Leon Trotsky

EL SIGNIFICADO DE LA TOMA DE KAZAN EN EL CURSO DE LA GUERRA CIVIL

 


Escrito: 11 de septiembre de 1918
Fuente de esta edicion: MIA.org
Traduccion: Ceip.org.
Html: Marxists Internet Archive.


 

Discurso en el Teatro Kazán en el día después de la toma de Kazán, 11 de septiembre de 1918.

[El comienzo de este discurso no esta abajo. El informe parcial de la taquigrafía, que ha sobrevivido se reproduce aquí. - L.T.]

Nosotros estimamos mucho la ciencia, la cultura, el arte y junto con sus instituciones -escuelas, universidades, teatros, etc.- queremos hacerlos accesibles al pueblo. Pero si nuestros enemigos de clase quisieran mostrarnos de nuevo que todo eso sólo existe para ellos, y no para el pueblo, nosotros diríamos: ?¡Muerte a la ciencia y al arte, muerte al teatro!? Nosotros, camaradas, amamos el sol que nos alumbra, pero si los ricos y opresores quisieran monopolizar el sol, nosotros diríamos: "que se extinga el sol y reine la oscuridad, las tinieblas eternas…"

Este ha sido, precisamente, el sentido de la lucha bajo las murallas de Kazán, de la lucha que tiene lugar en el Volga y en Ural. Se trata de saber a quién pertenecerán las casas, los palacios, las ciudades, el sol, el cielo: si, pertenecerán a las gentes del trabajo, a los obreros, los campesinos, los, pobres, o a la burguesía y los terratenientes, los cuales han intentado de nuevo, dominando el Volga y el Ural, dominar al pueblo obrero.

Tienen razón los periódicos de los SR de derecha cuando escriben que la clase obrera, una vez que ha tomado el poder en sus manos, una vez que ha experimentado y comprendido lo que significa, no dejará que se lo quiten sin luchar encarnizadamente.

"Obreros -dicen malignamente los enemigos-, ustedes tomaron el poder, ¿y dónde está su Jauja, el país de las mil maravillas?" Y los obreros, con plena conciencia de su razón histórica, les responden: "sí, hemos recibido una herencia terrible, legada por la autocracia y cuatro años de guerra mundial que han agotado al país. Es verdad que la clase obrera lo pasa mal, pero también es verdad que la transformación del país es una obra muy difícil. Las clases poseedoras dominaron durante miles de años, gobernaron, multiplicaron las llagas, y ahora la clase obrera debe curarlas en unos cuantos meses. Dennos un plazo, lo arreglaremos todo, lo arreglaremos sin recurrir al medio que recomienda la burguesía rusa, los terratenientes rusos y los antiguos funcionarios rusos, es decir, a la Asamblea constituyente."

"¡Asamblea constituyente!" Todavía ayer, bajo las murallas de Kazán, la burguesía intentaba, bajo esa consigna, oponerse a los obreros y campesinos que morían luchando contra ella.

La Asamblea constituyente representa un conjunto de clases y de partidos, o sea, que se compone de representantes de todos los partidos, desde los terratenientes al proletariado. Y nosotros preguntamos: "¿quién gobernará con esa Asamblea constituyente? ¿No nos propondrán una coalición -lo único que pueden proponernos-, un gobierno de coalición, que vaya desde Lebedev hasta Lenin?" Yo pienso, camaradas, que esto no entrará en nuestro programa histórico. Además, nuestros enemigos no quieren, en la práctica, una coalición con el proletariado, porque cuando Lebedev preparaba la Asamblea constituyente junto con su compadre Kerensky, Lenin se encontraba en una cabaña, en el bosque, escondido como un ermitaño durante varias semanas, y otros estábamos encarcelados en la fortaleza de Petrogrado[*] 100 . No, la coalición no resultó ni siquiera cuando estaban en el poder los que lanzaron la idea de la Asamblea constituyente.

Admitamos que con los comunistas no era posible entonces la coalición, pero los demás partidos, respetables, gubernamentales, patrióticos -KDT, SR de derecha, mencheviques, e incluso, tal vez, los SR de izquierda-, todos estos partidos respetables y de moralidad reconocida, ¿pudieron formar la coalición? Aquí esta el quid del asunto: la coalición contradice las leyes de la lucha de clases.

La Asamblea constituyente no gobierna, gobernaría el Ministerio. ¿Salido de dónde? De todos los partidos menos los bolcheviques. Coalición de todos los partidos burgueses y pequeño burgueses contra la clase obrera y el campesinado pobre: he ahí lo que es la Asamblea constituyente. Pero en la balanza de la historia sólo tienen significación las fuerzas que pesan de verdad: de un lado, la clase obrera, con su trabajo, con su habilidad, con su número y con su papel económico; del otro, los terratenientes, mientras conservaban la tierra en sus manos, los capitalistas y banqueros, mientras poseían el capital, clases que también tienen gran importancia. Y entre ellas, como las cucarachas en las hendiduras, hacen su nicho los SR de derecha y los mencheviques, que dicen: "¿a santo de qué ustedes, obreros, luchan contra la burguesía y ustedes, campesinos, contra los terratenientes" Nosotros, SR de derecha y mencheviques, estamos en el término medio, y a través de una coalición los reconciliaremos con sus enemigos de clase. ¡No hace falta la guerra civil!?.

Pero la clase obrera ha rechazado esa falsedad y ese juego. ¡La misma burguesía la obligó! Los conciliadores acusan a los bolcheviques de haber provocado la guerra civil, pero cuando esta guerra civil se convierte en guerra de los poseedores contra los que nada poseen, los SR de derecha y los mencheviques se ponen siempre del lado de los primeros. ¿Acaso se levantaron para protestar contra la guerra civil cuando en Kazán fusilaban a los obreros, cuando los grupos burgueses fortalecían su poder por ese procedimiento? No.

Hay dos guerras civiles o, mejor dicho, dos polos de la misma guerra civil. La guerra civil que llevan a cabo los terratenientes, los antiguos funcionarios, los antiguos generales, los banqueros y capitalistas, contra las masas trabajadoras, y esta es una guerra civil vergonzosa; y hay otra guerra civil, la que nosotros, ustedes, obreros que se han puesto de pie, enderezando el espinazo, comienzan a llevar adelante contra los opresores, los verdugos: ésta es una guerra civil sagrada. Esta guerra civil la hemos hecho ayer, la haremos mañana, y hoy la marcamos con la toma de Kazán.

¡Toma de Kazán! ¿Cómo valorar este hecho luminoso?

La lucha de clases interna en la República soviética se ha complicado, y ha tomado la forma de una guerra justa y prolongada, debido a que la resistencia de la burguesía rusa se ha unificado con la intervención militar, el ataque y la irrupción del imperialismo extranjero, en forma de desembarco europeo-norteamericano y de una red de complots. En un principio, después de llevar a cabo un desembarco reducido -dos a tres mil ingleses y franceses- en Múrmansk y Arcángel, los bandidos imperialistas contaban con que grandes masas populares comenzarían a acudir hacia ellos. No habían previsto en absoluto la resistencia de la revolución, dada la penosa situación de los obreros rusos. Pero el portador de la revoluci&o;cute;n, el proletariado hambriento de Moscú y Petrogrado, les dijo: "yo he comido hoy la octava parte de un pan, y mañana ni siquiera habrá eso, pero me apretaré más el cinturón y diré bien alto: ¡he tomado el poder y no lo entregaré jamás!" Y cuando los imperialistas encontraron la primera resistencia después de su ataque imprevisto contra Arcángel, en toda la prensa burguesa de Francia e Inglaterra se levantaron voces diciendo que la expedición del norte era una aventura.

Entre tanto, el plenipotenciario inglés Lockhart y el general francés Lavergne, que se encontraban en Moscú, provocaron las sublevaciones de Yaroslavl y Vologda, organizaron un complot en Moscú. Todo estaba preparado, no quedaba por arreglar más que un "detalle": qué hacer con el camarada Lenin: ¿enviarlo bajo escolta a Arcángel, o fusilarlo en el acto? Las rebeliones de Yaroslavl y Moscú no sólo se produjeron por orden de los imperialistas aliados y con su dinero; estos fijaron además la fecha. Cuando el general Lavergne convocó a este propósito a Savinkov [**] y le dijo: "necesitamos en tal fecha una sublevación en el Volga", Savinkov contestó: "es una empresa peligrosa por ahora prematura". Entonces Lavergne replicó aproximadamente así: "¿no somos nosotros los que hemos creado todas sus organizaciones?", o sea: ¿no soy yo el que te ha pagado? Es como si Lavergne hubiera dicho: "el asno reconoce el pesebre del amo; Savinkov debe reconocer las órdenes de su amo." Y obedeciendo órdenes directas del general francés, Savinkov organizó la sublevación de Yaroslavl, que destruyó parte de la ciudad y costó la vida de muchos obreros. Allí fueron fusilados tan cruelmente como aquí, en Kazán. Mientras tenían lugar estos acontecimientos les llegó en refuerzo la sublevación de los checoslovacos en Liberia, Chelíabinsk, la toma de Samara y Simbirsk. La cosa no salió bien en Vologda, ni en Yaroslavl, pero del lado de Kazán se puso en movimiento una ola que avanzaba hacia Nijni-Novgorod y tendía a enlazar con el frente anglo francés. Toda la prensa burguesa festejaba ya el éxito de esta maniobra. He ahí por qué la toma de Kazán no significa sólo la liberación de una ciudad obrera, no; la toma de Kazán significa el hundimiento del plan diabólico en el que participan los representantes de la Bolsa norteamericana, francesa, japonesa, y en el cual ha sido envuelta la burguesía rusa, decenas y cientos de miles de conspiradores blancos; de ese plan que tenía como objetivo poner en manos del imperialismo anglo-franco-norteamericano- japonés los centros de comunicaciones de nuestro país, es decir, proceder con Rusia como se procede con cualquier colonia. ¡Este es el plan que se ha hundido con la toma de Kazán! La lucha continúa, y una lucha dura, pero ya no hay que temer que los checoslovacos y los anglofranceses se enlacen. Y además la naturaleza no les deja a los enemigos más de un mes, o mes y medio, de plazo: comenzarán a helarse nuestros mares nórdicos, se helará nuestra madre Volga, y los enemigos se convertirán en pequeños grupitos diseminados en ciudades casi sin comunicación entre sí, aislados y condenados.

La toma de Kazán será, contra ellos, como un cuchillo afilado. Después de Kazán tomaremos Samara, Simbirsk, Chelíabinsk, Ufa; serán liberadas Yekaterinburgo, Oremburgo, es decir, el Volga, el Ural y Siberia retornarán a la familia de la Rusia soviética. Esto no significa, naturalmente, que todos los peligros han quedado atrás. No hay nada más peligroso para la clase revolucionaria que mecerse tranquilamente en los laureles y considerar que los éxitos obtenidos aseguran su victoria completa. No habría habido sub levación de los checoslovacos si después de Octubre hubiéramos mantenido los músculos en la misma tensión que durante los combates contra la burguesía en el curso de la revolución. Pero la desgracia de la clase obrera reside en que no estima a sus enemigos en su justo valor. ¡A cuántos de nuestros peores enemigos no pusieron en libertad los obreros de Petrogrado y de Moscú después de su primera revuelta! Ese mismo general Krasnov, que ahora está enseñoreado del Don, que allí ha fusilado, ahorcado y degollado a miles y miles de obreros, fue detenido en octubre por los obreros de Petrogrado, pero lo pusieron generosamente en libertad. Y todos esos SR de derecha que ahora son ministros en Ucrania, ministros de gobierno siberiano en Samara; todos esos Lebedev, Fortuntov y demás, todos han estado en manos de la clase obrera. Estas manos los retuvieron y los dejaron, sin estima, con desprecio, pero los dejaron; y ahora organizan complots contra los obreros, los fusilan y los cuelgan. Y ahora cuando se acusa a los obreros de crueldad en el modo de conducir la guerra nosotros declaramos, sobre la base de la experiencia: el único pecado que hoy no le sería perdonado a la clase obrera rusa es la misericordia, la mano blanda con sus enemigos de clase. Nosotros luchamos en nombre de los intereses supremos de la humanidad, en nombre del renacimiento del género humano, en nombre de su liberación del yugo, de la ignorancia, de la esclavitud. Y todo lo que se cruce en el camino debe ser barrido. ¡Nosotros no queremos guerra civil, sangre, heridas! Estamos dispuestos a juntarnos fraternalmente con todos nuestros enemigos jurados en torno a la olla común; si la burguesía de Kazán retorna hoy a sus ricas moradas, que ha abandonado temerosamente y dice: "bueno, camaradas obreros -o los terratenientes dicen: bueno, camaradas campesinos- en los siglos y décadas pasados nuestros padres y abuelos, nosotros mismos, oprimimos, saqueamos y violentamos a sus padres y abuelos, a ustedes, pero ahora les tendemos la mano fraternalmente, vamos a trabajar junto con ustedes, en colectividad, y nos repartiremos como hermanos los frutos de nuestros trabajos", yo creo que en ese caso podría decir en su nombre: "Señores propietarios, señores burgueses, vuelvan libremente. La mesa estará puesta para ustedes como para todos nuestros amigos. Si no quieren guerra civil, si quieren vivir en buena armonía, vengan, por favor... pero si quieren gobernar de nuevo a la clase obrera, quitarle de nuevo las fábricas, entonces les mostraremos el puño de hierro, y las mansiones que han abandonado las donaremos a los pobres de Kazán, a los trabajadores y oprimidos".

En la lucha actual la tarea de los obreros consientes es acercarse a sus hermanos que se encuentran en la ignorancia (y hay muchos todavía), acercarse a ellos y explicarles el sentido de lo que está ocurriendo, elevarlos, aclararles que no se trata de una lucha entre partidos, por pequeñeces, sino por decidir si van a vivir como dueños absolutos de la tierra rusa, o si quedarán aplastados como un cadáver sobre el cual se abatirán los cuervos del imperialismo mundial para despedazarlo. Ustedes deben demostrar que nosotros queremos el establecimiento sobre la tierra rusa de la República soviética obrera y campesina, a fin de que aquí manden los trabajadores, de que aquí no sea posible la restauración del poder de los capitalistas y terratenientes. Es una pelea sencilla que, expuesta por obreros, debe ser comprendida por cada obrero atrasado y cada campesino. Como todo lo hecho por la Revolución Rusa, nuestros primeros éxitos contra los checoslovacos han desempeñado un gran papel revolucionario en Francia e Inglaterra: allí comenzó la ofensiva de los obreros contra los imperialistas, y entre estos últimos se inició una escisión: parte de ellos comenzó a afirmar que había que poner fin a esa ofensiva absurda, a esa aventura lamentable y arriesgada. Aún no se había tomado Kazán. No hay duda que la noticia de la reconquista de la ciudad agravará la escisión en los medios burgueses imperialistas de Inglaterra, y comenzarán a tocar retirada después de comprobar que la tierra rusa no está al alcance de la mano, no está a merced del primer aventurero de la gran ruta del pillaje imperialista. Ahora es la tierra de los obreros y campesinos y la defiende el ejército de los obreros y campesinos. La Rusia soviética opondrá una resistencia decisiva a los imperialistas; nadie meterá la mano en ella, como no se mete en un avispero. ¡La toma heroica de Kazán es una advertencia a todos los imperialistas! Pero es necesario que esta advertencia no quede aislada, es necesario que tenga una continuación enérgica. Aquí, en la provincia de Kazán está realizándose la movilización. Los obreros de Kazán deben ser los primeros en entrar en las filas del Ejército Rojo de obreros y campesinos. Debemos crear la opinión general de que todo aquel que hurta el cuerpo, que se esconde para no hacer el servicio militar, es un traidor a la causa de la clase obrera. Y lo mismo que en los viejos tiempos no andábamos con miramientos cuando se trataba de esquiroles, de los que rompían las huelgas sometiéndose a los capitalistas, hoy procederemos igual con aquellos obreros que no sostengan al ejército obrero y campesino y ayuden a la contrarrevolución. ¡Todos los ciudadanos soviéticos honestos tienen la obligación de defender el país!

Nos acusan de ser malos patriotas. Sí, camaradas, mientras al frente de nuestro país estuvieron los burgueses, los terratenientes burócratas que arreaban el rebaño de soldados rusos para que vertiera su sangre en defensa de los intereses de aquéllos; mientras las cosas eran así, nosotros fuimos malos patriotas de sus privilegios, de sus beneficios, porque hemos sido siempre patriotas de la clase obrera. Pero ahora en nuestro país dominan los obreros y campesinos pobres. Es otro país, y sobre su suelo fecundado por la violencia, la esclavitud y el sudor de muchas generaciones, la clase obrera se alzó en toda su estatura, por primera vez en la historia universal, y dijo: "yo soy aquí el amo, no hay otro amo más que yo". Y por esta Rusia nosotros sentimos la más ardiente pasión, por ella estamos dispuestos a dar nuestra cabeza, a verter nuestra sangre hasta la última gota.

El terrible peligro actual nos ayuda a crear un ejército fuerte, no en días sino en horas. A juzgar por los últimos informes, la movilización está realizándose perfectamente en todas partes; se reciben multitud de telegramas que solicitan autorización para movilizar las clases 2, 3, 4 y más. ¡No hay que detenerse a acampar en Kazán, hay que seguir adelante! Nos llaman de otros lugares donde dominan los guardias blancos. Y desde aquí en nombre de la revolución, proclamamos: "¡Camaradas de Simbirsk, de Samara y de otras ciudades! Les recordamos, no nos detendremos ni un minuto, estamos preparados para marchar en su ayuda con nuestras fuerzas conjuntas y liberar a nuestra Rusia soviética de la negra violencia de la contrarrevolución burguesa, estamos dispuestos a dar nuestra cabeza por la vida de la clase obrera?.

Y en nombre de ello los invito a ustedes, camaradas, a gritar al unísono:

¡Viva la Rusia soviética obrera y campesina!

¡Viva el Ejército Rojo obrero y campesino! ¡Hurra! ●


[*] Después de las Jornadas de Julio (3-5 de julio de 1917) el Gobierno Provisional detuvo a eminentes bolcheviques. Los camaradas Lenin y Zinoviev pasaron a la clandestinidad. Durante varias semanas y en el bosque, cerca de Sestroretsk (lugar de dachas, próximo a Petrogrado). Su único abrigo en la noche era un almiar de heno. Algo más tarde el camarada Lenin, disfrazado de fogonero, se ocultó en Finlandia y a fines de septiembre regresó a Petrogrado. El camarada Trotsky fue detenido después de las Jornadas de Julio y recluido en la prisión Petrogradskie Kresti

[**] Savinkov, Boris V. (1879-1925). Escritor ruso y terrorista. Como uno de los líderes de la Organización de lucha del Partido SR, fue responsable de la mayoría de los actos de terrorismo cometidos contra oficiales imperiales en 1904 y 1905. Fue asistente del Ministerio de Guerra bajo el gobierno de Kerensky aunque fue rápidamente expulsado del gobierno y del Partido SR por su rol en el levantamiento de Kornilov en septiembre de 1917. Durante la Revolución de Octubre actuó como un contrarrevolucionario e inspiró varios levantamientos armados contra los bolcheviques, como los de Yaroslavl, Rybinsk y Múrmansk. Después de ser derrotado por el Ejército Rojo, Savinkov viajó a Francia y se transformó, tiempo después, en el principal representante diplomático del almirante Kolchak en París. Durante la guerra ruso-polaca de 1919-1920 viajó a Polonia donde formó una organización política rusa responsable de la creación de varias unidades de infantería y caballería anti-bolcheviques. Encabezó el "Comité Político Ruso" en Varsovia que colaboró con Pilsudski durante la guerra ruso-polaca en 1920. En 1921 trabajó con Bulak- Balakhovich, enviando bandas de saboteadores al territorio de la Bielorrusia soviética. Churchill incluyó a Savinkov en una compilación de veintiún biografías breves que publicó en 1937, bajo el título Grandes contemporáneos: el único ruso que fue incluido además de Savinkov fue "León Trotsky, alias Bronstein"