De las
Obras Escogidas de Mao Tse-tung
EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS
PEKIN 1972
Primera edición 1968
(2a impresión 1972)
Tomo III, págs. 13-21.
Digitalizado y preparado para el internet: Por el Movimiento
Popular Perú de Alemania, 1993.
Esta edición: Marxists Internet Archive, mayo de 2001.
REFORMEMOS NUESTRO ESTUDIO[*]
Mayo de 1941
Considero que es preciso reformar el método
y el sistema de estudio en todo nuestro Partido, y lo es por las razones
siguientes:
I
Los veinte años de existencia del Partido Comunista de China han sido veinte años en que la verdad universal del marxismo-leninismo ha venido integrándose cada vez más con la práctica concreta de la revolución china. Si recordamos cuán superficial y pobre era nuestro conocimiento del marxismo-leninismo y de la revolución china durante la infancia de nuestro Partido, veremos que actualmente este conocimiento es mucho más profundo y rico. Durante los últimos cien años, los mejores hijos de la atormentada nación china han luchado y entregado sus vidas, ocupando el lugar de los que caían, en busca de la verdad que salvara a nuestro país y a nuestro pueblo. Esto es algo que conmueve hasta el canto y las lágrimas. Sin embargo, fue sólo después de la Primera Guerra Mundial y de la Revolución de Octubre en Rusia cuando encontramos el marxismo-leninismo, la gran verdad, la mejor arma para liberar a nuestra nación, y ha sido el Partido Comunista de China el iniciador, propagandista y organizador del
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empleo de esta arma. Una vez integrada la verdad universal del
marxismo-leninismo con la práctica concreta de la revolución
china, cambió totalmente la fisonomía de nuestra revolución.
Desde el estallido de la Guerra de Resistencia contra el Japón,
nuestro Partido, basándose en la verdad universal del marxismo-leninismo,
ha progresado en el estudio de la práctica concreta de esta Guerra,
de la China y el mundo contemporáneos, y en cierta medida ha comenzado
el estudio de la historia de China. Todos éstos son fenómenos
muy positivos.
II
No obstante, todavía tenernos defectos, algunos de los cuales son muy graves. A mi modo de ver, si no los corregimos, no podremos impulsar nuestro trabajo, ni seguir avanzando en la gran empresa de integrar la verdad universal del marxismo-leninismo con la práctica concreta de la revolución china.
Comencemos por hablar del estudio de la situación actual. Hemos logrado algunos éxitos en el estudio de la actual situación nacional e internacional, pero, para un partido político tan grande como el nuestro, el material que hemos reunido, relacionado con los aspectos político, militar, económico y cultural de la vida nacional e internacional, todavía es fragmentario y nuestra labor de investigación aún no es sistemática. Hablando en general, en los últimos veinte años no hemos realizado un trabajo sistemático y minucioso para reunir y estudiar los materiales relacionados con todos los aspectos enumerados, ni hemos creado un ambiente de entusiasmo por la investigación y el estudio de la realidad objetiva. Proceder como "un hombre que caza gorriones con los ojos cerrados" o como "un ciego que pretende coger peces a tientas", tratar las cosas superficialmente sin penetrar en sus detalles, entregarse a una verborrea jactanciosa y contentarse con
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conocimientos pobres y mal asimilados: tal es el estilo de trabajo, extremadamente malo, que aún se observa entre muchos camaradas de nuestro Partido, un estilo totalmente opuesto al espíritu fundamental del marxismo-leninismo. Marx, Engels, Lenin y Stalin nos enseñan que es necesario estudiar a conciencia la situación, partiendo de la realidad objetiva y no de los deseos subjetivos. Pero muchos de nuestros camaradas actúan en forma diametralmente contraria a esta verdad.
Pasemos al problema del estudio de la historia. Un número reducido de miembros y simpatizantes del Partido se han ocupado de este trabajo, pero no lo han hecho en forma organizada. La historia de China en los últimos cien años, así corno su historia antigua, es algo que sigue en las tinieblas para gran número de militantes del Partido. Muchos eruditos en marxismo-leninismo, siempre que hablan, lo hacen sobre la Grecia antigua; pero en cuanto a sus propios antepasados, desgraciadamente, ya los han olvidado. No hay un ambiente de estudio serio ni del presente ni del pasado.
Finalmente, nos referiremos al estudio de las experiencias revolucionarias internacionales, al estudio de la verdad universal del marxismo-leninismo. Al parecer, muchos camaradas estudian la teoría marxista-leninista no para satisfacer las necesidades de la práctica revolucionaria, sino simplemente por estudiar. Por lo tanto, no pueden digerir lo que han leído. Sólo saben citar frases aisladas de Marx, Engels, Lenin y Stalin, pero son incapaces de adoptar su posición, puntos de vista y métodos para estudiar en forma concreta la situación actual y la historia de China, analizar concretamente y resolver los problemas de la revolución china. Tal actitud hacia el marxismo-leninismo es muy perniciosa y ocasiona un perjuicio particularmente grande a los cuadros de niveles medio y superior.
Los tres puntos que acabo de mencionar -- negligencia en el estudio de la situación actual, en el estudio de la historia y en la aplicación del marxismo-leninismo -- constituyen un pésimo estilo de trabajo, que, al extenderse, ha perjudicado a gran número de camaradas. En efecto, actualmente hay en nuestras filas muchos camaradas a los que tal estilo ha desviado del camino justo. Son reacios a realizar una investigación y un estudio sistemáticos y minuciosos de la situación concreta dentro y fuera del país, la provincia, el distrito y el territorio, y dan órdenes basándose exclusivamente en conocimientos pobres y mal asimilados y en aquello de "supongo que es así". ¿No existe
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aún entre muchos de nuestros camaradas este estilo subjetivista de trabajo?
Hay quienes no conocen en absoluto o conocen muy poco la historia de su país, pero no consideran esto una vergüenza, sino por el contrario, un orgullo. Y lo más grave es que muy pocos camaradas conocen realmente la historia de nuestro Partido y la historia de China en los últimos cien años desde la Guerra del Opio. Prácticamente nadie ha estudiado con seriedad la historia económica, política, militar y cultural de China en los últimos cien años. Algunos no tienen la menor idea de lo propio, y sólo saben historias de la Grecia antigua y de otros países, e incluso éstos son conocimientos muy pobres, recogidos al azar de la morralla de viejas obras extranjeras.
Durante los últimos decenios, muchos de los que han estudiado en el extranjero sufren de esta enfermedad. Al regresar de Europa, América o el Japón, sólo saben repetir lo que allí se han tragado entero. Actuando como gramófonos, han olvidado su deber de conocer y crear lo nuevo. Esta enfermedad ha contaminado también al Partido Comunista.
Estudiamos el marxismo, pero el método de estudio empleado por muchos de nosotros va directamente contra el marxismo. En otros términos, esas gentes violan un principio fundamental encarecido por Marx, Engels, Lenin y Stalin: la unidad de la teoría y la práctica. Al infringir este principio, han inventado uno opuesto: la separación de la teoría y la práctica. Tanto en las escuelas como en los cursos para cuadros en funciones, los profesores de filosofía no orientan a sus alumnos hacia el estudio de la lógica de la revolución china; los profesores de economía no los encaminan hacia el estudio de las particularidades de la economía de China; los profesores de ciencias políticas no los guían hacia el estudio de la táctica de la revolución china; los profesores de ciencias militares no los conducen hacia el estudio de la estrategia y la táctica adecuadas a las características de China, y así por el estilo. Como resultado de todo esto, los errores se propagan y causan no poco daño. Hay quienes no saben aplicar en Fusien[1] lo aprendido en Yenán. Cuando un profesor de economía es incapaz de explicar la relación entre el piempi y el fapi [2], es natural que sus alumnos tampoco puedan hacerlo. Esto ha engendrado en muchos estudiantes una mentalidad anormal: en lugar de interesarse por los problemas de China y conceder la debida importancia a las instrucciones del Partido, vuelcan su entusiasmo hacia los
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dogmas pretendidamente eternos e invariables, aprendidos de sus profesores.
Por supuesto, me he referido a los ejemplos más
negativos que existen en nuestro Partido, sin que haya querido decir que
ésta sea la situación general. Pero tales ejemplos existen
realmente; además, son bastante numerosos y acarrean gran perjuicio.
No debemos permanecer indiferentes ante ellos.
III
Para explicar aún más lo antes expuesto, quiero comparar dos actitudes opuestas.
La primera es la actitud subjetivista.
Los que tienen esta actitud no realizan un estudio sistemático y minucioso de las circunstancias que les rodean, trabajan movidos solamente por el entusiasmo subjetivo y no tienen más que una idea confusa de la actual fisonomía de China. Ellos rompen el hilo de la historia, sólo conocen la Grecia antigua e ignoran a su propio país, permaneciendo en la oscuridad más completa respecto a la China de ayer y de anteayer. Estudian la teoría marxista-leninista de manera abstracta, sin un objetivo determinado; no la estudian con el propósito de hallar en Marx, Engels, Lenin y Stalin la posición, puntos de vista y métodos para resolver los problemas teóricos y tácticos de la revolución china, sino con el único afán de estudiar la teoría en sí. En lugar de disparar la flecha teniendo un blanco, la disparan sin tenerlo. Marx, Engels, Lenin y Stalin nos enseñan que es necesario partir de la realidad objetiva y deducir de ella las leyes que han de guiar nuestras acciones. Para esto es preciso, como dice Marx, captar con todo detalle el material y someterlo a un análisis y una síntesis científicos[3]. Muchos de los nuestros actúan exactamente al revés. Unos se dedican a la labor de investigación, pero no manifiestan el menor interés por estudiar la China actual, ni la de ayer; todo su interés está concentrado en el estudio de "teorías" vacías, divorciadas de la realidad. Otros se entregan al trabajo práctico, pero tampoco prestan atención al estudio de la situación objetiva, con frecuencia actúan llevados solamente por el entusiasmo y substituyen la política del Partido por su propio parecer. Ambos tipos de personas parten de lo subjetivo y pasan
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por alto la realidad objetiva. Siempre que pronuncian un discurso, salen con una larga sarta de encabezamientos en el orden A, B, C, D, 1, 2, 3, 4, y cuando escriben un artículo, terminan produciendo un mamotreto lleno de cháchara jactanciosa. No les interesa buscar la verdad en los hechos, y lo único que desean es impresionar a la gente con su verborrea presuntuosa para ganársela. Son brillantes pero sin sustancia, frágiles e inconsistentes. Se consideran infalibles, creen ser la primera autoridad bajo el cielo y se pavonean por todas partes como si fueran "enviados imperiales". Tal es el estilo de trabajo de algunos camaradas en nuestras filas. Adoptar este estilo como norma de conducta es hacerse daño a sí mismo, adoptarlo para educar a los demás es causarles daño y adoptarlo para dirigir la revolución es perjudicarla. En resumen, este método subjetivista, anticientífico y contrario al marxismo-leninismo, es un peligroso enemigo del Partido Comunista, de la clase obrera, del pueblo y de la nación; es manifestación de un espíritu de partido impuro. Tenemos ante nosotros un enemigo peligroso, que debemos aplastar. Sólo cuando el subjetivismo sea aniquilado, prevalecerá la verdad del marxismo-leninismo, se fortalecerá el espíritu de partido y triunfará la revolución. Debemos indicar que la falta de una actitud científica, es decir, la falta de la actitud marxista-leninista que une la teoría con la práctica, significa que no existe espíritu de partido o que éste es incompleto.
Hay dos versos que retratan al tipo de personas que he mencionado. Dicen así:
Juncos en la pared: copa abundante,
tallo débil, raíz superficial ;
Retoños de bambú entre las rocas : lengua afilada , corteza [gruesa , panza vacía. |
Díganme si esto no les recuerda a esa gente que carece de una actitud científica, que sólo sabe aprenderse de memoria citas sueltas de las obras de Marx, Engels, Lenin y Stalin y que se hace pasar por sabia, pero en realidad no sabe nada. A quien de veras quiera curarse de tal enfermedad, yo le aconsejaría copiar estos versos y, si posee un poco más de valor, fijarlos en una de las paredes de su habitación. El marxismo-leninismo es una ciencia, y la ciencia es conocimiento que se adquiere sólo por medios honestos; aquí no valen astucias. ¡Seamos, pues, honestos!
La segunda actitud es la marxista-leninista.
Quien tiene esta actitud aplica la teoría y el método marxista-leninistas a la investigación y estudio sistemáticos y minuciosos de
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las circunstancias que le rodean. En vez de trabajar solamente movido por el entusiasmo, combina, como dice Stalin, el ímpetu revolucionario con el sentido práctico[4]. Quien tiene tal actitud no rompe el hilo de la historia; no se conforma con el conocimiento de la Grecia antigua, sino que aspira a conocer a China; desea saber no sólo la historia del movimiento revolucionario de los países extranjeros, sino también la historia de la revolución china; conocer no sólo la China de hoy, sino también la de ayer y la de anteayer. Quien tiene una actitud así estudia la teoría marxista-leninista persiguiendo un fin determinado: integrarla con el movimiento real de la revolución china y encontrar en el marxismo-leninismo la posición, puntos de vista y métodos para resolver los problemas teóricos y tácticos de la revolución china. Esta es la actitud de disparar la flecha teniendo un blanco. El "blanco" es la revolución china, y la "flecha", el marxismo-leninismo. Nosotros, los comunistas chinos, buscábamos esta "flecha" porque queríamos dar en el "blanco": la revolución de China y la revolución de Oriente. Tomar esta actitud significa buscar la verdad en los hechos. Por "hechos" entendemos todas las cosas que existen objetivamente; por "verdad", la ligazón interna de las cosas objetivas, es decir, las leyes que las rigen, y por "buscar", estudiar. Debemos partir de las condiciones reales de dentro y fuera del país, la provincia, el distrito o el territorio, y deducir de ellas, como guía para nuestra acción, las leyes inherentes a esas condiciones y no leyes imaginarias, es decir, encontrar la ligazón interna de los acontecimientos que suceden a nuestro alrededor. Y para esto debemos basarnos en los hechos, que existen objetivamente, y no en nuestras ideas subjetivas, ni en un entusiasmo momentáneo, ni en la letra muerta de los libros; debemos captar con todo detalle el material y, a la luz de los principios generales del marxismo-leninismo, extraer de él conclusiones correctas. Estas conclusiones ya no serán una enumeración de fenómenos según el orden A, B, C, D, ni artículos llenos de la misma cháchara jactanciosa, sino conclusiones científicas. Tal actitud significa tener el deseo de buscar la verdad en los hechos, y no tratar de impresionar a la gente con una verborrea presuntuosa para ganársela. Tal actitud es una manifestación del espíritu de partido, es el estilo de trabajo marxista-leninista que une la teoría con la práctica. Tener esta actitud es lo mínimo que se exige al comunista. Quienes poseen una actitud como ésta ya no serán de "copa abundante, tallo débil, raíz superficial", ni de "lengua afilada, corteza gruesa, panza vacía".
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IV
De acuerdo con lo antes expuesto, propongo lo siguiente:
1. Plantear a todo el Partido la tarea de estudiar de modo sistemático y minucioso las circunstancias que nos rodean. Ateniéndonos a la teoría y el método marxista-leninistas, investigar y estudiar detalladamente las actividades de nuestros enemigos, de los amigos y de nosotros mismos en los terrenos económico, financiero, político, militar, cultural y en la esfera de los asuntos de partido, y sobre esta base, sacar las debidas y necesarias conclusiones. Con este fin, es preciso dirigir la atención de nuestros camaradas a la investigación y el estudio de estos asuntos prácticos. Hacerles comprender que la tarea fundamental de los organismos dirigentes del Partido Comunista consiste en dos cosas importantes: conocer la situación y saber aplicar las orientaciones políticas. Lo primero significa conocer el mundo, y lo segundo, transformarlo. Es menester que los camaradas comprendan que quien no ha investigado no tiene derecho a opinar, y que la cháchara jactanciosa, los disparates y la enumeración de fenómenos en el orden 1, 2, 3, 4 no sirven para nada. Tomemos, por ejemplo, el trabajo de propaganda. Si no sabemos cómo hacen la propaganda nuestros enemigos y nuestros amigos, ni cómo la hacemos nosotros, no podremos determinar de manera acertada nuestra política en este terreno. En el trabajo de cualquier sector es preciso, ante todo, conocer la situación, y sólo entonces puede encontrarse una solución justa. La aplicación de planes de investigación y estudio en todo el Partido es el eslabón fundamental para transformar su estilo de trabajo.
2. Reunir personas competentes para que estudien en equipo y con una adecuada división del trabajo la historia de China en los últimos cien años, y de esta manera, superar la falta de organización en este terreno. Comenzar por el estudio analítico de la historia económica, política, militar y cultural de China. Sólo después de esto, será posible pasar al estudio de síntesis.
3. Establecer, para la educación de los cuadros en funciones y para las escuelas de cuadros, la orientación de tomar como centro el estudio de los problemas prácticos de la revolución china y corno guía los principios fundamentales del marxismo-leninismo, y descartar el método de estudiar el marxismo-leninismo en forma estática y sin conexión con la vida. Adoptar el Compendio de Historia del Partido
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Comunista (bolchevique) de la URSS como material principal para el estudio del marxismo-leninismo. Esta obra es la más alta síntesis y balance del movimiento comunista mundial de los últimos cien años, es un modelo de integración de la teoría con la práctica, hasta hoy el único acabado en todo el mundo. Viendo cómo Lenin y Stalin combinaron la verdad universal del marxismo con la práctica concreta de la revolución en la Unión Soviética y cómo sobre esta base desarrollaron el marxismo, sabremos cómo debemos trabajar en China.
Muchas veces nos hemos desviado del camino justo.
Pero, los errores son con frecuencia precursores de lo correcto. Estoy
seguro de que en las actuales circunstancias de la revolución china
y de la revolución mundial, tan vivas y ricas, esta reforma de nuestro
estudio dará sin duda buenos resultados.
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[1] Distrito situado a unos setenta kilómetros al Sur de Yenán. [pág. 16]
[2] Piempi, billetes emitidos por el Banco del Gobierno de la Región Fronteriza de Shensí-Kansú-Ningsia. Fapi, papel moneda puesto en circulación a partir de 1935 por los cuatro principales bancos del capital burocrático del Kuomintang, con el apoyo de los imperialistas anglo-norteamericanos. El camarada Mao Tse-tung se refiere aquí al problema surgido en ese entonces sobre la fluctuación del cambio entre el piempi y el fapi. [pág. 16]
[3] Véase C. Marx, "Palabras finales a la segunda edición alemana del primer tomo de El Capital ". Allí Marx escribe:
[4] Véase J. V. Stalin, "Los fundamentos del leninismo", IX: "El estilo en el trabajo". [pág. 19]