De las
Obras Escogidas de Mao Tse-tung
EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS
PEKIN 1976
Primera edición 1962
Segunda edición 1963
(5a impresión 1976)
Tomo IV, págs. 261-68.
Digitalizado y preparado para el internet: Por el Movimiento
Popular Perú de Alemania, 1993.
Esta edición: Marxists Internet Archive, mayo de 2001.
EL TRABAJO DE REFORMA AGRARIA
Y DE CONSOLIDACION DEL PARTIDO PARA 1948[*]
I
Es necesario tener en cuenta las estaciones. En las regiones señaladas por los burós o subburós del Comité Central, todo el otoño e invierno próximos, es decir, los siete meses que van de septiembre a marzo, deben consagrarse al cumplimiento de las tareas indicadas en el siguiente orden:
* Directiva interna del Partido Comunista de China Redactada por el camarada Mao Tse-tung en nombre del Comité Central.
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Para lograr dichos objetivos, es necesario cumplir en los próximos tres meses, de junio a agosto, la siguiente labor:
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1. Determinar las zonas donde aplicar la reforma agraria. Cada una de esas zonas debe reunir las tres condiciones siguientes:
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2. Asegurar el éxito de las conferencias de cuadros. En estas conferencias consagradas al trabajo de reforma agraria y al de consolidación del Partido, hay que explicar a fondo todas las medidas políticas justas relacionadas con estas dos tareas y trazar una clara línea entre lo que está permitido y lo que no lo está. Todos los cuadros dedicados al trabajo de reforma agraria y de consolidación del Partido deben estudiar concienzudamente y comprender a fondo los importantes documentos expedidos por el Comité Central, atenerse a todo lo dispuesto en ellos y no introducir ninguna enmienda sin autorización. Si ciertas partes de los documentos no corresponden a las condiciones locales, se pueden y se deben proponer enmiendas, pero toda enmienda efectiva se hará sólo con la aprobación del Comité Central. Los organismos dirigentes superiores de las diversas regiones deben efectuar los preparativos necesarios y apropiados para las conferencias de cuadros en los distintos niveles que se celebrarán este año. Es decir, antes de que se celebre una conferencia, un pequeño número de camaradas (uno de ellos asumirá la responsabilidad principal) se consultarán, plantearán y analizarán los problemas, prepararán un guión y examinarán minuciosamente su contenido y su forma (hay que tener cuidado de hacerlo claro y conciso y evitar la vacua verbosidad). Luego, se rendirá en la conferencia un informe, que será objeto de amplias discusiones; a la luz de las opiniones expresadas durante éstas, se completará y se revisará el guión, y se elaborará la versión definitiva; el documento final debe ponerse en circulación en todo el Partido y, en la medida de lo posible, publicarse en los periódicos. Es necesario oponerse al método empírico que consiste en lo siguiente: Antes de una conferencia no se efectúa ningún trabajo preparativo, no se plantean ni se analizan los problemas, y no se presenta ante ella un informe cuidadosamente elaborado y bien reflexionado en su contenido y forma, sino que se deja a los participantes entregarse a digresiones sin orden ni concierto, con lo que la conferencia se prolonga sin llegar a conclusiones precisas y circunstanciadas. Hay que prestar atención a la eliminación de este dañino método empírico si existe en el trabajo de dirección de cualquier buró o subburó del Comité Central o de cualquier comité regional, provincial o de prefectura del Partido. Las conferencias consagradas a la discusión de nuestra política no deben ser demasiado concurridas y, si se preparan bien, pueden ser breves. Generalmente conviene
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que se reúnan más de diez personas, de veinte a treinta, o de cuarenta a cincuenta -- número variable de acuerdo con las circunstancias --, durante una semana más o menos. Las reuniones para transmitir nuestra política pueden tener una mayor concurrencia, pero tampoco deben durar demasiado. Sólo las conferencias que se celebran entre los cuadros superiores y medios para la consolidación del Partido, pueden tener mayor concurrencia y duración.
3. En la primera quincena de septiembre, o a más
tardar en la segunda, todos los cuadros que han de participar directamente
en la reforma agraria deben llegar a las aldeas e iniciar el trabajo. De
otro modo será imposible utilizar enteramente el otoño e
invierno próximos para consumar la reforma agraria, la consolidación
del Partido y la formación de órganos del Poder y preparar
la labranza de primavera.
En las conferencias de cuadros, así como en
el curso del trabajo, hay que enseñar a los cuadros cómo
analizar las situaciones concretas, y cómo determinar las tareas
y métodos de trabajo en un lugar y momento dados partiendo de las
situaciones concretas de las distintas regiones y teniendo en cuenta las
condiciones históricas diferentes. Es preciso hacer distinciones
entre las ciudades y las zonas rurales, así como entre las regiones
liberadas antiguas, las semiantiguas, las regiones limítrofes con
territorios enemigos y las regiones liberadas nuevas; en caso contrario,
se cometerán errores.
Hay que considerar ya resuelto el problema agrario y no volver a plantear la cuestión de la reforma agraria en las regiones donde el sistema feudal ha sido abolido de modo radical, donde los campesinos pobres y los asalariados agrícolas han recibido aproximadamente la cantidad media de tierras que corresponde a cada uno y donde la diferencia (permisible) que existe aún entre sus parcelas de tierra y las
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de los campesinos medios no es grande. En estas regiones, la tarea
central es restablecer y desarrollar la producción, concluir la
consolidación del Partido y la formación de órganos
del Poder y apoyar el frente. Si en ciertas aldeas de estas regiones la
distribución de las tierras aún no ha terminado o debe ser
objeto de un reajuste, si aún es menester revisar la pertenencia
de clase de algunos individuos y si algunos títulos de propiedad
de la tierra aún quedan por adjudicar, estas tareas deben naturalmente
cumplirse de acuerdo con las circunstancias reales.
En todas las regiones liberadas, se haya finalizado
o no la reforma agraria, debemos orientar en este otoño a los campesinos
a que cultiven los campos de trigo y aren parte de la tierra. En el invierno,
debemos llamar a los campesinos a acumular fertilizantes. Todo esto es
de una importancia capital para la producción agrícola y
las cosechas de 1949 en las regiones liberadas, y debe ser realizado con
la ayuda de medidas administrativas coordinadas con el trabajo de masas.
Es necesario poner fin, en forma resuelta, a ciertas manifestaciones de indisciplina o anarquía existentes en muchos lugares. Hay quienes modifican sin autorización la política y la táctica adoptadas por el Comité Central o por comités del Partido de niveles superiores y aplican una política y una táctica extremadamente dañinas, que van en contra de la voluntad y la disciplina únicas, pero que porfiadamente consideran correctas. También hay quienes, so pretexto de estar muy atareados, adoptan la actitud errónea de no pedir instrucciones antes de emprender una acción ni presentar después un informe, y consideran como un reino independiente la región que les ha sido confiada. Todo esto es en extremo perjudicial para los intereses de la revolución. Los comités del Partido en todos los niveles deben discutir esta cuestión una y otra vez y trabajar seriamente para poner término a tal indisciplina o anarquía, de modo que todos los poderes
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que puedan y deban ser centralizados queden en manos del Comité
Central y de los organismos que lo representan[1].
El Comité Central, sus burós (o subburós),
los comités regionales (o provinciales) y los comités de
prefectura, distrito y territorio, hasta las células del Partido,
deben mantener entre sí estrechos contactos, a fin de estar al corriente
de la marcha de los diversos movimientos, intercambiar constantemente informaciones
y experiencias, corregir a tiempo los errores y desarrollar los éxitos.
Con estos fines, utilizarán ampliamente los medios de comunicación
como la radio, el telégrafo; el teléfono, el correo y los
mensajeros; las formas de intercambiar opiniones como pequeñas reuniones
(de cuatro o cinco personas), conferencias regionales (de unos cuantos
distritos) y conversaciones personales; las giras de inspección
hechas por pequeños grupos (de tres a cinco personas) o por aislados
miembros del comité que gocen de prestigio, y la agencia de noticias
y los periódicos. Una organización inferior no debe dejar
pasar varios meses, medio año o incluso más tiempo antes
de presentar a la superior su informe de balance; ni la organización
superior hacer lo mismo antes de dar directivas generales a las inferiores.
Porque tales informes y directivas resultarían a menudo anticuados,
perdiendo total o parcialmente su utilidad. Así se cometerían
errores sin poder ser corregidos a tiempo, causando graves daños.
Lo que todo el Partido necesita con urgencia son informes y directivas
oportunos, vivos y concretos.
En su trabajo de dirección, los burós y subburós del Comité Central y los comités regionales, provinciales, de prefectura y municipales del Partido deben prestar la debida atención tanto al trabajo urbano como al rural, tanto a las tareas de la producción industrial como a las de la producción agrícola. Esto quiere decir que no deben desatender y debilitar la dirección del trabajo urbano y de la producción industrial porque dirijan la reforma agraria y la producción agrícola. Ahora
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que tenemos muchas ciudades grandes, medianas y pequeñas
y una vasta red de industrias, minas y comunicaciones, cometeremos errores
si los organismos dirigentes interesados muestran negligencia o debilitan
sus esfuerzos en este terreno.
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[1]Se refiere a los burós y subburós del Comité Central. [pág. 267]