De las
Obras Escogidas de Mao Tse-tung
EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS
PEKIN 1976
Primera edición 1968
(3a impresión 1976)
Tomo II, págs. 55-69.
Digitalizado y preparado para el internet: Por el Movimiento
Popular Perú de Alemania, 1993.
Esta edición: Marxists Internet Archive, mayo de 2001.
LA SITUACION Y LAS TAREAS EN LA GUERRA DE RESISTENCIA
CONTRA EL JAPON DESPUES DE LA CAIDA DE SHANGHAI Y TAIYUAN (12 de noviembre de 1937 ) |
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La situación actual es de transición de una resistencia
unilateral a una resistencia general Combatir el capitulacionismo tanto dentro del Partido como en todo el país |
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Combatir dentro del Partido el capitulacionismo de clase
Combatir en todo el país el capitulacionismo de nación Relación entre el capitulacionismo de clase y el capitulacionismo de nación |
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NOTAS |
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LA SITUACION Y LAS TAREAS EN LA GUERRA
DE RESISTENCIA CONTRA EL JAPON DESPUES
DE LA CAIDA DE SHANGHAI Y TAIYUAN[*]
12 de noviembre de 1937
I. LA SITUACION ACTUAL ES DE TRANSICION
DE UNA RESISTENCIA UNILATERAL
A UNA RESISTENCIA GENERAL
1. Nosotros apoyamos toda resistencia, aunque sea unilateral, contra la invasión del imperialismo japonés, porque la resistencia unilateral significa un paso adelante respecto a la no resistencia, reviste cierto carácter revolucionario y es una guerra en defensa de la patria.
2. Sin embargo, como señalamos ya hace tiempo (en la reunión de activistas del Partido celebrada en Yenán en abril de este año, en la Conferencia Nacional del Partido realizada en mayo y en la Resolución[1] adoptada por el Buró Político del Comité Central en agosto), una resistencia unilateral, sostenida sólo por el gobierno y con exclusión de las masas populares, fracasará sin duda alguna. Pues una resistencia de este tipo no es una guerra revolucionaria nacional en su pleno sentido, no es una guerra de masas.
3. Estamos por una guerra revolucionaria nacional en su pleno sentido para la cual se movilice a todo el pueblo, es decir, una resistencia general. Pues sólo ella constituye una guerra de masas y puede alcanzar el objetivo de defender la patria.
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4. Si bien la resistencia unilateral que propugna el Kuomintang es también una guerra nacional y en cierta medida es revolucionaria, su carácter revolucionario es muy limitado. Ella conduce inevitablemente a la derrota en la guerra, y de ningún modo puede defender 1a patria.
5. En esto reside la divergencia de principio entre la posición del Partido Comunista y la actual posición del Kuomintang respecto a la Resistencia. Si los comunistas olvidan esta divergencia, no podrán dirigir correctamente la Guerra de Resistencia, serán impotentes para superar el carácter unilateral que da a esta guerra el Kuomintang, y descenderán hasta una posición sin principios, rebajando al Partido Comunista al nivel del Kuomintang. Eso sería un crimen contra la sagrada causa de la guerra revolucionaria nacional y de la defensa de la patria.
6. En una guerra revolucionaria nacional en su pleno sentido, en una resistencia general, es indispensable poner en práctica el Programa de Diez Puntos para la Resistencia al Japón y la Salvación Nacional propuesto por el Partido Comunista, es esencial contar con un gobierno y un ejército que apliquen este Programa en su totalidad.
7. La situación después de la caída de Shanghai y Taiyuán es como sigue:
El otro aspecto se presenta así:
8. Así se ve que nos encontramos actualmente en el período de transición de una resistencia unilateral a una resistencia general. Mientras la primera no puede mantenerse más, la segunda no se ha iniciado aún. Esta transición de una a otra, este tiempo muerto, constituye un período muy crítico.
9. En este período, la resistencia unilateral puede desarrollarse en una de estas tres direcciones:
La primera es la terminación de la resistencia unilateral y su reemplazo por la resistencia general. Esto es lo que exige la gran mayoría de la nación, pero el Kuomintang aún no se ha decidido.
La segunda es la terminación de la Guerra de Resistencia y su reemplazo por la capitulación. Esto es lo que exigen los agresores japoneses, los colaboracionistas y los elementos projaponeses, pero los chinos en su gran mayoría se oponen a ello.
La tercera es la coexistencia de la resistencia armada con la capitulación. Este caso puede producirse cuando los agresores japoneses, los colaboracionistas y los elementos projaponeses, incapaces de orientar las cosas en la segunda dirección, lleven a cabo sus intrigas
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para romper el frente antijaponés de China. Ahora están maniobrando en este sentido. El peligro es realmente muy grave.
10. A juzgar por la situación actual, están prevaleciendo aquellos factores internos e internacionales que impiden que el capitulacionismo se imponga. Estos factores son, entre otros, la persistencia del Japón en su política de subyugar a China, que no deja a ésta otra alternativa que combatir; la existencia del Partido Comunista y del VIII Ejército; los deseos del pueblo chino; los deseos de la mayoría de los miembros del Kuomintang; el temor de Inglaterra, los Estados Unidos y Francia a que la capitulación del Kuomintang perjudique sus intereses; la existencia de la Unión Soviética y su política de ayuda a China; las grandes esperanzas (que no son infundadas) del pueblo chino en la Unión Soviética. Si coordinamos y utilizamos adecuadamente estos factores, no sólo podremos evitar la capitulación y la ruptura, sino también superar los obstáculos que mantienen al país estancado en la resistencia unilateral.
11. Por consiguiente, existe la perspectiva de pasar de la resistencia unilateral a la general. Luchar por esa perspectiva es la tarea común y urgente de todos los miembros del Partido Comunista de China, de todos los elementos progresistas del Kuomintang y de todo el pueblo chino.
12. La guerra revolucionaria nacional antijaponesa de China atraviesa ahora por una grave crisis. Esta crisis puede prolongarse o puede ser superada con relativa rapidez. Los factores decisivos son: en lo interno, la cooperación entre el Kuomintang y el Partido Comunista y un cambio en la política del Kuomintang sobre la base de esta cooperación, y la fuerza de las masas obreras y campesinas; en lo externo, la ayuda de la Unión Soviética.
13. La transformación política y organizativa del Kuomintang es necesaria y también posible[2]. Esto se debe principalmente a la presión del Japón, a la política de frente único del Partido Comunista de China, a las exigencias del pueblo chino y al crecimiento de las nuevas fuerzas dentro del Kuomintang. Nuestra tarea consiste en esforzarnos porque el Kuomintang realice esta transformación, que servirá de base para la del gobierno y el ejército. Dicha transformación requiere indudablemente la conformidad del Comité Ejecutivo Central del Kuomintang, y nosotros sólo estamos en situación de presentar esta sugerencia.
14. El gobierno debe ser transformado. Hemos propuesto la institución de una asamblea nacional provisional, que es igualmente
15. La tarea de transformación del ejército
consiste en construir un nuevo ejército y transformar el viejo.
Si en un plazo de seis a doce meses se logra construir un ejército
de 250.000 a 300.000 hombres, impregnado de un nuevo espíritu político,
la situación en el campo de batalla contra los agresores japoneses
comenzará a mejorar. Este nuevo ejército influirá
sobre todos los ejércitos de viejo tipo y los unirá en torno
suyo. Esto constituirá, en el plano militar, una base para el paso
a la contraofensiva estratégica en la Guerra de Resistencia. Tal
transformación requiere asimismo la conformidad del Kuomintang.
El VIII Ejército debe desempeñar un papel ejemplar en el
proceso de esta transformación. Y el mismo VIII Ejército
debe ser engrosado.
COMBATIR DENTRO DEL PARTIDO EL CAPITULACIONISMO DE CLASE
16. En 1927, el capitulacionismo de Chen Tu-siu condujo la revolución al fracaso. Ningún miembro de nuestro Partido debe olvidar jamás esta lección del pasado, pagada con sangre.
17. Con respecto a la línea del Partido para un frente único nacional antijaponés, el principal peligro dentro del Partido, antes del Incidente de Lukouchiao, fue el oportunismo de "izquierda", es decir, la actitud de "puertas cerradas". Esto se debió principalmente a que el Kuomintang aún no había comenzado a resistir al Japón.
18. Desde el Incidente de Lukouchiao, el principal peligro dentro del Partido ya no es la actitud "izquierdista" de "puertas cerradas", sino el oportunismo de derecha, es decir, el capitulacionismo. La razón principal es que el Kuomintang ha comenzado a resistir al Japón.
19. Ya en abril, en la reunión de activistas del Partido celebrada en Yenán, luego, en mayo, en la Conferencia Nacional del Partido, y especialmente en agosto, en la reunión del Buró Político del Comité Central (Reunión de Luochuan), planteamos la siguiente cuestión: En el frente único, ¿dirigirá el proletariado a la burguesía o la burguesía al proletariado? ¿Atraerá hacia sí el Kuomintang al Partido Comu-
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nista, o el Partido Comunista al Kuomintang? En relación con la actual tarea política específica, esta cuestión quiere decir: ¿Elevar al Kuomintang al nivel del Programa de Diez Puntos para la Resistencia al Japón y la Salvación Nacional y al nivel de la resistencia general, preconizados por e! Partido Comunista, o rebajar al Partido Comunista al nivel de la dictadura terrateniente-burguesa del Kuomintang y al nivel de la resistencia unilateral?
20. ¿Por qué planteamos tan tajantemente la cuestión? Las razones son las siguientes:
Por un lado, la propensión de la burguesía china al compromiso; la superioridad material del Kuomintang; la declaración y decisiones de la III Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo Central del Kuomintang que calumnian e injurian al Partido Comunista y vociferan por un "cese de la lucha de clases"; los anhelos del Kuomintang por una "capitulación del Partido Comunista" y su extensa propaganda en tal sentido; los intentos de Chiang Kai-shek de colocar al Partido Comunista bajo su control; la política del Kuomintang de restringir y debilitar al Ejército Rojo y a las bases de apoyo democráticas antijaponesas; el siniestro plan para "reducir en dos quintas partes las Fuerzas del Partido Comunista en la Guerra de Resistencia", plan fraguado en julio durante el Curso de Instrucción del Kuomintang en Lushan[3]; las tentativas del Kuomintang de seducir a cuadros del Partido Comunista ofreciéndoles posición y fortuna, y una vida de placeres; la capitulación política de ciertos pequeñoburgueses radicales (a quienes representa Chang Nai-chi[4]); etc.
Por otro lado, el desigual nivel teórico entre los miembros del Partido Comunista; el hecho de que a muchos comunistas les falta la experiencia de la cooperación sostenida entre los dos partidos durante la Expedición al Norte; la existencia, en el seno del Partido, de un gran número de miembros de origen pequeñoburgués; la renuencia de una parte de los militantes a continuar una vida de lucha ardua; la existencia, dentro del frente único, de la tendencia a la contemporización sin principios con el Kuomintang; la aparición de la tendencia a un nuevo caudillismo militar en el VIII Ejército; el planteamiento del problema de la participación del Partido Comunista en el gobierno del Kuomintang; el surgimiento de la tendencia a la contemporización en las bases de apoyo democráticas antijaponesas; etc.
En vista de la grave situación expuesta más arriba en sus dos aspectos, tenemos que plantear tajantemente la cuestión de quién dirige a quién, y combatir con firmeza el capitulacionismo.
21. Durante estos últimos meses, y principalmente desde el comienzo de la Guerra de Resistencia, el Comité Central y las organizaciones del Partido en todos los niveles han emprendido una lucha inequívoca y firme contra las tendencias capitulacionistas ya surgidas, han tomado las precauciones necesarias contra aquellas que puedan aparecer, y han logrado éxitos.
El Comité Central ha emitido un proyecto de resolución[5] sobre el problema de la participación de los comunistas en el gobierno.
En el VIII Ejército, ha comenzado una lucha contra la tendencia aun nuevo caudillismo militar. Esta tendencia se manifiesta en que, después del cambio de denominación del Ejército Rojo, ciertos individuos se han vuelto reacios a seguir estrictamente a la dirección del Partido Comunista, han desarrollado el heroísmo individualista, consideran como un honor el recibir nombramientos del Kuomintang (es decir, convertirse en funcionarios), etc. Esta tendencia a un nuevo caudillismo militar tiene la misma raíz (rebajamiento del Partido Comunista al nivel del Kuomintang) y las mismas consecuencias (aislamiento respecto de las masas) que la tendencia al viejo caudillismo militar, que se manifestaba en golpes e injurias, violación de la disciplina, etc.; sin embargo, es particularmente peligrosa porque surge en el período del frente único del Kuomintang y el Partido Comunista y, por lo tanto, es menester prestarle una atención especial y combatirla resueltamente. Hemos restablecido el sistema de comisarios políticos, que había sido abolido por intervención del Kuomintang, y la denominación de departamentos políticos que, por la misma razón, había sido sustituida por la de oficinas de instrucción política. Hemos formulado el nuevo principio estratégico de "sostener con independencia e iniciativa la guerra de guerrillas en las regiones montañosas" y lo hemos llevado a cabo con resolución, asegurando así básicamente los éxitos del VIII Ejército en las operaciones militares y en sus otras tareas. Hemos rechazado la demanda del Kuomintang de enviar a miembros suyos como cuadros a las unidades del VIII Ejército y sostenido el principio de dirección absoluta del Partido Comunista sobre el VIII Ejército. Asimismo, hemos formulado el principio de "independencia y autodecisión dentro del frente único" en las bases de apoyo revolucionarias antijaponesas. Hemos corregido la tendencia al "parlamentarismo"[6] (no se trata, por supuesto, del parlamentarismo de la II Internacional, que no existe en el Partido Comunista de China), y hemos persistido en la lucha contra los bandidos, espías y saboteadores.
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En Sían hemos corregido la tendencia a la contemporización sin principios en nuestras relaciones con el Kuomintang y desplegado de nuevo la lucha de masas.
En el Este de la provincia de Kansú, hemos hecho en general lo mismo que en Sían.
En Shanghai hemos criticado la línea de Chang Nai-chi de "menos llamamientos y más sugerencias" y comenzado a rectificar la tendencia a la contemporización en el trabajo del movimiento por la salvación nacional.
En las zonas guerrilleras del Sur -- que son parte de los logros de nuestros diez años de cruenta guerra con el Kuomintang, puntos de apoyo estratégicos para la guerra revolucionaria nacional antijaponesa en las provincias del Sur, y fuerzas nuestras que el Kuomintang, aun después del Incidente de Sían, ha tratado de destruir mediante campañas de "cerco y aniquilamiento" y que, después del Incidente de Lukouchiao, ha intentado debilitar recurriendo a la nueva táctica de "atraer al tigre fuera de las montañas" -- hemos tenido especial cuidado en lo siguiente: 1) guardarnos de la concentración incondicional de nuestras fuerzas (cosa que respondería a los deseos del Kuomintang de destruir estos puntos de apoyo); 2) rechazar el envío de gente por el Kuomintang, y 3) permanecer alerta contra el peligro de que se repita el caso de Je Ming[7] (es decir, el peligro de ser cercados y desarmados por el Kuomintang).
En el Semanario de la Liberación [8], hemos mantenido una actitud de crítica seria.
22. Con el objeto de perseverar en la Guerra de Resistencia y conquistar la victoria final, con el objeto de convertir la resistencia unilateral en resistencia general, es necesario sostener firmemente la línea de frente único nacional antijaponés y ampliar y fortalecer dicho frente. No se tolerará ningún planteamiento tendiente a romper este Frente del Kuomintang y el Partido Comunista. Aún debemos cuidarnos de la actitud "izquierdista" de "puertas cerradas". Pero, al mismo tiempo, debemos atenernos estrictamente al principio de independencia y autodecisión en todo nuestro trabajo de frente único. Nuestro frente único con el Kuomintang y otros grupos políticos se basa en la ejecución de un programa determinado. Sin esta base no puede haber frente único, y una cooperación así se tornaría en una acción sin principios y sería manifestación de capitulacionismo. Por eso, la clave para conducir la guerra revolucionaria nacional antijaponesa a la
23. ¿Qué objetivos perseguimos al actuar así? De un lado, conservar las posiciones ya ganadas, pues éstas representan nuestros puntos de partida estratégicos, y si se perdieran, no habría nada de que hablar. Pero nuestro principal objetivo reside en otro aspecto: ampliar nuestras posiciones y alcanzar el positivo fin de "incorporar a millones de integrantes de las masas al frente único nacional antijaponés y derrotar al imperialismo japonés". Mantener nuestras posiciones y ampliarlas son dos cosas inseparables. En los últimos meses, un número aún mayor de elementos del ala izquierda de la pequeña burguesía se han unido bajo nuestra influencia, las nuevas fuerzas en el campo del Kuomintang están creciendo, la lucha de masas en la provincia de Shansí se ha desarrollado y las organizaciones de nuestro Partido se han ampliado en muchos lugares.
24. Pero debemos comprender claramente que, en términos
generales, la fuerza de las organizaciones del Partido es aún bastante
débil en el conjunto del país. La fuerza de las masas en
todo el país es también muy débil, pues las masas
básicas, los obreros y campesinos del país, aún no
están organizadas. Todo esto se debe, por un lado, a la política
de dominación y opresión del Kuomintang y, por el otro, a
que ha sido ninguno o escaso nuestro propio trabajo. Esta es la debilidad
esencial de nuestro Partido en la actual guerra revolucionaria nacional
contra el Japón. A menos que la superemos, el imperialismo japonés
no podrá ser derrotado. Para lograr este fin es indispensable aplicar
el principio de "independencia y autodecisión dentro del frente
único" y vencer toda tendencia al capitulacionismo o actitud acomodaticia.
25. Lo arriba expuesto se refiere al capitulacionismo de clase. Este conduce al proletariado a acomodarse al reformismo burgués y a la inconsecuencia de la burguesía. De no superar esta tendencia, no podremos sostener con éxito la guerra revolucionaria nacional antijaponesa, ni convertir la resistencia unilateral en resistencia general, ni salvaguardar la patria.
Pero hay también otro tipo de capitulacionismo, el de nación, que conduce a China a acomodarse a los intereses del imperialismo
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japonés, que haría del país una colonia de ese imperialismo y convertiría a los chinos en esclavos de una nación extranjera. Esta tendencia se manifiesta ahora en el ala derecha del frente único nacional antijaponés.
26. El ala izquierda del frente único nacional antijaponés son las masas dirigidas por el Partido Comunista, que comprenden el proletariado, el campesinado y la pequeña burguesía urbana. Nuestra tarea es hacer el máximo por ampliar y consolidar esta ala. El cumplimiento de esta tarea constituye la condición fundamental para transformar el Kuomintang, el gobierno y el ejército, para establecer una república democrática unificada, para convertir la resistencia unilateral en resistencia general y para derrotar al imperialismo japonés.
27. El sector intermedio del frente único nacional antijaponés está compuesto por la burguesía nacional y la capa superior de la pequeña burguesía. De dicho sector, aquellos a quienes representan los grandes periódicos de Shanghai tienden ahora hacia la izquierda[9], mientras una parte de los afiliados a la Sociedad Fusing han comenzado a vacilar y, a su vez, un sector del grupo C.C. está vacilando[10]. Los ejércitos que resisten al Japón han aprendido serias lecciones, y algunos de ellos han comenzado a transformarse o se preparan para ello. Nuestra tarea consiste en esforzarnos por el progreso y cambio de posición del sector intermedio.
28. El ala derecha del frente único nacional antijaponés son los grandes terratenientes y la gran burguesía, y constituye el cuartel general del capitulacionismo de nación. Es inevitable que estos elementos tiendan a la capitulación, pues temen, por un lado, que la guerra destruya sus propiedades y, por el otro, que las masas se levanten. Un gran número de ellos son ya colaboracionistas, muchos son elementos projaponeses declarados, otros tantos se disponen a serlo o están vacilando, y sólo unos cuantos, debido a circunstancias especiales, dan muestras de firmeza. Si ciertas personas de esta ala derecha han tomado parte temporalmente en el frente único nacional, ha sido a la fuerza y con desgano. Hablando de modo general, no pasará mucho tiempo antes de que se aparten del frente único nacional antijaponés. Actualmente, muchos elementos entre los grandes terratenientes y la gran burguesía, los peores, están maquinando una ruptura en el frente único nacional antijaponés. Están fabricando rumores, y es seguro que en adelante se multiplicarán diariamente mentiras tales como "la insurrección de los comunistas" y "la retirada del VIII Ejército". Nuestra tarea es combatir resueltamente el
29. En la guerra revolucionaria nacional antijaponesa,
el capitulacionismo de clase es, en realidad, la reserva del capitulacionismo
de nación; es una tendencia, la más nociva, que presta apoyo
al campo del ala derecha y conduce a la derrota en la guerra. Con el objeto
de alcanzar la liberación de la nación china y de las masas
trabajadoras y a fin de sostener una lucha resuelta y vigorosa contra el
capitulacionismo de nación, debemos combatir la tendencia a la capitulación
de clase dentro del Partido Comunista y del proletariado y extender esta
lucha a todas las esferas de nuestro trabajo.
[1]Se refiere a la "Resolución sobre la situación actual y las tareas del Partido", adoptada el 25 de agosto de 1937 por el Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China en su Reunión de Luochuan, Norte de Shensí. He aquí el texto completo:
[4]Chang Nai-chi abogaba entonces por "menos llamamientos y más sugerencias". Pero, bajo las condiciones de opresión en que el Kuomintang mantenía al pueblo, hubiera sido inútil limitarse a presentar "sugerencias" a ese partido. Era preciso llamar directamente a las masas populares a luchar contra el Kuomintang. De otro modo habría sido imposible sostener firmemente la Guerra de Resistencia contra el Japón y hacer frente a la reacción del Kuomintang. Por consiguiente, el planteamiento de Chang Nai-chi era erróneo. Más tarde, él logró poco a poco darse cuenta de su error. [pág. 60]
[5]Se refiere al "Proyecto de resolución del Comité Central del Partido Comunista de China concerniente a la participación del Partido Comunista en el gobierno", redactado el 25 de septiembre de 1937. El texto íntegro es el siguiente:
[7]El caso de Je Ming tuvo lugar poco después de iniciada la Guerra de Resistencia contra el Japón. Luego de que el Ejército Rojo Central se desplazó al Norte en octubre del 1934, las unidades guerrilleras del Ejército Rojo que permanecían en catorce zonas de ocho provincias del Sur: Chiangsí, Tuchién, Kuangtung, Junán, Jupei, Jonán, Chechiang y Anjui, mantuvieron con firmeza una guerra de guerrillas en circunstancias extremadamente difíciles. Cuando estalló la Guerra de Resistencia, siguiendo las instrucciones del Comité Central del Partido Comunista de China, estas unidades entraron en negociaciones con el Kuomintang para poner fin a la guerra civil, se organizaron en un solo cuerpo de ejército (el Nuevo 4. Cuerpo de Ejército, que más tarde combatió tesoneramente contra los invasores japoneses en las regiones al Sur y Norte del Yangtsé) y se dirigieron al frente para resistir al Japón. Pero Chiang Kai-shek, aprovechándose de las negociaciones, intrigó para destruir esas unidades guerrilleras. La Región Fronteriza de Fuchién-Kuangtung era entonces una de las catorce zonas guerrilleras, y Je Ming, uno de los dirigentes de las unidades guerrilleras que operaban en esta Región. Este no se precavió de la conspiración de Chiang Kai-shek, y como resultado, una vez concentrados los guerrilleros bajo su mando, que sumaban más de mil, fueron cercados y desarmados por el Kuomintang. [pág. 62]
[8]Organo del Comité Central del Partido Comunista de China, fundado en Yenán en 1937. Dejó de publicarse en 1941, con la aparición del Diario de la Liberación. [pág. 62]
[9]Se trata de un sector de la burguesía nacional, representado en aquel tiempo por periódicos como el Shen Pao. [pág. 64]
[10]La Sociedad Fusing y el grupo C.C., encabezados por Chiang Kai-shek y Chen Li-fu respectivamente, eran dos organizaciones fascistas dentro del Kuomintang. Representaban los intereses de la oligarquía de los grandes terratenientes y la gran burguesía. Pero se contaban entre sus miembros muchos elementos pequeñoburgueses que se habían incorporado a estas organizaciones por coacción o engaño. Los afiliados a la Sociedad Fusing a que se refiere el autor, eran principalmente oficiales de cargos inferior y medio del ejército del Kuomintang, y el sector del grupo C.C. al que alude, se componía principalmente de aquellos que no tenían poder dentro de ese grupo. [pág. 64]