Leon Trotsky

NUESTRA POLÍTICA EN LA CREACIÓN DEL EJÉRCITO

 


Escrito: Marzo de 1919
Fuente de esta edicion: izquierdarevolucionaria.org
Traduccion: Izquierda Revolucionaria


 

Tesis adoptadas por el Octavo Congreso del Partido Comunista ruso[*] en marzo de 1919 [**]

A. TESIS GENERALES

I

El viejo programa socialdemócrata exigía la creación de una milicia popular, sobre la base, en la medida de lo posible, de la instrucción militar fuera de los cuarteles de todos los ciudadanos capaces de portar armas. Esta exigencia programática, que se oponía en la época de la II Internacional a los ejércitos imperialistas permanentes, con instrucción en los cuarteles, larga duración del servicio y oficialidad de casta, tenía análoga significación histórica que las otras exigencias de democracia: sufragio universal, cámara única, etc. En las condiciones del desarrollo capitalista ?pacífico? y de la forzada adaptación, hasta un cierto punto, de la lucha de clases del proletariado al marco de la legalidad burguesa, la tarea natural de la socialdemocracia era exigir las formas más democráticas en la organización del Estado capitalista y del ejército capitalista. La lucha sobre esta base tenía, sin duda, un valor educativo, pero como mostró la tremenda experiencia de la última guerra, la lucha por la democratización del militarismo burgués dio aún menos resultados que la lucha por la democratización del parlamentarismo burgués. Porque en el dominio del militarismo la burguesía, so pena de renunciar a sí misma, sólo puede permitir un ?democratismo? que no roce a su dominación de clase, es decir, un democratismo fantasmal, ilusorio. Cuando la cosa llegaba a los intereses esenciales de la burguesía en la arena internacional, lo mismo que en las relaciones interiores, el militarismo burgués en Alemania, Francia, Suiza, Inglaterra y Norteamérica, pese a las diferentes formas de Estado y de estructura de los respectivos ejércitos, puso de manifiesto los mismos rasgos de implacable salvajismo de clase.

II

Cuando la lucha de clases se transformó en guerra civil abierta desgarrando la envoltura jurídica burguesa y las instituciones democrático-burguesas, la consigna de ?milicia popular? se vaciaba totalmente de sentido, lo mismo que las consignas del parlamentarismo democrático, y se convertían por ello en instrumentos de la reacción . De la misma manera que la consigna ?Asamblea constituyente? se transformó en cobertura de la actividad dirigida a restablecer el poder de los terratenientes y capitalistas, como la consigna de ejército ?popular? se convirtió en un medio para crear los ejércitos de Krasnov y Kolchak.

Después de la experiencia de la Revolución Rusa, hace falta toda la despreciable ceguera pequeño burguesa de Kautsky para predicar la democracia formal en la organización del poder estatal y del ejército[***] , al mismo tiempo que la Asamblea constituyente alemana se esconde en Weimar huyendo de Berlín, bajo la protección de los regimientos de guardias blancos, que el general Hoffman recluta sus batallones de hierro entre los hijos de los junkers, burgueses y Kulaks y que los Espartaquistas[****] arman a los obreros revolucionarios. La época de la revolución proletaria, en la que hemos entrado, es una época de guerra civil abierta del proletariado contra todo Estado burgués y contra todo ejército burgués, independientemente de que se disimulen o no bajo las formas de la democracia. La victoria del proletariado en esta guerra civil conducirá ineluctablemente a un Estado proletario y a un ejército de clase.

III

Relegando a ese período histórico muy próximo el carácter popular de la milicia, tal como figuraba en nuestro viejo programa, nosotros no rompemos en modo alguno, programáticamente, con la milicia como tal. Ponemos la democracia política sobre fundamentos de clase y la transformamos en democracia soviética. La milicia la transferimos a bases de clase y la convertimos en milicia soviética. El programa de trabajo inmediato consiste, por tanto, en crear el ejército de obreros y campesinos pobres, sobre la base de la instrucción militar obligatoria, en lo posible fuera de los cuarteles, sobre la marcha, es decir, en condiciones próximas al marco de trabajo de la clase obrera.

IV

De hecho, el curso del desarrollo de nuestro Ejército Rojo se encuentra en contradicción con las indicadas exigencias. Primero hemos creado un ejército sobre la base del voluntariado. Introduciendo más tarde la instrucción militar obligatoria de los obreros y de los campesinos que no explotan trabajo ajeno, procedimos al mismo tiempo al reclutamiento forzado de diferentes clases de edad de las clases trabajadoras. Estas contradicciones no eran extravíos casuales, nacían de la situación y representaban formas de transición completamente inevitables, en la creación del ejército dentro de las condiciones concretas legadas por la guerra imperialista y la revolución burguesa de febrero. El voluntariado es el único medio de crear unidades un tanto combativas en las condiciones de derrumbe catastrófico del viejo ejército y de todos los organismos de formación y dirección del mismo. La mejor prueba es que en la Alemania actual generales contrarrevolucionarios se ven obligados, lo mismo los Espartaquistas, a recurrir a los batallones de voluntarios. El paso del voluntariado al servicio obligatorio se hizo posible a partir del momento en que las masas principales del antiguo ejército se hubieron dispersado por ciudades y pueblos, y lograron crearse organismos locales de administración militar: registro, formación, abastecimiento (comisariados de comarca, de distrito, provincia y región).

V

La contraposición de la idea de destacamentos guerrilleros (prédica de los Socialrevolucionarios de izquierda y similares) vs ejército metódicamente organizado y centralizado representa un producto caricaturesco del pensamiento político, o a la falta de pensamiento político, de la intelligentsia pequeño burguesa. Los métodos de lucha guerrillera fueron impuestos al proletariado en un primer período por su situación de oprimido en el Estado, lo mismo que se vio obligado a utilizar imprentas clandestinas rudimentarias y a reunir secretamente sus círculos. La conquista del poder político dio al proletariado la posibilidad de utilizar el aparato estatal para la edificación sistemática de un ejército centralizado. Y sólo con la unidad de organización y la unidad de dirección se puede asegurar la obtención de los máximos resultados con el mínimo de víctimas.

Predicar el guerrillerismo como programa militar es lo mismo que recomendarnos retroceder de la gran industria al taller artesanal. Semejante prédica corresponde enteramente a los grupos de la intelligentsia incapaces de servirse del poder del Estado, incapaces incluso de plantearse seriamente el problema de dominar este poder, que se ingenian en hacer incursiones guerrilleras (polémicas o terroristas) contra el Estado obrero.

VI

Se puede considerar como teóricamente irrefutable que conseguiremos el ejército óptimo creándolo sobre la base de la instrucción obligatoria de los obreros y campesinos en condiciones próximas a su trabajo cotidiano. El saneamiento generalizado de la industria, el desarrollo del colectivismo y de la productividad en el trabajo agrícola, crearán la base más sana para el ejército: las compañías, batallones, brigadas, divisiones, coincidirían con los talleres, fábricas, pueblos, comarcas, distritos, provincias, etc. Un ejército así, cuya formación se acompasara al auge económico del país y a la educación paralela de un cuerpo de mando, llegaría a ser el más invencible ejército del mundo. Hacia ese ejército nos encaminamos, y antes o después llegaremos a él . [*****]

VII

Sin embargo, la necesidad de hacer frente de modo directo e inmediato a los enemigos de clase interiores y exteriores, no nos permitió seguir esa vía ?orgánica? hacia la milicia obrera y campesina, la cual hubiera necesitado varios años o, al menos, varios meses. Lo mismo que al día siguiente de la Revolución de Octubre tuvimos, a la fuerza, que recurrir a las formaciones de voluntarios, de la misma manera en la etapa siguiente, concretamente en el verano del año pasado, cuando el cerco del imperialismo, se iba cerrando en torno a la Rusia soviética, nos vimos obligados a forzar nuestro trabajo militar, y sin esperar las formaciones milicianas -es decir, fuera de los cuarteles, de tipo territorial- tuvimos que recurrir a la movilización forzada de varias quintas, a su instrucción acelerada y a su concentración en los cuarteles. Todos los esfuerzos del departamento militar en estas circunstancias se encaminaron a aproximar el cuartel, a hacer de él un hogar no sólo de formación puramente militar sino de formación general y de educación política.

VIII

Nuestro actual ejército activo, el ejército en campaña o que se prepara a entrar en acción inmediatamente, representa el tipo transitorio que hemos indicado: siendo de clase por su composición social, por los métodos en su formación e instrucción, no es un ejército miliciano sino ?permanente?, ?regular?. Si en esta última circunstancia reside la fuente de muchas dificultades internas, sobre todo en la presente situación de extremo agotamiento del país, podemos decir con satisfacción que este tipo de ejército de transición, creado en medio de las condiciones más desfavorables, demostró ser capaz de batir a los enemigos.

IX

Al mismo tiempo que la formación en los cuarteles, o directamente en campaña, en las condiciones del combate, se lleva un amplio trabajo de instrucción general de los obreros y campesinos trabajadores en los lugares donde están. En relación con nuestras formaciones regulares, el trabajo de instrucción general a ese primer nivel es considerado como una preparación elemental, como la inculcación al combatiente individual de ciertos hábitos que aceleren su aprendizaje ulterior en el seno de la unidad combatiente a que sea designado. Es indudable que también, desde este punto de vista limitado la instrucción general contribuye notablemente a la creación del ejército.

X

Pero la misión de la instrucción militar general no puede reducirse, en modo alguno, a ese papel de servicio auxiliar. La instrucción militar general, a través de sucesivas etapas, armonizadas con el trabajo más urgente y acuciante de formación de unidades regulares, nos conducirá a crear un verdadero ejército miliciano.

XI

A este fin es necesario que la instrucción general no se limite a las tareas de formación militar individual, sino que proceda ya a la formación, aunque sólo sea, de pequeñas unidades armadas, no desvinculadas en la medida de lo posible de los elementos que las componen, obreros y campesinos, y de su medio natural de trabajo. La instrucción general debe conducir a la formación de secciones y compañías, más tarde de batallones y regimientos, y en una perspectiva más lejana de divisiones enteras, constituidas por obreros y campesinos de la localidad, con personal de mando local, con reservas locales de armamento y, en general de aprovisionamiento.

XII

En el supuesto de una lucha incesante y prolongada contra los ejércitos imperialistas, la transición gradual del ejército miliciano sólo es posible mediante una nueva organización del reemplazo de las bajas en las tropas de campaña. Actualmente ese reemplazo es efectuado a partir de unidades constituidas según el mismo tipo de las unidades de base, los llamados batallones de reserva.

Ulteriormente, en un porvenir próximo, los reemplazos se harán en el proceso y sobre la base de la instrucción general, y los efectivos serán enviados a los regimientos en campaña del mismo origen territorial, con objeto de que, llegada la hora de la desmovilización, los elementos componentes no se dispersen por todo el país y conserven los vínculos de paisanaje y trabajo. La elaboración de medidas encaminadas al paso gradual de nuestro actual ejército, de tipo transitorio, al ejército miliciano-territorial, incumbe a los organismos correspondientes del departamento, los cuales ya han dado los primeros pasos decisivos en esa dirección.

XIII

El ejército de clase miliciano, hacia el cual vamos, no significa -como claramente se desprende de todo lo dicho- un ejército improvisado, creado precipitadamente, mal instruido, equipado con armas deficientes, y con un cuerpo de mando preparado a medias. Al contrario, su preparación a través de la instrucción general debe ser concebida de tal manera que, combinada con las maniobras, los ejercicios de tiro y las fiestas militares, produzca en definitiva un tipo de combatiente y de unidad militar más calificado que el actual. Un ejército miliciano debe ser un ejército instruido, armado y organizado según la última palabra de la ciencia militar.

XIV

Los comisarios en el ejército, no son únicamente los representantes directos e inmediatos del poder soviético sino, ante todo, los portadores del espíritu de nuestro partido, de su disciplina y firmeza, de su valor en la lucha para alcanzar el fin propuesto. El partido puede estar plenamente satisfecho del trabajo heroico de sus comisarios, que en colaboración estrecha con los mejores elementos del personal de mando han creado en breve plazo un ejército apto para el combate. Es necesario, sin embargo, que las secciones políticas del ejército, bajo la dirección inmediata del Comité Central, seleccionen en adelante los comisarios apartando a todos los elementos que sean, y por poco que lo sean, ocasionales, inestables, arribistas. El trabajo de los comisarios no puede dar óptimos resultados más que si, en cada unidad, se apoya directamente en la célula de soldados comunistas. El rápido crecimiento cuantitativo de las células comunistas constituye una garantía esencial de que el ejército estará cada día más impregnado de las ideas y la disciplina del comunismo. Pero teniendo en cuenta, precisamente, el gran papel de las células comunistas, los comisarios y, en general, los militantes más maduros del ejército, deben tomar todas las medidas a fin de impedir que entren en las células elementos inestables a la busca de supuestos derechos y privilegios. El respeto de las células comunistas será tanto mayor y más inquebrantable cuanto más se convenza el soldado, por su propia experiencia, de que la pertenencia a la célula comunista no otorga derechos especiales y en cambio impone la obligación de ser el más abnegado y valeroso de los combatientes. Aprobando en su conjunto la reglamentación adoptada por el Comité Central de los deberes y derechos de las células comunistas, de los comisarios y secciones políticas, el Congreso exige de todos los camaradas que trabajan en el ejército la observación estricta de dicha reglamentación.

XV

La exigencia de elegir el personal de mando tiene gran significación de principio en relación con el ejército burgués, donde el cuerpo de mando es seleccionado y formado como aparato de clase destinado a someter a los soldados y, a través de ellos, a las masas laboriosas, pero esa exigencia pierde completamente dicha significación de principio en relación con el Ejército Rojo, ejército de clase, obrero y campesino. La posible combinación de la elección y el nombramiento es dictada al ejército revolucionario y de clase exclusivamente por consideraciones prácticas y depende del nivel alcanzado por su formación, del grado de cohesión de sus unidades, del cuadro de mandos existente. Puede decirse, de manera general, que cuanto menos maduras son las unidades del ejército, cuanto más casual y transitoria sea su composición, cuanto menos probada en la experiencia sea su joven oficialidad, tanto menos conveniente es la aplicación del principio electivo. Por el contrario, el progreso de la cohesión interna de las unidades, la formación en los soldados de una actitud crítica hacia sí mismos y hacia los mandos, la creación en cantidad importante de cuadros superiores e inferiores de mandos militares que hayan demostrado su competencia en las condiciones de la guerra moderna, constituyen condiciones favorables para que el principio de la elección de los jefes pueda tener una aplicación cada vez más amplia.

XVI

El problema del cuerpo de mando, aunque presenta grandes dificultades prácticas, en el fondo no ofrece base alguna para divergencias de principio. Incluso si a nuestro ejército le fuera posible, en el espacio de unos años, formarse metódicamente y preparar simultáneamente su nuevo cuerpo de mando, no habría ninguna razón de principio para negarse a contar en el trabajo con los elementos del viejo cuerpo de mando que se han convertido íntimamente al punto de vista del poder soviético, o que se vieron obligados por la fuerza de las circunstancias a servirle. El carácter revolucionario del ejército es determinado, ante todo, por el carácter de su creador, el régimen soviético, que fija su misión y lo convierte, así, en su instrumento. Por otro lado, la correspondencia de este instrumento al régimen soviético se obtiene por la composición de clase de la masa fundamental de combatientes, por la dirección general de la vida y actividad del ejército, por el partido y los soviets.

La labor de instrucción y educación de la nueva oficialidad, salida preferentemente de los obreros y de los campesinos avanzados, constituye una de las labores fundamentales en la creación del ejército. El continuo crecimiento de los cursos de instructores y de sus alumnos, testimonia que el departamento de Asuntos Militares presta toda la atención que se merece a esa tarea. Junto con la Academia Militar Superior (de Estado Mayor) se están organizando cinco escuelas de nivel medio, intermediario entre los cursos de instructores y la Academia Militar. Por otra parte, numerosos comandantes salidos del viejo ejército figuran en las filas del actual Ejército Rojo y cumplen muy eficazmente trabajos responsables. La necesidad de selección y control para cerrar el paso a elementos provocadores y traidores, es clara por sí misma, y a juzgar por la experiencia, nuestras organizaciones militares responden a ella prácticamente, de manera más o menos eficaz. Desde este punto de vista nuestro partido no tiene motivo alguno para revisar su política militar.

XVII

Los reglamentos prescritos hasta ahora (de servicio interior, de campaña, de guarnición) aportan la estabilidad y la formalización en las relaciones internas del ejército, definen los derechos y obligaciones de sus elementos constitutivos, y representan por ello un gran progreso. De todas maneras reflejan el carácter transitorio del actual período de formación del ejército y serán revisados ulteriormente, a medida que se superen los viejos rasgos de ?cuartel? en la formación del ejército y éste adquiera cada vez más su carácter de clase, miliciano.

XVIII

La agitación llevada a cabo por el campo de la democracia burguesa (socialrevolucionarios, mencheviques) contra el Ejército Rojo, como aparición del ?militarismo? y punto de partida para un futuro bonapartismo, no es más que expresión de ignorancia política o de charlatanismo, o de una mezcla de ambos. El bonapartismo no es producto de la organización militar como tal, sino producto de determinadas relaciones sociales. La premisa necesaria al surgimiento del bonapartismo residía en la predominancia política de la pequeña burguesía, situada entre los elementos reaccionarios de la gran burguesía y las capas proletarias revolucionarias incapaces aún de realizar una acción política independiente y de ejercer el poder político; el bonapartismo se apoyó en el campesino acomodado y se situó por encima de las contradicciones de clase que no encontraban solución en el programa revolucionario de la democracia pequeño burguesa (jacobina). Desde el momento en que el apoyo social principal del bonapartismo es el campesino kulak, la misma composición social de nuestro ejército, del cual se excluye y se expulsa al kulak, representa una seria garantía contra las tendencias bonapartistas. Las parodias rusas de bonapartismo, las bandas de Krasnov, Kolchak y otras, no han surgido del Ejército Rojo sino de la lucha directa y abierta contra él. Skoropadsky, el Bonaparte ucraniano manipulado por los Hohenzollern, formó su ejército sobre un criterio censitario, diametralmente opuesto al del Ejército Rojo, enrolando en sus regimientos a sólidos Kulaks. Dadas estas condiciones, el ejército de los proletarios y los campesinos pobres sólo puede ser visto como un baluarte del bonapartismo para aquellos que, ayer todavía, directa o indirectamente, sostenían a los candidatos a Bonaparte de Ucrania, del Don, de Arcángel y de Siberia.

Desde el momento que el Ejército Rojo no es más que el instrumento de un régimen determinado, la garantía fundamental contra el bonapartismo, como contra otras formas de contrarrevolución, hay que buscarla en el régimen mismo. La contrarrevolución no puede en modo alguno nacer de un régimen de dictadura proletaria; no puede instaurarse más que sobre la base de la victoria directa, abierta y sangrienta sobre ese régimen. El desarrollo y el fortalecimiento del Ejército Rojo son indispensables, precisamente, para hacer imposible semejante victoria. Por consiguiente, el significado histórico de la existencia del Ejército Rojo consiste en ser el instrumento de la autodefensa socialista del proletariado y de los campesinos pobres, su defensor contra el peligro del bonapartismo burgués kulak sostenido por el imperialismo extranjero.

XIX

La milicia de clase no es la última palabra de la edificación comunista, puesto que ésta tiene por objetivo la supresión de la lucha de clases mediante la supresión de las clases mismas, y por consiguiente del ejército de clase. A medida que se organice la economía socialista el Estado soviético de clase se diluirá cada vez más en el aparato dirigente de la producción y la distribución y en los órganos administrativo-culturales. Despojándose de su carácter de clase, el Estado deja de ser Estado y se convierte en el ejército de todo el pueblo en el pleno sentido del término, porque en la comunidad socialista no quedan elementos parásitos, explotadores y Kulaks. La formación de este ejército se apoyará directamente sobre las poderosas asociaciones de producción de los ciudadanos de la República socialista, lo mismo que su abastecimiento será asegurado directamente por la potente producción socialista en constante ascenso. Semejante ejército -el pueblo organizado de manera socialista, bien instruido y bien armado- será el más poderoso que haya conocido el mundo. No será sólo el instrumento de defensa de la colectividad socialista contra posibles ataques de los Estados imperialistas aún subsistentes, sino que permitirá prestar una ayuda decisiva al proletariado de esos Estados en su lucha contra el imperialismo.

MEDIDAS PRÁCTICAS

Partiendo de estas tesis fundamentales, el Octavo Congreso del Partido Comunista ruso considera necesario realizar las siguientes medidas prácticas:

1. Aplicación firme del principio de la movilización de clase, de los elementos trabajadores únicamente, separando rigurosamente y agrupando en batallones especiales de trabajo a los elementos Kulaks y parásitos. Este principio aún no se aplica, pese a las disposiciones oficiales.

2. Prosiguiendo la atracción de los especialistas militares a las funciones de mando y administración, y seleccionando a los elementos seguros, establecer sobre dichos especialistas un control político vigilante, centralizado, ejercido por el partido a través de los comisarios, excluyendo a los que resulten inaptos, política y técnicamente.

3. Organizar un sistema de atestaciones del personal de mando, encargando a los comisarios el establecimiento periódico de las mismas.

4. Intensificar la formación del personal de mando de origen proletario y semí-proletario, perfeccionándolo en su preparación militar y política. Crear para ello en la retaguardia y en el frente misiones de atestación competentes, en cuya composición haya preponderancia de representantes del partido, con la misión de enviar sistemáticamente a las escuelas de oficiales los soldados rojos mejor preparados por la práctica del combate, para hacer de ellos oficiales rojos. Revisar el programa de los cursos de acuerdo con el espíritu del Ejército Rojo en la situación de guerra civil. Las organizaciones locales del partido deben prestar especial atención a que la educación política sea correctamente planteada en los cursos.

5. A las organizaciones locales se les impone el deber de organizar, activa y sistemáticamente, la educación comunista de soldados rojos en las unidades de la retaguardia, designando a este efecto cuadros especiales.

6. El Comité Central del partido queda encargado de organizar la distribución planificada por unidades de los comunistas del ejército y de la flota.

7. Transferir el centro de gravedad del trabajo comunista en el frente de las secciones políticas de frente a las secciones políticas de los ejércitos y divisiones, con objeto de vigorizar ese trabajo y aproximarlo a las unidades que actúan en los frentes. Editar una reglamentación coherente y precisa de los derechos y obligaciones de los comisarios políticos, de las secciones políticas y de las células comunistas.

8. Suprimir el Buró General de Asuntos Militares. Crear una sección política del Consejo militar revolucionario de la República, transfiriendo a esta sección todas las funciones del Buró general, y poner al frente de ella un miembro del Comité Central del Partido Comunista ruso, con los derechos de miembro del Consejo militar revolucionario de la República.

9. Reelaborar los reglamentos militares, abreviándolos en la medida de lo posible, eliminando todos los arcaísmos y deposiciones que concedían privilegios superfluos al personal de mando, y concediendo en la distribución de las tareas el lugar que le corresponde a la educación política.

10. Reelaborar rápidamente la reglamentación concerniente a los comisarios y a los consejos militares revolucionarios, en el sentido de definir con precisión los derechos y las obligaciones de los comisarios y comandantes, reservando la solución de las cuestiones económico administrativas a los comandantes conjuntamente con los comisarios, y atribuyendo a los comisarios el derecho a imponer sanciones disciplinarias (incluido el arresto) y el derecho de someter a juicio.

11. Reconocer necesaria la subordinación de las ?secciones especiales? de los ejércitos de los frentes a los correspondientes comisariados de los ejércitos y de los frentes, dejando la ?sección especial? de la República la función general de dirección y control de aquéllas.

12. Reconocer que es necesario en el porvenir, al elaborar los reglamentos generales, las normas e instrucciones, someterlos previamente, en la medida de lo posible, a la discusión de los cuadros políticos del ejército. ●


[*] El octavo congreso del PCR (b) se celebro en Moscu del 18 al 23 de marzo de 1919. Los principales puntos del orden del día eran: elaboración del programa del partido, problemas de la política militar y de la organización del trabajo en el campo. El Congreso elaboró un nuevo programa del partido. El informe del camarada Lenin sobre la actitud hacia el campesino medio sirvió de base a una alianza de larga duración entre el proletariado urbano y los campesinos pobres. Sobre el problema militar el informe principal fue hecho por el camarada Sokolnikov, que expuso las tesis del camarada Trotsky. En nombre de la oposición hizo un co-informe el camarada Smirnov. Sus exigencias principales se reducían a la ampliación de los derechos de los comisarios y el reforzamiento de su influencia, no sólo en la labor administrativa-organizacional sino en el aspecto operacional. Después de una discusión detallada de estas cuestiones en la comisión militar, el Congreso adoptó la tesis del camarada Trotsky.

[**] Entran en el primer tomo, que abarca el año 1918, porque aparecen como la generalización de la experiencia de ese año. En el Congreso no hice ningún informe porque me encontraba en el frente. [L.T] La aclaración de Trotsky era válida para la edición rusa de cinco tomos ordenados cronológicamente.

[***] Los intentos de aplicar los principios de la democracia formal en terreno alemán terminaron bastante mal. La revolución alemana de noviembre de 1918 surgió de la insurrección de Kiel en 1917 y de la huelga general de enero de 1918. La extensión de este movimiento condujo a la abdicación de Guillermo. A la cabeza de los obreros y soldados insurrectos, Karl Liebknecht proclama la república socialista. El poder pasa a ?demócratas auténticos?, según la expresión de Kautsky: tres scheidemannianos y tres independientes. Desde enero de 1919 comienza la represión sangrienta que lleva a cabo la pequeña burguesía asustada por el espectro de la revolución social. Sigue después el aplastamiento de la insurrección obrera en Berlín y en Baviera, el putsch de Kapp y el desencadenamiento del fascismo.

[****] Espartaquistas: organización ilegal creada en Alemania a comienzos de la guerra por Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo lucho contra la burguesía y la socialdemocracia oficial. Espartaco: nombre del jefe de una de las sublevaciones de esclavos romanos. Después de la revolución alemana de noviembre, la Liga Espartaco cesó de existir, fundiéndose con el recién creado Partido Comunista alemán.

[*****] El paso parcial, en el Ejército Rojo, a la formación miliciana representó una medida importante hacia la creación de unidades militares en condiciones próximas al trabajo cotidiano de los obreros y campesinos. En 1923 varias divisiones fueron reorganizadas sobre la base del principio miliciano.