Hace dos años que
te fuiste.
Y hoy en tu
recuerdo, quiero evocar solamente al camarada, al amigo. Porque tú
no sólo fuiste un gran espíritu, una gran voluntad, un pensador
sólido y un revolucionario práctico. Fuiste también un
camarada. El mejor de todos los camaradas.
Eras sencillo,
cordial, de una modestia espontánea. Tu alegría se comunicaba a
los que te rodeaban. Tu clara risa nos infundía optimismo. Nos
afirmaba en la fé. Nos superaba de los inevitables
desfallecimientos cotidianos.
Tú estabas erguido
en tu silla de ruedas. Señalabas el camino, como un faro. Tu voz
resonaba en los corazones de los oprimidos. Tu palabra llegaba a los
rincones más remotos del país. Saltaba por encima de las fronteras
nacionales, y como una O.A.X. rodaba por América y el Mundo.
Donde tí acudían hasta los indios que venían del Sur, del Norte,
del Centro, trayéndote sus quejas, sus reivindicaciones, sus
protestas contra el gamonal, contra la opresión feudal o
imperialista.
Y ahí estabas tú,
escuchando a todos, alentándolos, infundiéndoles una vida nueva.
Hace dos años que
te fuiste.
Dos años en los
cuales los obreros y los campesinos han aprendido a caminar solos.
Solos bajo tu recuerdo. Solos bajo tu dirección. Solos bajo tu
ejemplo.
En este aniversario
tu recuerdo está frente a nosotros. Te has ido demasiado pronto.
La lucha es cada vez más dura. El avanzar se torna trabajoso. Pero
desde la distancia sigues alentándonos. Tu optimismo, tu fé
heroica, tu acción creadora aún tienen la virtud de empujarnos. Y
es porque lo mejor de tí no ha muerto. Tú no puedes morir. Tu
pensamiento es dinámico. Tu ejemplo es de los que no son olvidados.
Tú nos has enseñado
a luchar. Tú nos has enseñado a ser fuertes. Tú nos has enseñado
no sólo a esperar la victoria, sino a lograrla con el esfuerzo
perseverante, con la actitud enhiesta y combativa, renovada todos
los días.
Porque tu corazón
estaba abierto a todos. Porque dirigirse a tí era llegar a la
Amistad, al Compañerismo, a la Fraternidad. Tú nos sabías
descubrir en cada uno la capacidad luchadora. Nos ayudabas a
encontrar el camino. Y se tenla en ti, en tu honradez, en tu
-competencia, la fé que se deposita en los grandes hombres. Eras
bueno y sencillo como un proletario.
Hace dos años que
te fuiste.
Y cada vez te
sentimos mas cerca de nosotros, inolvidable camarada, inolvidable
amigo.
Es pisando tus
huellas como seremos discípulos dignos de tu herencia, de tu
grandeza, de tu representación de la capacidad revolucionaria de
las masas que buscan su emancipación y que, bajo tu recuerdo
imperecedero, llegarán a la nieta libertadora que tu mano
marxista les ha mostrado, desde tu sillón de ruedas.
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