De las
Obras Escogidas de Mao Tsetung
EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS
PEKIN
Primera edición 1977
Tomo V, págs. 474-78.
Digitalizado y preparado para el internet: Por el Movimiento
Popular Perú de Alemania, 1993.
Esta edición: Marxists Internet Archive, mayo de 2001.
I
Ahora nuestro Partido se prepara para abrir una campaña de rectificación. La rectificación es un método para resolver las contradicciones dentro del Partido a través de la crítica y autocrítica y es, asimismo, un método para resolver las contradicciones entre el Partido y el pueblo. La campaña que vamos a realizar se dirigirá contra tres lacras: el burocratismo, el sectarismo y el subjetivismo. Por medio de la rectificación debemos poner en pleno juego la tradición de vida sencilla y lucha dura de nuestro Partido. Con el triunfo de la revolución, la voluntad revolucionaria de una parte de nuestros camaradas se ha aflojado, su ardor revolucionario se ha entibiado, ha decaído su disposición de servir al pueblo de todo corazón y ha flaqueado el espíritu de reto a la muerte mostrado durante la guerra contra el enemigo. En cambio, van en aumento cosas como la búsqueda de posiciones y fama, la excesiva preocupación por el comer y el vestir, la confrontación de la categoría salarial propia con la de otros y la disputa por honores y beneficios. He oído decir que el año pasado, cuando se procedió a la recategorización, algunas personas no tuvieron inconveniente en armar un gran jaleo, llorando a moco
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tercios del corazón. Aquellos cuya voluntad revolucionaria
haya decaído, deben rehacerse a través de la campaña
de rectificación.
Debemos mantener aquel ímpetu, aquel ardor revolucionario y aquel espíritu de reto a la muerte que nos animaron en los años de las guerras revolucionarias, y llevar hasta el fin el trabajo revolucionario. ¿Que significa el reto a la muerte? En la novela A la orilla del agua, hay un personaje que se llama Shi Siu el Retador de la Muerte. Un espíritu como el suyo es el que tenemos en mientes. Fue con ese espíritu con el que hicimos la revolución en el pasado. Cada uno tiene una vida, que puede durar sesenta, setenta, ochenta o noventa años. Mientras tenga capacidad para trabajar, debe hacer todo el trabajo que le sea posible. Y en el trabajo, mantener el ardor revolucionario y el espíritu de reto a la muerte de que hemos hablado. Algunos camaradas han perdido ese ardor y ese espíritu y se hallan estancados. Eso no es bueno; hay que impartirles educación.
Todo el Partido debe fortalecer el trabajo político e ideológico. Muchos de los camaradas presentes en la reunión de hoy son del Ejército. ¿Cómo andan las cosas en el Ejército? ¿Se diferencia en algo el trabajo político en tiempos de paz del trabajo político en tiempos de guerra? En los tiempos de guerra, era preciso mantener una estrecha ligazón con las masas, era necesario que los oficiales se fundieran con los soldados y el ejército con el pueblo. Por ese entonces, el pueblo se mostraba comprensivo ante tal o cual defecto nuestro. Ahora, cuando nos encontramos en tiempos de paz, cuando no hay batallas y nos dedicamos al entrenamiento, será difícil, lógicamente, que las masas perdonen nuestros defectos si no persistimos en mantener una estrecha ligazón con ellas. Aunque ahora rigen en el Ejército el sistema de grados militares[2] y algunos otros sistemas, los oficiales de rango superior deben seguir fundiéndose con los de rango inferior y los oficiales con los soldados. Al igual que antes, se debe permitir que los de rango inferior critiquen a sus superiores y los soldados, a los oficiales. Hacerlo, por ejemplo, celebrando conferencias de representantes del Partido para brindar a los camaradas esa oportunidad. En el curso de la campaña contra los "tres males", el camarada Chen Yi dijo, con toda razón: "Si estuvo bien que dictá-
Nuestros camaradas deben tener presente que no es bueno vivir a costa de su calidad de funcionarios, de su jerarquía oficial, de la antigüedad de sus hojas de servicios. En cuanto a la antigüedad, los largos años que hemos dedicado a la revolución son, ciertamente, algo que inspira confianza, pero no está bien que vivamos a costa de ella. Tú tienes, es verdad, una hoja de servicios de varios decenios. No obstante, el pueblo no te perdonará si alguna vez haces tonterías o profieres absurdos. Por muchos que sean los servicios que prestaste y muy alta tu posición, el pueblo no te perdonará si en el presente perjudicas sus intereses al no trabajar bien o tratar desacertadamente los problemas. Por eso, nuestros camaradas no deben vivir a expensas de la antigüedad de sus hojas de servicios, sino, más bien, preocuparse de resolver correctamente los problemas. En lo que uno debe sustentarse es en la solución correcta de los problemas y no en la antigüedad. Siendo imposible vivir a costa de la antigüedad, es mejor que te desprendas lisa y llanamente de ella, como si nunca hubieras sido funcionario; en otras palabras, que dejes de darte aires de señor, de burócrata, que te guardes todos esos aires y vayas a verte con el
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pueblo y con tus subordinados. Este punto merece la atención
de nuestros cuadros y, en especial, de los veteranos. Los cuadros nuevos
generalmente no cargan con tales lastres y por eso se comportan con más
libertad. Es preciso que los cuadros veteranos traten en pie de igualdad
a los nuevos cuadros. En muchos aspectos, los primeros no pueden equipararse
con los últimos, razón por la cual deben aprender de ellos.