OBRAS COMPLETAS DE JOSE CARLOS MARIATEGUI |
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FIGURAS Y ASPECTOS DE LA VIDA MUNDIAL III |
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LA JUVENTUD ESPAÑOLA CONTRA PRIMO DE RIVERA*
Otra vez, la juventud de las universidades españolas se encuentra en acérrimo conflicto con la dictadura del general Primo de Rivera. La agitación universitaria coincide esta vez con la crisis, definitiva al parecer, del gobierno que preside el Marqués de Estella que acaba de solicitar, según el cable, el sufragio de los capitanes generales del ejército, la armada y la policía para saber si debe retener el poder. La huelga universitaria de hace cerca de un año movilizó contra Primo de Rivera, con la vehemencia que todos recuerdan, la opinión de los estudiantes. La dictadura se halló de pronto en incómoda lucha con la juventud del claustro, fallida totalmente la. esperanza de enrolar fascísticamente a una parte de ésta, con una etiqueta más o menos romántica, en los rangos de la Reacción. Unamuno, el gran maestro de Salamanca, saludó desde su destierro esta insurrección de la juventud española contra un régimen que sólo por insensibilidad anacrónica o escepticismo precoz habría podido obtener la neutralidad o la resignación de esa juventud. Los que se imaginaron que el régimen de Primo de Rivera tenía las mismas posibilidades de duración que el régimen de Mussolini sólo por reposar como éste en la fuerza, negligían o ignoraban uno de los aspectos fundamentales del fascismo: el romántico aislamiento dé grandes contingentes de la juventud italiana bajo las banderas de Mussolini al canto de ¡Giovinezza, giovinezza! El fascismo antes de ser una dictadura había sido un movimiento, un partido, una milicia. Sus condottieri, sus agitadores habían usado expertamente, en la excitación de la juventud burguesa y pequeño-burguesa, un lenguaje d'annunziano y futurista que imprimía al fascismo un tono estrictamente nacional y le otorgaba una tradición aunque no fuese política sino literaria o sentimental, en el proceso histórico de Italia. Primo de Rivera y sus eventuales colaboradores, antes y después de su golpe de Estado, eran impotentes para un trabajo semejante. Asistido por generales, nobles y bachilleres de muy mediocre inteligencia y nulo ascendiente, Primo de Rivera no ha sabido maniobrar de suerte de ganarse, por alguna vía indirecta al menos, cierto séquito en la juventud universitaria. La juventud no es, necesariamente, revolucionaria. El doctor Marañón que en su último libro proclama como su primer deber la rebeldía, conviene sagazmente en que el ímpetu combativo de la juventud puede ponerse al servicio de una política reaccionaria. "Lo típico de la juventud —escribe— es la rebeldía, la noble dificultad con que acomoda el ritmo generoso de su vida que empieza, al ritmo mesurado del ambiente; pero se concibe un joven, que se siente henchido de esta juventud y que sea, por lo tanto biológicamente joven, y que aplique su rebeldía a sostener una causa profundamente antigua. Los camelots du roi, que en Francia luchan bravamente por un ideal incompatible con el tono de nuestros tiempos, como es el de resucitar en su país una monarquía reaccionaria, son todo lo anticuados que se quiera, pero tan legítimamente jóvenes como los comunistas que propugnan la implantación de un estado social fantástico de puro remoto. Y en nuestra patria podrían citarse muchos casos, algunos bien recientes (juventudes carlistas, juventudes conservadoras, jóvenes de la Unión Patriótica, etc.) de cómo una auténtica juventud biológica florecía en gentes que sostenían criterios que trascendían a moho de vetustez". No es ésta la ocasión de rectificar el juicio que este párrafo contiene sobre el comunismo, En el hombre de ciencia y de cátedra, de espíritu liberal y humanista, que concede sin reservas al partido socialista de su patria, con un certificado de salud, un testimonio de simpatía y confianza, y que predica como un ideal de su tiempo la eugenesia, la palabra comunismo puede suscitar supersticiosas aprensiones, aunque la práctica del único estado comunista del mundo —la U.R.S.S.— le enseñe que no existe entre los dos términos más conflicto que el originado por el cisma entre reformistas y revolucionarios y por la necesidad práctica eventual de distinguir estos dos campos con dos rótulos diversos. Lo que viene a cuento subrayar es la negación de que la juventud emplee natural y espontáneamente su energía y su entusiasmo en una empresa revolucionaria. La dictadura en España no ha sido apta ni aún para crearse un influyente equipo intelectual. El estado de espíritu de una buena parte de los intelectuales, como lo atestigua la conducta de "La Gaceta Literaria" y de don José Ortega y Gasset, le habría permitido asegurarse cierto activo consenso de la literatura y la cátedra, con sólo esquivar conflictos demasiado estridentes con ciertos fueros de la inteligencia. Pero Primo de Rivera no ha tenido esta habilidad elemental. La insolvencia espiritual e ideo lógica de su régimen lo ha condenado a reiterados gestos de agravio y desacato contra toda institución liberal. Su actitud contra los estudiantes en 1928 le acarreó, entre otras, la renuncia del propio Ortega y Gasset. La presencia de los más autorizados maestros en las filas de la oposición, ha ejercido igualmente un fuerte influjo antidictatorial. La juventud española ha seguido, sin duda, las lecciones políticas de Marañón, Jiménez de Asúa, Besteiro, etc., más atentamente que sus lecciones científicas. Hay épocas en que la preocupación política está por encima de todas las otras preocupaciones, por una exigencia que Marañón llamaría tal vez biológica. ¿A dónde va España? se preguntan vigilantes críticos de la situación española. Si la huelga universitaria. sirve para acelerar la descomposición de la dictadura, y con ella la de la monarquía, la generación estudiantil de 1930, en lucha con Primo de Rivera, entrará a los veinte años en la historia. Debut precoz que no significará ciertamente la inauguración de una política ni de un régimen de la nueva generación como con facilidad latinoamericana se ambicionaría en algún claustro de nuestro Continente en parecidas circunstancias, sino el impulso desinteresado, instintivo, espontáneo, de los jóvenes en una vasta, larga y difícil batalla.
NOTA:
* Publicado en Variedades, Lima, 29 de Enero de 1930. A propósito de la represión contra los intelectuales y estudiantes universitarios desatada por la dictadura de Primo de Rivera, Amauta (Nº 22, abril de 1929) publicó, en la sección "Notas" de "Panorama Móvil" el texto siguiente: "PRIMO DE RIVERA CONTRA ESPAÑA. La dictadura de Primo de Rivera ha entrado, con la crisis universitaria, en un período de visible y escandalosa descomposición. Primo de Rivera parece dispuesto a cerrar una tras otra, todas las Universidades de España. Todo lo que se rebela contra su despotismo, está demás en España. Este es el principio de su política simplista y obscena. Por este camino, llegará Primo de Rivera, a la agresión, al ultraje a España entera. "La monarquía acecha, sin duda, el momento de quitarle el hombro. Pero está tan comprometida en la aventura dictatorial y absolutista, que ante cada oportunidad retrocede. Se sabe condenada a caer con Primo de Rivera. Su instinto de conservación, su miedo a la responsabilidad, la empuja irresistiblemente a emplear todas sus fuerzas en retardar esta caída. Por grande que sea la tendencia a la componenda, el hábito de cortesanía, en los políticos españoles, es imposible que prevalezcan sobre el inapelable juicio que la opinión mundial ha pronunciado contra el Rey y la monarquía. España republicana, España socialista, nacerán de esta crisis. "Amauta envía su saludo fraternal a los estudiantes e intelectuales revolucionarios de España en su lucha contra la Reacción". (N. de los E.)
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