Leon Trotsky

LA COSECHA Y LA GUERRA

 


Escrito: 19 de julio de 1919
Fuente digital de esta edicion: en el Mia.org
Traduccion: Matteo David, junio 2019.


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Los cultivos en los campos de Ucrania son muy ricos. Los campos de maíz están entrando exuberantemente en las espigas. Nos amenazaron con que, en ausencia de los terratenientes, los gendarmes y el Zar, la tierra dejaría de dar fruto. Pero la naturaleza no comete sabotaje. La lluvia humedece la tierra, el sol la calienta, los brotes se convierten en tallos, los tallos producen la espiga - y todo esto sigue sin terratenientes, gendarmes ni zares. Sólo hay una diferencia: antes, la mayor parte de la cosecha iba al arca del capitalista, mientras que ahora todo pertenece a los campesinos y a los obreros.

Lo mismo ocurre con las fábricas. El carbón es tan capaz de arder en los altos hornos, un martillo de vapor es tan capaz de golpear todo el hierro, y una sierra a vapor corta tablas como lo hacía antes, sin la ayuda de ningún fabricante, ningún capitalista. El propietario y el fabricante no son necesarios para la economía. Son como forunculos en el cuerpo: no contribuyen en nada al organismo, sino simplemente absorven su sustancia. Con esta abundante cosecha el país se establecería en unos pocos meses, y se le devolvería la vida plena si el carbón y el hierro del Donets estuvieran en manos de los trabajadores.

¡ Qué rápido se expandiría nuestra economía, la riqueza del pueblo, si pudiéramos traer de vuelta a los obreros y campesinos de todos nuestros frentes a las fábricas y campos! La guerra se ha prolongado demasiado tiempo. Los obreros y campesinos de Ucrania y de toda Rusia son demasiado lentos para limpiar sus tierras, sus ciudades y aldeas, de los malditos enemigos que están desbaratando la riqueza y el bienestar del pueblo.

Debemos terminarlo lo antes posible. Debemos limpiar la cuenca del Donets y el norte del Cáucaso. Hay que recuperar a Bakú. Entonces, el carbón, el hierro, el hierro fundido y el petroleo darán vida a la economía de todo el país. Los Urales ya han sido liberados. Muy pronto nos llegará el algodón de Turkestán. Debemos terminar el golpe final a los malditos enemigos de la clase obrera, y limpiar la tierra ucraniana de los generales zaristas y los bandidos menores - los Grigoriyevs, Zelyonys, Ángels, Majnovistas y demas - y luego la Ucrania Soviética saldrá, de la mano con la Gran Rusia soviética, en el amplio camino de la prosperidad económica y el desarrollo espiritual.

Un último empeño, un último esfuerzo es necesario. Debemos llevar a cabo impecablemente la movilización de hombres, caballos y todas las fuerzas y recursos necesarios.

Las espigas pesadas de trigo en los campos de Ucrania muestran la fuerza económica que todos los obreros y campesinos de Rusia podrán desarrollar si persiguen su causa hasta el final. ¡Vamos a forzar aún más duro, obreros y campesinos! El último pasó a cruzar se encuentra delante. Más allá está la libertad, la prosperidad y la felicidad.

El 19 de julio de 1919

Lokhvitsa-Romodan

"En el camino", No.66 ●