Pronunciado: En 1907.
Fuente del Texto: William T. De Bary y otros, Sources of Indian Tradition
(Nueva York, Columbia University Press, 1958).
Traducción al Castellano: Vicente Accurso, para Observatorio de Conflictos.
Versión Dígital: Observatorio de Conflictos.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 9 de julio de 2007.
Derechos: Copyleft (Licencia Creative Commons: Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.5 Argentina) por Observatorio de Conflictos.
Dos nuevas palabras han recientemente aparecido en relación con nuestra política. Ellas son moderados y extremistas. Estas palabras tienen una relación específica con el tiempo, por lo tanto, cambiarán con él. Los extremistas de hoy serán los moderados de mañana, de la misma manera que los moderados de hoy fueron los extremistas de ayer. Cuando surgió el Congreso Nacional y los puntos de vista de Mr. Dadabhai, quien ahora es considerado un moderado, fueron hechos públicos, él fue calificado de extremista. Por ende, ustedes verán que el término extremista es una expresión de progreso. Somos extremistas hoy y nuestros hijos se llamaran a sí mismos extremistas y a nosotros, moderados. Cada nuevo partido comienza como extremista y termina como moderado.
La esfera de la política práctica no es ilimitada. No podemos decir qué sucederá dentro de mil años -quizá durante ese largo período la raza blanca será barrida por otro período glaciar. Debemos, por lo tanto, estudiar la situación presente y diseñar un programa de acción.
Resulta imposible ahora entrar en detalles. Una cosa es segura: este gobierno no nos sirve. Como ha dicho un eminente estadista, el gobierno de un país por otro nunca puede ser exitoso y, por lo tanto, un gobierno permanente. No hay diferencia de opinión sobre esta proposición fundamental entre la vieja y la nueva escuela.
Este gobierno extranjero arruinó el país. Al principio, todos nosotros fuimos tomados de sorpresa. Pensábamos que todo lo que hacían los gobernantes era para nuestro bien y que este gobierno inglés había bajado del cielo para salvarnos de las invasiones de Tamerlán y Gengis Khan, y, ellos decían, no sólo para evitar invasiones extranjeras sino también para impedir guerras internas. No estamos armados, y tampoco tenemos necesidad de armas. Contamos con un medio más poderoso, un arma política, el boicot. Hemos percibido que el conjunto de esta administración, que está encabezada por un puñado de ingleses, se lleva adelante con nuestro concurso. Todos nosotros somos el personal subalterno. El gobierno entero depende de nuestra asistencia y ellos tratan de mantenernos ignorantes de nuestro poder de cooperación, impidiendo de esa manera de que reclamemos el control de lo que hoy ya administramos. La cuestión es lograr el control completo del gobierno. Quiero tener la llave de mi casa, y no ser un extraño al que se echa de la misma. El auto-gobierno es nuestra meta, queremos el control de nuestra maquinaria administrativa. No deseamos ser sirvientes y permanecer como tales. Actualmente, somos sirvientes e instrumentos voluntarios de nuestra propia opresión en manos de un gobierno extranjero, y ese gobierno nos domina no por su poder innato sino a través de mantenernos en la ignorancia frente a ese hecho. El profesor Seeley comparte esta consideración. Todos los ingleses saben que son meramente un puñado de personas en este país y es su negocio engañarnos para que creamos que somos débiles y ellos poderosos. Esto es la política. Hemos sido engañados por esa política durante mucho tiempo. Lo que el nuevo partido pretende es que seáis concientes del hecho de que vuestro futuro descansa enteramente en vuestras manos. Si pretendéis ser libres, podéis serlo; si no deseáis ser libres, caeréis y fracasaréis para siempre. Muchos de vosotros no necesitáis armas, pero si no tenéis el poder de la resistencia activa, ¿no tenéis el poder de la abnegación y de la abstinencia de manera tal de no colaborar con el poder extranjero que os gobierna? Esto es el boicot y esto es lo que queremos significar cuando decimos que el boicot es un arma política. No debemos asistirlos en el cobro de los impuestos y en el mantenimiento de la paz. No debemos colaborar con ellos en guerras que mantienen más allá de nuestras fronteras brindándoles nuestra sangre y nuestro dinero. No debemos ayudarlos en la administración de justicia. Debemos tener nuestros propios tribunales, y cuando llegue el momento no debemos pagar los impuestos. ¿Podéis hacer esto con la unión de vuestros esfuerzos? Si podéis, seréis libres desde mañana. Algunos oradores que hablaron esta tarde se refirieron al medio pan como opuesto al pan entero. Os digo que pretendo el pan entero y de manera inmediata. Pero si no puedo obtener el todo, no penséis que no tengo paciencia.
Tomaré la mitad si me la ofrecen y luego trataré de conseguir el resto. Esta es la línea de pensamiento y de acción en la cual debéis entrenaros. Esta reivindicación no es el fruto de un mero impulso. Es un impulso razonado. Tratad de entender esta razón y tratad de fortalecer ese impulso por vuestras convicciones lógicas. No pretendo que nos sigáis ciegamente. Pensad en torno al problema por vosotros mismos. Si aceptáis nuestro consejo, nos sentiremos seguros de que podremos lograr nuestra salvación. Esta es la propuesta del nuevo partido. Quizá no hemos obtenido un completo reconocimiento de nuestros principios. Los viejos prejuicios mueren muy lentamente. Ninguno de nosotros ha querido destruir el Partido del Congreso, por eso transigimos, y estuvimos satisfechos de que nuestros principios fueran reconocidos, aunque de manera limitada.
Eso no significa que hayamos aceptado la situación completa. Podremos avanzar un escalón el año próximo, de manera tal que en unos pocos años nuestros principios sean totalmente aceptados, y aceptados en tal extensión que las generaciones futuras nos considerarán moderados. Esta es la forma en que una nación progresa, y esta es la lección que vosotros debéis aprender de la lucha actual. Es una lección de progreso, de cómo debéis ayudaros mutuamente al máximo. Si percibís realmente la fuerza contenida en ese principio, si estáis convencidos de esos argumentos, sólo entonces será posible que logréis emanciparos por vosotros mismos del gobierno extranjero para el cual trabajáis ahora.