Rashid Musin

 

TARTARIA:
realizaciones, problemas, perspectivas

 

 


Fuente: R. Musin, "TARTARIA: realizaciones, problemas, perspectivas", en Socialismo - Teoría y práctica, 4 (105), abril 1982 (Agencia de Prensa Novosti, Moscú); págs. 68-72.
Transcripto por: Juan Fajardo, para marxists.org, enero 2024.


 

 

 

Hoy, la producción industrial de la Tartaria soviética como camiones Diesel KamAZ y jets 11-62 se exporta a decenas de Estados; en su territorio comienza el oleoducto “Druzhba” (Amistad), uno de los más importantes del mundo. La república produce más energía eléctrica per cápita que Francia o Italia y tiene mayor cantidad de estudiantes por cada diez mil habitantes que Inglaterra o la RFA.

Esto no asombraría si aquí, hace un poco más de seis décadas, no hubiera existido la provincia de Kazan donde la producción por habitante era cuatro veces menor que el promedio de Rusia. Y para educar a la población nativa, cuyos representantes fueron denominados por el zarismo “inorodetsy” (alienígenas), se gastaba... un kopek para dos personas al año.

Hace sesenta y dos años, el derecho a la autodeterminación se realizó para el pueblo tártaro en la forma de autonomía definida por Lenin como autogestión política que se otorga a una nación en el marco del Estado soberano.

En la práctica, la autonomía de la república se manifiesta en que tiene sus propios órganos de poder y gestión, su propia legislación, territorio y ciudadanía. Tiene asimismo su propia Constitución, cuya aprobación o corrección, igual que la adopción de los planes estatales de desarrollo económico y social y del presupuesto republicano, incumben exclusivamente al Soviet Supremo de la RSSA de Tartaria.

El Estado Soviético, al fomentar la economía de Tartaria lo mismo que la de otras regiones atrasadas, lo hizo a ritmos mucho más elevados que en el resto del país. El gobierno de la URSS y el de la Federación Rusa siguen invirtiendo sumas colosales en el desarrollo de la industria pesada y de la cultura, en la reconstrucción y equipamiento técnico de la agricultura de nuestra república autónoma y en la formación de nuestros cuadros nacionales.

Se cae de su peso que nosotros tenemos todavía muchos problemas por resolver tanto de índole económica como social. Por ejemplo, nos preocupa la suerte que correrán en los próximos decenios las explotaciones petrolíferas ubicadas en el suroeste de la república.

Casi durante dos décadas Tartaria fue la principal base petrolera del país. En 1975 la extracción llegó al máximo: 104 millones de toneladas. Ahora, por una serie de causas objetivas, producimos un poco menos y la extracción nos resulta más cara, ya que han aumentado los gastos vinculados a la intensificación de la explotación y refinación del petróleo.

¿Significa esto que Tartaria ha dejado de ser una importante base de combustible y materias primas? Ni mucho menos. Sin dejar de extraer petróleo, pensamos organizar científicamente su explotación, teniedo en cuenta una larga perspestiva. En esto nos ayudan activamente los científicos soviéticos, especializados en los problemas del petróleo, muchos de los cuales trabajan hoy en la República.

Pensando en el futuro del crudo nosotros nos preocupamos también por el destino de los trabajadores. La reducción de la extracción de petróleo y la creciente automatización de las explotaciones nos movieron a crear en la zona petrolífera (ciudades de Almétievsk, Bugulmá y Leninogorsk) empresas de construcción de maquinaria para la indusria petrolera y las fábricas de materiales químicos. Las empresas recién abiertas necesitan constantemente obreros, técnicos e ingenieros. Muchos de los petroleros de ayer trabajan hoy en empresas tan grandes como la fábrica de bombas eléctricas sumergibles en Almétievsk.

La petroquímica de Tartaria, cuyo centro es la ciudad de Nizhnekamsk, siempre necesita mano de obra. Sus talleres son únicos en su género por la capacidad de producción, profun didad y eficacia del procesamiento del crudo. Allí se encuentra una de las más importantes fábricas de etileno en el mundo y la empresa de caucho sintético más grande del país, cuya producción basta para fabricar la cuarta parle de los neumáticos pesados en la URSS, inclusive para los camiones “KamAZ” que hacen en la vecina ciudad de Náberezhnie Chelní.

El complejo automovilístico de esta ciudad, por sus dimensiones y el nivel técnico y tecnológico, es un líder en la econom´a de Tartaria. Un detalle interesante: la zona suburbana de Náberezhnie Chelní también mantiene el liderazgo en la agricultura de la República. Por ejemplo, el invernadero de 30 hectáreas abastece de legumbres durante todo el año a la población de este gran centro industrial en constante desarrollo. Pero lo principal estriba, probablemente, en el aspecto social y no económico del asunto: en el poblado Novi, hacienda central del koljós “Guigant”, las condiciones de vida de los koljosianos no se distinguen de las de quienes viven en la ciudad. Los expertos coinciden en la necesidad de reestructurar paula-tinamente las viejas aldeas y convertirlas en poblados totalmente urbanizados. Claro que esto exigirá grandes inversiones pero, como resultado, las condiciones serán aquí mejores que en la ciudad.

La planificación soviética en general y la de la RSSA de Tartaria en particular, siempre se han caracterizado por un rasgo común; adentrarse en el futuro y analizar todas las variantes posibles de desarrollo. Desde hace dos décadas venimos realizando el plan de largo alcance especialmente elaborado para Tartaria: construimos Nizhnekamsk y Náberezhnie Chelní y la Central Térmica de Zaínsk. Diez años atrás echamos los cimientos de Náberezhnie Chelní (para 350 mil habitantes) previendo no sólo un elevado ritmo de construcción residencial sino la inauguración de una escuela de artes y de un Instituto Politécnico. En la actualidad llenamos el embalse de Nizhnekamsk, habiendo elevado previamente los pozos petrolíferos sobre islas artificiales y diques y determinado el futuro influjo del plantano en el microclima de la zona adyacente. La economía de Tartaria se desarrolló vertiginosamente en los años setenta y para la década del ochenta también tiene planes grandiosos.