Leon Trotsky

¡Es hora de terminarlo!

 


Escrito: El 7 de enero de 1919. Kursk.
Fuente digital de esta edicion: en el Mia.org
Traduccion: Matteo David, mayo 2019


 

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El frente se extiende a lo largo de las fronteras de la República Soviética: en el Norte, en el Este, en el Sur y en el Oeste.

Nuestro norte fue ocupado por fuerzas británicas, estadounidenses y francesas, junto con pequeños grupos de serbios y checoslovacos. En el verano del año pasado esperaban llegar desde allí a Vologda y a Yaroslavl y luego, hacia el este, a Nizhny Nóvgorod, a Perm y a Vyatka, para conectarse con los Checos y Guardias Blancas de Siberia. Pero nada salió de este plan. Mantuvimos Vologda y expulsamos a los checoslovacos hacia el Este.

Hoy en día, el Frente del Norte no ofrece esperanza ni perspectivas a nuestros enemigos. Los periódicos franceses hablan de la retirada de Arcángel y Múrmansk de las fuerzas extranjeras que fueron desembarcadas allí. Mientras tanto los soldados estadounidenses confraternizan con nuestros soldados y dicen, con razón: "están luchando por su Comuna, pero… ¿por qué estamos luchando?" -

En el frente oriental hemos tenido recientemente un gran revés, la pérdida de Perm, y un gran éxito, la captura de Ufa. En general, la situación en el frente oriental nos es favorable. Hasta hace poco nos oponían allí los eseristas y los mencheviques de derecha, aliados abiertamente con las Centurias Negras. Ahora, el almirante Kolchak ha tomado el poder y expulsó a sus antiguos ayudantes, los eseristas y mencheviques. "En el campo del enemigo hay tanto trastornos y conflictos internos que nos viene muy bien. Nuestras fuerzas en el Frente Oriental avanzan hacia Oremburg. La captura de ese importante lugar abrirá el camino a Turquestán. El Ejército Rojo de la República de Turkestán avanza desde allí para reunirse con nosotros Desde Turkestán obtendremos el algodón que tanto necesita nuestra industria textil.

En el frente occidental las cosas van espléndidamente. Allí, la impotencia de las Guardia Blanca, los terrateniente burgueses rusos ha vuelto a ser revelada. Tan pronto como el militarismo alemán colpasó y los soviéts alemanes se establecieron en las partes ocupadas del oeste y Rusia, las Guardias Blancos rusos se dieron cuenta de que sus días estaban contados. Hicieron tratos con los oficiales alemanes y con los gobiernos de Gran Bretaña y Francia. Desde París y Londres, y también de Berlín, a partir de su propio Scheidemann, los oficiales alemanes recibieron órdenes de no entregar a las autoridades soviéticas ninguna ciudad, ferrocarril ni equipo militar. Pero los soldados alemanes ya habían dejado de obedecer a sus oficiales. Se negaron a luchar en contra de los regimientos rojos, y trataron de regresar a Alemania tan pronto como pudieron. Los regimientos de la Guardia Blanca, al mando del general Dragomirov sufrieron una derrota mortal ante Paskov. A partir de ese momento, las fuerzas soviéticas han ido avanzando cada vez más hacia el oeste, liberando ciudad tras ciudad, provincia tras provincia.

En el extremo norte del frente occidental, las tropas soviéticas se se mueven en Revel, y el día en que la capital de la República Soviética de Estonia serán liberada está cerca. Riga ya ha sido tomada por nuestros regimientos letones, por lo que la Letonia Roja ya ha asegurado su capital. Las fuerzas soviéticas han entrado en Vilna, el centro de Lituania Soviética. La población de todas partes acoge con alegría a sus libertadores. No hay que olvidar que Riga fue capturada por los alemanes en la época de Kerensky, es decir, antes de que se estableciera el poder soviético, y que habían capturado la capital lituana, Vilna, ya bajo el zarismo, por lo que la ciudad pasó directamente de la dominación zarista a la del Káiser y por lo tanto nunca conoció la libertad.

En todas estas provincias occidentales nos encontramos con un montón de almacenes militares, tanto los nuestros como los que dejaron los alemanes, lo que está permitiendo que la República Federativa Soviética forme allí nuevas y fuertes divisiones, que se mantendrá en guardia para la revolución contra invasión extranjera.

La situación también ha cambiado en Ucrania. Después de la caída del Káiser, Skoropadsky cayó. Es cierto que los bandidos anglo-franceses intentaron poner el Hetman a su servicio. Pero antes de que sus treintas monedas de plata pudieran llegar a Kiev, el Hetman se había visto obligado a salvar el pellejo. Fue reemplazado por Petlyura y Vinnichenko. Son viejos conocidos nuestros. Hace un año que traicionaron a la República Soviética al haciendo una alianza en el Don con Kaledin y Kornilov, y en Brest-Litovsk con el Káiser alemán, contra los Soviets obreros y campesinos.

Cuando los soviéts Ucranianos triunfaron, Petlyura, Vinnichenko y los demás traidores apelaron a las fuerzas alemanas y austriacas para ayudarlos. Después de ocupar Ucrania, el Káiser se deshizo de Petlyura y de Vinnichenko, para no tenerlos bajo sus pies, e instaló Skoropadsky. Después de la caída de Skoropadsky, Petlyura y Vinnichenko han vuelto a intentar presentarse como amigos y protectores del pueblo ucraniano. Pero sus días están contados. Nadie confía en ellos. Ahora piden ayuda a los británicos y a los franceses, al igual que, antes pidieron a ayuda a los alemanes. No tienen ningún apoyo entre la gente. Los insurgentes ucranianos ya han conquistado varios de centros en Ucrania, incluyendo, sobre todo, un centro tan importante como Karkov. Es seguro que este movimiento se extendera cada vez más. Ucrania se convertirá pronto en territorio soviético. De allí obtendremos grano y azúcar, y le enviaremos textiles cuando obtengamos el algodón de Turquestán.

Más al sureste, se extiende el mas importante frente entre Vorónezh y Tsaritsyn, donde aún no hemos conseguido victorias decisivas. Esto es el frente de Krasnov. Aquí, apoyándose en el elemento kulak rico entre los cosacos, se han reunido todos los elementos siniestros, antipopulares de Rusia, burgueses, terratenientes, monárquicos, oficiales, kulaks. Aquí han formado un campo de opresores y ladrones, para luchar contra la revolución socialista. Anteriormente, recibieron ayuda del imperialismo alemán, y se jactaron de ello. Ahora están siendo ayudados por el imperialismo anglo-franceses, y los Krasnovistas vuelven a intentarlo como una cuestión de orgullo. No les importa de dónde consiguen balas ni los proyectiles, siempre que estos causen dañe y pérdidas, heridas, muerte y destrucción, a la Rusia obrera y campesina. Las bandas de Krasnov-Denikin forman aquí una barrera que nos separa de las zonas muy ricas donde nos esperan grandes reservas de cereales, carbón, mineral de hierro, el queroseno y petróleo.

La lucha en el frente Sudoriental se ha prolongado durante mucho tiempo, sin que haya producido ningún cambio decisivo. Seguro nos enfrentamos aquí a un enemigo peligroso: en primer lugar, porque este enemigo lucha con la energía de la desesperación, sabiendo que si es derrotado aquí no le queda esperanza, y, en segundo lugar, porque las fuerzas de Denikin, Krasnov contienen muchos oficiales que están sirviendo en las filas, y este hecho dota a los regimientos de la Guardia Blanca con el poder de ataque. Los Krasnovistas esperaban poder aguantar al Don hasta que las fuerzas anglo-francesas llegaran. Incluso hace tan solo dos meses, parecía fuera de toda duda que los británicos y los franceses les enviarían un ejército de un millón de hombres, para aplastar a la Rusia soviética. Pero la situación ha cambiado. Hay mucho descontento entre los pueblos de Francia y Gran Bretaña, con la falta de voluntad para continuar la guerra. Entre los propios gobiernos imperialistas, en Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos, han surgido desacuerdos sobre la cuestión de si sería conveniente o no, peligroso o no, comprometerse en la guerra con la República Soviética.

Cuanto más éxito nuestras operaciones en Oriente y Occidente, más difícil será para los imperialistas lanzar una ofensiva contra nosotros. El camino a Moscú es cada vez más largo para ellos, porque las fronteras de la República Soviética se ensanchan cada día más. Se puede decir con confianza que si aplastamos a las bandas de Krasnov vamos a mostrar al mundo entero que somos invencibles, y entonces los imperialistas más frenéticos entre los bandidos anglo-franceses tendrán que renunciar a la idea de enviar a los obreros y campesinos británicos y franceses contra nosotros.

El destino de la República Soviética se decide ahora en el frente Don. Esta decisión se ha alargado demasiado. Es hora de terminarlo! Hemos concentrado grandes fuerzas en el frente sur. Se ha llevado a cabo una gran cantidad de trabajo organizativo. Los regimientos, divisiones y ejércitos están encabezados por comandantes confiables y los mejores de nuestros comisarios. Todo el país está mirando con la mayor esperanza a nuestros ejércitos del sudeste. Todo el mundo siente que los días y las semanas del descubrimiento están cerca: La caballería de Krasnov se precipita de un sector a otro, empujando hacia el frente rojo. Pero también en este frente, pronto nos conformaremos con el enemigo y aplastaremos el bastión de la contrarrevolución.

¡Soldados, comandantes, comisarios del frente sur! ¡Ha llegado tu hora!

Es hora de terminarlo, de despejar el sur, de abrir el camino hacia el Cáucaso, de asestar un golpe mortal al enemigo más inveterado de la Rusia obrera y campesina y de dar a nuestro agotado país seguridad, paz y tranquilidad. ●

El 7 de enero de 1919. Kursk.