De las
Obras Escogidas de Mao Tsetung
EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS
PEKIN
Primera edición 1977
Tomo V, págs. 188-95.
Digitalizado y preparado para el internet: Por el Movimiento
Popular Perú de Alemania, 1993.
Esta edición: Marxists Internet Archive, mayo de 2001.
PREFACIO Y GLOSAS A MATERIALES SOBRE LA CAMARILLA CON-
TRARREVOLUCIONARIA DE JU FENG (Mayo y junio de 1955 ) |
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Prefacio |
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Glosas (Selección) |
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NOTAS |
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PREFACIO Y GLOSAS A
MATERIALES SOBRE LA CAMARILLA
CONTRARREVOLUCIONARIA DE JU FENG
Mayo y junio de 1955
15 de junio de 1955
En atención a la necesidad de la multitud de lectores, hemos hecho una recopilación que comprende las tres series de materiales sobre la camarilla contrarrevolucionaria de Ju Feng, aparecidas entre el 13 de mayo y el 10 de junio de 1955 en Diario del Pueblo, y el editorial del 10 de junio de este diario, para que sea publicada en forma de folleto por la Editorial del Pueblo bajo el título de Materiales sobre la camarilla contrarrevolucionaria de Ju Feng. Reproducimos aquí, pero esta vez como apéndice y a continuación de los materiales suministrados por Shu Wu[1], el escrito de Ju Feng titulado "Mi autocrítica", que servirá de material de estudio a los lectores para conocer a este contrarrevolucionario de doble faz. En las glosas y notas explicativas a las tres series de materiales, hemos introducido unos cuantos cambios de lenguaje. En la segunda serie hemos modificado ciertas notas explicativas, agregado otras y puesto dos glosas adicionales. Buscando unificar la terminología, cambiamos la expresión "camarilla antipartido", aparecida en los títulos de la primera y segunda series de materiales, por "camarilla contrarrevolucionaria", como figura en la tercera. Aparte de esto, todo queda igual.
Es de suponer que la publicación de este folleto, tal como ocurrió con la aparición de los mismos materiales en Diario del Pueblo, llamará la atención de gentes ubicadas en dos lados distintos. En uno de ellos,
Los contrarrevolucionarios, así como los que albergan ciertos sentimientos contrarrevolucionarios, se sentirán expresados en la correspondencia cruzada entre los integrantes de la camarilla de Ju Feng. Este y sus secuaces son verdaderos voceros de todas las clases, grupos e individuos contrarrevolucionarios. Sus injurias contra la revolución y sus tácticas de acción serán saboreadas por todos aquellos contrarrevolucionarios que tengan acceso a este folleto, del cual obtendrán alguna educación contrarrevolucionaria sobre la lucha de clases. Pero esto de ninguna manera podrá salvarlos de su ruina. Al igual que todos los documentos contrarrevolucionarios elaborados por sus padrinos -- el imperialismo y el Kuomintang de Chiang Kai-shek -- para oponerse al pueblo chino, estos documentos de los jufenistas no son un registro de éxitos sino de fracasos. La camarilla jufenista no ha logrado salvarse de la destrucción.
Para las grandes masas populares, estos materiales son muy necesarios. ¿De qué manera juegan los contrarrevolucionarios con su doble táctica? ¿De qué manera nos engañan con una artificiosa apariencia, mientras solapadamente hacen cosas que no sospechamos? Esto lo ignoran miles y miles de hombres de buena fe, y precisamente por tal razón muchos contrarrevolucionarios se han infiltrado en nuestras filas. Carente de vista aguda, nuestra gente no sabe distinguir a los malos de los buenos. Sabemos diferenciarlos cuando actúan en condiciones normales, pero no atinamos a calar a ciertas personas cuando se mueven en circunstancias especiales. Los jufenistas son contrarrevolucionarios disfrazados, que ocultan sus verdaderos rasgos dando una falsa impresión. Pero, ya que se oponen a la revolución, no pueden ocultarlos por completo. Los representantes de esta camarilla ya habían tenido controversias con nosotros en muchas ocasiones, tanto antes como después de la Liberación, y en las palabras y en los hechos se habían mostrado como gente distinta no solamente de los comunistas, sino también de la gran masa de revolucionarios no afiliados al Partido y de las personalidades democráticas. Su desenmascaramiento total en fecha reciente fue simplemente consecuencia de la captura de una gran cantidad de pruebas fehacientes en su contra. En cuanto a muchos de los jufenistas como individuos, ellos lograron embaucarnos porque, al admitirlos, nuestros organismos partidarios, entidades estatales, organizaciones populares, instituciones culturales y educacionales o empresas, no hicieron una estricta verificación de sus antecedentes.
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Porque, además, en el pasado vivimos un período de gran tempestad revolucionaria, fuimos los vencedores, y toda clase de gente se nos adhirió como una corriente que inevitablemente trajo fango y arena, peces y dragones, sin que tuviéramos tiempo de hacer una limpieza completa. Y, finalmente, porque la tarea de detectar y depurar a los malos elementos sólo puede cumplirse combinando una justa orientación de los organismos dirigentes con una alta conciencia de las grandes masas, y a este respecto tuvimos fallas en el pasado. Todo esto debe servirnos de lección.
La razón de que atribuyamos importancia al
caso Ju Feng es que queremos aprovecharlo para educar a las grandes masas
populares y, en primer lugar, a los cuadros que saben leer y a los intelectuales;
a ellos les recomendamos estos Materiales a fin de que eleven su
nivel de conciencia política. Estos Materiales, que se caracterizan
por su extrema crudeza y claridad, atraerán grandemente la atención.
Los contrarrevolucionarios, como es lógico, les prestarán
atención, y el pueblo revolucionario todavía más.
Siempre que las grandes masas del pueblo revolucionario aprendan algo de
este caso y de estos materiales, vigoricen su ardor revolucionario y eleven
su capacidad de discernimiento, desenmascararemos paso a paso a toda clase
de contrarrevolucionarios encubiertos.
Mayo y junio de 1955
Secta es lo que nuestros antepasados llamaban "piña", y lo que se llama actualmente "cofradía" o "capilla", algo que nos suena bastante familiar. A fin de alcanzar sus objetivos políticos, aquellos que se entregan a prácticas sectarias suelen tachar a los demás de sectarios y, por ello, de deshonestos, mientras que se califican a sí mismos de hombres honestos y, como tales, libres de todo compromiso con sectas. Se decía que los hombres dirigidos por Ju Feng eran todos "jóvenes escritores" y "escritores revolucionarios", "odiados" y "perseguidos" por una "secta", el Partido Comunista, que se guiaba por una "teoría
La táctica de Lu Tien -- emplear la ofensiva como medio de defensa -- fue efectivamente puesta en práctica más tarde por Ju Feng, y fue así como vino a Pekín a solicitar que se le asignara un trabajo,
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pidió que se discutiera su caso, presentó un memorándum
de trescientos mil caracteres al Comité Central y, por último,
agarró el problema de Gaceta Literaria para abrir fuego.
Cuando se encuentran en una situación desventajosa, los representantes
de las clases explotadoras suelen recurrir a la táctica de ofensiva
como medio de defensa, con el fin de preservar hoy su existencia y facilitar
su desarrollo futuro. Inventan cosas de la nada y fabrican rumores en las
narices de la gente, o echan mano de algunas apariencias de un asunto para
lanzar ataques contra su esencia, o cantan loas a unos y atacan a otros,
o inflan tal o cual problema para "abrir algunas brechas" y colocarnos
de este modo en una posición difícil. En resumen, siempre
estudian con qué tácticas enfrentarnos y "exploran el terreno"
para alcanzar su objetivo. A veces, "se tienden haciéndose los muertos"
en espera de la oportunidad de un "contraataque". Tienen largos años
de experiencia en la lucha de clases y saben valerse de distintas formas
de lucha, tanto legales como ilegales. Nosotros, como militantes revolucionarios,
debemos conocer sus artimañas y estudiar sus tácticas a fin
de vencerlos. No debemos, por ningún motivo, comportarnos como letrados
ingenuos abordando de manera simplista la compleja lucha de clases.
Un buen número de contrarrevolucionarios "han
penetrado profundamente" en nuestro "hígado", debido a que entre
los militantes revolucionarios hay quienes han incurrido en el engreimiento
y la complacencia, han perdido la vigilancia o, sumidos en el trabajo cotidiano;
han relegado al olvido la política. No solamente los jufenistas
se han infiltrado en nuestras filas, sino también, y en mayor cantidad,
otros agentes secretos y elementos nocivos.
Cuando un miembro del Partido Comunista es criticado por sus tendencias liberales, los jufenistas lo califican como "víctima de ataques". Si posee una "voluntad de combate relativamente débil", si, en lugar de obstinarse en su posición liberal, se muestra dispuesto a
Así como nosotros sopesamos constantemente la correlación de fuerzas en la lucha de clases en los planos internacional y nacional, también proceden así nuestros enemigos. Pero ellos están condenados a la ruina como retrógrados y decadentes reaccionarios que son; ya que ignoran las leyes del mundo objetivo y su modo de pensar es subjetivista y metafísico, se equivocan invariablemente en sus apreciaciones. Su instinto de clase siempre los conduce a pensar que ellos mismos son todopoderosos y que las fuerzas revolucionarias no valen nada. Siempre sobrestiman su propia fuerza y subestiman la nuestra. Hemos visto con nuestros propios ojos cómo han caído uno tras otro numerosos contrarrevolucionarios -- el Gobierno de la dinastía Ching; los caudillos militares del Norte, los militaristas japoneses, Mussolini, Hitler y Chiang Kai-shek --, quienes cometieron errores tanto de pensamiento como en la acción, errores que no podían dejar de cometer. Todos los imperialistas de hoy repetirán necesariamente tales errores. ¿No es esto ridiculizable? Al decir de los jufenistas, las fuerzas revolucionarias del pueblo chino, dirigidas por el Partido Comunista, están por "hincar el pico", no son más que "hojas marchitas" o "cadáveres putrefactos". ¿Y en cuanto a las fuerzas contrarrevolucionarias representadas por ellos? Aunque "algunos brotes frágiles pueden ser aplastados", gran número de otros "están abriéndose paso" por entre no sé qué cosa, y "crecerán lozanos". Si hasta la fecha subsisten exponentes
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de los monárquicos en la Asamblea Nacional burguesa de
Francia, es muy probable que, muchos años después de eliminadas
definitivamente todas las clases explotadoras de la faz de la Tierra, sigan
moviéndose por uno u otro lugar algunos representantes de la dinastía
de Chiang Kai-shek. Los más testarudos de este tipo de gente nunca
se darán por vencidos. La razón es que no solamente necesitan
engañar a otros, sino también engañarse a sí
mismos; de otra manera, no podrían vivir.
La afirmación hecha en esta carta de que "las fuerzas feudales encubiertas están matando frenéticamente a la gente", da idea del terror que sentía la camarilla contrarrevolucionaria de Ju Feng ante la gran lucha desplegada por las fuerzas revolucionarias de nuestro pueblo para aplastar las fuerzas contrarrevolucionarias, sentimiento característico de todas las clases, grupos e individuos contrarrevolucionarios. Lo que a ellos les infunde terror es precisamente lo que regocija a las masas populares revolucionarias. Es correcto eso de "sin precedentes en la historia". Excepto la revolución que sustituyó a la comunidad primitiva por la esclavitud, es decir, que reemplazó un sistema en el que no existía la explotación por otro de explotación, todas las demás revoluciones del pasado concluyeron en el reemplazo de un sistema de explotación por otro. Para ellas no era necesario ni posible aplastar definitivamente la contrarrevolución. Sólo nuestra revolución, la revolución de las masas populares dirigida por el proletariado y el Partido Comunista, tiene como meta la eliminación definitiva de todos los sistemas de explotación y todas las clases. Las clases explotadoras que están en vías de ser eliminadas oponen inevitablemente resistencia a través de sus partidos y grupos contrarrevolucionarios o de algunos individuos y, por su parte, las masas populares deben unirse para aplastar resuelta, definitiva, cabal y totalmente a estas fuerzas de resistencia. Sólo entonces se hace necesario y posible el aplastamiento de que hablábamos. Asimismo, es del todo correcto decir que "la lucha se ha profundizado irrevocablemente", sólo que es errónea la expresión "fuerzas feudales encubiertas", que los jufenistas usan para aludir por antífrasis a "dictadura democrática popular dirigida por el proletariado y el Partido Comunista y basada en la
Nuevamente tenemos aquí al tal Chang Chung-siao,
que posee un sentido contrarrevolucionario muy agudo y que, en cuanto a
nivel de conciencia de clase y olfato político, aventaja en gran
medida a mucha gente de nuestras filas revolucionarias, inclusive a una
parte de los comunistas. A este respecto, buen número de los nuestros
están muy por debajo de los elementos de la camarilla de Ju Feng.
Debemos estudiar, elevar la vigilancia de clase y aguzar nuestro olfato
político. Si algo de positivo puede ofrecernos la camarilla de Ju
Feng, es que, a través de esta estremecedora lucha, lograremos elevar
considerablemente nuestra conciencia y sensibilidad políticas y
reprimir de manera resuelta a todos los contrarrevolucionarios; así
fortaleceremos grandemente nuestra dictadura revolucionaria para llevar
la revolución hasta el fin y alcanzar nuestro objetivo de construir
un gran país socialista.
[1]Se refiere a "Algunos materiales sobre la camarilla contrarrevolucionaria de Ju Feng", que constituye una confesión hecha por Shu Wu, integrante de esa camarilla. Se trata de una recopilación de fragmentos de una serie de cartas confidenciales, de contenido contrarrevolucionario, escritas por Ju Feng a Shu Wu antes y después de la Liberación. [pág. 188]
[2]Desde finales de octubre hasta comienzos de diciembre de 1954, la Presidencia de la Federación de Trabajadores del Arte y la Literatura de China y la Presidencia de la Asociación de Escritores de China celebraron conjuntamente una serie de reuniones ampliadas, para examinar los errores que había cometido Gaceta Literaria al sofocar las críticas de algunos jóvenes a las ideas burguesas manifestadas en los estudios sobre El sueño del pabellón rojo. Ju Feng, creyendo llegado su momento, desató su ofensiva contra el Partido Comunista. En una carta confidencial dirigida a uno de sus cómplices, dijo: "Esto no es más que un resquicio que hemos pillado; es preciso extender el problema a la totalidad de las cosas." [pág. 191]