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Redactado: Marzo de 1976.
Publicación primera: Argentina, marzo de 1976.
Digitalización: Diego Burd, 2002.
Esta edición: Marxists Internet Archive, marzo de 2002.
En la noche del 23 al 24 de marzo las Fuerzas Armadas contrarrevolucionarias derribaron al gobierno peronista para instaurar otra Dictadura Militar. El paso dado por los militares es como sabemos una irracional aventura condenada de antemano al fracaso.
El programa levantado por la Junta Militar poco después de asumir y las primeras medidas de gobierno no dejan ninguna duda respecto al carácter profundamente antiobrero, antipopular y antinacional de la Dictadura. Intervención a la CGT y a todos los gremios, despido de miles de obreros, centenares de dirigentes, activistas y obreros de fábricas detenidos, decenas de nuevos trabajadores desaparecidos, clausura del parlamento, ¡legalización o prohibición de los partidos políticos, implantación de la pena de muerte discrecional y ejercicio de la justicia por Tribunales militares. otorgamiento de condiciones favorables para la actividad explotadora del gran capital nacional y extranjero, alineación internacional junto al imperialismo yanqui, etc, etc.
UNA ÉPOCA HISTÓRICA Y GLORIOSA
La usurpación del gobierno por los militares y el recrudecimiento de la represión antipopular que caracteriza a la nueva Dictadura coloca a todo nuestro pueblo frente a un desafío histórico, en una nueva etapa de la lucha revolucionaria ya iniciada, a las puertas de una época histórica y gloriosa por La que ya marcha erguida y determinada su vanguardia guerrillera.
El fracaso final del peronismo y el golpe militar reaccionario, imponen al pueblo argentino la histórica responsabilidad de rebelarse masivamente, tomar en sus manos los destinos de la patria, afrontar con heroísmo los sacrificios necesarios y librar con nuestra poderosa clase obrera como columna vertebral, la victoriosa guerra revolucionaria de nuestra Segunda y definitiva Independencia.
Es una tarea grandiosa que nos honrará y purificara, que despenará y activará las mejores virtudes, que hará surgir de nuestro pueblo miles y miles de héroes. ¡El espíritu del Che, del Negrito Fernández, de los heroicos compañeros que cayeron en la lucha se multiplicará por miles en las filas populares! Respondiendo con honor y vigor al desafío de la hora, uniéndonos y organizándonos para la resistencia y la victoria conquistaremos para nuestros hijos el nuevo mundo socialista de felicidad colectiva. Nadie podrá decir el día de mañana que los argentinos no supimos cumplir nuestros deberes de patriotas y revolucionarios. Las nuevas generaciones, por cuya felicidad daremos todo de nosotros, recordarán con orgullo a sus mayores, como nosotros recordamos a los patriotas que fundaron la nacionalidad.
Y esa histórica responsabilidad que pesa sobre nuestros hombros será dignamente cumplida por nuestro pueblo, por nuestro Partido, por nuestro Ejército Guerrillero y todas las fuerzas revolucionarias progresistas y patrióticas, organizando e impulsando virilmente la resistencia popular, avanzando en la unidad obrera, popular y patriótica, movilizando amplias masas, empleando todos los medios y formas de lucha, desarrollando el trabajo político entre los soldados y suboficiales, aniquilando con decisión a la oficialidad enemiga, construyendo con energía y habilidad profesional las fuerzas revolucionarias políticas y militares.
NO SE TRATA DE UN RÉGIMEN PROVISORIO
El régimen que se acaba de establecer con el golpe militar de Videla a no es provisorio. Es el tipo de gobierno definitivo que se dan las fuerzas burguesas-imperialistas para luchar contra las fuerzas revolucionarias argentinas.
Llenos de pánico por el vigoroso desarrollo revolucionario de la clase obrera y del pueblo argentino, por el crecimiento constante y acelerado de las organizaciones de vanguardia, por la amenaza real que ello representa para el régimen capitalista, el Partido Militar, como representante principal de los mas grandes capitales extranjeros y nacionales, se ha decidido por la guerra total, por una prueba de fuerza definitiva. Con esa resolución se han apoderado del gobierno para dedicar todos los recursos al accionar contraguerrillero y sólo se los desplazará de allí nuevamente, después de derrotarlos, después de aniquilar sus fuerzas principales.
El cálculo de nuestro Partido es que efectivamente éste será el tipo de gobierno contra el que tendremos que batallar a todo lo largo de nuestra guerra revolucionaria, que ya no habrá más elecciones democrático-burguesas, que a este gobierno lo derribaremos al contar con grandes fuerzas revolucionarias políticas y militares, cercanos al triunfo definitivo de nuestra revolución antiimperialista y socialista.
Ya hay quien sostiene que esta Dictadura no durará nada, que los militares volverán pronto a llamar a elecciones. Nosotros pensamos que no es así. Que este régimen se mantendrá hasta que las fuerzas revolucionarias estén en condiciones de derribarlo, y que después de él nos encontraremos a las puertas del socialismo, próximos a la instauración del gobierno revolucionario obrero y popular que comenzará a solucionar los problemas de la patria y traerá felicidad al pueblo argentino.
La Dictadura Militar fracasará completamente desde el comienzo en sus objetivos de aniquilar las fuerzas revolucionarias y estabilizar el capitalismo. Por el contrario, las fuerzas revolucionarias crecerán más que nunca y la economía seguirá en permanente crisis y desequilibrio.
Pero el Partido Militar no cederá el gobierno a los políticos sino que aumentará su aparato represivo, entregará toda la economía al capital imperialista e institucionalizará la corrupción y el negociado.
Los militares no se retirarán porque sería una total capitulación y porque no cuentan con recambio que influencie a la masa y les permita reorganizarse y ganar tiempo. Lanusse organizó el GAN para retirarse momentáneamente porque contaban con Perón, su habilidad v su enorme influencia, abrigaron frustradas esperanzas de que el FREJULI lograría contener y desviar el proceso revolucionario.
Hoy la situación es completamente diferente. Ningún líder o Partido que quiera conquistar apoyo político de masas, tiene la más mínima probabilidad de sustraerse a las imperiosas demandas democráticas y reivindicativas ni a la influencia de las justas banderas que levantan las organizaciones revolucionarias.
PLAZOS Y RITMOS
El tiempo que demandará a la clase obrera y al pueblo argentino dar por tierra con el régimen dictatorial que se acaba de implantar, dependerá de dos cuestiones fundamentales además de la base objetiva existente de profunda crisis económico-social, a saber: a) El ritmo de desarrollo de las fuerzas revolucionarias; b) La situación internacional.
En un proceso prolongado de guerra revolucionaria en constantes luchas armadas y no armadas, con el empleo de todas las formas combativas pacíficas y violentas, legales e ilegales, con desencadenamiento de insurrecciones parciales y liberación de zonas, se irán construyendo gradualmente las fuerzas revolucionarias políticas y militares del pueblo argentino, el Partido Revolucionario, el Ejército Guerrillero y el Frente de Liberación Nacional. Mientras más rápido sea el ritmo de desarrollo de dichas fuerzas, menor será el tiempo que nos demandará derrotar al Partido Militar.
Los recientes Acuerdos de Montevideo de los Ejércitos Americanos prevén la intervención conjunta -incluido el Ejército yanqui- en el país que sufra graves amenazas insurreccionales. Es decir, el enemigo tiene el definido propósito de aceptar la participación de fuerzas militares extranjeras en su lucha contrarrevolucionaria. Independientemente de que tal paso mejoraría extraordinariamente nuestra posición política, es incuestionable que la intervención extranjera puede prolongar nuestro esfuerzo de guerra. Pero el propósito intervencionista de los Acuerdos de Montevideo puede o no concretarse en Dependencia de la situación internacional. Porque es posible que la relación de fuerzas internacional impida o anule la intervención contrarrevolucionaria extranjera como acaba de suceder en Angola.
Neutralizar o no una posible intervención extranjera no depende en lo fundamental de nosotros sino de la evolución de la política internacional.
En cambio el ritmo de desarrollo de las fuerzas revolucionarias argentinas depende por entero de la vanguardia obrera y popular, de su ligazón con las masas, de su conciencia y espíritu unitario, de su preparación política, moral combativa, estilo proletario, espíritu de sacrificio, tesón, heroísmo y capacidad profesional. Cuanto más pronto se llegue a la unidad revolucionaria en un solo Partido Proletario y en un solo Ejército Popular y se construya el Frente de Liberación Nacional, cuanto mas acelerado sea el crecimiento y el poderío de dichas organizaciones, gracias al aporte máximo de cada revolucionario argentino, menor será la duración de nuestra guerra y por tanto menores los sufrimientos de nuestro pueblo.
LAS GRANDES TAREAS DE LA RESISTENCIA
Como ya señaló nuestro Partido, al anticipar acertadamente la decisión golpista de los militares? y como lo comprueba claramente por el programa y medidas de la Junta, la aventura iniciada por la oficialidad contrarrevolucionaria, constituye una declaración formal de guerra a la clase obrera y al pueblo argentino, e inicia por tanto la etapa de la guerra civil generalizada en nuestro proceso revolucionario.
En esta situación, con el programa de la resistencia antidictatorial, antiimperialista y socialista, tenemos por delante grandes y fundamentales tareas. Con eje en el proletariado fabril, intensificando la concentración del trabajo revolucionario en las grandes fábricas, debemos luchar por movilizara las más amplias masas por todo tipo de reivindicaciones. Por los problemas específicos de las fabricas, de barrios y villas, del campo, de los colegios y universidades, de los jóvenes y las mujeres; en solidaridad con los presos; en defensa de los derechos humanos y democráticos, etc., etc.. y hacer confluir toda esa movilización en la formación y desarrollo del Frente Antidictatorial, Democrático y Patriótico.
En el terreno militar la consolidación y desarrollo del Ejército del Pueblo, el fortalecimiento de las unidades existentes y la creación de otras nuevas. El impulso a la autodefensa de masas. El trabajo de proselitismo militar en las unidades enemigas dirigido fundamentalmente a neutralizar el personal de soldados y suboficiales.
Con nuevas condiciones favorables, debemos intensificar y ampliar considerablemente nuestra actividad internacional, Luchar por el aislamiento de la Dictadura, impulsar la solidaridad internacional con la justa causa de nuestro pueblo. Y hoy más que nunca, la principal de nuestras tareas, la que garantizara avances consistentes en todos los aspectos de la actividad revolucionaria, es la construcción del Partido, su consolidación y desarrollo, su fortalecimiento incesante. El enraizamiento en la masa, la moral y el heroísmo, la combatividad, precisión de línea, capacidad organizativa y dominio de la profesión revolucionaria son virtudes y aspectos de nuestro Partido que debemos cultivar con esmero para que crezcan, florezcan y fructifiquen con máximos resultados.
La nueva y decisiva etapa en que nos internamos, coloca a nuestro Partido en un escenario histórico. Grande es nuestra responsabilidad colectiva y más grande aún debe ser nuestra conciencia, nuestro valor y nuestra determinación de vencer.
Estrechamente unidos en torno al Comité Central, siguiendo el elevado y poderoso ejemplo de nuestros héroes y mártires, los militantes del PRT cumpliremos cabalmente y con honor nuestras misiones revolucionarias.