De las
Obras Escogidas de Mao Tsetung
EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS
PEKIN
Primera edición 1977
Tomo V, págs. 184-87.
Digitalizado y preparado para el internet: Por el Movimiento
Popular Perú de Alemania, 1993.
Esta edición: Marxists Internet Archive, mayo de 2001.
EN REFUTACION DE LA "UNIFORMIDAD
DE LA OPINION PUBLICA"[*]
24 de mayo de 1955
Al hablar de "uniformidad de la opinión pública", Ju Feng alude a que prohibimos a los contrarrevolucionarios expresar sus ideas contrarrevolucionarias. Esto es cierto. Nuestro régimen, efectivamente, priva de la libertad de palabra a todos los contrarrevolucionarios y sólo la admite en las filas del pueblo. En el seno de este último, permitimos la desuniformidad de la opinión pública, es decir, la libertad de hacer críticas, la de expresar opiniones diferentes y la de predicar el teísmo y propagar el ateísmo (materialismo). En toda sociedad y en todo tiempo, siempre hay dos categorías de gentes e ideas, las avanzadas y las atrasadas, que existen como contrarios y luchan entre sí, siendo invariablemente las ideas avanzadas las que vencen a las atrasadas. Es imposible e indebido pretender la "uniformidad de la opinión pública". Sólo poniendo en pleno juego lo avanzado para vencer lo atrasado es como se puede hacer progresar la sociedad. Ahora bien, en una época en que subsisten las clases y la lucha de clases tanto en el plano nacional como en el internacional, la clase obrera y las masas populares que han conquistado el Poder estatal tienen que aplastar la resistencia que oponen a la revolución todas las clases, grupos e individuos contrarrevolucionarios, poner coto a sus actividades restauracionistas e impedir a los contrarrevolucionarios que hagan uso de la libertad de palabra para sus propósitos contrarrevolucionarios. De ahí que Ju Feng y los contrarrevolucionarios de su calaña se sientan incómodos con la "uniformidad de la opinión pública". Su incomodidad es justamente lo que buscamos, justamente lo que nos hace sentirnos cómodos. Nuestra opinión pública es uniforme y a la vez desuniforme.
pág. 185
En el seno del pueblo, permitimos que tanto los avanzados como los atrasados utilicen libremente nuestros periódicos, revistas y tribunas para competir entre sí, de modo que los avanzados eduquen a los atrasados con el método democrático de persuasión, y que sean superadas las ideas y sistemas atrasados. Resuelta una contradicción, surgen otras nuevas y recomienza la competencia. De esta manera, la sociedad progresa continuamente. La existencia misma de contradicciones implica desuniformidad. La solución de una contradicción da como resultado una uniformidad temporal; pero en seguida surgen nuevas contradicciones, y con ellas otra vez la desuniformidad, contradicciones ésas que, a su turno, exigen ser solucionadas. En cuanto a la contradicción entre el pueblo y los contrarrevolucionarios, de lo que se trata aquí es de una dictadura que, bajo la dirección de la clase obrera y del Partido Comunista, ejerce el pueblo sobre los contrarrevolucionarios. En este caso no se recurre a los métodos democráticos sino a los métodos de dictadura, vale decir que a los contrarrevolucionarios sólo se les permite comportarse como es debido y no se les tolera extralimitarse ni de palabra ni de obra. Aquí es uniforme no sólo la opinión pública sino también la ley. En este problema, Ju Feng y los contrarrevolucionarios de su laya parecen tener argumentos altisonantes, y alguna gente con ideas embrolladas se siente como desarmada al oír semejantes aseveraciones contrarrevolucionarias. Fíjense: que "uniformidad de la opinión pública", que "inexistencia de opinión pública", que "represión de la libertad", ¿no suena todo esto muy feo al oído? Esta gente no sabe distinguir entre dos categorías diferentes: lo que está dentro y lo que está fuera de las filas del pueblo. En el seno del pueblo, es un crimen reprimir la libertad, ahogar las críticas que hace el pueblo a los errores y defectos del. Partido y el gobierno o frenar la libre discusión en los círculos académicos. Tal es nuestro régimen. En cambio, todo eso es legítimo en los países capitalistas. Fuera de las filas del pueblo, también es un crimen tolerar que los contrarrevolucionarios se extralimiten de palabra o de obra, mientras que es legítimo ejercer la dictadura sobre ellos. Tal es nuestro régimen. Sucede todo lo contrario en los países capitalistas, donde la burguesía ejerce su dictadura, que no permite al pueblo revolucionario "extralimitarse" ni de palabra ni de obra, sino sólo comportarse "como es debido". Los explotadores y contrarrevolucionarios son siempre y en todas partes la minoría; en tanto que los explotados y revolucionarios son invariablemente la mayoría. Por eso, la dictadura de los últimos se justifica por completo, mientras que la de los primeros no tiene ninguna justifica-
pág. 186
ción. Ju Feng dice además: "La abrumadora mayoría de los lectores están incorporados a una u otra organización, y allí la atmósfera es coercitiva." En el seno del pueblo, rechazamos el método coercitivo del autoritarismo y persistimos en el método democrático de persuasión; aquí la atmósfera debe ser libre y la "coerción" es errónea. El que "la abrumadora mayoría de los lectores estén incorporados a una u otra organización" es una cosa excelente, que nunca había ocurrido en miles de años. Sólo después de realizar una larga y ardua lucha bajo la dirección del Partido Comunista, el pueblo ha alcanzado la posibilidad de librarse de su antiguo estado, parecido al de la arena suelta, en que era fácil presa de la explotación y opresión por parte de los reaccionarios, para pasar a un estado de unidad, y esta gran unidad de sus filas cristalizó en unos pocos años después de la victoria de la revolución. La "coerción" a que se refiere Ju Feng es la que ejercemos sobre los contrarrevolucionarios. En verdad, éstos viven sobrecogidos de miedo, se sienten como esas "pobres nueras que andan siempre con temor a las palizas" y se imaginan que "una simple tos es grabada". Consideramos que esto es, igualmente, una cosa excelente, que tampoco había sucedido en miles de años. Sólo después de sostener una larga y ardua lucha bajo la dirección del Partido Comunista, el pueblo ha logrado dejar tan afligidos a esos canallas. En una palabra, los días de regocijo para las masas populares son días de aflicción para los contrarrevolucionarios. Esto, antes que nada, es lo que festejamos todos los años con ocasión del Día Nacional. "En arte y literatura -- dice también Ju Feng --, el mecanicismo es en realidad lo que menos esfuerzo requiere." Aquí "mecanicismo" es una antífrasis de materialismo dialéctico, mientras que eso de "lo que menos esfuerzo requiere" es una tontería salida de su propio cacumen. El idealismo y la metafísica son lo que menos esfuerzo requiere en el mundo, porque, sin basarse en la realidad objetiva ni someterse a su prueba, permiten a la gente disparatar a sus anchas. En cambio, el materialismo y la dialéctica sí requieren esfuerzos; se basan en la realidad objetiva y se someten a su prueba. El que no hace esfuerzos, se desliza hacia el idealismo y la metafísica. En su carta[1], Ju Feng planteó los referidos tres problemas de principio, que a nuestro juicio tenían que ser refutados de manera exhaustiva. En la misma carta Ju Feng afirma: "En el presente, se nota por doquier un ánimo de rebeldía, y por doquier se formulan nuevas reclamaciones." Y esto lo dijo en 1950. En ese momento, recién habíamos aniquilado en el territorio continental al grueso de las fuerzas militares de Chiang Kai-shek, y quedaban por liquidar muchas fuerzas
pág. 187
armadas contrarrevolucionarias que habían pasado al bandidaje;
no habíamos iniciado todavía los vastos movimientos de reforma
agraria y de represión a los contrarrevolucionarios, ni habíamos
empezado la labor de reordenamiento en los terrenos cultural y educacional.
La afirmación de Ju Feng reflejó, ciertamente, la situación
de ese entones, pero hubo algo que él no dijo. Para decirlo todo,
debía haberse afirmado: En el presente, se nota por doquier un ánimo
de rebeldía de los contrarrevolucionarios frente a la revolución,
y por doquier los contrarrevolucionarios formulan toda clase de nuevas
reclamaciones buscando provocar disturbios contra la revolución.
pág. 187
[1]Se refiere a una carta contrarrevolucionaria confidencial escrita el 13 de agosto de 1950 por Ju Feng a su cómplice Chang Chung-siao. [pág. 186]