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Por todo lo expuesto, una conclusión se impone: las tesis que Mariátegui sostuvo sobre el problema femenino son resultado de la consecuente aplicación del marxismo-leninismo a las condiciones específicas de una sociedad semifeudal y semicolonial como la nuestra. Sobre esto, por lo general, no hay discrepancia y aunque no se expresa una adhesión abierta, por lo menos con el silencio se muestra una aparente aceptación de aquella conclusión. Más el problema no es si el pensamiento de Mariátegui es una correcta aplicación del marxismo al país, la cuestión central es una: la vigencia actual de su pensamiento; tema acerca del cual, y para no romper lanzas contra el inmenso y creciente prestigio de Mariátegui, a la vez que se expresa un aparente reconocimiento se cuestiona su vigencia invocando el transcurso de más de 40 años y enarbolando, errónea y taimadamente, la necesidad de tener en cuenta "los desarrollos creadores del marxismo para superarlo".
El análisis de este punto nos lleva a revisar, aunque sea de paso, algunas posiciones que sobre el problema femenino han sido sustentadas en el país. Así, el notable y pugnaz pensador don Manuel González Prada, se ocupó de este problema en su "Las Esclavas de la Iglesia", en 1904, trabajo que se encuentra en "Horas de Lucha"; allí a la vez que se expone importantes conceptos como: "No se conoce bien al pueblo sin haber estudiado la condición social y jurídica de la mujer", "La elevación moral de un hombre se mide por el concepto que se forma de la mujer: para el ignorante y brutal no pasa de ser una hembra, para el culto y pensador es un cerebro y un corazón", "Si llevamos el nombre de nuestro padre, representamos la hechura moral de nuestra madre .... La fuerza motriz el gran propulsor de las sociedades, no funciona bulliciosamente en la plaza ni en el club revolucionario, trabaja silenciosamente en el hogar", los que sirven a centrar la atención en la importancia de la mujer; por otro lado, expresaba ideas tales como "La emancipación de la mujer, como la libertad del esclavo, no se debe al Cristianismo, sino a la Filosofía", "En las naciones protestantes se realiza tan seguramente la ascensión femenina que ya se prevé la completa emancipación", "Los esclavos y los siervos deben su dignidad de personas al esfuerzo de los espíritus nobles y abnegados; la mujer católica se emancipará solamente por la acción enérgica del hombre" y "en las batallas por la idea no se conoce auxiliar más poderoso que el amor".
Así se ve que González Prada a la vez que señala y denuncia la opresión sobre la mujer, el importante papel que cumple y la necesidad de ocuparse del problema femenino y plantea la emancipación de la mujer, aunque para él la raíz de la cuestión sea el catolicismo que domina en las mujeres, crea en la posible emancipación femenina bajo el capitalismo y centre el problema en el individuo, sus ideas significan un aporte, como en otros temas, al estudio del problema de la mujer en el país.
Y estas ideas resaltan más cuando vemos casi 30 años después que Jorge Basadre plantea :
" Gregorio Marañón ha reivindicado el rol esencial de la mujer que es el amor; en tanto, que el rol esencial del hombre es el trabajo... Por eso el niño prefiere jugar con soldados, símbolo de lucha, de esfuerzo, afán de supremacía; mientras la niña prefiere jugar con las muñecas, precozmente maternal. En virtud de un mandato de la naturaleza, el encanto de la mujer criolla, aún en el caso de que no es mestiza, se diferencia del de las mujeres de otras latitudes con un propio sabor frutal o vegetal... Como, en cambio la superioridad más alta del hombre está en la mente y como la mente americana vegeta todavía influenciada en forma determinante por Europa, el hombre es en América, inferior en su conjunto, a la mujer... En suma, una gloria americana se pierde o se achica ... Una mujer de América que sea representativamente hermosa, puede, en cambio interesar en cualquier parte" (Perú: Problema y Posibilidad cap. XI): Aquí la posición es tan claramente reaccionaria que huelgan los comentarios.
Si en Basadre las clases dominantes nos hablan de una "naturaleza femenina" cuya esencia es el amor, las mismas en 1940 se expresan a través de Carlos Miró Quesada Laos de la siguiente manera :
"El rol de la mujer en la vida moderna es múltiple. Ya no son los tiempos -para siempre idos-, en que el trabajo le estaba vedado. Todo lo contrario. Hoy la mujer trabaja en diversas actividades ... Porque ha demostrado que puede actuar tan eficientemente como el hombre ... Está, pues, en el deber de estudiar, de prepararse para el porvenir. Y si en esas labores las mujeres comparten las obligaciones con los hombres, en otra son y serán siempre mejores que los hombres. Y es que la mujer pone en la vida muchas cosas que le son innatas. Tiene manos de madre y de enfermera ... Esa es la feminidad que, gracias a Dios no perderán jamás, a despecho del siglo XX, de las guerras y de las teorías revolucionarias. La palabra consuelo evoca a la mujer ... El creador después de hacer al hombre... La puso a su lado para que fuera su compañera, para que le sirviera de estímulo y dulzura en la existencia ... Hay que obedecer primero a los padres, luego a los maestros, mas tarde al marido y siempre al deber" (Tres Conferencias, Lima 1941).
Con Basadre los explotadores posponen el trabajo femenino; con Miro Quesada, habidas nuevas exigencias, exaltan y demandan el trabajo de la mujer. Más en el fondo de ambos late la "naturaleza femenina". Pero no solamente en este campo se dan estas ideas; posiciones incorrectas se encuentran también en escritos y revistas que dicen ser revolucionarias y hasta adherir al marxismo; en ellas se expresan conceptos como los siguientes :
Hablando del "Sentido de la vida", que participar en el "cambio social" permitirá, entendemos que a la mujer, "deshacerse de su problema existencial, ya que el sentido de la vida reside entonces en el provecho que cada individuo puede ofrecer a su prójimo por medio de su voluntad y esfuerzo". Tratando el tema "Mujer y Sociedad" luego de intentar esbozar la tesis de Engels sobre el desarrollo de la familia se plantea, "estamos posesionados del mito de la inferioridad de la mujer. Y de esto se deriva la necesidad de la liberación de la mujer... su liberación sólo puede darse cuando se cambie tal estructura económico-social con el desarrollo de una sociedad nueva"; se destaca así la liberación y ambigua e imprecisamente su fondo social para concluir centrándose en como normar" la relación entre sexo que responde a la nueva ideología. Si la mujer es igual o debe ser igual al hombre, las bases de tal relación serian :
a) liberar a la mujer de las alienaciones religiosas..., b) ejercitar el derecho a elegir a su compañero, sin obedecer a prejuicios sobre la iniciativa masculina..., c) no entender la liberación de la mujer como sinónimo de amor libre..., y (¡menos mal!) d) siendo la mujer igual al hombre, no deberá apartarse de la política, aduciendo su condición femenina... el amor, como punto de partida de un cambio social, debería ser el estímulo para que la juventud (hombres y mujeres) luchen por construir un mundo igualitario sin opresiones ni injusticias". Y publicando el cuento "El Panetón del Desocupado", cuento navideño se difunde sagazmente la "generosidad de la mujer" y el "egoísmo del hombre", solapada versión de "naturaleza femenina": "Luego los dos fantasmas se han quedado en silencio. Cada uno de los pensamientos por su lado. La mujer en su pasado; el hombre en su futuro. La mujer, en lo que debe hacerse; el hombre en lo que puede hacer para él. Una generosidad y un egoísmo, siempre clavados de frente, siempre forcejeando en lo oscuro de su conciencia". (Revista MUJER números 1 y 2 : aunque no están fechadas se ubican en la parte final de la década del 60). Evidentemente, las ideas contenidas en las revistas MUJER; pese a su aparente posición revolucionaria y marxista, revelan un nítido fondo burgués; en modo alguno expresan una posición proletaria sobre el problema femenino.
¿ Qué nos demuestra este recuento ?. Una verdad monda y lironda que, la cuestión no es en absoluto el tiempo en que se plantean las posiciones ni el problema es "tener en cuenta los desarrollos creadores del marxismo" lo central es la posición de clase en que se sustenta un planteamiento. Hemos visto una posición anterior a Mariátegui, la de González Prada que no obstante ser anterior a él en unos 30 años encierra elementos positivos; así como una posición coetánea, la de Basadre, que es abiertamente reaccionaria; finalmente dos posiciones posteriores a él, la de Miró Quesada aunque renovando criterios también reaccionaria y la de la revista MUJER, mas de 30 años posterior a Mariátegui y hasta con pujos de marxista, definidamente adhiriéndose a posiciones burguesas pero con pretensiones de presentarse revolucionaria y al servicio de la emancipación femenina.
¿Qué se concluye? Lo que decíamos, el problema es el fundamento de clase que sustenta una posición, en este caso una posición sobre el problema femenino. Con Mariátegui, exponente cumbre de nuestra clase obrera, se establece la posición del proletariado sobre el problema de la mujer, él ha sentado las bases de la línea política proletaria sobre esta cuestión y sus posiciones son plenamente vigentes, en éste como sobre los demás de la política revolucionaria del proletariado en nuestro país. Por tanto, el desarrollar un movimiento femenino popular exige, hoy más que nunca, adherir firme y consecuentemente el pensamiento de Mariátegui partiendo de aceptar su vigencia.
La lucha de las mujeres peruanas tiene larga tradición y la de las proletarias, sellada con su sangre, más de 50 años. Asimismo las organizaciones femeninas tienen larga data; sin embargo, el proceso organizativo de la mujer peruana ha entrado en expansión en la década del 60 avizorándose su brillante perspectiva, aunque larga y sinuosa.
Actualmente tenemos una multiplicidad de organizaciones de diferente extensión y nivel y, lo que es más importante, germinando antiguas semillas apunta ya la formación de un verdadero movimiento femenino popular. Tenemos hoy un ya cincuentenario Consejo Nacional de Mujeres sustentado en la caduca y superada tesis des la "naturaleza femenina"; un "Movimiento de Derechos de la Mujer" que enarbola un feminismo que apunta a la liberación de la dependencia del hombre; una gama de organismos en formación que alienta el régimen vigente en beneficio de su proceso corporativista, bajo la orientación y control de Sinamos y bajo la concepción de su "participación de la mujer", parte de su "democracia de participación plena", que oculta que la raíz de la opresión femenina es la propiedad privada y que el sometimiento de la mujer se inició con ella, que tergiversando nuestra historia y usando un "materialismo vulgar" y rastrero propagandiza "en 1968 se inicia el proceso revolucionario que busca a la auténtica liberación de la mujer con igualdad política y participación activa" para concluir "somos nosotras las que debemos crear las diferentes formas de organización femenina" recalando en solapado y artero feminismo burgués. Y una Unión Popular Nacional de Mujeres Peruanas, organismo del oportunismo de derecha que ha montado, como siempre, un aparato colaboracionista dedicado totalmente al servicio del régimen.
Este incremento y reimpulso organizativo de las masas femeninas exige investigar seriamente el problema de la mujer y analizar clásicamente las organizaciones existentes o en formación; así se deslindará campos para establecerse, como en otros terrenos, las dos líneas en el problema de la mujer: la contrarrevolucionaria bajo el comando del imperialismo y la burguesía intermediaria y, la revolucionaria cuyo mando y centro es el proletariado. Así se servirá al desarrollo organizativo del movimiento femenino popular, el que requiere necesariamente que su construcción se libre en medio de la lucha de las dos líneas, expresión de la lucha de clases y de los intereses afines y contrapuestos de las clases en contienda. Claro está y esto no se debe olvidar, que dentro de cada línea hay variantes y diferencias en función de las clases agrupadas en torno a cada línea; de ahí que el problema consista en establecer las dos líneas contrarias y, dentro de cada una las variaciones y matices de las mismas, y la posición que está al mando en cada línea que respondiendo a la clase que dirige da su carácter revolucionario o contrarrevolucionario a cada una de las líneas en lucha.
Todo lo expuesto nos lleva pues a la necesidad de "retomar el camino de Mariátegui en el problema de la mujer", a fin de servir a la formación y desarrollo de un MOVIMIENTO FEMENINO POPULAR concebido como un movimiento generado por el proletariado en las masas femeninas con las siguientes características: 1) Adherido al pensamiento de Mariátegui, 2) Organización clasista de masas, 3) Sujeto al centralismo democrático.
La construcción de tal MOVIMIENTO nos plantea dos problemas: 1) la construcción ideológico-política que implica, necesariamente dotarlo de Principios y Programa; 2) la construcción orgánica, a la que podemos servir formando núcleos o grupos de activistas que llevando principios y programa a las masas femeninas -obreras, campesinas, profesionales, universitarias, secundarias, etc.-, trabajen por la politización de la mujer, movilizándolas a través de sus luchas y organizándola para adherirla a la lucha política, acorde con la orientación y política del proletariado.
Para concluir este aporte al estudio y comprensión del problema de la mujer es pertinente transcribir una Declaración de Principios y Programa que hace algún tiempo circula en nuestro medio, documentos que, entendemos subrayando su carácter de proyectos, pueden servir como base de discusión útil a la construcción ideológico-política del MOVIMIENTO FEMENINO POPULAR en marcha.