OBRAS COMPLETAS DE JOSE CARLOS MARIATEGUI

PERUANICEMOS AL PERÚ

 

 

PROLOGO

 

El concepto de nación surgió con la burguesía, como superación del feudo y reemplazo de la nacionalidad. La nación se caracteriza por la comunidad de territorio, vida económica, idioma v rasgos sicológicos y culturales específicos.

A base de la nación surgió y se desarrolló el nacionalismo, como uno de los principios de la ideología política burguesa. La propiedad capitalista que engendra y alimenta el individualismo, sirve también de base para la aparición y desarrollo del nacionalismo, al llegarse a considerar el país como la gran propiedad de la clase dominante.

El nacionalismo burgués se traduce: en la idea de aislamiento nacional y de desconfianza hacia los demás países, más si son limítrofes; en una exaltación o deformación del sentimiento nacional; en la supervalorización de todo lo que corresponde a un país y la consiguiente desestimación de los demás países. El nacionalismo burgués actual se desarrolla como una muralla que se construye contra las corrientes internacionalistas, como el socialismo, olvidando que el cristianismo y el capitalismo también son internacionales. Esto demuestra que lo que importa a las clases dirigentes conservadoras no es el internacionalismo en general. Si el internacionalismo favorece a la clase burguesa es bueno; si es un internacionalismo socialista es malo. Si se trata del capitalismo, el internacionalismo es una bendición; si se trata del proletariado en lucha, es una maldición.

A través de la historia se puede observar que el nacionalismo exacerbado ha conducido siempre a la guarra y ha hecho imposible la convivencia internacional. En lo que va del siglo XX, el nacionalismo exacerbado ha servido de principal ingrediente ideológico de los regímenes totalitarios como el fascismo y el nazismo.

Desde el triunfo de la Revolución Socialista de Octubre, el concepto de nacionalismo ha sufrido algunas variantes fundamentales en su papel de medio, más que en su contenido. Ante la expansión del movimiento revolucionario socialista y la lucha anticolonial y antiimperialista, el nacionalismo ha cobrado estas modalidades:

1) Las clases dominantes de los países imperialistas y de las que giran en la órbita capitalista, fomentan el nacionalismo como barrera contra los países y doctrinas socialistas.

2) En las colonias la tendencia nacionalista es un sentimiento en la lucha por la conquista de su independencia.

3) En los países independientes políticamente, el nacionalismo constituye una actitud y un medio político en la lucha contra la intromisión imperialista.

Las dos últimas formas, podrían ser calificadas de nacionalismo democrático, que inclusive rompe sus murallas, para que el país entre en relación con otros países, igualmente interesados en alcanzar su liberación definitiva.

Ahora bien, frente a esta realidad, ¿cuál ha sido y es nuestra situación? En la época antigua, ¿los Incas fueron nacionalistas? No. Ellos partieron del ayllu y no de la nación, y cuando llegaron a constituir un gran Imperio, involucraron en él a muchas nacionalidades. El Tawantinsuyu surgió con raíces comunitarias tradicionales y se desarrolló con savia propia. Entonces hubiese sido un contrasentido decir: Tawantinsuyuta tawantinsuyasun, como se dicen ahora: Peruanicemos al Perú.

La conquista española fue el primer acto de la desperuanización, del Perú: sus riquezas pasaron al poder de los conquistadores; le producción dejó de desempeñar su papel principal de satisfacer necesidades de los pueblos y de los hombres, para convertirse en un medio de explotación y de conseguir ganancias; sé implantó una nueva organización económica, social, y política, y surgió una nueva forma de valoración, acorde con los intereses y aspiraciones de los conquistadores.

Por lo mismo que la organización política republicana se implantó sobra una base económico colonial, feudal, el incipiente nacionalismo republicano conservé su contenido colonial y fue reforzándose a medida que fue desarrollándose la economía capitalista.

Se puede decir que en la época republicana continuó dominando durante mucho tiempo el colonialismo. Las clases dominantes cantaban y ha dan cantar el himno nacional y seguían predominando su amor y fidelidad a la Madre Patria, a España; hablaban de patriotismo y nacionalismo y continuaban expresando su admiración al conquistador Francisco Pizarro, llegándose hasta ensalzar el "instinto de peruanidad de Pizarro". Y es que Pizarro siguió dominando en la conciencia de las clases explotadoras del Perú, tanto que podemos asegurar que en cada explotador y dictador se escondía un Pizarro y un Valverde. "Los caudillos militares —dice Mariátegui— herederos de la retórica de la revolución de la independencia, se apoyaban a veces temporalmente en la reivindicación de las masas, desprovistas de toda ideología, para conquistar y conservar el poder con el sentimiento conservador y reaccionario de los descendientes y sucesores de los encomenderos españoles".

Esto explica, que la estatua de Pizarro haya sido colocado junto al Palacio de Gobierno, y que este Palacio sea designado aún con el nombre de la "Casa de Pizarro". En cambio, la estatua de Manku Qapaq, el legendario fundador del Imperio del Tawantinsuyu, ha sido puesto en la plaza de La Victoria, y fue donada por la colonia japonesa, convencida de que este Inka era de origen japonés; esto explica que Isabel la Católica y otros personajes españoles tengan sus respectivos monumentos en la Capital del Perú, y que aún no se le haya erigido a Túpac Amaru, el genuino caudillo precursor de la emancipación de nuestro pueblo; esto explica, que la Perricholi se haya convertido en una especie de símbolo de la mujer limeña, por haber conquistado al viejo Virrey Amat y Junient, que se le haya dedicado un mu­seo y se haya escrito su biografía para perennizar su memoria, y que, en cambio, Micaela Bastidas, María Parado de Bellido, Flora Tristán, Clorinda Matto de Turner y tantas otras mujeres; verda­deramente representativas de nuestro pueblo, se hallen enterradas en el olvido.

"Los intelectuales, en su mayor parte —dice Mariátegui—, componían una sumisa clientela de los herederos o los descendientes de la feudalidad colonial. Los intereses de esta casta les impedían descender de su desdeñoso y frívolo parnaso a la realidad profunda del Perú. Y quienes se rebela­ban instintiva o conscientemente, contra estos in­tereses de clase, no hundían tampoco la mirada en la realidad social y económica". Y tengamos en cuenta que se está refiriendo a tiempos anterio­res a él.

En estas condiciones el patriotismo se hizo ceremonial, y el nacionalismo resultaba tan débil que el peruano resultaba un extraño en su propia tierra, o por lo menos, un desadaptado, un crítico decepcionado que desvalorizaba toda lo nues­tro y enaltecía todo lo extranjero.

En las últimas décadas, el nacionalismo pe­queñoburgués pretendió capitalizar los antiguos valores de la civilización incaica y cerrar las fron­teras del país a todo lo que ideológicamente fue­se extranjero, sobre todo si se trataba de ideas so­cialistas, cuando aún no se había llegado a asimi­lar debidamente, no digo la cultura universal, que ni siquiera la llamada "occidental y cristiana".

"Fundamentalmente —dice Mariátegui— se oyen voces de alerta contra la asimilación de ideas extranjeras. Estas voces denuncian el peligro de que difundan en el país una ideología inadecuada a la realidad nacional". Cuando en realidad se trata de evitar la difusión de, ideas que vayan contra los intereses de las clases dominantes. Po­déis asimilar todas las supersticiones, ideas y doc­trinas ocultistas, concepciones idealistas, etc., que queráis; pero los que velan por el orden y la feli­cidad del género humano, no permiten el ingreso de ideas que vayan en contra de lo que ellos con­sideran que es bueno, justo, espiritual y humano. "Se trata, pues, —concluye Mariátegui— de una simple actitud reaccionaria, disfrazada de nacio­nalismo".

Por regla general, los que se alimentan de to­do lo muerto de la cultura europea, han sido siem­pre los nacionalistas conservadores más recalci­trantes tanto en el Perú como en Latino América.

La nueva conciencia cognoscitiva y valorativa en el Perú, se inicia a raíz de la agitación social que produjo en el mundo la Revolución Socialista de Octubre; cuando aparece una concepción más objetiva, más humana, más social y científica de ver y valorar el mundo y la sociedad. "La volun­tad de renovación —escribe Mariátegui— se ha apoderado, poco a poco, de sus hombres nuevos. Y de esta voluntad de renovación nace una urgen­te y difusa aspiración a entender la realidad pe­ruana".

Esta renovación empieza a manifestarse pri­meramente etc le literatura, que hasta entonces "conservó un carácter conservador y académico", sin "llegar a ser real y propiamente humana"; de una literatura que "hace muy poco... no ha sido sino una modesta colonia de la literatura españo­la", expresa Mariátegui. Luego esta inquietud pasó a otros campos.

La peruanización empezó con la poesía de Cé­sar Vallejo, con los cuentos de López Albújar, con la pintura de Sabogal, los trabajos de los herma­nos Peralta, las investigaciones arqueológicas de Julio C. Tello, los trabajas sociológicos e históri­cos de Uriel García, Castro Pozo, César Ugarte, Abelardo Solís y otros.

Esto en el plano ideológico. Pero la peruani­zación se expresa fundamentalmente en la actitud de los trabajadores y de los estudiantes. Mariáte­gui nos dice: "lo más peruano, lo más nacional del Perú contemporáneo es el sentimiento de la nueva generación". A esto hay que añadir: Lo más nacional del Perú contemporáneo es el sentimien­to internacional de la nueva generación. La parte se enriquece dentro del todo.

La inquietud social que animaba a la juven­tud universitaria de entonces no pudo ser com. prendida, como no lo es la actitud de la juventud de nuestros tiempos, porque jamás se logrará com­prender la actitud de la juventud del siglo XX y mucho manos la de las últimas décadas, con una concepción y una mentalidad de tiempo pretéritos. La juventud lucha y se sacrifica actualmente por el Perú y por el mundo. Y este objetivo hace que ame más a su patria, pero que también ame más a la  humanidad. La juventud universitaria ha renunciado definitivamente al patriotismo y al nacionalismo coloniales, para ahondar el sentimiento nacional dentro de la problemática y la lucha internacional.

"La nueva generación quiere ser idealista —escribe Mariátegui—. Pero sobre todo, quiere ser realista. Está muy distante, por tanto, de un nacionalismo declamatorio y retórico. Siente y piensa que no basta hablar de peruanidad. Hay que empezar por estudiar y definir la realidad peruana. Y hay que buscar la realidad profunda y no la realidad superficial". "Este es el único nacionalismo que cuenta con su consenso. El otro nacionalismo no es sino, uno de los más viejos disfraces del más descalificado conservadorismo".

Pero no olvidemos que el verdadero iniciador consciente de la tarea de peruanizar al Perú, es José Carlos Mariátegui. Este objetivo está implícito o expreso en todas sus obras, pero es en este libro, que prologamos, donde lo ha expuesto en forma más concreta y amplia, no obstante la variedad de problemas y temas que afronta, Para peruanizar al Perú, Mariátegui establece estos principios:

a) Conocer la realidad nacional. A la clase feudal no le interesó nunca este conocimiento, es la burguesía la que ha intentado hacerlo en parte con fines particulares, más que sociales o nacionales: conocerlo un poco para explotarlo más Sólo el socialismo aspira a conocer un país para liberar y servir a las clases explotadas y oprimidas. Esto no excluye el deber ineludible de conocer la realidad internacional. "Tenemos el deber de no ignorar la realidad nacional; pero también tenemos el deber de no ignorar la realidad mundial" (Mariátegui).

b) El conocimiento de la realidad nacional debe empezar fundamentalmente por el conocimiento de la realidad económica. "No es posible comprender la realidad peruana sin buscar y sin mirar el hecho económico" (Mariátegui).

Consecuente con esta aspiración, Mariátegui es el primero en proponer públicamente "la creación de un Centro o Ateneo de estudios sociales y económicos", integrado por una Sección de Economía Peruana, una Sección de Sociología Peruana y una Sección de Educación, organismos éstos que no se cerrarían académicamente, sino que funcionarían en forma de seminarios, cuyas conclusiones serían expuestas y discutidas públicamente. Esto debe hacerse ahora en la Universidad en estado de reorganización. Estos organismos serían los mejores puentes permanentes entre la Universidad y el pueblo, en vez de la esporádica y anárquica labor de extensión universitaria que se ha realizado, sin mayores consecuencias positivas.

c) "La actual conciencia, la actual sociedad peruana tiene el pecado original de la conquista. El pecado de haber nacido y haberse formado sin el indio y contra el indio" (Mariátegui), como si dijéramos, sin lo nuestro y en contra de lo nuestro.

d) "El error y pecado de los profetas del progreso peruano y de sus programas han residido en su resistencia o ineptitud para entender la primacía del factor biológico, del factor humano sable todos los otros factores, si no artificiales, secundarios. Este es, por lo demás, un defecto común a todos los nacionalismos cuando no traducen o representan sino un interés oligárquico y conservador. Estos nacionalismos, de tipo o trama fascista, conciben la nación como una realidad abstracta que suponen superior y distinta a la realidad concreta y viviente de sus conciudadanas. Y, por consiguiente, están siempre dispuestos a sacrificar al mismo el hombre.

"En el Perú hemos tenido un nacionalismo mucho menos intelectual, mucho más rudimentario e instintivo que los nacionalismos occidentales que así definen la nación. Pero su praxis, y no su teoría, ha sido naturalmente la misma. La política peruana —burguesa en la costa, feudal en la sierra— se ha caracterizado por su desconocimiento del valor del capital humano Su rectificación, en este plano como en todos los demás, se inicia con la asimilación de una nueva ideología. La nueva generación siente y sabe que el progreso del Perú será ficticio, o por lo menos no será peruano, mientras no constituye la obra y no signifique el bienestar de la masa peruana, que en sus cuatro quintas partes es indígena y campesina".

e) Para Mariátegui, "el indio es el cimiento de nuestra nacionalidad en formación". Por eso se preocupa tanto por dar solución al problema indígena, desde un punto de vista económico y social, posponiendo las medidas caritativas, éticas o religiosas que se habían propuesto. Lo primero que plantea es "una política agraria socialista", cuyo punto de partida sería une "ley de nacionalización de la tierra".

De acuerdo con estas bases, peruanizar al Perú significa: peruanizar sus riquezas, repartien­do la producción entre los que las producen y ha­ciendo que ella sirva más para satisfacer las nece­sidades del pueblo y del hombre, que para crear o incrementar capitales; liberación de toda formar de explotación y de todo tutelaje imperialista; extirpación del analfabetismo; que la cultura rom­pa su enclaustramiento académico de siglos para llenar a los trabajadores y a las masas populares; que las escuelas, colegios y universidades abando­nen la pedagogía de la domesticación y se preocu­pen más de formar hombres capaces de enfren­tarse al futuro, y no resignados elementos huma­nos, fieles custodios y admiradores del pasado. Para peruanizar al Perú hay que soldar las raíces histéricas profundas de nuestra nacionalidad con la endeble planta del Virreinato y la República; escribir de nuevo nuestra historia; saber valorar lo que es valioso en nuestro país; hacer que lo nuestro sea nuestro; luchar para que el Perú vuel­va sobre sí mismo y supere su secular enajena­ción, planteada por la Conquista y afianzada y ampliada por la Colonia y aún por la vida repu­blicana; peruanizar la literatura y el arte sin con­vertirlos en expresiones localistas, sino vinculan­do la temática nacional con la valorización interna­cional: que el paisaje, el hombre, las luchas de los trabajadores, las aspiraciones del pueblo, sus triunfos y derrotas, sean . expresados por poetas, literatos y pintores que tengan la capacidad suficiente para que sus obras puedan contribuir a la educación de las masas y para que puedan ser admiradas en todas partes y en todos los tiempos. Peruanizar al Perú es todo un programa político y cultural, que hay que realizarlo con el pueblo y para el pueblo.

Todo lo expuesto está demostrando la importancia que tiene este nuevo tomo de las Obras Completas de José Carlos Mariátegui, más si se tiene en cuenta el papel que está jugando el nacionalismo en nuestro Continente y en nuestro país. Muchas de las ideas de Mariátegui se actualizan para afirmar o negar, para inquietar u orientar, sin que, por lo mismo, constituyan soluciones matemáticas ni conocimientos absolutos, sino más bien una problemática que hay que seguir estudiando para darle la solución teórica y práctica más adecuada, de acuerdo con concepciones científicas y revolucionarias de nuestros tiempos.

Lima, abril de 1970
CESAR A. GUARDIA MAYORGA