Escrito: 3 de noviembre de
1919
Fuente digital de esta edicion: en el Mia.org
Traduccion: Matteo David, Noviembre 2019.
Nuestro avance, que se detuvo durante un tiempo, se ha reanudado. Hemos traído grandes masas de artillería y recursos técnicos. El número de nuestras tropas excede considerablemente al del enemigo. Tenemos todo lo necesario para un recorrido completo de las hordas de Yudenich. Es necesario que todo el aparato del Séptimo Ejército funcione impecablemente.
(1) Los responsables de los suministros a las unidades de combate deben comprobar incesantemente que los soldados estén calzados, vestidos, alimentados y provistos de municiones. No debe haber interrupciones en el avituallamiento ni en el suministro. Todo lo necesario está disponible. Lo único que queda es entregarlo y distribuirlo adecuadamente. Los oficiales de suministros de las unidades serán responsables de que así se haga.
(2) Los comandantes y comisarios deben conducir sus unidades con mano firme. Las órdenes militares son obedecer incondicional e incuestionablemente. No se permitirán excepciones ni excusas. Los comandantes y comisarios responderán por sus unidades ante la República Soviética.
(3) La infantería tendrá firmemente en mente que la artillería y los coches blindados no reemplazan a la infantería sino que simplemente les ayudan.
(4) Los comunistas deben estar presentes en los puestos más peligrosos, dando ejemplo de valor e incansabilidad. Los comunistas que muestran signos de egoísmo deben ser castigados con doble severidad.
(5) El castigo severo debe ser impuesto a los cobardes y a los egoístas. Los que se retiran sin órdenes, después de haber sido advertidos, deben ser fusilados en el acto. Los destacamentos de policía de combate deben llevar a los desertores ante el tribunal sin demora.
Los tribunales deben actuar sobre el terreno, para que el castigo pueda seguir inmediatamente al crimen.
(6) Los comandantes, comisarios, comunistas y soldados honorables deben velar sin descanso para que los traidores no perturben nuestras filas. Los provocadores y los que sembraban el pánico deben ser fusilados en el acto. Todos y cada uno debe estar en su puesto, trabajando no desde el miedo sino desde la conciencia, haciendo el mayor esfuerzo que pueda, y recordando que por la unanimidad de nuestro ataque podemos, esta vez, asegurar la aniquilación completa del Ejército del Noroeste de Yudenich.●