[Escribe usted sobre la "honrosa" suspensión de El Soviet, como la negativa a someterse a la censura formal del gobernador [1]. Creo que esta forma de plantear la cuestión es falsa de principio. Una organización revolucionaria no,.puede cerrar una edición como simple demostración política. Este gesto es típico de un demócrata, no de un marxista. Un marxista debe saber aprovechar al máximo las posibilidades legales, completándolas con las ilegales. Cuando no se tiene la suficiente fuerza como para destruir la censura, no hay nada "vergonzoso" en someterse a ella; es una cuestión de correlación de fuerzas, no de moral abstracta. Cerrar una edición sin substituirla por otra ¡legal significa sencillamente desertar. Y desde luego no veo nada "honroso" en esto.
¿Cómo habría que haber actuado? Exponiendo abierta y francamente la situación real a los obreros: La ayuda de los obreros no es suficiente, la ayuda prometida por los amigos [2] no acaba de llegar, nos vemos obligados a suprimir provisionalmente la publicación de El Soviet como semanario, pero esto es tan sólo un retroceso para luego saltar mejor. ¡Obreros, ayudadnos! Así es como yo creo que se debería haber informado de la momentánea suspensión del semanario.] [3]
[Sobres los errores más graves cometidos en la política española, nos hemos limitado a la correspondencia, a las tentativas de persuasión mutua, evitando trasladar nuestras discusiones, incluso las más amistosas, a la arena internacional. Las cartas de Mill[4] desde España, totalmente confusas y oportunistas, han quedado sin respuesta pública, lo que me parece un error.
Por el contrario, el malentendido surgido a raíz de las finanzas, ha llegado a constituir una intriga internacional[5]
No voy a ocultarle que este incidente me ha producido una impresión desfavorable. Creo que debería usted explicarme su primera carta, retirar sus acusaciones absolutamente inadmisibles tanto en la forma como en el fondo e informarme si ha difundido internacionalmente su carta. En ese caso se podría considerar acabado el incidente y la necesidad de una polémica internacional desaparecería.
Me parece -por otra parte usted mismo lo confiesa- que no ha leído con la suficiente atención las tesis sobre la situación internacional, pues, de otra manera, su objeción seria incomprensible[6]. Todo depende de la forma en que se defina el "kerenskismo", como el último gobierno burgués, después del cual la burguesía debe perecer necesariamente, o como el último gobierno de izquierda, el más a la izquierda, que puede poner la burguesía en la lucha por su régimen, y que puede salvar ?puede no morir del todo? o dar lugar a un gobierno fascista. Todo depende de la correlación de fuerzas, y ante todo de la existencia de un partido revolucionario fuerte, que no existe en España.
En España hoy gobierna la coalición liberal-socialista. En mi escrito se dice que es el último o el penúltimo gobierno de "izquierda", es decir que abre la posibilidad de un gobierno más a la izquierda "socialista", que desde luego tampoco indicará necesariamente el fin de la burguesía. Recordemos que el gobierno socialdemócrata "soviético" alemán, o sea el gobierno más a la izquierda que puede existir, salvó a la burguesía[7]. He desarrollado esta idea más extensamente en mi informe sobre Alemania...
( ... ) La Oposición internacional ha dado una importancia excepcional a la Oposición española, teniendo en cuenta nuestra debilidad. La crisis ha afectado indirectamente, pero de forma muy real a nuestros camaradas que tenían posibilidad de proporcionar apoyo financiero. El paro hace estragos por todas partes, en proporciones aterradoras. Entre los camaradas oposicionistas alemanes, muchos están totalmente desprovistos de medios. La Oposición alemana no ha recibido ni la mitad de la atención que se ha dado a la Oposición española, a pesar que la actual situación en Alemania es incomparablemente más grave que la española. En estas condiciones es inadmisible organizar un escándalo internacional porque dos o tres camaradas no han pagado puntualmente, debido a dificultades materiales, el apoyo que habían prometido[8]. En este asunto hay algo que nos es ajeno, que no es ni revolucionario, ni proletario ni comunista.
Los camaradas españoles han cometido gran cantidad de errores, pérdida de tiempo, de meses. Muchos camaradas se daban cuenta de estos errores, los observaban inquietamente, acusándome de excesiva indulgencia. Hemos tenido mucha mayor paciencia con los camaradas españoles en cuestiones de una importancia política trascendental. ¡Y ellos a la primera dificultad financiera provocan un escándalo internacional!
Sólo encuentro una explicación para esto: los camaradas españoles han buscado oportunidad para apoyar indirectamente a Rosmer. Sin ningún dato de principio, es decir, sin correr el riesgo de defender una posición política escandalosa, los camaradas españoles ?y usted está entre ellos? han aprovechado la primera ocasión, el primer incidente favorable o desfavorable para apoyar indirectamente a Rosmer. Esta es la única explicación sicológica de la actuación de los camaradas españoles.]
[Mi impresión en cuanto al papel jugado por la Oposición española en los asuntos internacionales sigue siendo extremadamente desfavorable. Durante los tres años de mi estancia en el extranjero se ha operado un proceso de selección de los elementos verdaderamente revolucionarios de la Oposición, gracias a su separación de los filisteos, que sencillamente desertan. Los camaradas españoles no han tomado parte en este trabajo. No intervienen en los asuntos internacionales más que cuando se consideran implicados directamente, y, en ese caso, lo hacen de tal forma, que ayudan a los que desertan de nuestras filas[9]
[1] Nin había escrito el 7 de noviembre al Secretariado Internacional: "la persecución por parte del gobierno a nuestro Soviet, nos ha permitido suspender la publicación de forma honrosa". Esta suspensión había sido anunciada por un panfleto ??que no hemos podido encontrar? protestando por las exigencias de la censura. El Soviet había dejado de aparecer desde su tercer número,"fechado el 29 de octubre de 1931
[2] En su carta del 7 de noviembre, Nin precisaba que Molinier no había cumplido sus promesas de ayuda financiera a El Soviet: "las promesas han quedado en el aire y la situación económica es insostenible. La culpa de todo esto la tiene el camarada Molinier, que ha actuado de forma incalificable. Realmente un saboteador no podía haberlo hecho mejor". En junio, en una carta a los oposicionistas de Verviers, Rosmer escribía: "podríamos haber jugado un papel capital en esta primera fase de la revolución española, ya que todo estaba de nuestra parte: entusiasmo revolucionario de las masas obreras y campesinas, descrédito de la dirección estalinista e incapacidad evidente de los anarcosindicalistas, que tienen decenas de miles de obreros detrás suyo, pero que si se les deja actuar, conducirán a la clase obrera a una nueva derrota. Por ello hubiera sido imprescindible continuar ayudando a nuestros camaradas españoles, de la misma forma que lo hicimos desde la caída de Primo de Rivera, trabajando estrechamente ligados a ellos. Tendríamos en España una Oposición de izquierda sólidamente ligada a las masas obreras, a la que se irían uniendo progresivamente todos los buenos elementos comunistas y sindicalistas instruidos por la experiencia" (Duplicado en "Carta de Rosmer a la federación de Charleroi", 7 de junio de 1931, archivos Mougeot.)
[3] El cuarto número de El Soviet no aparecería hasta el 12 de mayo de 1932
[4] La Verité, 8 y 22 de mayo de 1931.
[5] El 24 de noviembre, juntamente con la copia de una carta enviada al S.I. el 17 de noviembre de 1931, Nin escribió a Trotsky: "Sólo tengo que añadir la unanimidad de la Oposición española respecto al nefasto papel que juega Molinier en la Ligue francesa y en la Oposición internacional. Todos los informes que poseo -aparte de nuestra propia experiencia- me confirman en esta opinión". En este intervalo, su carta al S.I. había sido profusamente difundida entre las secciones nacionales, constituyendo un nuevo argumento para los adversarios de Molinier.
[6] A propósito de las tesis aquí reproducidas (ver cap. anterior) Nin había escrito el 7 de diciembre de 1931: "Usted dice que el actual régimen español puede ser comparado al "kerenskismo". No creo que sea así. El "kerenskismo" era la última carta de la burguesía. Anunciaba octubre. Azaña sólo anuncia a Lerroux, es decir, a Miliukov, al gran capital".
[7] Ebert era, en noviembre de 1918, simultáneamente canciller del Reich, cargo que había recibido del anterior canciller, Max de Bade, y presidente del consejo de comisarios del pueblo, investido la tarde del 9 de noviembre por la asamblea berlinesa de los consejos de obreros y soldados.
[8] Parece que aquí Trotsky diluye la responsabilidad personal de Molinier. Efectivamente, este último no contaba con "suscripciones" sino con los recursos que debían procurarle sus "negocios". Más tarde, en 1935, uno de los motivos de su ruptura definitiva sería precisamente el hecho de que empleaba sus recursos financieros para presionar e imponer sus concepciones políticas a la organización
[9] Ha sido lanzada la mayor acusación: el aislamiento de los. oposicionistas españoles les ha llevado a apoyar a todos los adversarios de la organización internacional, a los "filisteos" a los "desertores". El desacuerdo es profundo. Por otra parte, Lacroix escribe al S.I. y a Trotsky: "Protestamos contra la actividad fraccional del grupo Molinier?Frank, que hace imposible la vida, incluso al S.I. (...) Hay que señalar que hasta que comenzamos a criticar la actividad de Molinier en España, el camarada Trotsky mantenía relaciones constantes con nosotros Pero desde que hemos empezado a criticar a Molinier hemos observado que, poco a poco, Trotsky dejaba de responder como antes a nuestras cartas e informes. Ahora casi no contesta ( ... ). Cuando habla de la situación de nuestra organización, lo hace a través de los informes de Molinier. (Archivos Vereecken.)