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Leon Trotsky

En defensa del marxismo

 

 

Cuatro cartas a la Mayoría del Comité Nacional

 

26 de diciembre de 1939

 

 

Coyoacan, D. F., 26 de diciembre de 1939

Queridos amigos:

Personalmente estaba a favor de llevar a cabo la discusión a través del Socialist Appeal y el New International, pero vuestros argumentos, especialmente los que se refieren al camarada Burnham, son muy serios y me han convencido.[1]

El Socialist Appeal y el New International son instrumentos del Partido y de su Comité Nacional, no de un comité de discusión especial. En un boletín de discusión, la oposición puede pedir igualdad de derechos con la mayoría, pero las publicaciones oficiales del Partido tiene el deber de defender el punto de vista de éste y de la IV internacional. Una discusi6n en las páginas de estas publicaciones oficiales, ha de discurrir siempre dentro de los límites que establezca la Mayoría del Comité Nacional. Es evidente.

Las garantías jurídicas permanentes para la minoría no son, con toda seguridad, herencia de la experiencia bolchevique. Pero tampoco son un invento del camarada Burnham; el Partido Socialista Francés tiene desde siempre esas garantías constitucionales que, por otro lado, se corresponden perfectamente con el espíritu de literatos envidiosos y parlamentarios de pandilla, pero que no previenen la Posibilidad de que los trabajadores sean subyugados por esos tipos.

La estructura organizativa de la vanguardia proletaria debe Subordinarse a las exigencias positivas de la lucha revolucionaria, y no a garantías negativas de su degeneración. Si el partido no cumple las exigencias de la revolución socialista, degradará aunque se intente evitarlo con los acuerdos jurídicos más perfectos. En el terreno organizativo, Burnham demuestra una falta total de sentido revolucionario, como la demostró en el terreno político a raíz del insignificante asunto del Comité Dies. En ambos casos ha adoptado una postura puramente negativa lo mismo que, en la cuestión del Estado soviético, da una definición simplemente negativa. No es suficiente con no estar de acuerdo con la sociedad capitalista (actitud negativa); es preciso aceptar todas las conclusiones prácticas de una concepción revolucionaria. Bueno, pues este no es el caso del camarada Burnham 

¿Mis conclusiones prácticas?

Primero: es necesario denunciar oficialmente ante el partido el intento de destruir la línea del partido, poniéndola al mismo nivel que cualquier innovación aún no aceptada por el partido.

Segundo: si el Comité Nacional considera necesario dedicar al asunto un artículo en el New International (yo no lo propongo), debe hacerse de manera que el lector vea claramente cuál es la posición del partido y cuál el intento de revisión, y dejando que la mayoría diga la última palabra.

Tercero: si no son suficientes los boletines internos, se puede intentar publicar una serie especial de artículos dedicados al orden del día del Congreso.

¡Poned toda la lealtad del mundo en la discusión, pero no hagáis la menor concesión al espíritu anarquista y pequeñoburgués!

W. ROORK (L. Trotsky)

 

 

Coyoacan, 27 de diciembre 1939

Queridos amigos:

Debo confesar que, en el primer momento, me sorprendió vuestra comunicación sobre la insistencia de los camaradas Burnham y Schatman de publicar sus artículos polémicos en el New International y el Socialist Appeal. Me pregunté cuál podría ser el motivo. Debemos excluir por completo que se sientan hasta el punto seguros de su posición. Sus argumentos son muy primitivos, se contradicen profundamente unos con otros y en el fondo sienten que la mayoría representa la doctrina y la tradición marxistas. No pueden ni soñar salir victoriosos de un debate teórico: tanto Schatman y Abern como Burnham lo saben perfectamente. Entonces, ¿por qué ese ansia de publicidad? La explicación es muy sencilla: están impacientes por justificarse ante la opinión pública demócrata; de gritarles de todos los Eastman, Hook y su pandilla que ellos (la oposición) no son tan malos como nosotros. Esto debe ser especialmente necesario para Burnham. Es el mismo tipo de capitulación vergonzosa que pudimos observar en Zinoviev y Kamenev en vísperas de la Revolución de Octubre y en muchos "internacionalistas" bajo la presión del patriotismo bélico. Dejando de lado peculiaridades personales, malentendidos o errores, estamos ante el primer pecado contra el patriotismo dentro del partido.
Dejasteis sentado este hecho desde el principio, muy correctamente, pero yo me doy cuenta ahora con toda claridad, cuando él -como los poumistas, pivertistas y tantos otros- declara su deseo de anunciar a los cuatro vientos que no son tan malos como los "trotskistas".

Esta consideración es un argumento más para no hacerles ninguna concesión. Bajo las actuales condiciones, tenemos perfecto derecho a decirles: tenéis que esperar a que el partido dé su veredicto, sin apelar previamente a los jueves democráticos y patrióticos.
He tratado antes muy teóricamente la cuestión, y desde este punto de vista, estoy completamente de acuerdo con el camarada Goldman en que tenemos que ganar. Pero una larga experiencia política me dice que debemos evitar la influencia prematura del factor demócrata patriótico en la lucha del partido y que la oposición debería mantener la lucha sólo con sus propias fuerzas, como hace la mayoría. En esas condiciones, el examen y selección de los distintos elementos de la oposición serían más efectivos y más favorables para el partido.

Ya Engels hablaba en sus tiempos de las costumbres de los pequeñoburgueses rabiosos. Me parece que podemos encontrar trazas de estas costumbres entre las filas de la oposición. Hasta ayer, muchos de ellos estaban hipnotizados por la tradición bolchevique, Nunca la absorbieron profundamente, pero tampoco se atrevieron a desafiarla abiertamente. Pero Burnham y Abern les han dado el coraje necesario y ahora manifiestan a las claras su carácter de pequeñoburgueses "enragés". Esta impresión me han dado, por ejemplo, los últimos artículos y cartas de Stanley. Ha perdido por completo el sentido de autocrítica y cree sinceramente que cada inspiración que se le pasa por la cabeza merece ser dicha en pública e impresa, siempre que vaya contra la tradición y el programa del partido. El mayor crimen de Schatman y Abern es precisamente el haber provocado semejante explosión de autosuficiencia pequeñoburgues.

W. RORK (L. Trotsky)

P. S.- Es absolutamente seguro que agentes stalinistas están trabajando entre nosotros para agudizar la discusión y provocar la escisión. Sería necesario examinar a muchos "combatientes" fraccionases desde este punto de vista.
 

 

 

3 de enero de 1940

Queridos amigos:

He recibido los dos documentos de la oposición[2], he estudiado el que trata del conservadurismo burocrático y estoy estudiando el de la cuestión rusa. ¡Qué cosas más lamentables! Es difícil encontrar una frase que exprese una idea correcta o que sitúe una idea adecuada en el sitio adecuado. Gente inteligente, pero en una posición evidentemente falsa, que se mete cada vez más en un callejón sin salida.

La frase de Abern Abern[3] sobre la escisión puede tener dos sentidos: o quiere amenazarnos con ella, como hacen en cada discusión, o realmente desea un suicidio político. En el primer caso, nos confirma en nuestra apreciación del carácter no marxista de la política de la oposición. En el segundo, no podemos hacer nada; si una persona adulta quiere suicidarse, es difícil impedírselo.

La reacción de Burnham es un desafío brutal al marxismo. Si la dialéctica es una religión y si la religión es el opio del pueblo, ¿cómo se niega a luchar para liberar de ese veneno a su propio partido? Estoy escribiendo una carta abierta a Burnham sobre este asunto. No creo que la opinión pública de la IV Internacional permita al editor de la revista teórica del marxismo semejantes aforismos cínicos sobre las bases del socialismo científico. En cualquier caso, no descansaré hasta que las concepciones antimarxistas de Burnham hayan sido denunciadas ante el Partido y la Internacional. Espero poder enviar la carta abierta, por lo menos el texto ruso, pasado mañana.

Estoy escribiendo también un análisis de los dos documentos. Es muy buena la explicación de por qué están de acuerdo en estar en desacuerdo en la cuestión rusa.

Me ha dado mucha rabia haber perdido el tiempo en leer esos dos detestables documentos. Los errores son tan elementales que hay que hacer un constante esfuerzo para recordar en cada caso los argumentos contra ellos que nos proporciona el ABC del marxismo[4].

W. RORK (L. Trotsky)

Coyoacan, D. F.
 

 

 

4 de enero de 1940

Queridos amigos:

Os envío copia de la carta que escribí a Schatman hace dos [5] semanas. Aún no me ha contestado. Esto nos indica el modo en que se ha metido en este debate sin principios. Forma un bloque con el antirnarxista de Burnham y se niega a contestar a mis cartas sobre el tema. El hecho en sí carece de importancia, pero es muy sintomático. Por eso os mando copia de la carta.

Mis mejores deseos

L. TROTSKY

Coyoacan, D. F.

 

 

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[1] La minoría del Comité Nacional pidió que la discusión se produjese a través del Socialist Appeal y el New International. La mayoría rechazó la propuesta. (Nota del editor.)

[2] Dichos documentos son: La guerra y el conservadurismo burocrático y Cuál es el fondo de la discusión sobre la cuestión rusa

[3] Cuando, en 1936, los trotskistas americanos discutían la entrada en el Partido Socialista, Abern se opuso radicalmente. (Nota del editor.) 

[4] Ver introducción de Carta a Max Schatman.

[5] Ver introducción de La naturaleza de la URSS.

 

 

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