A pesar de nuestra situación militar excelente, hemos hecho todo lo posible en apresurar la firma del tratado de paz con Polonia. [apreciando como estaba nuestra posición en el frente polaco a mediados de agosto es necesario tomar nota resumidamente de las principales fases de nuestra ofensiva hacia Varsovia. Después del 5 de julio, luego del veloz avance que quebró las posiciones enemigas, el IV, XV y III Ejército avanzaron hacia una ofensiva decisiva a todo lo largo del frente. Los cuerpos de caballería del camarada Gay, avanzando profundamente en la retaguardia del enemigo, cortó las vías del tren de Varsovia (en la estación Turmont) e incrementó todavía más el desorden en los ejércitos polacos. El 7 de julio el XVI Ejército cruzó el Berezina y el 11 de julio tomó Minsk. Como resultado de estas derrotas, los polacos retrocedieron hacia la línea que originalmente habían designado para la defensa, a lo largo de los ríos Narew y Bug occidental. La lucha encarnizada comenzó a lo largo de las líneas de esos ríos.
El 3 de agosto nuestras fuerzas tomaron Lomza: dos días antes, después de cinco ataques, habían capturado Brest-Litovsk, lo que significó que Varsovia fue puesta en inmediato peligro (Ver Mapa Nº 6, Guerra ruso-polaca 1920).
A pesar de nuestra brillante situación, el gobierno soviético acordó con una propuesta polaca, concluyendo un armisticio. Sin embargo, nuestros delegados fueron impedidos de comenzar negociaciones prácticas. El primer encuentro con los polacos en Minsk no produjo resultados: la cambiante relación de fuerzas en el frente tuvo un efecto desfavorable, desde nuestro punto de vista, durante ese encuentro. Recién el 21 de septiembre después de nuestra derrota ante Varsovia, empezaron las negociaciones en Riga, que llevarían a la conclusión de la paz (para más detalles del curso de estos eventos véase la cronología).] Sin embargo, el comando polaco continúa evadiendo una reunión de negociaciones con nuestros plenipotenciarios, y esta evasión es sistemática y maliciosa. Los hechos, en su orden cronológico, dejan en claro que Polonia está evitando manifiestamente un encuentro con nuestros representantes. Parecería que la política de los círculos gubernamentales de Polonia es empujarnos a tomar Varsovia, porque esto, en la visión del gobierno polaco y de todos los que se ocultan tras él, facilitaría a su vez las condiciones favorables para la intervención militar de la Entente. La provocación del gobierno polaco es perfectamente obvia. Si hubiéramos de detener nuestra persecución a las fuerzas polacas en retirada, entonces deberíamos privarnos de los frutos de la victoria. Si perseguimos a los polacos penetraremos en territorio polaco y nos veremos obligados a tomar Varsovia. En esta situación, el gobierno polaco, habiendo boicoteado con malicia las negociaciones, pondrá el grito en el cielo sobre nuestras intenciones anexionistas e imperialistas, para poder crear las posibilidades de una intervención.
Es bastante obvio que el gobierno polaco no se habría involucrado en provocaciones tan imprudentes salvo que tuviera el respaldo de al menos una de las grandes potencias. Nombrar de cuál potencia se trata no es ninguna dificultad. No es Gran Bretaña, cuyo gobierno, por una serie de razones que no nos detendremos a discutir, está interesado en llegar a un acuerdo con nosotros. La potencia que se oculta detrás de la Polonia blanca es Francia. El gobierno francés es el que menos voluntad tiene en que se establezcan relaciones pacíficas entre la Rusia Soviética y Polonia u otros países, porque esto llevaría inevitablemente a la caída del actual gobierno de Francia -el más ciego, codicioso y deshonesto de todos los gobiernos del mundo.
El gobierno francés no tiene nada que perder. Ha invertido más de un millón en sus operaciones contra Rusia Soviética. Recién el otro día el parlamento francés descubrió que los cuatro millones destinados para restaurar los départements del norte de Francia fueron dilapidados por Monsieur Clémenceau para devastar Rusia. El gobierno francés es como el apostador que cada vez que pierde redobla su apuesta con la esperanza de reganar lo que ha perdido. Millerand y Foch, violando todas sus obligaciones y pisoteando los últimos vestigios de la decencia están cargando hidroaviones destinados a Wrangel en barcos que habían sido designados para repatriar a los prisioneros de guerra. Al mismo tiempo, a espaldas de Gran Bretaña, Francia está desestabilizando sistemáticamente las negociaciones de Rusia con Polonia. El propósito de Francia es entrampar no sólo a Rusia sino también a Gran Bretaña, conduciendo a la opinión pública a la impresión de que Rusia está evadiendo la conclusión de la paz, a pesar de la insistencia de Gran Bretaña. Sin embargo, estos caballeros están jugando un juego muy obsceno. Los hemos pescado con las manos en la masa, y los denunciaremos ante el pueblo trabajador de todos los países, y, en primer lugar, de Polonia y Francia. Rusia quiere la paz sobre la base, por un lado, de la completa inviolabilidad de Polonia, y, por el otro, de garantías serias y reales de que Polonia no servirá nuevamente como un instrumento militar de la plutocracia francesa contra la Rusia Soviética. El gobierno polaco habría hecho la paz hace mucho si no hubiera sido por Francia. Francia no desea la paz. Francia quiere llevar tanto al pueblo francés como a Gran Bretaña a la guerra contra Rusia Soviética. Esperemos que los trabajadores franceses se den cuenta de esto, y logren frenar a su gobierno.