De las
Obras Escogidas de Mao Tsetung
EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS
PEKIN
Primera edición 1977
Tomo V, págs. 479-85.
Digitalizado y preparado para el internet: Por el Movimiento
Popular Perú de Alemania, 1993.
Esta edición: Marxists Internet Archive, mayo de 2001.
15 de mayo de 1957
La unidad y la lucha de contrarios existen universalmente en la vida de la sociedad. Como resultado de la lucha, cada uno de los contrarios se transforma en su opuesto y se establece una nueva unidad; así, la vida de la sociedad da un paso adelante.
La campaña de rectificación del Partido Comunista es una lucha entre dos estilos de trabajo dentro de un todo único. Esto es así tanto en el Partido Comunista como en el seno de todo el pueblo. En el Partido Comunista existen diferentes tipos de personas. Hay marxistas, que constituyen la mayoría. Estos también tienen defectos, pero no graves. Otra parte de sus miembros albergan erróneas ideas dogmáticas. Hablando en general, éstos trabajan con toda fidelidad por el Partido y la patria, sólo que adolecen de unilateralidad "izquierdista" en el enfoque de los problemas. Una vez que superen tal unilateralidad, darán un gran paso adelante. Hay también cierto número de personas que tienen erróneas ideas revisionistas, ideas oportunistas de derecha. Ellas representan un peligro mayor, pues sus ideas constituyen un reflejo de la ideología burguesa en el Partido; suspiran por el liberalismo burgués, niegan todas las cosas en bloque y están vinculadas por miles de lazos con los intelectuales burgueses de fuera del Partido. Desde hace varios meses se viene criticando el dogmatismo, pero se ha pasado por alto el revisionismo. El dogmatismo debe ser criticado, pues de otra manera muchos errores no podrán ser corregidos. Pero ha llegado el momento de que nos preocupemos por criticar el revisionismo. Al transformarse en una cosa que le es contraria, el dogmatismo se convierte bien en marxismo, bien en revisionismo. La experiencia de nuestro Partido muestra que el primer caso se ha presentado muchas veces y pocas el segundo, lo cual
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se debe a que los dogmáticos representan una tendencia ideológica dentro del proletariado, sólo que teñida de fanatismo pequeñoburgués. Lo que algunas veces es atacado como "dogmatismo" son en realidad simples errores cometidos en el trabajo y, otras, es en verdad el marxismo, que cierta gente toma por "dogmatismo" y ataca como tal. Los que efectivamente son dogmáticos creen que el "izquierdismo" es mejor que el derechismo, y esto tiene una explicación: Ellos quieren hacer la revolución. Pero, por el daño que ocasiona a la causa revolucionaria, el "izquierdismo" no es en nada mejor que el derechismo, y por eso hay que rectificarlo con resolución. Algunos errores han sido cometidos debido a la aplicación de políticas procedentes de las autoridades centrales y de ello no hay que culpar demasiado a los niveles inferiores. Muchos nuevos miembros de nuestro Partido son intelectuales (los hay aún más en la Liga de la Juventud), y una parte de ellos tienen realmente ideas revisionistas bastante graves. Niegan el espíritu de partido y el carácter de clase de la prensa; borran la diferencia de principio entre el periodismo proletario y el burgués, y meten en el mismo saco el periodismo que refleja la economía colectiva de un país socialista y el que refleja la economía de un país capitalista, caracterizada por la anarquía y la rivalidad de grupos monopolistas. Se deleitan con el liberalismo burgués y se oponen a la dirección del Partido. Aprueban la democracia, pero están en contra del centralismo. Se oponen a que el trabajo cultural y educacional (incluido el periodístico) se someta a una dirección, planificación y control adecuados -- desde luego, no excesivamente centralizados --, que son indispensables para hacer realidad la economía planificada. Actúan en concomitancia con los intelectuales de derecha en el ámbito social, se asocian y fraternizan con ellos. Son diversos los tipos de personas que critican el dogmatismo: los comunistas, es decir, los marxistas; los "comunistas" entre comillas, esto es, los derechistas de dentro del Partido Comunista, o revisionistas; y la izquierda, el centro y la derecha de fuera del Partido. El centro es numeroso, representa alrededor del 70 por ciento de los intelectuales de Fuera del Partido, mientras que la izquierda constituye más o menos un 20 por ciento, y la derecha, el 1, 3 ó 5 y hasta el 1o por ciento, según las condiciones concretas.
En los últimos tiempos, los derechistas pertenecientes a los partidos democráticos y los que se hallan en los centros de enseñanza superior se han mostrado sumamente decididos y desenfrenados. Creen que los elementos de centro son gente suya y que no seguirán
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a su llamado. Esto puede suceder con aquellos estudiantes que tienen ideas de derecha, pero es una quimera suponer que así actuará la mayoría de los estudiantes. También hay indicios de que los derechistas de los círculos periodísticos incitan a las masas obreras y campesinas contra el gobierno.
Hay quienes se oponen a la práctica de colocar etiquetas políticas, pero su oposición se limita a que el Partido Comunista lo haga con ellos. En cambio, ellos sí se permiten colocarlas al Partido Comunista y a los elementos de izquierda y de centro de los partidos democráticos y de los diversos círculos sociales. En los últimos meses, ¡cuántas etiquetas no han acomodado los derechistas valiéndose de los periódicos! En lo que se refiere a los de centro, son sinceros en su oposición a la práctica de colgar etiquetas. A ellos es preciso quitarles todas aquellas que les hayamos puesto inapropiadamente y, en adelante, abstenernos de colocar etiquetas de modo indiscriminado. Hay que reparar de manera pública todas las injusticias que en efecto se hayan cometido con algunas personas, sean quienes fueren, en la campaña contra los "tres males", durante la eliminación de los contrarrevolucionarios y en el curso de la remodelación ideológica. Pero poner etiquetas a los derechistas es harina de otro costal. Aun así, hay que hacerlo con acierto, y sólo a los verdaderos derechistas se les debe colgar la etiqueta de derechistas. Salvo raras excepciones, no hace falta dar a conocer sus nombres, pues así les dejamos un margen, de manera que pueda llegarse a un compromiso cuando las circunstancias lo permitan. Aquello de que los derechistas representan el 1, 3 ó 5 y hasta el 10 por ciento es solamente un cálculo, pudiendo el porcentaje resultar mayor o menor. Además, las circunstancias varían de una entidad a otra. Por todo ello, es preciso fundamentar dicha calificación en pruebas fehacientes y en hechos, evitando incurrir en excesos, pues incurrir en excesos es erróneo.
La burguesía y muchos de los intelectuales que sirvieron a la vieja sociedad siempre tratan con obstinación de manifestarse, añoran su viejo mundo y se sienten un tanto desadaptados en el nuevo. Reeducarlos requiere un tiempo muy largo y el empleo de métodos que no sean burdos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la mayoría de ellos ha progresado mucho en comparación con los primeros años posteriores a la Liberación. La mayor parte de las críticas que nos han hecho es correcta, y debemos aceptarla. Sólo una parte es incorrecta, y esto exige un trabajo de explicación. A ellos les asiste la razón al pedir que se les tenga confianza y que se les aseguren las
Hay en nuestro país varios millones de burgueses y de intelectuales que sirvieron a la vieja sociedad. Necesitamos que trabajen para nosotros y debemos seguir mejorando nuestras relaciones con ellos, a fin de que presten un servicio más eficaz a la causa del socialismo y de que nosotros podamos dar nuevos pasos en su reeducación, la que les permitirá transformarse poco a poco en parte de la clase obrera, convertirse en lo contrario de lo que son hoy. La gran mayoría de ellos llegarán, sin duda, a esta meta. La reeducación implica tanto unidad como lucha, esto es, conseguir la unidad mediante la lucha. La lucha es recíproca, y éste es un momento en que mucha gente lucha contra nosotros. Son razonables, o razonables en lo fundamental, las críticas de la mayoría de ellos, incluidas aquellas tan agudas como las del profesor Fu Ying, de la Universidad de Pekín, que no se han publicado en los periódicos. Esta mayoría critica con miras a un mejoramiento de nuestras relaciones mutuas y lo hace de buena fe. En cambio, las críticas de los derechistas son, por lo común, malévolas, porque ellos abrigan sentimientos hostiles. El que sea buena o mala la intención es algo perceptible y no imaginario.
La presente campaña de crítica y de rectificación la emprendió el Partido Comunista. Las hierbas venenosas crecen junto con las flores fragantes, y los monstruos y demonios surgen al lado de los unicornios y fénix. Esto es lo que preveíamos y esperábamos. Después de todo, lo bueno existe en mayor cantidad que lo malo. Cuando algunos dicen que echamos el anzuelo para atrapar peces grandes, nosotros afirmamos que queremos escardar hierbas venenosas; se trata de una misma cosa expresada en distintas formas. A fin de alcanzar sus propósitos, los derechistas, que albergan sentimientos anticomunistas, no reparan en nada con tal de desatar en las tierras de China un tifón con una
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Fuerza mayor de siete, tan violento como para destruir cultivos y casas. Cuanto más irrazonables se muestren en sus actos, tanto menos tardarán en revelarse como lo contrario de lo que parecían ser en el pasado, cuando fingían cooperar con el Partido Comunista y aceptar su dirección, y, de este modo, el pueblo caerá en la cuenta de que no son sino un puñado de monstruos y demonios, opuestos al Partido Comunista y al pueblo. Entonces se sepultarán a sí mismos. ¿Qué tiene esto de malo?
Hay dos caminos para los derechistas. El uno es meter el rabo entre las piernas y corregirse, y el otro, seguir provocando disturbios y cavar así su propia tumba. Señores derechistas, está en las manos de ustedes (sólo por un plazo breve) la iniciativa de optar por uno u otro camino.
Existen en nuestro país varios criterios que nos permiten discernir entre lo verdadero y lo falso, entre lo bueno y lo malo, en cuanto al comportamiento político de la burguesía y de los intelectuales burgueses. Los principales consisten en ver si aceptan realmente el socialismo y la dirección del Partido Comunista. Estos dos criterios hace mucho que ellos los reconocieron, pero ahora algunos pretenden retractarse; tal proceder es inadmisible. Con sólo renegar de esos dos criterios, ya no tendrán cabida en la República Popular China. El ideal de ustedes está en el mundo occidental (llamado también "mundo libre"). Pues bien, ¡váyanse allá!
¿Por qué se ha permitido insertar en los periódicos tal cantidad de declaraciones reaccionarias y mefíticas? El propósito ha sido que el pueblo conozca estas hierbas y vahos venenosos y acabe con ellos.
"¿Por qué ustedes no dijeron esto antes?" ¿Cómo que no? ¿Acaso no dijimos ya hace tiempo que toda hierba venenosa debía ser escardada
"¿No se salen ustedes de la realidad cuando diferencian a la gente en elementos de izquierda, de centro y de derecha?" Excepto en los parajes desérticos, allí donde hay grupos humanos invariablemente existen izquierda, centro y derecha. Esto seguirá siendo así incluso después de diez mil años. ¿A qué viene eso de que nos salimos de la realidad? Tal diferenciación orienta a las masas para juzgar a la gente y contribuye a ganarse a los elementos de centro y aislar a los derechistas.
"¿Por qué no intentan ustedes ganarse a los derechistas?" Sí, lo haremos. Pero sólo será posible cuando ellos se sientan aislados. ¿Como van a entrar en los carriles ahora, cuando andan con el rabo
¿.Se les impondrá un "correctivo" severo? Eso depende de cómo se comporten en adelante los señores derechistas. Las hierbas venenosas tienen que ser escardadas, y de lo que aquí se trata es de una escarda en el terreno ideológico. Otra cosa es imponer un "correctivo". Nadie será objeto de un "correctivo" a menos que llegue a "violar gravemente la ley". ¿Qué significa "violar gravemente la ley"? Significa causar grandes perjuicios a los intereses del Estado y del pueblo, perjuicios que se ocasionan al actuar arbitrariamente haciendo caso omiso de repetidas advertencias. En cuanto a los que cometen errores ordinarios, con mayor razón se les debe aplicar el principio de tratar la enfermedad para salvar al paciente. Es ésta una distinción apropiada, aplicable tanto dentro como fuera del Partido. Desde luego, un "correctivo" también significa tratar la enfermedad para salvar al paciente.
¿Cuánto tiempo requerirá el Partido para cumplir la tarea de rectificación? Ahora, cuando la situación se desarrolla a un ritmo muy acelerado, las relaciones entre el Partido y las masas van a mejorar rápidamente. A lo que parece, el cumplimiento de esta tarea sólo requiere unas semanas en algunos lugares, varios meses en otros y alrededor de un año en el resto (por ejemplo, en las zonas rurales). En cambio, el estudio del marxismo y la elevación del nivel ideológico necesitarán un tiempo más largo.
Nuestra unidad y lucha con la burguesía y
los intelectuales se extenderán por largo tiempo. Cuando la campaña
de rectificación en el seno del Partido Comunista haya terminado
básicamente, propondremos que los partidos democráticos y
los diversos círculos sociales realicen también campañas
de rectificación, las cuales acelerarán su progreso y facilitarán
el aislamiento del puñado de elementos de derecha. En el momento
actual, las personas de fuera del Partido nos ayudan en nuestra rectificación;
luego, nosotros les ayudaremos en la suya. He aquí una ayuda mutua
para rectificar lo que hay de malo, convirtiéndolo en su contrario,
en algo bueno. Esto es precisamente lo que el pueblo espera de nosotros.
Debemos responder a sus esperanzas.