De las
Obras Escogidas de Mao Tsetung
EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS
PEKIN
Primera edición 1977
Tomo V, págs. 225-50.
Digitalizado y preparado para el internet: Por el Movimiento
Popular Perú de Alemania, 1993.
Esta edición: Marxists Internet Archive, mayo de 2001.
UN DEBATE EN TORNO A LA COOPERATIVIZACION
AGRICOLA Y
LA ACTUAL LUCHA DE CLASES (11 de octubre de 1955 ) |
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I.
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La relación entre la cooperativización agrícola
y la
transformación de la industria y comercio capitalistas |
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II.
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Balance del debate en torno a la cooperativización |
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III.
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Sobre el problema de la planificación global y el forta-
lecimiento de la dirección |
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IV.
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Sobre la lucha ideológica |
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V.
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Otros problemas |
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NOTAS |
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11 de octubre de 1955
La presente sesión ha sido un debate muy grande. Se trata de un gran debate sobre el problema de si es completamente correcta o no la línea general de nuestro Partido para el período de transición del capitalismo al socialismo. Este gran debate, que atañe a todo el Partido, se abrió con el problema de la orientación para la cooperativización agrícola, y en él se ha centrado la discusión de nuestros camaradas. Pero el actual debate afecta a toda una gama de aspectos; afecta al trabajo en los terrenos agrícola, industrial, de comunicaciones, transporte, finanzas, asuntos monetarios, comercio, cultura, educación, ciencia y salud pública, afecta a las transformaciones de la artesanía y de la industria y comercio capitalistas, afecta al trabajo de represión a los contrarrevolucionarios y afecta al ejército y a los asuntos exteriores, en una palabra, a todos los trabajos del Partido, el gobierno, el ejército y las organizaciones populares. Era necesario librar un gran debate como éste, pues nuestro Partido no lo había hecho desde que fue dada a conocer la línea general. Ahora hay que desplegarlo tanto en el campo como en las ciudades, a fin de que el trabajo en los distintos dominios, el ritmo de su desarrollo y su nivel de calidad se ajusten a las tareas establecidas por la línea general y de que se elabore un plan global para cada frente de trabajo.
Ahora expondré algunas opiniones sobre los problemas siguientes.
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El problema de la relación entre la cooperativización agrícola y la transformación de la industria y comercio capitalistas, o sea, la relación entre la tarea del cumplimiento fundamental de la transformación socialista de la agricultura en el plazo de unos tres planes quinquenales y la tarea del cumplimiento fundamental, en el mismo plazo, de la transformación socialista de la industria y comercio capitalistas, es el problema de la relación entre la cooperativización agrícola y la burguesía.
A nuestro juicio, sólo a medida que, en el proceso de la radical transformación socialista de la agricultura, se consolide gradualmente la alianza de la clase obrera con el campesinado sobre una base nueva, la base del socialismo, podremos ir cortando todos los vínculos existentes entre la burguesía urbana y el campesinado y llegar a aislar de manera definitiva a la burguesía, lo que nos facilitará transformar radicalmente la industria y comercio capitalistas. El objetivo que buscamos al realizar la transformación socialista de la agricultura consiste en extirpar las raíces del capitalismo en la vastedad del campo.
Hasta ahora no hemos consumado la cooperativización agrícola; la clase obrera todavía no ha establecido, sobre una base nueva, una alianza sólida con el campesinado, y la que tiene ahora es aún inestable. Actualmente los campesinos no están satisfechos con la alianza que forjamos con ellos en el pasado sobre la base de la revolución agraria. Ya han olvidado un poco los beneficios que obtuvieron en aquel entonces. Ahora es menester darles nuevos beneficios: el socialismo. Hasta hoy no todos los campesinos han logrado una vida holgada, y la producción de cereales y de materias primas industriales sigue siendo muy insuficiente. En tales circunstancias, es posible que la burguesía utilice este problema como un asidero para atacarnos. Pero a la vuelta de unos cuantos años, presenciaremos una situación completamente distinta: La clase obrera y el campesinado habrán establecido sobre la nueva base una alianza más sólida que la de antes.
La alianza que se formó para luchar contra los terratenientes, derribar a los déspotas locales y repartir tierras, fue una alianza transitoria que, habiendo sido sólida en un tiempo, se ha tornado deleznable. Después de la reforma agraria, se ha producido una polarización entre
Tenemos ahora dos alianzas: una, con el campesinado y, la otra, con la burguesía nacional. Ambas son indispensables para nosotros, y de este problema también ha hablado el camarada Chou En-lai. ¿Qué beneficio nos trae la alianza con la burguesía? La obtención de una mayor cantidad de productos industriales para el intercambio por productos agrícolas. Esta fue la idea que Lenin concibió en un momento. posterior a la Revolución de Octubre. Como el Estado no poseía artículos industriales para el intercambio, los campesinos, renuentes a que se les pagara únicamente en papel moneda, no le vendían sus cereales. En estas circunstancias, Lenin propuso que el Poder estatal del proletariado concluyera una alianza con el capitalismo de Estado para incrementar los productos industriales y hacer frente así a las fuerzas espontáneas del campo[1]. Con la alianza que hemos concertado con la burguesía, absteniéndonos, por el momento, de confiscar las empresas capitalistas y aplicándole la política de utilización, restricción y transformación, nos proponemos obtener más productos manufacturados para satisfacer las necesidades de los campesinos y, de esta manera, lograr que éstos abandonen la renuencia que tienen a vender cereales e incluso ciertas materias primas industriales. Así es como nos valemos
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de la alianza con la burguesía para hacer cambiar esa actitud de los campesinos. Al mismo tiempo, nos sustentamos en la alianza con el campesinado para obtener cereales y materias primas industriales y, con ello, sujetar a la burguesía. Los capitalistas no disponen de materias primas; el Estado sí. Para obtener las que necesitan, tienen que vender a éste sus productos manufacturados y tomar el camino del capitalismo de Estado. Si no acceden, nos negaremos a suministrarles materias primas, cerrándoles así cualquier otra salida. De esta manera, bloquearemos el camino capitalista que trata de seguir la burguesía fomentando el mercado libre, adquiriendo libremente las materias primas y vendiendo del mismo modo los productos industriales; además, aislaremos a la burguesía en lo político. He aquí la acción recíproca entre estas dos alianzas. De ellas, la alianza con el campesinado es la principal, fundamental y de primer orden, mientras que la alianza con la burguesía es temporal y de orden secundario. Tanto la una como la otra son hoy indispensables en un país económicamente atrasado como el nuestro.
La reforma agraria nos permitió a nosotros formar una alianza con el campesinado sobre la base de la democracia, y a los campesinos les permitió obtener tierra. La distribución de la tierra a los campesinos corresponde, por su naturaleza, a la revolución democrático-burguesa, pues con ella solamente se destruye el sistema de la propiedad feudal, pero no el de la propiedad capitalista ni el de la individual. Esta alianza Hizo que, por primera vez, la burguesía se sintiera aislada. En la III Sesión Plenaria del Comité Central, celebrada en 1950, yo dije que no debíamos atacar en las cuatro direcciones. En aquel entonces, todavía no se había llevado a cabo la reforma agraria en gran parte del país, y no todos los campesinos se habían puesto de nuestro lado; en esas circunstancias, no era conveniente abrir fuego contra la burguesía. Sólo después de que se realizó la reforma agraria y de que todo el campesinado se puso de nuestro lado, se hizo posible y necesario desplegar las campañas contra los "tres males" y contra los "cinco males". La cooperativización agrícola nos permitirá reforzar nuestra alianza con el campesinado, ya no sobre la base de la democracia burguesa, sino del socialismo proletario. Así se podrá aislar en definitiva a la burguesía y facilitar la liquidación final del capitalismo. En este asunto, ¡sí que somos durísimos de corazón! El marxismo es tan cruel, tan poco bueno de corazón que lo que se propone es justamente exterminar como especie al imperialismo, al feudalismo, al capitalismo y también a la pequeña producción. A este efecto, más vale tener poco corazón. Sin
La actual situación internacional coadyuva a nuestro cumplimiento de la tarea general para el período de transición. Debemos cumplir en lo fundamental la industrialización socialista y las transformaciones socialistas en un lapso de tres planes quinquenales. Tenemos que luchar por ganar este período de tiempo para la construcción pacífica. Ya han transcurrido tres de estos quince años; en doce años más podremos lograr nuestro objetivo. Al parecer, es posible ganar este período de tiempo; esforcémonos en tal sentido. Debemos redoblar nuestros esfuerzos en los asuntos exteriores y en la construcción de la defensa nacional.
En este período de quince años, ha sido y será muy intensa la lucha de clases en los planos internacional y nacional. Nosotros ya hemos percibido su intensidad. En la lucha de clases, hemos obtenido muchas victorias y seguiremos conquistando otras. Así, en la lucha de clases desarrollada en el país durante el último año, hemos realizado principalmente las cuatro cosas siguientes: la lucha contra el idealismo, la represión a los contrarrevolucionarios, la solución del problema cerealero y la del problema de la cooperativización agrícola. Las luchas desplegadas en torno a estos cuatro problemas encierran un carácter de lucha contra la burguesía; en ellas le hemos asestado un golpe severo y seguimos propinándole golpes demoledores.
Lleva ya un año la lucha contra el idealismo que empezó con el problema de El sueño del pabellón rojo y la subsiguiente crítica a Gaceta Literaria y continuó con la crítica a Ju Shi y la que se hizo a Liang Shu-ming. Debemos efectuar una seria lucha contra el idealismo, dedicándole todo un período de tres quinquenios. En ella, hay que formar un contingente de cuadros versados en materialismo dialéctico, versados en marxismo, de manera que la gran masa de cuadros y el
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pueblo puedan pertrecharse con conocimientos teóricos básicos del marxismo. Por lo que atañe a la represión de la contrarrevolución, nos proponemos realizar, en el resto de este año y en El próximo, el trabajo de eliminación de los contrarrevolucionarios en una esfera que comprenda fábricas y establecimientos comerciales del Estado, cooperativas y una serie de organizaciones distritales, territoriales y cantonales, incluidos los cuadros del ejército y los obreros de las empresas industriales, es decir, en una esfera de unos doce millones de personas. Cuando se habla de contrarrevolucionarios, parecería que su número no fuera gran cosa, se los mira y no se los ve; pero, una vez que se investiga, se encuentra que existen realmente y, en efecto, ya hemos sacado a la luz cierto número de ellos. En el problema cerealero, también hemos librado una gran batalla. La burguesía se valió de él como pretexto para desatar un ataque contra nosotros y, al mismo tiempo, se desencadenó una ráfaga de rumores dentro del Partido; fue por eso que abrimos la crítica. En lo tocante al problema de la cooperativización agrícola, hemos efectuado numerosas luchas, y las discusiones sostenidas en la presente sesión también han girado en torno a él. Respecto a los cuatro problemas antedichos, hemos desplegado ingentes luchas y vencido la resistencia y los ataques de la burguesía, ganando así la iniciativa.
La burguesía tiene miedo a las luchas que desatamos contra ella en torno a estas cuestiones y, sobre todo, teme a nuestra acción de reprimir a los contrarrevolucionarios. Hemos obrado bien al reprimirlos. En este trabajo debemos atenernos a los criterios ya establecidos, pues de lo contrario correríamos un grave peligro. Sólo pueden ser considerados como contrarrevolucionarios aquellos cuyos casos correspondan a tales criterios, lo que equivale a decir que es necesario sacar a la luz a los contrarrevolucionarios genuinos y no a personas falsamente inculpadas como tales. Al mismo tiempo, hay que prever la posibilidad de que se presenten casos de personas sindicadas de contrarrevolucionarios sin serlo; es difícil asegurar que no se presentarán. Pero exigimos que su ocurrencia sea mínima y que se hagan los mayores esfuerzos para evitarlos por completo. Los que saquemos a la luz deben ser contrarrevolucionarios auténticos, aquellos cuyos casos se ajustan totalmente a los criterios fijados y han sido ciento por ciento comprobados; debemos evitar injusticias con personas inocentes. Por otra parte, es posible que se nos escapen algunos verdaderos contrarrevolucionarios. La idea de que se puede eliminar esta vez a todos y cada uno de los contrarrevolucionarios, responde poco a las posibilida-
Las numerosas creaciones de las masas en materia de cooperativización agrícola, han roto muchos prejuicios y dado al traste con una cantidad de ideas erróneas. En la presente discusión se ha resuelto una serie de problemas que hace algunos meses no estaban claros para mucha gente.
Primero. El problema de si es mejor un desarrollo en grande o un desarrollo en pequeño. Este es el problema principal, que fue muy controvertido, pero ya está resuelto. Las masas exigen un desarrollo en grande, y la tarea general para el período de transición requiere que la agricultura se adapte a la industria; por lo tanto, es erróneo propugnar un desarrollo en pequeño.
Segundo. El problema de si se puede o no desarrollar la cooperativización en las regiones liberadas tardíamente, regiones montañosas, cantones atrasados y zonas damnificadas. Este problema ya ha sido resuelto: La respuesta es afirmativa para todos estos lugares.
Tercero. El problema de si es posible o no establecer cooperativas en las zonas de minorías nacionales. Ya ha quedado comprobado que es posible allí donde las condiciones están maduras. En algunos lugares tales como el Tíbet y las regiones montañosas de Taliang y Siao-liang, donde las condiciones no han madurado aún, no conviene emprender este trabajo.
Cuarto. El problema de si es posible o no crear cooperativas cuando no hay fondos, vehículos de tracción animal ni bueyes, o cuando no se cuenta con la participación de los campesinos medios acomodados. Se ha comprobado que, aun en este caso, es posible.
Quinto. Se ha terminado con el prejuicio de que "es fácil fundar cooperativas pero difícil consolidarlas". Ni fundar cooperativas es tan fácil, ni consolidarlas ha de ser tan difícil. Insistir en que es fácil fundar cooperativas y difícil consolidarlas significa, de hecho, propugnar que no se organicen cooperativas o que, cuando más, sólo se organicen unas pocas.
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Sexto. El problema de si se puede o no establecer cooperativas cuando no se cuenta con maquinaria agrícola. Actualmente, el punto de vista de que es imperativo disponer de maquinaria agrícola para proceder a la creación de cooperativas ha cedido terreno, pero todavía no ha desaparecido. Es posible eliminar por completo este prejuicio.
Séptimo. El problema de si deben ser disueltas o no todas las cooperativas mal administradas. Por supuesto, si unas pocas cooperativas están, efectivamente, imposibilitadas de seguir funcionando, se les puede permitir que vuelvan a la condición de equipos de ayuda mutua; pero, en general, las cooperativas catalogadas como mal administradas no deben ser disueltas, ya que pueden pasar a ser buenas luego de una revisión.
Octavo. "Si ustedes no se apean inmediatamente del caballo, la alianza obrero-campesina se romperá." Este es probablemente uno de los "argumentos" que el Departamento de Trabajo Rural del Comité Central ha dado a conocer a las instancias inferiores. Dicho departamento no sólo ha levantado un vendaval de rumores, sino que también ha inventado muchos "argumentos". A mi juicio, la frase arriba mencionada, vista a grandes rasgos, es "acertada", y sólo hay que cambiarle una palabra, la palabra "apearse" por "montar". Ustedes, camaradas del Departamento de Trabajo Rural, no deben ponerse pesimistas, pues yo he aceptado muchas de esas palabras que ustedes me han brindado, corrigiendo sólo una. Aquí la diferencia estriba en una sola palabra, y nuestra controversia gira justamente en torno a ella; lo que ustedes quieren es que nos apeemos del caballo y lo que yo quiero es que lo montemos. "Si no montamos inmediatamente el caballo, la alianza obrero-campesina se romperá"; y, en efecto, ésta será la consecuencia.
Noveno. Se dice que "la cooperativa tiene la culpa de la muerte de los bueyes de labranza". Esta afirmación no concuerda del todo con la realidad. La muerte de los bueyes de labranza no se debió principalmente a las cooperativas, sino a las inundaciones, al precio demasiado elevado de los cueros y a la escasez de forraje. Además, algunos bueyes tuvieron que ser sacrificados por haber envejecido.
Décimo. Se afirma que "la situación de tirantez en el campo se debe, en lo fundamental, a que se han establecido demasiadas cooperativas"; esta aseveración es errónea. La tensa situación existente en el campo durante la primavera pasada se produjo principalmente a causa del problema de los cereales. En la mayoría de los casos, la alegada escasez de cereales fue ficticia, fue una gritería de los terratenientes y
Undécimo. Hay otra afirmación: "La superioridad de las cooperativas durará sólo tres años"; decir esto es pesimismo. A mi juicio, de ningún modo se puede afirmar que la superioridad de las cooperativas durará sólo tres años, pues el socialismo se prolongará por un período muy largo. En el futuro, cuando el socialismo no pueda ya encarnar la calidad de lo superior, el comunismo vendrá a sustituirlo con su propia superioridad.
Duodécimo. ¿Se debe establecer o no, en un futuro próximo, algunas cooperativas de tipo superior? Este problema no estaba claro en el pasado, y ha sido planteado en esta reunión. Evidentemente, se debe establecer una cantidad de cooperativas de tipo superior; pero, es a ustedes a quienes corresponde considerar su número.
Decimotercero. También es incorrecta la afirmación
de que "los que trabajan en el transporte con barcos de vela o carros de
tracción animal no pueden organizarse en cooperativas". A juzgar
por las condiciones actuales, los millones de trabajadores que se dedican
a esos tipos de transporte también deben organizarse en cooperativas.
A través de las discusiones hemos resuelto esta serie de problemas,
lo cual constituye un gran éxito de la presente sesión plenaria.
Una planificación global debe comprender: primero, el plan de la cooperativización; segundo, el plan de la producción agrícola, y tercero, el plan económico general del campo. Este último plan debe abarcar: ocupaciones secundarias, artesanía, actividades económicas diversificadas, explotación múltiple de recursos, roturación de tierras vecinas y emigración a corta distancia, cooperativas de abastecimiento y venta,
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cooperativas de crédito, bancos, centros de divulgación técnica, así como reforestación de las montañas peladas y aldeas. Creo que las montañas desnudas del Norte, en particular, deben reforestarse y que esto es enteramente posible. ¿Tienen coraje para hacerlo los camaradas del Norte? Muchas zonas del Sur también deben ser reforestadas. Sería bueno que, dentro de un determinado número de años, pudiéramos ver cubiertas de árboles diversas zonas del Norte y del Sur. Esto beneficiará a la agricultura, a la industria y a los demás sectores.
¿Qué otros planes es necesario elaborar? El plan cultural y educacional, que comprende: alfabetización, establecimiento de escuelas primarias, creación de escuelas secundarias adecuadas a las necesidades del campo, adición de algunas asignaturas relacionadas con la agricultura al pensum de la enseñanza secundaria, publicación de libros y folletos de lectura popular ajustados a las necesidades de los campesinos, extensión de la red de transmisiones de circuito cerrado en el campo, creación de equipos móviles de cine, organización de actividades culturales y recreativas, etc. Además, hay que hacer planes para la consolidación y construcción del Partido y de la Liga de la Juventud, para el trabajo femenino y también para la represión a los contrarrevolucionarios. Una planificación global debe abarcar todos estos aspectos.
Debe haber planes a los siguientes niveles: 1) Plan de cooperativa rural. Toda cooperativa, por pequeña que sea, debe hacer su plan; es menester que las cooperativas aprendan a hacerlo. 2) Plan de todo un cantón. Nuestro país cuenta con más de 220.000 cantones y, en consecuencia, debe haber otros tantos planes. 3) Plan de todo un distrito. Esperamos que cada distrito elabore el suyo. Algunos distritos ya han elaborado planes que son muy buenos y que, al leerlos, uno les encuentra mucho sabor. Los camaradas de estos distritos se han liberado de trabas mentales, no temen ni al cielo ni a la tierra, no están atados por grillos ni esposas, y es por eso que han elaborado planes rebosantes de vida. 4) Plan de toda una provincia (plan de una región autónoma o de los suburbios de un municipio). Aquí hay que poner el énfasis en los planes de dos niveles: cantonal y distrital. Es necesario asir estos dos eslabones y elaborar de inmediato una serie de planes a esos dos niveles; por ejemplo, en una provincia, elaborar tres o cuatro planes distritales y luego darlos a conocer para que sirvan de modelos al resto de los distritos.
Al preparar los planes de la cooperativización es preciso determinar ritmos diferentes de desarrollo para distintas zonas. Dividimos las zonas en tres grupos: El primero comprende a la mayor parte de ellas;
Los organismos dirigentes a nivel provincial (municipal o de región autónoma), prefectural y distrital deben, en todo momento, estar al tanto del desarrollo del movimiento y resolver los problemas tan pronto como surjan. Deben tener siempre en cuenta que no conviene esperar a que se amontonen los problemas para hacer el balance o, como se dice, venir con el consejo luego de ido el conejo. En el pasado, muchos de nuestros trabajos se realizaban de esa manera; no se daba solución, en el propio curso de los trabajos, a los problemas que surgían, y se
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dejaba que se amontonasen para hacer balance y críticas sólo al final. Algunos camaradas cometieron tal error durante las campañas contra los "tres males" y contra los "cinco males". Uno no debe aficionarse a hacer críticas sólo después de consumados los hechos. Claro que tales críticas también son necesarias, pero es mejor criticar apenas los problemas asoman la cabeza. No es bueno aficionarse a criticar sólo después de consumados los hechos, sin dar una orientación que concuerde con los cambios que se operen. ¿Qué hacer si hallamos que las cosas no marchan bien? En tal caso, hay que ponerles freno inmediatamente, o sea, detener el carro. Es como conducir un carro, al que es preciso aplicarle inmediatamente los frenos cuando, en descenso por una pendiente, se tropieza con un peligro. Las provincias, prefecturas y distritos tienen autoridad para frenar el carro. Es imprescindible prevenirnos contra la desviación de "izquierda". La prevención contra esta desviación es marxismo y no oportunismo. El marxismo no dice que haya que desviarse a la "izquierda"; el oportunismo de "izquierda" no es marxismo.
En adelante, ¿qué emulación debemos fomentar en el trabajo de establecimiento de las cooperativas? Hay que fomentar la emulación por la calidad y por el cumplimiento de las normas establecidas. Respecto a la cantidad o ritmo, basta con lo arriba estipulado. El acento hay que colocarlo en la emulación por la calidad. ¿Cuáles son los criterios de calidad? Ver si se logra aumentar la producción y si se evita la muerte del ganado de labranza. ¿Cómo lograr lo uno y lo otro? Acatando los principios de voluntariedad y de beneficio mutuo, haciendo una planificación global y dando una guía flexible. A mi juicio, bastan estos requisitos para asegurar una calidad relativamente buena de las cooperativas, aumentar la producción y evitar la muerte del ganado de labranza. Para nosotros, es imperativo evitar el error de provocar la matanza de animales de labranza en gran cantidad, como sucedió una vez en la Unión Soviética. La clave está en estos dos años, principalmente en los próximos cinco meses, es decir, en este invierno y la primavera siguiente. Cuiden ustedes de que, de noviembre de este año a marzo del año entrante, no surjan problemas graves, no ocurra la muerte masiva de bueyes. Como los tractores que tenemos son muy pocos, los bueyes son un tesoro, constituyen el principal instrumento en la producción agrícola.
En los próximos cinco meses, los cuadros principales y, en primer lugar, los secretarios y subsecretarios a nivel de provincia, prefectura, distrito, territorio y cantón, deben ahondar en la cuestión de la coope-
Los métodos de dirección son muy importantes. A fin de evitar cometer errores, hay que prestarles atención y fortalecer la dirección. He aquí algunas proposiciones sobre esos métodos; vean ustedes si son viables o no. La primera es que, en el curso de un año, se celebren varias reuniones, grandes o pequeñas, para resolver oportunamente los problemas que surjan, tal como estamos haciendo ahora. Cuando surge un problema, debemos saber ver lo universal en lo particular. No es necesario atrapar todos los gorriones que haya y hacer su disección para demostrar que "el gorrión tiene todas las vísceras a pesar de su pequeñez". Los hombres de ciencia jamás actúan así. Para poder sacar conclusiones apropiadas, basta con que tengamos claridad acerca de algunas cooperativas. Aparte de la celebración de reuniones, existen métodos tales como los mensajes telegráficos, las llamadas telefónicas y los viajes de inspección, que también son métodos de dirección muy importantes. Además, con miras a asegurar un rápido intercambio de experiencias, cada provincia debe escoger personal idóneo para dirigir y mejorar los medios de información escritos. He aquí otra proposición que quisiera que ustedes la pusiesen en práctica a modo de ensayo. En once días leí más de 120 informes, les hice correcciones y los glosé. De esta manera hice "un recorrido por todos los principados", más largo que el de Confucio, ya que "llegué" hasta Yunnán y Sinchiang[2]. Consideren ustedes si es factible que cada provincia y región
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autónoma compile un libro cada año, o cada seis
meses, al que contribuya cada distrito con un artículo, para facilitar
así el intercambio de experiencias entre los distritos. Esto sería
beneficioso para promover un desarrollo rápido de la cooperativización.
Otro método de dirección es el despacho de boletines. El
comité distrital del Partido debe enviar boletines al comité
prefectural y éste, a su vez, al comité provincial o de región
autónoma, y estos dos últimos, al Comité Central,
para informar sobre la marcha de la cooperativización y sobre los
problemas surgidos. Disponiendo de estos boletines, los organismos dirigentes
a los distintos niveles estarán al día y sabrán cómo
solucionar los problemas. Estas son algunas proposiciones sobre los métodos
de dirección; espero que los camaradas presentes las consideren.
Las experiencias del pasado han demostrado que la lucha ideológica debe ser certera. Ahora está en boga una frase: Debe haber confrontación ideológica. Es como una pelea en que tú me tiras una estocada y yo te respondo con otra, chocando en cruz las dos espadas; esto es lo que se llama confrontación. Sin confrontación ideológica, no habría claridad ni se podría llegar hasta las últimas consecuencias; esto no estaría bien. En la presente sesión hemos tenido una confrontación ideológica y, gracias a ella, hemos llegado a la claridad y a las últimas consecuencias. Este método tiene la ventaja de que, en primer término, ayuda a la gran mayoría de los camaradas a tener claros los problemas y, en segundo término, ayuda a enmendarse a los que han cometido errores.
Respecto a los camaradas que han incurrido en errores, pienso que sólo se requieren dos cosas: una, que ellos mismos quieran hacer la revolución, y la otra, que los demás les permitan continuar haciéndola. Hay quienes no quieren, ellos mismos, seguir haciendo la revolución; por ejemplo, Chen Tu-siu no quiso continuar haciéndola, e igual ocurrió con Chang Kuo-tao, Kao Kang y Yao Shu-shi; pero este tipo de gente constituye sólo una ínfima minoría. La gran mayoría quiere, pues, continuar la revolución. No obstante, se requiere la otra cosa: que se le permita hacer la revolución. No debemos actuar como el Falso Diablo Extranjero de La verdadera historia de A Q, quien prohibe a A Q hacer la revolución, ni como Wang Lun el Letrado de la Túnica Blanca[3]
La experiencia histórica testimonia que la abrumadora mayoría de los que han cometido errores de dogmatismo o de empirismo pueden corregirse. Para ello se necesitan dos condiciones: Una es hacer la crítica con seriedad, y la otra, tener una actitud magnánima. No está bien prescindir de esta última, pues así se volverían anormales las relaciones entre los camaradas. ¿Quién está libre por completo de incurrir en error? Toda persona, no importa quién, inevitablemente comete errores, ya grandes, ya pequeños. Siempre han constituido un pequeñísimo número las personas incurables por el estilo de Chen Tu-siu, Chang Kuo-tao, Kao Kang y Yao Shu-shi, o de Chen Kuang y Tai Chi-ying. Con excepción de una ínfima minoría, conformada por personas como éstas, todos los que han cometido errores son salvables, pueden rectificar sus errores con la ayuda de los camaradas. Debemos coadyuvar a esto y abrigar esta convicción. Los que han incurrido en errores deben abrigar esta misma convicción.
Una parte de los camaradas del Departamento de Trabajo Rural del Comité Central y, en primer lugar, el camarada Teng Tsi-jui, han cometido errores. El error cometido recientemente por el camarada Teng Tsi-jui es, por su carácter, un error de derecha, de empirismo. El ha hecho una autocrítica y, aunque en las reuniones de grupo hubo camaradas que consideraron poco profunda esta autocrítica, nosotros; los miembros del Buró Político y algunos camaradas más, después de intercambiar opiniones, la estimamos satisfactoria en lo fundamental. Ya es bueno que en el momento actual él haya llegado a este grado de conciencia. Debemos reconocer que, en la prolongada lucha revolucionaria del pasado, el camarada Teng Tsi-jui hizo mucho trabajo y logró éxitos. Sin embargo, no debe convertirlos en fardos. A esto se ha referido él mismo al decir que había estado vanagloriándose un tanto de su condición de veterano. Uno debe tener un poco de modestia. Estamos seguros de que él podrá corregir su error si se comporta con modestia y se dispone a aceptar la ayuda de los camaradas.
El camarada Teng Tsi-jui hizo, en otra ocasión, un planteamiento programático que consistía en apoyarse en los comerciantes (es decir, en la burguesía) y practicar las "cuatro grandes libertades". Este planteamiento es erróneo, es, en verdad, un programa burgués, capi-
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talista y no proletario, que va en contra de la decisión de la II Sesión Plenaria del VII Comité Central sobre la restricción de la burguesía. En la actualidad, aplicamos la política de restricción para con la burguesía urbana y la burguesía rural (campesinos ricos). Por lo tanto, las "cuatro grandes libertades", que no restringen la contratación de mano de obra, el comercio, los préstamos ni el arrendamiento de la tierra, son cuestionables. Yo hablaría más bien de "cuatro pequeñas libertades". Aquí la diferencia está en si éstas son grandes o pequeñas. Sometida a la restricción, la burguesía todavía disfruta de algo de estas libertades, pero en un alcance muy reducido. Tenemos que preparar las condiciones para privarla también de esas pequeñas libertades. Respecto a la burguesía urbana, aplicamos la política de utilización, restricción y transformación. Debemos utilizarla, pero, al mismo tiempo, restringir lo que tiene de perjudicial para la economía nacional y la vida del pueblo. Tal política no es ni de "izquierda" ni de derecha. No imponerle ninguna restricción sería una tendencia demasiado derechista; imponerle una restricción rígida sin dejarle ningún margen de acción sería una tendencia demasiado "izquierdista". Lenin dijo que si un partido tratara de liquidar de un golpe todo el capitalismo en condiciones en que existen millones de pequeños productores, esto no sólo sería un absurdo, sino también un suicidio[4]. No obstante el planteamiento del camarada Teng Tsi-jui es incorrecto, pues no habla de la restricción y diverge de la formulación del Comité Central, formulación hecha en la II Sesión Plenaria.
Algunos camaradas apenas si hacen caso de resoluciones del Partido y de políticas propugnadas por él durante largo tiempo, como si nunca las hubieran visto ni oído. No sé qué razón tienen para ello. Tomemos un ejemplo: El movimiento de ayuda mutua y cooperación fue promovido durante muchos años en la base revolucionaria central, en Yenán y en las demás bases de apoyo, pero, para ellos, es como si fuera algo nunca visto ni oído. En el invierno del año 1951, el Comité Central adoptó una resolución sobre la ayuda mutua y la cooperación en la producción agrícola, pero ellos tampoco la vieron. Aún en 1953 hablaban sin tocar la doctrina y se contentaban, en cambio, con hacer pequeños favores. Hablar sin tocar la doctrina equivale a hablar sin tocar el socialismo; contentarse con hacer pequeños favores quiere decir contentarse con hacer los pequeños favores de las "cuatro grandes libertades". Esto significa que algunos camaradas hacen caso omiso de resoluciones del Partido y de políticas y programas preconizados por éste durante largo tiempo, y actúan a su manera. Además, no se
Hay, asimismo, algunos camaradas que no abandonan nunca su afición al dispersionismo y que pretenden "independizarse" e incluso tratan de establecer reinos independientes, estimando como algo muy deleitoso las prácticas dictatoriales. Ellos empiezan buscando la comodidad para sí mismos, crean reinos y se autoproclaman reyes. Pero, ¿cuál es el resultado? Se hallan en una posición sumamente incómoda, expuestos a la crítica. ¿No hay acaso una obra teatral titulada Majestuosa asunción del trono? Se muestra en ella lo satisfecho que se siente Süe Ping-kui al coronarse rey. En su tiempo no se practicaba la autocrítica. Eso no estaba bien. Hoy, muchas personas rehusan siempre consultar las cosas con otros. Numerosos camaradas están, de dientes para afuera, por la dirección colectiva, pero, en la práctica, son muy dados a ejercer la dictadura personal, como si, de no ejercerla, perdieran su imagen de dirigentes. Para ser dirigente no es forzoso actuar de manera dictatorial. ¡Esto bien lo saben ustedes! La burguesía, con su democracia burguesa, atribuye importancia a la dictadura de clase. El proletariado y el Partido Comunista también deben ejercer la dictadura de clase, pero no está bien practicar la dictadura personal. Para tratar un asunto, siempre es aconsejable consultar con otros, conseguir la aprobación de la colectividad y convocar la sabiduría del mayor número de gente. Así es mejor.
Existe otro caso que también es menester tratar. Hay muchos camaradas que a toda hora se hallan sumergidos en los asuntos rutinarios y no se ocupan del estudio de problemas. ¿Es necesario o no despachar los asuntos rutinarios? Claro que sí. No hay que dejarlos de lado, pero es peligroso ocuparse exclusivamente de ellos, sin tomarse el trabajo de estudiar problemas. Si uno no se pone en contacto con los cuadros ni con las masas, o si lo hace, pero sermoneándolos siempre, en lugar de efectuar consultas y de invitarlos a intercambiar opiniones con palabras como éstas: "Mire usted si es correcto o no lo que yo pienso y dígame sus opiniones", entonces no podrá oler el clima
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político, pues tendrá perdido el olfato a causa
de un catarro político. Teniendo la nariz tapada, no podrá
olfatear el clima de cada momento. El camarada Chen Yi ha dicho hoy que
debemos ser capaces de captar una cosa cuando apenas está en ciernes.
Es demasiado lerdo el que no se percata de los fenómenos que están
ya presentes en gran cantidad y por todas partes. Esto merece nuestra atención.
Es una cosa muy mala entregarse exclusivamente a los asuntos rutinarios
sin ocuparse del estudio de problemas, sin ponerse en contacto con las
masas y cuadros, sin armarse de la disposición de consultar con
ellos.
Los problemas que a continuación trataré han sido, en su gran mayoría, planteados por los camaradas.
Primero. En lo que se refiere a la cuestión de sustituir a los campesinos medios acomodados que ocupan cargos dirigentes en las cooperativas, es necesario que estudiemos cuidadosamente los procedimientos y métodos, en vez de destituirlos a todos de un solo soplo. Aunque no conviene que asuman responsabilidades de dirección, los campesinos medios acomodados son, de todos modos, trabajadores. Debemos tratarlos de manera diferenciada, de conformidad con su desempeño en el cargo. Algunos deben ser destituidos, pues de veras sería muy inconveniente que siguieran en sus cargos. Sin embargo, hay que hacer comprender a las masas (a los miembros de las cooperativas, por ejemplo) y a los mismos campesinos medios acomodados, la real inconveniencia de que continúen ocupando cargos dirigentes. Otro requisito es que, antes de removerlos, tengamos ya preparados y formados reemplazantes suyos más o menos buenos. Algunos de ellos pueden, luego de una autocrítica y de la consiguiente corrección, continuar en sus puestos o pasar a desempeñar cargos secundarios o a actuar como miembros del comité administrativo. Desde luego, los que vengan desempeñándose bien en sus funciones no deben ser destituidos por el simple hecho de ser campesinos medios acomodados. Los campesinos medios acomodados no deben ser tratados como campesinos ricos, pues los campesinos medios acomodados no son campesinos ricos. Las destituciones no deben hacerse en bloque. Es necesario tratar con cuidado este problema y resolverlo bien. Esperamos que
Segundo. Hay que explicar con claridad a las células del Partido ya las masas que, al decir ahora que los campesinos medios inferiores y los campesinos medios superiores son dos capas diferentes, no estamos redefiniendo la pertenencia de clase; lo decimos porque, en la práctica, las distintas capas del campesinado adoptan diferentes posturas, sea la activa o la pasiva, hacia la cooperativización, y otro tanto ocurre entre los individuos de una misma capa. Por ejemplo, hay entre los campesinos pobres quienes no quieren, momentáneamente, ingresar en la cooperativa. Con esto como argumento podemos convencer a los campesinos medios acomodados diciéndoles: Miren ustedes, también hay campesinos pobres y campesinos medios inferiores que adoptan una postura relativamente pasiva y nosotros no los incorporamos a la cooperativa mientras ellos no lo deseen; y si ustedes, que son campesinos medios acomodados, no quieren ingresar ahora, también pueden quedarse por fuera. Admitimos primero en las cooperativas a los que muestren un ferviente deseo de ingresar; luego hacemos propaganda entre otra parte de gente para incorporarla cuando en ella haya despertado tal deseo, más tarde realizamos la propaganda entre una tercera parte de gente, y así sucesivamente. De este modo, el ingreso se efectuará por etapas y por grupos. Tarde o temprano, todos ingresarán en las cooperativas. Como se ve, no se trata de redefinir la pertenencia de clase.
Tercero. En cuanto al problema del ingreso de los terratenientes y campesinos ricos en las cooperativas, veamos si se puede proceder de esta manera: Tomemos como unidad un distrito junto con sus cantones (no basta tomar un distrito como unidad, pues puede ocurrir que, cuando un distrito ha cumplido en lo fundamental la cooperativización, algunos de sus cantones todavía no tengan cooperativas). Cuando un distrito y sus cantones hayan consumado en lo fundamental la cooperativización, cuando, por ejemplo, el 70 u 8o por ciento de las familias campesinas hayan ingresado en las cooperativas, aquellas que ya estén consolidadas podrán proceder a resolver, por grupos y por etapas, el problema del ingreso de los terratenientes y campesinos ricos, de acuerdo con su comportamiento. A los que hayan observado todo el tiempo una buena conducta, se hayan mostrado obedientes y acaten las leyes del Estado, se les puede conceder el título de miembros. A otros se les puede permitir trabajar en las cooperativas bajo remuneración, pero sin concederles dicho título; ellos vienen a ser, en
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realidad, candidatos a miembros. Si se comportan bien, podrán, asimismo, llegar a ser miembros de la cooperativa; de este modo tendrán algo en que cifrar sus esperanzas. En lo que se refiere al tercer grupo, no los vamos a admitir por el momento, dejando el problema para resolverlo, caso por caso, en el futuro. A ningún terrateniente ni campesino rico se le debe dar, después de su ingreso, cargo alguno de responsabilidad. Respecto a ciertos jóvenes instruidos que provienen de familias de terratenientes o campesinos ricos y ya han sido probados, ¿se los puede o no admitir para trabajos tales como el de alfabetizador en el campo? En algunos lugares donde apenas si hay intelectuales con otro origen de clase, se presenta como una necesidad el que aquellos trabajen de alfabetizadores bajo la dirección y supervisión de la célula del Partido y del comité administrativo de la cooperativa. Actualmente hay, entre los maestros de primaria, muchos que tienen tales orígenes de clase. A aquellos jóvenes provenientes de familias de terratenientes o campesinos ricos que sólo cuentan diecisiete o dieciocho años y que han recibido la instrucción primaria o secundaria de primer ciclo, creo que no es necesario prohibirles rígidamente trabajar de alfabetizadores. Podemos emplearlos en la alfabetización, a fin de que enseñen a los campesinos a leer y escribir. Estudien ustedes si esto es conveniente. Desde luego, sería bastante peligroso confiarles la responsabilidad de tenedor de libros u otras cosas por el estilo.
Cuarto. No me referiré hoy a los requisitos para la formación de cooperativa:; de tipo superior ni al número de tales cooperativas que deban organizarse. Les pido a ustedes que estudien el problema de los requisitos, para que lo abordemos el año que viene; cada localidad puede poner manos a la obra de acuerdo con sus condiciones reales. En una palabra, se puede formar cooperativas de este tipo allí donde las condiciones estén maduras, y no se debe hacerlo en caso contrario; organizar unas cuantas al comienzo e ir aumentando poco a poco su número.
Quinto. En cuanto al momento para la creación de cooperativas, queda a la consideración de ustedes ver si todas ellas han de formarse necesariamente en el invierno de cada año y la primavera siguiente o si se pueden organizar también algunas en verano y otoño, como en la práctica ya se viene haciendo en determinados lugares. Sin embargo, es preciso señalar que, entre dos oleadas, debe haber un intervalo para la consolidación; después de establecido cierto número de cooperativas, hay que realizar una labor de revisión y pasar luego a organizar otras. Esto se asemeja a la guerra, en la que debe haber descanso y
Sexto. Es magnífica la consigna de "Administrar la cooperativa con laboriosidad y economía", consigna que viene de la base. Hay que practicar rigurosamente economías y combatir el despilfarro. En las ciudades, actualmente se dedican grandes energías a la lucha contra el despilfarro, y también se lo combate en el campo. Debemos estimular el espíritu de laboriosidad y economía en el manejo del hogar, en la administración de la cooperativa y en la construcción del país. Para nuestro país es una necesidad, primero, la laboriosidad y; segundo, la práctica de economías, es una necesidad repudiar la pereza y el lujo. La pereza conduce a la decadencia. Esto es malo. Administrar la cooperativa con laboriosidad y economía supone elevar la productividad del trabajo, economizar rigurosamente los recursos disminuir los costos, implantar el sistema del cálculo económico y combatir el lujo y el despilfarro. Elevar la productividad y rebajar los costos constituyen dos trabajos indispensables para toda cooperativa. En cuanto al sistema del cálculo económico, se lo debe implantar en forma gradual. Una cooperativa que ha crecido no puede manejarse sin el cálculo económico; hay que aprender a dominarlo paso a paso.
Séptimo. En esta sesión nadie ha hablado del problema de las granjas estatales, lo que es una deficiencia. Espero que el Departamento de Trabajo Rural del Comité Central y el Ministerio de Agricultura estudien este problema. En el futuro, el peso específico de las granjas estatales aumentará de año en año.
Octavo. Hay que continuar combatiendo el chovinismo de gran jan. Este constituye una manifestación de la ideología burguesa. Los janes tienen tanta gente que tienden a subestimar a las minorías nacionales y a no ayudarles de todo corazón; de ahí la necesidad de
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combatir implacablemente el chovinismo de gran jan. Desde luego, también puede surgir de parte de las minorías nacionales el nacionalismo estrecho, que igualmente debemos combatir. Pero, el principal de estos dos fenómenos, el que debe ser combatido en primer lugar, es el chovinismo de gran jan. Con tal que los camaradas de la nacionalidad jan adopten una actitud correcta, traten de manera realmente justa a las minorías nacionales y que, en la aplicación de la política sobre la cuestión nacional y en su posición respecto a las relaciones entre nacionalidades, se adhieran completamente al marxismo y no a las ideas burguesas, es decir, con tal que estén exentos del chovinismo de gran jan, será relativamente fácil superar la mentalidad de nacionalismo estrecho que pueda existir entre las minorías nacionales. Todavía hoy son muchas las manifestaciones de chovinismo de gran jan, tales como el acaparamiento del manejo de todos los asuntos de las minorías nacionales, la falta de respeto a sus costumbres y prácticas tradicionales, las ínfulas de infalibilidad, el menosprecio a las minorías nacionales y la afición a hablar de su atraso. En la Conferencia Nacional del Partido celebrada en marzo pasado, dije que China no podía prescindir de las minorías nacionales. Nuestro país cuenta con decenas de nacionalidades. Las zonas donde habitan las minorías son más extensas que las de la nacionalidad jan, y allí existen abundantes recursos naturales. La economía nacional no puede sostenerse prescindiendo de la economía de las minorías.
Noveno. Considero que la campaña de alfabetización debe seguir su curso. No está bien que en algunos lugares se haya barrido con esta campaña. En el curso de la cooperativización hay que eliminar el analfabetismo y no la campaña de alfabetización; se debe terminar con el analfabetismo y no con la alfabetización.
Décimo. Alguien ha preguntado: ¿Qué es lo que se llama desviación de "izquierda" y qué desviación de derecha? Ya dijimos que las cosas se hallan en movimiento tanto en el espacio como en el tiempo. Aquí me referiré principalmente al tiempo. Cuando la apreciación que la gente hace del movimiento de las cosas no concuerda con la realidad, puede suceder que la apreciación se adelante al tiempo, configurándose una desviación de "izquierda" o, también, que ella quede a la zaga del tiempo, configurándose una desviación de derecha. Tomemos como ejemplo el movimiento de cooperativización. Ya han madurado condiciones tales como el entusiasmo de las masas, la existencia en todas partes de equipos de ayuda mutua y la fuerza dirigente del Partido y, sin embargo, hay camaradas que afirman que
Undécimo. Hay quienes preguntan si es posible que incurramos en errores de desviación de "izquierda". Nosotros contestamos que es del todo posible. Surgirán, sin duda, graves errores de desviación de "izquierda" si alguna dirección local, sea una célula cantonal o un comité territorial, distrital, prefectural o provincial del Partido, no toma en cuenta el nivel de conciencia política de las masas ni el estado de desarrollo de los equipos de ayuda mutua, no se preocupa de elaborar planes, no ejerce control ni establece las cooperativas por etapas y por grupos, interesándose únicamente en la cantidad y no en la calidad. Cuando asciende el entusiasmo de las masas y todos piden organizarse en cooperativas, hay que prever la aparición de toda clase de dificultades y de todas las desventajas posibles y darlas a conocer a las masas sin cortapisas, para que éstas las consideren plenamente. Si no las temen, podrán entrar en acción; si las temen, ¡que no lo hagan! Por supuesto, no debemos espantar a la gente. Pienso que hoy no los he espantado a ustedes, pues, ¡ya hemos pasado tantos días en reuniones! Es indispensable enfriar la cabeza a la gente en el momento oportuno, a fin de que no se le hinche demasiado.
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Cuando nos oponemos a que haya incontables aprensiones e innumerables prohibiciones y restricciones, ¿significa esto que negamos la razón de ser de toda aprensión, toda prohibición y restricción? Claro que no. ¿Quién puede prescindir de toda aprensión necesaria y justificada? También deben existir las prohibiciones y restricciones necesarias. ¿Cómo arreglárselas sin ninguna prohibición y ninguna restricción? Deben existir, y esto es completamente razonable, las aprensiones necesarias, las prohibiciones y restricciones indispensables, y los intervalos, treguas, frenazos e interrupciones imprescindibles.
Hay un método al cual se puede acudir: Cuando alguien empieza asentirse engreído y a erguir el rabo, se le asigna una nueva tarea (por ejemplo, ahora planteamos la emulación por la calidad y la pondremos en práctica el próximo año, cuando volvamos a reunirnos; para entonces la cuestión de cantidad pasará a ser secundaria), de modo que no tenga tiempo para engreírse. Este método lo ensayamos en el pasado. Cuando nuestro ejército lograba una victoria y algún camarada empezaba a hablar de ella con gran deleite ante los que lo rodeaban y levantaba mucho el rabo, se le asignaba una nueva tarea, la de emprender otra batalla. Una vez que se le presentaba la nueva tarea, tenía que reflexionar y hacer preparativos. Así dejaba caer el rabo, antes levantado, y no le quedaba tiempo para engreírse.
Duodécimo. Algunos camaradas propusieron que se diera a la instancia distrital el derecho a un lo por ciento de acción independiente. Por ejemplo, permitir a los distritos, en la creación de cooperativas, sobrepasar o reducir en un lo por ciento lo establecido en el plan. A mi juicio, esta propuesta es aceptable. Es buena, pues no hay que meter las cosas dentro de marcos demasiado rígidos. Considérenlo ustedes.
Decimotercero. ¿Habrá quienes revoquen nuestras decisiones? No son pocos los que lo pretenden. Creen que la cooperativa no tendrá éxito y que todo lo que hemos hecho será negado. Según ellos, lo que practicamos nosotros no es marxismo sino oportunismo. Pero, a mi modo de ver, les será imposible revocar nuestras decisiones, pues se trata de una tendencia general irreversible.
Decimocuarto. Alguien ha preguntado: ¿Cuál será la tendencia futura? La tendencia será: En el plazo de unos tres planes quinquenales, cumpliremos en lo fundamental la industrialización socialista y las transformaciones socialistas de la agricultura, de la artesanía y de la industria y comercio capitalistas. Pienso que ésta será la tendencia. Pero se puede agregar, como ya señalé en la pasada conferencia del
En este período de cincuenta a setenta y cinco años surgirán inevitablemente, en el plano internacional, en el país y en el Partido, numerosos choques y luchas que serán serios y complejos, y tropezaremos sin duda con muchas dificultades. Esta es nuestra propia experiencia; en la vida hemos pasado por numerosos conflictos, armados y pacíficos, cruentos e incruentos. ¿Cómo puede decirse que no los habrá en adelante? Los habrá, sin duda, y no serán pocos sino muchos. Entre ellos se incluyen el estallido de una nueva guerra mundial, el lanzamiento de bombas atómicas sobre nuestras cabezas y el surgimiento de gentes como Beria, Kao Kang, Chang Kuo-tao y Chen Tu-siu. Muchas cosas son imprevisibles ahora. Sin embargo, a juicio de nosotros los marxistas, se puede afirmar con certeza que toda dificultad será superada y que aparecerá una poderosa China socialista. ¿Es esto seguro? Creo que sí. Según el marxismo, esto es seguro. La burguesía ha producido a sus propios sepultureros, y la sepultura ya está preparada. ¿No va a morir ella? Hablando a grandes rasgos, ésta es la tendencia general, si de tendencias se trata.
Decimoquinto. Está muy bien que ustedes hayan hecho una cantidad de sugerencias para la modificación de los dos documentos de esta sesión, la resolución y los estatutos, y las recogeremos a fin de darles la debida consideración. Luego de su aprobación en la reunión de hoy, la resolución será revisada y publicada, dentro de unos días, por el Buró Político; los estatutos, por su parte, requieren más tiempo, pues en este punto se hace necesario consultar con las personalidades democráticas y cumplir los procedimientos legislativos. Quizá tengan que ser discutidos primero por el Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional y entregados luego al Consejo de Estado para su publicación, con miras a auscultar la opinión, tal como se hizo con la Ley de Servicio Militar. Durante un tiempo, las diversas localidades podrán ponerlos en práctica a modo de ensayo, y el próximo año los someteremos a la aprobación de la Asamblea Popular.
Finalmente, tocaré de paso el problema de la manera de escribir artículos, al cual les pido prestar atención. Espero que todos los presentes se conviertan en "profesores de idioma chino". Sus artículos están bien escritos, salvo tal vez uno que otro defecto. Pero deben preocuparse por ayudar a otros a corregir el estilo de sus escritos. Actualmente, entre los artículos de muchos camaradas, aunque no
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faltan los que están llenos de palabras vacías --
son relativamente pocos --, el defecto predominante consiste en que abundan
en palabras del chino antiguo y tienen un fuerte sabor a lenguaje mitad
clásico mitad moderno. Cuando se escribe, se debe dar importancia
a la lógica, es decir, prestar atención a la estructura del
artículo o de la charla en su conjunto. Debe haber coherencia y
ligazón interna entre el comienzo, el centro y el final, evitando
que una parte contradiga a otra. También hay que dar importancia
a la gramática. Muchos camaradas omiten indebidamente el sujeto
o el complemento, emplean el adverbio como verbo o, incluso, omiten el
verbo; todo esto se contrapone a la gramática. Es necesario, además,
prestar atención al estilo, a cómo escribir en forma más
vívida. En una palabra, la lógica, la gramática y
un estilo más o menos bueno son los tres puntos a los que les pido
prestar atención cuando escriban.
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[1]Véase V. I. Lenin, Sobre el impuesto en especie. [pág. 227]
[2]Se refiere al hecho de que el camarada Mao Tsetung leyó los informes de distintas localidades sobre la cooperativización y los compiló para el libro Cómo organizar cooperativas de producción agrícola. Véase el artículo siguiente: "Prefacios a El auge socialista en el campo chino ". [pág. 237]
[3]Según la novela clásica china A la orilla del agua, Wang Lun, a quien se apodaba el Letrado de la Túnica Blanca, fue el jefe de las fuerzas rebeldes campesinas de la montaña Liangshan. Con el propósito de mantener la jefatura, trató de impedir, por todos los medios, la incorporación de Lin Chung, ex instructor militar de la guardia de la capital imperial, quien se había sublevado contra las autoridades. Más tarde, Wang Lun se negó a que Chao Kai, líder de un levantamiento campesino, y sus compañeros se unieran a las fuerzas de la montaña Liangshan. Finalmente, Wang Lun fue muerto por Lin Chung. [pág. 238]
[4]Véase V. I. Lenin, Sobre el impuesto en especie. [pág. 240]