Entre las tropas contrarrevolucionarias que se baten contra
nosotros hay unidades checoslovacas. Están constituidas en su mayoría
por obreros y campesinos checos engañados que esperaban que los
imperialistas anglofranceses garantizaran la independencia de Bohemia,
su patria. Hoy, gracias a la revolución que se produce en Austria,
en Austria misma se declara la independencia de Bohemia.
Por intermedio del Comisariato del Pueblo para Asuntos Exteriores he
propuesto asegurar a todos los checos que lo deseen la posibilidad de volver
a su patria, que vive ahora un período de ascenso revolucionario.
El Comisariato del Pueblo para Asuntos Exteriores ha hecho saber a su vez
al gobierno checoslovaco que, a pesar de los éxitos de nuestros
ejércitos en el Volga y en los Urales, el poder soviético
no desea más que el fin de la guerra, y que por eso está
dispuesto a permitir a los checoslovacos desarmados, garantizándoles
completa seguridad, el tránsito por Rusia hacia su patria liberada.
Ordeno a los consejos militares revolucionarios de todos los ejércitos
del frente oriental tomar medidas para poner en conocimiento de los checoslovacos
nuestras gestiones, así como los grandes cambios que se suceden
ahora en Austria-Hungría. Ordeno severamente tratar con consideración
a los checoslovacos que se constituyan prisioneros. Los hombres culpables
de haber fusilado a checoslovacos prisioneros cargarán con sus pesadas
responsabilidades.
Ha llegado el momento de que los checoslovacos engañados y vendidos
a los imperialistas ingleses, franceses y rusos comprendan que su bienestar
se halla en la unión con el poder soviético ruso, el único
que puede facilitarles el regreso a su país.