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León Trotsky


La revolución permanente




V.
¿Se ha realizado en nuestro país la dictadura democrática?
¿Cuándo?



Escrito: En México, en 1930.
Traducción: Andreu Nin.
Digitalización: Juan Mari Madariaga, para la Red Vasca Roja, 1999-2000.
Fuente: Red Vasca Roja, abril 2000.
Esta Edición: Marxists Internet Archive, abril de 2000.




Apoyándose en Lenin, Radek afirma que en nuestro país la dictadura democrática se realizó en el período del doble poder (1). Sí; convengo en que Lenin, a veces, y en forma condicional, plantea la cuestión así. ¿Cómo a veces?, dice Radek con indignación, al mismo tiempo que me acusa de atentar contra las ideas fundamentales de Lenin. Pero si se indigna es por el único motivo de que no tiene razón. En Las lecciones de Octubre, que Radek somete asimismo a crítica con un retraso de cuatro años, interpreté del siguiente modo las palabras de Lenin sobre la "realización" de la dictadura democrática:

"La coalición obrero-campesina democrática pudo dibujarse únicamente como una forma no madura que no había llegado aun al verdadero poder; como una tendencia, no como un hecho." (Obras, III, parte Iª, p. 2l).

Radek escribe, refiriéndose a esta interpretación: "Esta transcripción del contenido de uno de los capítulos teóricamente más notables del trabajo de Lenin, no vale nada." Después de estas palabras sigue una invocación patética a las tradiciones del bolchevismo, y, como coronamiento, un acorde final: "Estas cuestiones son excesivamente importantes para que se pueda contestar a las mismas refiriéndose a lo que Lenin había dicho algunas veces."

Con todo esto, quiere dar la impresión de que concedo poca importancia a "una de las ideas más notables de Lenin". Pero Radek hace un gasto inútil de indignación y de énfasis. Un poco de buen sentido hubiera estado más en su lugar.

Mi exposición de Las lecciones de Octubre, aunque extremadamente compendiada, se funda no en un ataque súbito con extractos de segunda mano, sino en el estudio efectivo de Lenin, y expresa la esencia de su pensamiento ante este problema, mientras que la prolija exposición de Radek, a pesar de la abundancia de citas, no deja en pie absolutamente nada del pensamiento leniniano.

¿Por qué empleé el término limitativo "a veces"? Porque así fue en realidad. La afirmación de que la dictadura democrática "se realizó" en la fase del doble poder ("en cierta forma y hasta cierto punto"), la hizo Lenin únicamente en el periodo comprendido entre abril y octubre de 1917, esto es, antes de que se realizara verdaderamente la revolución democrática. Radek no se ha dado cuenta de esto, no lo ha comprendido, no lo ha apreciado.

En la lucha contra los actuales epígonos, Lenin hablaba de un modo extremadamente condicional de "realizarse" la dictadura democrática, no en calidad de característica histórica del periodo del doble poder --en este aspecto habría sido sencillamente un absurdo--, sino como argumento contra los que esperaban una segunda edición, corregida y aumentada, de la dictadura democrática independiente. Las palabras de Lenin tenían el sentido de que no había habido, ni habría, fuera del mísero aborto del doble poder, ninguna otra dictadura democrática, y que, por ello, era necesario "rearmarse", esto es, cambiar la consigna. Afirmar que la coalición de los socialrevolucionarios y de los mencheviques era la "realización" de la consigna bolchevista, significa que se nos quiere dar a sabiendas gato por liebre o que el que lo hace ha perdido completamente la cabeza. Contra los mencheviques se podía emplear un argumento hasta cierto punto análogo al de Lenin contra Kaménev; ¿Esperáis la misión "progresiva" de la burguesía de la revolución? Esta misión se ha realizado ya: el papel político de los Rodzianko, los Guchkov y los Miliukov es el máximo que podía dar de sí la burguesía liberal, del mismo modo que el régimen de Kerenski es el máximo de revolución democrática que podía realizarse en calidad de etapa autónoma.

Hay indicios anatómicos indiscutibles -vestigios- que atestiguan que nuestros antepasados tenían cola. Estos indicios son suficientes para demostrar la unidad genética del mundo animal. Pero, hablando francamente, hay que decir que, a pesar de todo, el hombre no tiene cola. Lenin señalaba a Kaménev en el régimen de doble poder los vestigios de la dictadura democrática, advirtiendo que de aquellos vestigios no se podía esperar ningún órgano nuevo. Pero en nuestro país no hubo una revolución democrática independiente, si bien la realizamos de un modo más profundo, radical y decidido que nunca ni en parte alguna.

Radek debería pensar que si la dictadura democrática se hubiera realizado efectivamente en abril-octubre, acaso el mismo Mólotov la habría reconocido. El partido y la clase concebían la dictadura democrática como un régimen que venia a destruir implacablemente el viejo aparato estatal de la monarquía y a liquidar definitivamente la gran propiedad agraria. Pero en el período de Kerenski no hubo nada de esto, ni por asomo. Para los bolcheviques se trataba de la realización práctica de los objetivos revolucionarios, y no del descubrimiento de "vestigios" sociológicos e históricos determinados. Lenin fijó estos indicios de un modo magnífico, para que sus contradictores vieran las cosas teóricamente claras. Pero nada más que esto. Radek intenta seriamente convencernos de que en el período del doble poder, esto es, de sin poder, existía la "dictadura" y se realizó la revolución democrática. Pero la verdad es que se trataba de una "revolución democrática" tal, que hacía falta todo el genio de Lenin para reconocerla. Esto significa precisamente que no se realizó. Una verdadera revolución democrática es algo que puede reconocer sin dificultad cualquier campesino analfabeto de Rusia o de China. Pero, con los indicios morfológicos, resulta un poco más difícil. A pesar de la lección rusa de Kaménev no se puede en ningún momento conseguir que Radek se dé cuenta al fin de que también en China la dictadura democrática se "realizó" en el sentido leninista (a través del "Kuomintang") con una forma más completa, más acabada, que en nuestro país por medio del doble poder, y que sólo los espíritus simples pueden esperar una segunda edición, corregida y aumentada, de la "democracia" en China.

Si en nuestro país la dictadura democrática se hubiera realizado únicamente bajo la forma del régimen de Kerenski, que no era más que un perro faldero de Lloyd George y Clemenceau, seria preciso decir que la historia se había burlado cruelmente de la consigna estratégica del bolchevismo. Por fortuna, no fue así. La consigna bolchevista se realizó efectivamente, no en el sentido de indicación morfológica, sino en el de una magna realidad histórica. Pero se realizó no antes, sino después de Octubre. La guerra campesina, según la expresión de Marx, sirvió de punto de apoyo a la dictadura del proletariado. La colaboración de las dos clases se efectuó en una escala gigantesca gracias a la Revolución de Octubre. Entonces, el campesino más ignorante comprendió y sintió, aun sin los comentarios de Lenin, que la consigna bolchevista se había encarnado en la realidad. Y el propio Lenin juzgó la Revolución de Octubre -su primera etapa- como la verdadera realización de la revolución democrática, y, por lo mismo, como la encarnación, aunque modificada, de la consigna estratégica del bolchevismo. Hay que tomar a Lenin en su totalidad, y, ante todo, al Lenin de después de Octubre, cuando examinaba y juzgaba los acontecimientos desde una cima más elevada. Finalmente, hay que tomar a Lenin a lo Lenin, y no a la manera de los epígonos.

Lenin examina (después de Octubre) en su libro contra Kautsky la cuestión del carácter de clase de la revolución y de su "transformación". He aquí uno de los pasajes que Radek debería meditar:

"SÍ; nuestra Revolución [la de Octubre, L.T.] es burguesa mientras marchamos juntos con los campesinos como un todo. Esto lo hemos visto siempre con claridad, y de 1905 para acá hemos dicho centenares y miles de veces que no podríamos saltar por alto este peldaño necesario del proceso histórico, ni abolirlo con decretos."

Y más adelante:

"Las cosas han sucedido precisamente tal y como decíamos. La marcha de la revolución ha demostrado que nuestro razonamiento era acertado. En un principio, unidos con "todos" los campesinos contra la monarquía, contra los terratenientes, contra las reminiscencias medievales (por cuanto la burguesía es burguesa, democrático-burguesa. Después, unidos con los campesinos más pobres y los semiproletarios, con todos los explotados, contra el capitalismo, incluso contra los elementos ricos del campo, contra los especuladores (por cuanto la revolución se convierte en socialista)." (Obras, XX, p. 508).

He aquí cómo hablaba Lenin, no "a veces". sino siempre, mejor dicho, "para siempre", formulando un juicio definitivo, general y completo de la marcha de la Revolución, la de Octubre inclusive. "Las cosas han sucedido precisamente tal y como decíamos." La revolución democrático-burguesa se realizó bajo la forma de coalición de los obreros y campesinos. ¿Bajo el régimen de Kerenski? No; en el primer periodo que siguió a Octubre. ¿Es cierto? Lo es. Pero se realizó, como ahora sabemos, no en forma de dictadura democrática, sino de dictadura del proletariado. Con ello mismo, desapareció definitivamente la necesidad de la vieja fórmula algebraica.

Si se coloca de un modo crítico el argumento condicional de Lenin de 1917 contra Kaménev al lado de la característica definitiva de la Revolución de Octubre dada por aquél en los años siguientes, resulta que en nuestro país se "realizaron" dos revoluciones democráticas. Esto es ya demasiado, tanto mas cuanto que la segunda está separada de la primera por el alzamiento armado de las masas proletarias.

Comparad ahora el pasaje, que acabo de reproducir, del libro de Lenin El renegado Kautsky, con el siguiente fragmento de mis Resultados y perspectivas, donde en el capítulo sobre el régimen proletario se esboza la primera etapa de la dictadura y las perspectivas de su transformación ulterior.

"La destrucción del régimen semifeudal de casta será apoyado por todos los campesinos como clase. El impuesto progresivo sobre la renta será apoyado por la mayoría de los campesinos. Pero las medidas legislativas en defensa del proletariado agrícola no sólo serán acogidas con el apoyo activo de la mayoría, sino que chocarán con la. resistencia activa de la minoría.

El proletariado se verá obligado a llevar la lucha de clases al campo e infringir, de este modo, la comunidad de intereses que existe indudablemente entre todos los campesinos, pero dentro de límites relativamente estrechos. Ya en los primeros tiempos que seguirán a su régimen, el proletariado se verá en la necesidad de buscar un punto de apoyo en la oposición de los elementos pobres a los elementos ricos del campo, del proletariado agrícola a la burguesía agraria." (Nuestra revolución, 1906, p. 255).

¿Se parece esto en algo a la "ignorancia" --que se me achaca-- de los campesinos y a la "oposición" completa de las dos líneas, la leninista y la mía?

El extracto de Lenin que hemos citado más arriba no es el único. Por el contrario, como sucedía siempre con él, la nueva fórmula, que dilucida más profundamente los acontecimientos, se convierte en el eje de sus discursos y artículos de todo un período. He aquí lo que decía en marzo de 1919:

"En octubre de 1917 tomamos el poder con los campesinos como un todo. Fue ésta una revolución burguesa, por cuanto la lucha de clases en el campo no se desarrolló aún." (Obras, XVI, p. 143).

He aquí lo que decía Lenin en el Congreso del Partido en marzo de 1919:

"En un país en que el proletariado tuvo que adueñarse del poder con ayuda de los campesinos, donde le correspondió el papel de agente de la revolución pequeño burguesa, nuestra revolución, hasta la organización de los Comités de campesinos pobres, esto es, hasta el verano y aun el otoño de 1918, fue en un grado considerable una revolución burguesa." (Obras, XVI, p. 105).

Lenin repitió estas palabras con distintas variantes y muchas veces. Sin embargo, Radek prescinde sencillamente de esta idea capital de Lenin, que resuelve la cuestión debatida.

El proletariado tomó el poder en octubre, unido a todos los campesinos, dice Lenin. Por ello mismo, la revolución fue burguesa. ¿Es cierto esto? En un cierto sentido, si. Pero esto significa precisamente que la verdadera dictadura democrática del. proletariado y de los campesinos, esto es, la que destruyó efectivamente el régimen autocrático-servil y arrebató la tierra a los señores, tuvo lugar no antes, sino después de Octubre; tuvo lugar, para emplear las palabras de Marx, en forma de dictadura del proletariado apoyada por la guerra campesina, y ya unos meses después empezó a transformarse en dictadura socialista. ¿Es posible que esto no aparezca claro? ¿Acaso se puede discutir todavía sobre este tema?

Según Radek, la teoría "permanente" es culpable de confundir la etapa burguesa con la socialista. Pero en la práctica la dinámica de clase "confundió", esto es, combinó, de un modo tan profundo estas dos etapas, que nuestro infortunado metafísico no puede, en modo alguno, atar los dos cabos.

Naturalmente, en Resultados y perspectivas se pueden encontrar ciertas lagunas y afirmaciones erróneas. Pero no hay que olvidar que, en sus líneas fundamentales, dicho trabajo fue escrito no en 1928, sino antes de Octubre... de 1905. La crítica de Radek no se refiere para nada a la cuestión de las lagunas en la teoría de la revolución permanente, o, mejor dicho, a los motivos en que la fundaba en aquel entonces, pues siguiendo el ejemplo de sus maestros-epígonos ataca no las lagunas, sino los lados fuertes de la teoría, esto es, los que habían de coincidir con la marcha del proceso histórico. Y los ataca mediante conclusiones radicalmente falsas que saca de la posición de Lenin, no estudiada ni meditada a fondo por él.

Los juegos de prestidigitación con las añejas citas se desarrollan, en la escuela de los epígonos, en un plano peculiar que no se cruza en parte alguna con el proceso histórico real. Cuando los adversarios del "trotsquismo" se ven obligados a dedicarse seria y concienzudamente --lo cual no sucede nunca con algunos de ellos-- al análisis del desarrollo real de la Revolución de Octubre, llegan inevitablemente a conclusiones informadas por el espíritu de la teoría que rechazan. La prueba más elocuente de esto la tenemos en los trabajos de A. Jákoliev consagrados a la historia de la Revolución de Octubre. He aquí cómo formula las relaciones entre las clases de la vieja Rusia este autor que es actualmente una de las columnas de la fracción dirigente (2), indudablemente más ilustrado que otros estalinistas, y, ante todo, que el propio Stalin:

"... Vemos una limitación doble de la insurrección campesina (marzo-octubre de 1917). Al elevarse hasta la categoría de guerra campesina, no superó su limitación ni se salió del marco del objetivo inmediato de destruir al terrateniente vecino, no se convirtió en un movimiento revolucionario organizado, no superó el carácter de revuelta espontánea propia del movimiento campesino.

"La insurrección campesina, tomada en sí --insurrección espontánea, limitada por el objetivo consistente en destruir al terrateniente--, no podía triunfar, no podía destruir el poder estatal, adverso a los campesinos, que apoyaba al terrateniente. Por esto, el movimiento agrario sólo podía prevalecer en el caso de que lo acaudillara la clase correspondiente de la ciudad... He aquí por qué el destino de la revolución agraria se resolvió, en fin de cuentas, no en decenas de miles de aldeas, sino en unos centenares de ciudades. Sólo la clase obrera, asestando un golpe decidido a la burguesía en los centros del país, podía dar la victoria a la insurrección campesina; sólo el triunfo de la clase obrera en la ciudad podía hacer salir al movimiento campesino del marco de un combate espontáneo de decenas d millones de campesinos contra decenas de miles de terratenientes; sólo la victoria de la clase obrera, finalmente, podía echar los cimientos para un nuevo tipo de organización campesina que uniera a los campesinos pobres y medios, no con la burguesía, sino con la clase obrera. El problema de la victoria de la insurrección campesina era el problema de la victoria de la clase obrera en la ciudad.

"Cuando en Octubre los obreros asestaron un golpe decisivo al gobierno de la burguesía, resolvieron también, al propio tiempo, el problema de la victoria de la insurrección campesina."

Y más adelante:

"...La cuestión consiste en que, a consecuencia de las condiciones históricas existentes, la Rusia burguesa de 1917 obró en alianza con los terratenientes. Aun las fracciones más de izquierda de la burguesía, tales como los mencheviques y los socialrevolucionarios, no fueron más allá de la organización de un régimen ventajoso para los terratenientes. En esto radica la diferencia más importante entre las condiciones de la Revolución rusa y las de la Revolución francesa, que tuvo lugar más de cien años antes... La revolución campesina no podía triunfar en 1917 como revolución burguesa (¡Hola! L.T.). Tenía por delante dos caminos: ser derrotada bajo los golpes de las fuerzas unidas de la burguesía y de los terratenientes, o triunfar en calidad de movimiento que acompañara y auxiliara a la revolución proletaria. La clase obrera de Rusia, al tomar sobre sí la misión de la burguesía de la Gran Revolución francesa, al tomar sobre sí la misión de acaudillar la revolución agraria democrática, obtuvo la posibilidad de la revolución proletaria triunfante." (El movimiento campesino en 1917, 1917, p. 10- 11- 12).

¿Cuáles son las ideas fundamentales en que se apoya el razonamiento de Jákoliev? La incapacidad de los campesinos para desempeñar un papel político independiente: la inevitabilidad, que se desprende de ésto, del papel directivo de la clase urbana; la inaccesibilidad para la burguesía rusa del papel de caudillo de la revolución agraria; la inevitabilidad, que se desprende de ésto, del papel directivo del proletariado; el advenimiento de éste al poder en calidad de caudillo de la revolución agraria; finalmente, la dictadura del proletariado, apoyándose en la guerra campesina e iniciando la época de la revolución socialista. Con esto se destruye radicalmente el planteamiento metafísico de la cuestión del carácter "burgués" y "socialista" de la revolución. La esencia de la cuestión consistía en que el problema agrario, que constituía la base de la revolución burguesa, no podía ser resuelto bajo el predominio de la burguesía. La dictadura del proletariado entra en escena, no después de la realización de la revolución agrario democrática, sino como condición previa necesaria para su realización. En una palabra, en este esquema retrospectivo de Jákoliev se contienen todos los elementos fundamentales de la teoría de la revolución permanente, tal y como fuera formulada por mí en 1905. Yo hacía un pronóstico histórico. Jákoliev, veintidós años después de la primera revolución, y diez después de la de Octubre, hace el resumen de los acontecimientos de las tres revoluciones apoyándose en la labor de toda una pléyade de jóvenes investigadores. ¿Y qué resulta? Pues que Jákoliev repite casi textualmente las fórmulas empleadas por mí en 1905.

¿Cuál es, sin embargo, su actitud ante la teoría de la revolución permanente? Sencillamente, la que viene obligado a mantener todo funcionario estalinista que quiera conservar su puesto y ascender oportunamente a otro mejor. Entonces, ¿cómo concilia Jákoliev su apreciación de las fuerzas motrices de la Revolución de Octubre con la lucha contra el "trotsquismo"? Muy sencillo: no preocupándose de ello en lo más mínimo. De la misma manera que en otros tiempos había ciertos funcionarios zaristas-liberales que aceptaban la teoría de Darwin sin dejar de acudir puntualmente a comulgar, los Jákoliev de hoy día compran el derecho de emitir a veces ideas marxistas a costa de la participación en la campaña ritual de ataques contra la revolución permanente. Se podrían citar docenas de ejemplos de este género.

Hay que añadir que Jákoliev llevó a cabo el trabajo sobre la historia de la Revolución de Octubre mencionado más arriba, no por propia iniciativa, sino a consecuencia de una resolución del Comité central, con la particularidad de que en dicha resolución se me confiaba a mí la tarea de redactar el trabajo de Jákoliev(3). En aquel entonces se esperaba aún el restablecimiento de Lenin y no se le ocurría a ninguno de los epígonos suscitar un debate absurdo sobre la revolución permanente. En todo caso, en calidad de ex-redactor, o mejor dicho, de proyectado redactor de la historia de la Revolución de Octubre, puedo comprobar con plena satisfacción que el autor de la misma, consciente o inconscientemente, se sirve, por lo que respecta a todas las cuestiones en litigio, de las fórmulas textuales de mi trabajo más herético sobre la Revolución de Octubre, Resultados y perspectivas.

La apreciación definitiva del destino histórico de la consigna bolchevista dada por el mismo Lenin atestigua de un modo indudable que la diferencia existente entre las dos líneas tácticas, la "permanente" y la leninista, tenía una significación secundaria y subordinada; en lo fundamental, eran una y la misma. Y lo que había en ellas de esencial, contrapone hoy de un modo irreconciliable a ambas líneas tácticas definitivamente fundidas por la Revolución de Octubre, no sólo a la línea de Stalin en febrero y marzo, a la de Kaménev, Rikov, Zinoviev en abril-octubre, no sólo a toda la política china de Stalin-Bujarin-Martinov, sino a la actual línea táctica "china" sustentada por Radek.

Y si éste, que ha modificado de un modo tan radical sus apreciaciones entre 1925 y la segunda mitad de 1928, me acusa de incomprensión de la "complejidad del marxismo y del leninismo", contestaré: Entiendo que las ideas fundamentales desarrolladas por mí veintitrés años antes en Resultados y perspectivas se vieron completamente confirmadas por el curso de los acontecimientos, y precisamente por esto coincidían con la línea estratégica del bolchevismo. No creo, en particular, que haya el menor motivo para renunciar a lo dicho en 1922, respecto a la revolución permanente, en mi prefacio a la obra 1905, libro que todo el partido, en vida de Lenin, leyó y estudió en ediciones y reimpresiones innumerables y que no "llamó la atención" de Kaménev hasta el otoño de 1924, ni la de Radek hasta el de 1928. He aquí lo que decía en dicho prefacio:

"Fue precisamente en el intervalo comprendido entre el 9 de enero y la huelga de octubre de 1905 cuando el autor formó sus concepciones sobre el carácter del desarrollo revolucionario de Rusia, conocidas bajo el nombre de teoría de la revolución permanente. Esta denominación, un poco capciosa, expresaba la idea de que la revolución rusa, si bien tenía planteados objetivos burgueses inmediatos, no podría detenerse en los mismos. La revolución no podría cumplir sus objetivos inmediatos burgueses más que llevando al proletariado al poder.

"Aunque con un intervalo de doce años, esta apreciación se ha visto plenamente confirmada. La revolución rusa no pudo realizarse mediante un régimen democrático-burgués, sino que tuvo que dar el poder a la clase obrera. Si en 1905 ésta se mostró demasiado débil para conquistarlo, pudo fortalecerse y madurar no en la república democrático-burguesa, sino en la clandestinidad del zarismo del 3 de junio" (4). (L. Trotski: 1905, prefacio, p. 4-5).

Citaré, finalmente, una de las apreciaciones polémicas más duras que di de la consigna de la "dictadura democrática". En 1909 escribía en el órgano polaco de Rosa Luxemburg:

"Si los mencheviques, partiendo de la abstracción: "nuestra revolución es burguesa", llegan a la idea de la adaptación de toda la táctica del proletariado a la conducta de la burguesía liberal hasta la conquista del poder por esta última, los bolcheviques, partiendo de una abstracción no menos vacía: "dictadura democrática no socialista", llegan a la idea de la autolimitación burguesa democrática del proletariado, en cuyas manos se halla el poder. Claro está que la diferencia que los separa ante este problema es muy considerable: mientras que los aspectos antirrevolucionarios del menchevismo se manifiestan ya con toda su fuerza en la actualidad, los rasgos antírrevolucionaríos del bolchevismo sólo significan un peligro inmenso en caso de triunfar la revolución."

En enero de 1922, añadí la siguiente nota a este pasaje del artículo, reproducido en la edición rusa de mi libro 1905:

"Esto, como es notorio, no sucedió, pues bajo la dirección de Lenin el bolchevismo efectuó (no sin lucha interior) un reajuste ideológico respecto a esta importantísima cuestión en la primavera de 1917, esto es, antes de la conquista del poder."

A partir de 1924, estos textos fueron objeto de una crítica furiosa. Ahora, con un retraso de cuatro años, Radek viene a sumarse a esta crítica. Sin embargo, el que reflexione honradamente sobre las líneas tácticas citadas más arriba, no podrá dejar de reconocer que contenían una importante previsión y una advertencia no menos importante. Nadie podrá negar el hecho de que en el momento de la Revolución de Febrero toda la llamada "vieja guardia" de los bolcheviques estaba colocada en el terreno de la oposición escueta de la dictadura democrática a la dictadura socialista. Los discípulos inmediatos de Lenin hacían de la fórmula algebraica de éste una construcción metafísica pura y la dirigían contra el desarrollo real de la revolución. En el momento histórico más importante, los elementos bolcheviques dirigentes que se hallaban en Rusia ocuparon una posición reaccionaria, y, de no haber llegado a tiempo Lenin, hubieran estrangulado la Revolución de Octubre bajo la enseña de la lucha contra el trostquismo, de la misma manera que más tarde estrangularon la revolución china. Radek describe de un modo piadoso la posición errónea de todo el sector dirigente del partido, presentándolo como una especie de "casualidad". Pero, es poco probable que esto pueda servir de explicación marxista de la posición democrática vulgar de Kaménev, Zinóviev, Stalin, Mólotov, Ríkov, Kalinin, Noguin, Miliutin, Krenstinski, Frunse, Yaroslavski, Ordzonikidze, Preobrajenski, Smilga, y muchísimos otros viejos bolcheviques. ¿No sería más justo reconocer que en el carácter algebraico de la vieja fórmula bolchevista había sus peligros? Como siempre, el desarrollo de los acontecimientos llenaba con un contenido hostil a la revolución proletaria, lo que había de indefinido en la fórmula revolucionaria. Ni que decir. tiene que si Lenin hubiera vivido en Rusia y observado el desarrollo del partido día por día, sobre todo durante la guerra, habría hecho oportunamente las enmiendas y aclaraciones necesarias. Afortunadamente para la revolución, llegó, aunque con retraso, a tiempo todavía de efectuar el reajuste ideológico que se imponía. El instinto de clase del proletariado y la presión revolucionaria de la masa del partido, preparada por toda la labor anterior del bolchevismo, permitieron a Lenin, en lucha contra los elementos dirigentes, cambiar de rumbo la política del partido en un plazo relativamente corto.

¿Deberá acaso deducirse de aquí que, ante China, la India y otros países, debamos adoptar también hoy la fórmula leninista de 1905 en todo su carácter algebraico; esto es, en todo lo que tenía de indefinido, dejando que los Stalin y los Rikov chinos e indios (Tan-Pin-Sian, Roy y otros) llenen la fórmula de un contenido nacionaldemocrático pequeño burgués y esperar, después la aparición oportuna de Lenin para efectuar las enmiendas del 4 de abril? ¿Pero estamos seguros de una enmienda tal en China y la India? ¿No será mejor introducir de antemano en la fórmula la concreción cuya necesidad ha sido demostrada por la experiencia histórica tanto de Rusia como de China?

¿Ha de interpretarse lo que queda dicho en el sentido de que la consigna de la dictadura democrática del proletariado y de los campesinos era sencillamente un "error"? En los soviets, como es sabido, todas las ideas y las acciones humanas se dividen hoy en dos categorías: absolutamente justas, que son las que forman parte de la llamada "línea general", y absolutamente erróneas, las que se apartan de esta línea. Esto no impide, naturalmente, que lo que hoy es absolutamente justo, sea mañana declarado absolutamente erróneo. Pero el desarrollo real de las ideas, antes de la aparición de la "línea general", conocía asimismo el método de aproximaciones consecuentes a la verdad. Incluso la simple división aritmética obliga a escoger las cifras por adivinación, empezando por las grandes o por las pequeñas, a fin de prescindir de ellas después a medida que la comprobación se va efectuando. En el tiro de artillería el método de aproximaciones se llama "tenedor". En política, el método de las aproximaciones es asimismo inevitable. Toda la cuestión consiste únicamente en comprender oportunamente que el no hacer blanco es no hacer blanco, y, sin pérdida de tiempo, introducir la corrección necesaria.

La gran importancia histórica de la fórmula de Lenin consistía en que llegaba, dentro de las condiciones de una nueva época histórica, hasta el fondo de una de las cuestiones teóricas y políticas, a saber: la cuestión del grado de independencia política alcanzado por los distintos grupos de la pequeña burguesía, ante todo el de los campesinos. Gracias a su plenitud, la experiencia bolchevista de 1905-1917 cerró herméticamente las puertas a la "dictadura democrática". El propio Lenin puso un rotulo en la puerta: "No hay entrada ni salida>. Esto lo formulaba con las siguientes palabras: el campesino sigue al burgués o al obrero. Los epígonos ignoran completamente la consecuencia a que llevó la vieja fórmula del bolchevismo y, haciendo caso omiso de esta consecuencia, canonizan una hipótesis temporal, incluyéndola en el programa. En ésto consiste, en esencia, la posición de los epígonos.


NOTAS

(1) El poder del gobierno provisional y el de los soviets durante el periodo comprendido entre la Revolución de Febrero y la de Octubre. [NDT].

(2) Recientemente, Jákoliev fue nombrado Comisario del pueblo para Agricultura. [L.T.].

(3) Extracto del acta de la reunión celebrada por la oficina de organización del Comité central el 22 de mayo de 1922: «Dar el encargo al compañero Jákoliev de escribir, bajo la redacción del compañero Trotski, un manual de historia de la Revolución de Octubre." [L.T.].

(4) El 3 de junio de 1907, Stolipin disolvió la segunda Duma, acto que fue expresión del triunfo temporal de la autocracia. [NDT].


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