una proeza maravillosa sin precedentes en la historia de China y constituye la base material que nos hace invencibles. Cuanto más se desarrolle nuestra economía para el autoabastecimiento, tanto menor será la carga de los impuestos que pese sobre el pueblo. En la primera etapa, de 1937 a 1939, tornamos muy poco del pueblo, y éste pudo recuperarse considerablemente. En la segunda, de 1940 a 1942, aumentaron sus cargas. Con el año 1943; empezará la tercera etapa. Si en los dos años venideros, 1943 y 1944, sigue creciendo el sector público de nuestra economía, y si todas o la mayor parte de nuestras fuerzas armadas de la Región Fronteriza de Shensí-Kansú-Ningsia tienen oportunidad de cultivar la tierra,
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al cabo de este período el pueblo verá de nuevo aligerarse su carga y podrá recuperarse otra vez. Esta es una perspectiva posible, y debemos prepararnos para hacerla realidad.
Debemos refutar todo punto de vista unilateral y sostener la acertada consigna de nuestro Partido: "Desarrollar la economía y asegurar el abastecimiento". En lo referente a las relaciones entre el sector público y el privado, nuestra consigna es: "Tener en cuenta tanto los intereses públicos como los individuales", o en otros términos Tener en cuenta tanto al ejército como al pueblo". Consideramos que éstas son las únicas consignas acertadas. Sólo desarrollando de una manera realista los sectores público y privado de nuestra economía, podremos asegurarnos los ingresos financieros. Incluso en tiempos difíciles, debemos preocuparnos de poner un límite a los impuestos, de modo que las cargas, aunque pesadas, no perjudiquen al pueblo, y tan pronto como sea posible, aliviar sus cargas a fin de que pueda recuperarse.
Los recalcitrantes del Kuomintang creen que la construcción de la Región Fronteriza es una empresa sin esperanzas, y que aquí las dificultades son insuperables. Todos los días esperan su "derrumbamiento". No vale la pena discutir con ese tipo de gente. Ellos nunca serán testigos de nuestro "derrumbamiento", ya que para nosotros sólo habrá prosperidad. No comprenden que las masas populares dirigidas por el Partido Comunista y por el gobierno revolucionario de la Región Fronteriza siempre apoyan al Partido y al gobierno, y que éstos a su vez podrán, sin duda alguna, encontrar los medios de salvar las dificultades económicas y financieras, por grandes que sean. Actualmente ya han sido resueltos algunos de nuestros problemas y pronto lo serán los demás. En el pasado, experimentamos dificultades mucho mayores que las actuales, y sin embargo, todas fueron vencidas. Las dificultades que enfrentan nuestras bases de apoyo en el Norte y Centro de China son mucho más graves que las de la Región Fronteriza de Shensí-Kansú-Ningsia; esas bases sostienen diariamente violentos combates, a pesar de lo cual se mantienen en pie desde hace cinco años y medio, e indudablemente seguirán manteniéndose hasta la victoria final. Para nosotros no existe el pesimismo; somos capaces de vencer cualquier dificultad.
Después de esta conferencia de cuadros superiores de la Región Fronteriza de Shensí-Kansú-Ningsia, aplicaremos la política de "menos pero mejores tropas y una administración más simple"[2]. Esta vez hay que llevarla a la práctica de una manera estricta, profunda
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y general, y no en forma aparente, superficial y parcial. En la
aplicación de esta política debemos cumplir las cinco tareas
siguientes: simplificación, unificación, eficiencia, economía
y oposición al burocratismo. Estas cinco tareas tienen gran importancia
para nuestro trabajo económico y financiero. La simplificación
reducirá los gastos improductivos y aumentará los ingresos
derivados de la producción, lo cual redundará en beneficio
directo de nuestras finanzas y, al mismo tiempo, aligerará las cargas
del pueblo e influirá sobre su situación económica.
En nuestros organismos económicos y financieros, deben ser eliminados
la desunión, la pretensión de "independizarse" el autonomismo
y otros fenómenos nocivos, para establecer un sistema de trabajo
unificado, que responda a la dirección y que garantice la plena
aplicación de nuestra política y nuestros reglamentos. Con
el establecimiento de tal sistema, la eficiencia del trabajo será
mayor. Todos los organismos, y particularmente los que se encargan del
trabajo económico y financiero, deben preocuparse de hacer economías.
Al poner en práctica un régimen de economías, podrán
suprimir un gran número de gastos superfluos y antieconómicos,
cuyo monto puede alcanzar varias decenas de millones de yuanes. El personal
que se dedica al trabajo económico y financiero debe terminar con
las prácticas burocráticas que subsisten en sus organismos,
algunas de las cuales son incluso muy serias, como la corrupción,
la aparatosidad, la "normalización" innecesaria y el papeleo. Realizando
enteramente estas cinco tareas en el Partido, el gobierno y el ejército,
alcanzaremos lo que nos proponemos con la política de "menos pero
mejores tropas y una administración más simple", superaremos
indudablemente nuestras dificultades y taparemos la boca a aquellos que
se regocijan ya de nuestro próximo "derrumbamiento".
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[1]Las cifras citadas aquí por el camarada Mao Tse-tung representan la suma total de los impuestos agrícolas (entregas de cereales) pagados por los campesinos de la Región Fronteriza de Shensí-Kansú-Ningsia en los años 1940-1942. [pág. 113]
[2]Véase "Una política de suma importancia", en el presente tomo. [pág. 115]