De las
Obras Escogidas de Mao Tse-tung
EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS
PEKIN 1976
Primera edición 1968
(3a impresión 1976)
Tomo II, págs. 243-45.
Digitalizado y preparado para el internet: Por el Movimiento
Popular Perú de Alemania, 1993.
Esta edición: Marxists Internet Archive, mayo de 2001.
EL MOVIMIENTO DEL 4 DE MAYO[*]
Mayo de 1939
Hace veinte años, el Movimiento del 4 de Mayo señaló una nueva etapa de desarrollo en la revolución democrático-burguesa antiimperialista y antifeudal de China. Como movimiento de renovación cultural, el Movimiento del 4 de Mayo fue sólo una de las manifestaciones de esta revolución. Con el crecimiento y desarrollo de las nuevas fuerzas sociales en ese tiempo,. surgió en la revolución democrático-burguesa antiimperialista y antifeudal de China un poderoso campo formado por la clase obrera, las masas estudiantiles y la recién nacida burguesía nacional. A la cabeza del Movimiento del 4 de Mayo marcharon heroicamente centenares de miles de estudiantes. En este sentido, el Movimiento constituyó un paso adelante respecto a la Revolución de 1911.
A contar desde su período preparatorio, la revolución democrático-burguesa de China ha pasado ya por varias fases en su desarrollo: la Guerra del Opio, la Guerra del Reino Celestial Taiping, la Guerra Chino-japonesa de 1894[1], el Movimiento Reformista de 1898, el Movimiento Yijetuan, la Revolución de 1911, el Movimiento del 4 de Mayo, la Expedición al Norte y la Guerra Revolucionaria Agraria. La actual Guerra de Resistencia contra el Japón es una nueva fase, la más grandiosa, vigorosa y dinámica de todas. No se podrá considerar victoriosa la revolución democrático-burguesa sino cuando hayan sido derrocadas en lo fundamental las fuerzas del imperialismo extranjero y del feudalismo interno y se haya establecido un Estado democrático independiente. A partir de la Guerra del Opio, cada fase del desarrollo de la revolución ha tenido sus propias características. Pero la diferencia más importante entre estas fases consiste en que unas son anteriores y otras posteriores al surgimiento del Partido Comunista.
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Sin embargo, consideradas en conjunto, todas ellas pertenecen, por su carácter, a la revolución democrático-burguesa. Esta revolución tiene como objetivo establecer un sistema social hasta ahora desconocido en la historia de China: un sistema social democrático; éste tiene por predecesora a la sociedad feudal (durante los últimos cien años una sociedad semicolonial y semifeudal) y tendrá por sucesora a la sociedad socialista. Si se nos pregunta por qué un comunista debe luchar por establecer primero una sociedad democrático-burguesa y sólo después una sociedad socialista, responderemos: seguimos el curso inevitable de la historia.
La consumación de la revolución democrática de China depende de determinadas fuerzas sociales. Estas son la clase obrera, el campesinado, los intelectuales y el sector progresista de la burguesía, es decir, los obreros, campesinos, soldados, intelectuales y hombres de negocios revolucionarios; de ellos, los obreros y campesinos constituyen las fuerzas revolucionarias básicas, y la clase obrera, la clase dirigente de la revolución. Sin estas fuerzas revolucionarias básicas y sin la dirección de la clase obrera, es imposible llevar a feliz término la revolución democrática antiimperialista y antifeudal. Hoy, los enemigos principales de la revolución son los imperialistas japoneses y los colaboracionistas chinos, y la política fundamental de la revolución es la de frente único nacional antijaponés, integrado por todos los obreros, campesinos, soldados, intelectuales y hombres de negocios que resistan al Japón. Cuando este frente único se haya consolidado y desarrollado considerablemente, será alcanzada la victoria final en la Guerra de Resistencia.
En el movimiento revolucionario democrático de China, fueron los intelectuales los primeros en despertar. Esto se vio claramente tanto en la Revolución de 1911 como en el Movimiento del 4 de Mayo, siendo los intelectuales más numerosos y políticamente más conscientes durante este último que durante la primera. Sin embargo, los intelectuales nada podrán llevar a cabo si no se integran con las masas obreras y campesinas. En último término, el criterio para distinguir entre los intelectuales revolucionarios y los no revolucionarios o los contrarrevolucionarios es ver si están dispuestos o no a integrarse con las masas obreras y campesinas, y si realmente lo hacen. Sólo éste es el criterio para distinguir a unos de otros, y no el que hablen de los Tres Principios del Pueblo o del marxismo. Un verdadero revolucionario es aquel que desea integrarse con las masas obreras y campesinas y realmente lo hace.
Se cumplen ahora veinte años del Movimiento
del 4 de Mayo y casi dos del estallido de la Guerra de Resistencia contra
el Japón. La juventud y los círculos culturales de todo el
país tienen una grave responsabilidad en la revolución democrática
y en la Guerra de Resistencia. Espero que comprenderán cuál
es el carácter de la revolución china y cuáles sus
fuerzas motrices, pondrán su trabajo al servicio de las masas obreras
y campesinas, irán a ellas y se convertirán en propagandistas
y organizadores entre estas masas. Cuando todo el pueblo se levante, triunfará
la Guerra de Resistencia. ¡Juventud de todo el país, a la
acción!
[1]Esta Guerra se produjo a consecuencia de la agresión del Japón a Corea y de sus provocaciones contra las fuerzas terrestres y marítimas de China. En ella. las fuerzas armadas chinas combatieron con valentía, pero China fue derrotada a causa de la corrupción reinante en el Gobierno de la dinastía Ching y de la falta de preparación para una decidida resistencia a la agresión. Como resultado, el Gobierno de la dinastía Ching concluyó con el Japón el vergonzoso Tratado de Shimonoseki. [pág. 243]