OBRAS COMPLETAS DE JOSE CARLOS MARIATEGUI |
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FIGURAS Y ASPECTOS DE LA VIDA MUNDIAL III |
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TARDIEU Y EL PARLAMENTO FRANCES
La mayoría parlamentaria de Tardieu ha bajado fuertemente en las últimas votaciones. So plan vientos de fronda en el sector radical socialista. Pero de vuelta de La Haya, con el protocolo del plan Young en el bolsillo, no puede esperar a Tardieu y su ministerio sino un voto de confianza, al que no negarán su adhesión muchos de los que se supone dispuestos a provocar una crisis. El gabinete Tardieu no habría podido constituirse sin la abdicación tácita de las fuerzas que habrían debido oponérsele con extrema energía. Tardieu, a su vez, sabe menager a este sector parlamentario. No ha ocupado la presidencia del Consejo con una explícita declaración fascista. Se ha hablado mucho de él como de un joven condottiero. Pero solícitamente, quienes más interesados están en sostenerlo, han rectificado los comentarios presurosos de quienes lo saludaban como al iniciador de una nueva política. "M. Tardieu —ha escrito M. Maurice Colrat— tiene más años y prudencia de las que le atribuyen ciertos historiógrafos. A su edad, habría dicho Floquet, Bonaparte había muerto. Además, ningún gesto en su actitud, ningún término en sus decisiones traiciona la menor veleidad de rebelión, la menor intención de disidencia. André Tardieu ha aparecido más bien como un heredero, como un sucesor, que como un insurgente. A ejemplo de M. Briand y de M. Poincaré, ha tratado al principio de agrupar alrededor de él a las fuerzas republicanas y de formar un ministerio de conservación, ofreciendo siete carteras a los radicales-socialistas". Equívoco, compromiso, transacción, —parlamentarismo para decirlo en una sola palabra— de una y otra parte. Tardieu no es el dictador con el que soñaban el snobismo y la teorización reaccionarias en Francia. No en vano su escuela ha sido la del parlamento y la del periodismo. Su programa es, modestamente, sobre todo, un programa de policía. Su misión, dar jaque mate, aun a costa de la tradición republicana y liberal de Francia, a las fuerzas revolucionarias. Su política no significa ni puede significar una ruptura con el estilo parlamentario. Tardieu en la presidencia del Consejo es la reacción con mayoría parlamentaria, obtenida mediante un experto y prudente juego de fintas y concesiones. Lo que caracteriza al gobierno de Tardieu es su función policial, su técnica policial, su espíritu policial. Marcel Fourrier escribe en el último número de "La Revolution Surrealiste": "La policía es esencialmente un estado de espíritu de la burguesía". El ministerio Tardieu es el más burgués, bajo este punto de vista, de los ministerios de la Tercera República. Pero el parlamento mismo está permeado de este espíritu, que algunos llamarán por disimulo de "defensa social", pero que es simplemente de "seguridad pública", en la acepción policial, corriente, del término. Y aquí reside todo el secreto de la fuerza de Tardieu en el parlamento.
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