Escrito: 19 de agosto de
1918.
Fuente de esta edicion: Mia.org
Traduccion: Matteo David, octubre 2018
Html: Marxists Internet Archive.
Ayer visite el Estado Mayor de la flotilla, a bordo del Ilya Muromets, quedé sorprendido por lo que vi. Había muchos extraños paseando en el barco, como si hubiese sido una calle transitada, a los centinelas no se les inspecciona el pase, y de hecho no hubo pases a comprobar. Todo el que quisiera podía subir a bordo, usted dice lo que gusta, y se despide cuando le parece conveniente. Nadie sabía quién estaba al mando de la embarcación, fue imposible hasta descubrir quien estaba a cargo de los barcos de comunicación. Alguien estaba destinando hacía algún lugar una orden sin saber el contenido. Los mensajeros dejaron su botadura en alguna parte, esperando que alguien más pudiera traerla de vuelta. No había ninguna organización, ningún sentido de la responsabilidad. En este barco el cual sirve como lugar de trabajo del personal naval había numerosas mujeres y niños presentes.
En estas circunstancias, ningun trabajo comprometido y sistematico puede suceder, y más todavía ahora resulta posible asegurar un secreto naval. Cuando estaba de visita en el barco, el comisario Markin convoco al mecánico, quien no pudo entrar al motor a trabajar. "Siempre es lo mismo con nosotros", dijo el comisario Markin: "cuando se trata de una cuestión de retirada, los motores de la nave trabajan espléndidamente, pero cuando tenemos que trasladarnos hasta las estaciones de batalla la maquinaria alguna vez la marcha se detiene."
¡Camaradas Marineros! Esta situación es insoportable. Esta es la cuestión, la flota no combate eficientemente, esto no es viable. Y es con razón que todos comenten que nuestra nueva flotilla del Volga funciona muy, muy floja, perezosa, sin vigor y sin éxito. Cuando no hay una orden correcta en el centro no puede haber un trabajo sólido ni vigoroso hecho en los buques, conjuntamente. Y sin embargo, estamos librando una gran lucha seria, una verdadera lucha a muerte. Si no tomamos Kazán ahora, el enemigo tendrá Nizhny-Nóvgorod de nosotros y para enlazar con los bandidos anglo-franceses en el litoral de Arcángel. Quieren formar un frente común. Nuestra tarea se hará mucho más difícil. Y entonces, podemos decir sin lugar a dudas, que los alemanes podrán comenzar a avanzar desde el oeste y del sur, a fin de no dejar que los checos ni los británicos ni los franceses establezcan un frente permanente en territorio ruso. Nosotros, obreros y campesinos, soldados y marineros de la República Soviética nos encontramos entre dos incendios: los británicos y franceses, con la Guardia Blanca de Checoslovaquia, en el noreste, y los alemanes en el oeste y el sur. Nuestra joven república morirá entre estos dos incendios. La tiranía burguesa más salvaje que reina en nuestras ciudades y pueblos, y todas las conquistas ganadas por los grandes sacrificios, incluso la vida de muchos marineros de la armada se perderá por décadas.
¡Camaradas Marineros! Hago un llamamiento a todos los que piensan que tal situación prevalece en nuestro país. Si tomamos Kazán, con lo cual romperemos el frente enemigo. Simbirsk y Samara caerán por sí mismos. La insignificante fuerza expedicionaria Anglo-francesa no nos dará ninguna razón para alarmarnos. Los alemanes no tienen ninguna razón para avanzar, ya que ningún nuevo frente se ha formado en Rusia. Todos los intereses de nuestro país demandan que nos esforzamos cada nervio para tomar Kazán.
¡Camaradas Marineros! ¡Hagan el esfuerzo redentor! expulsen al egoísta que puede haber entre vosotros, barran el descuido, la imprecisión y la negligencia. Todo debe ser puesto en pie de guerra. No pierdan un solo minuto. No retrocedan una pulgada. Aprovechen todo lo posible al enemigo. Libre la lucha con valentía, con coraje, con espíritu de impetú. Sin arriesgar, nada ganara.
¡Un apretón manos fraternalmente, camaradas marineros! ●
19 de agosto de 1918.