De las
Obras Escogidas de Mao Tsetung
EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS
PEKIN
Primera edición 1977
Tomo V, págs. 491-97.
Digitalizado y preparado para el internet: Por el Movimiento
Popular Perú de Alemania, 1993.
Esta edición: Marxists Internet Archive, mayo de 2001.
1ƒ de julio de 1957
Después de que la redacción de nuestro periódico publicó, el 14 de junio, el artículo "La orientación burguesa seguida durante un tiempo por Wenjui Pao ", tanto éste como Diario Kuangming hicieron algo de autocrítica en torno a este tema.
El personal de Diario Kuangming efectuó varias reuniones en que criticó seriamente la errónea orientación de su director Chang Po-chün y de su jefe de redacción Chu An-ping. La crítica se hizo sin equívocos, y el periódico experimentó un cambio radical de posición, zafándose de la línea burguesa de estos dos, opuesta al Partido Comunista, al pueblo y al socialismo, para adoptar la línea revolucionaria y socialista. De esta manera, el diario ha recuperado la confianza de sus lectores y ahora tiene el aspecto de un periódico socialista. Si todavía adolece de alguna insuficiencia, es en cuanto a su técnica de diagramación. Lo técnico y lo político en la diagramación son dos cosas distintas. Con respecto a Diario Kuangming, lo primero deja que desear mientras que lo segundo es bastante satisfactorio. En materia de técnica es completamente posible el perfeccionamiento. Una mejora técnica de la diagramación remozaría su aspecto, con agrado de los lectores. Desde luego, esto no es fácil; por lo que a nuestro periódico respecta, éste se ha propuesto conseguirlo desde hace mucho, pero, a pesar de algunos progresos, el resultado no ha llegado a ser plenamente satisfactorio.
Wenjui Pao publicó una autocrítica y, al parecer, su orientación ha cambiado; además, ha insertado muchas informaciones y artículos que reflejan la línea correcta. Naturalmente, todo eso es plausible. Pero todavía uno siente que falta algo. Ocurre tal como en el teatro:
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Hay actores que nos dan una imagen viva cuando representan personajes negativos, pero nunca cuando interpretan papeles positivos, caso en el cual act™an de manera afectada, sin naturalidad. Ciertamente, es algo muy difícil. 0 el viento del Este prevalece sobre el viento del Oeste, o el viento del Oeste prevalece sobre el viento del Este; no hay lugar a conciliación en cuanto a la cuestión de la línea. Muchos de los redactores y reporteros están acostumbrados a los viejos carriles, y no les es nada fácil cambiar de golpe. Pero, frente al cariz que han tomado las cosas, se han visto obligados a cambiar, aunque a regañadientes, sin nada de alegría. Decir que este cambio es fácil y agradable no es más que una fórmula común de cortesía. Esto es humano y debe ser disculpado. Pero grave sí es el caso de la redacción de Wenjui Pao, la que, habiendo actuado como comandante cuando ese periódico seguía la orientación burguesa, lleva sobre sus hombros un pesado fardo del que no puede sacudirse fácilmente. Respecto de si hay o no otro comandante por encima, los defensores dicen que no, mientras los acusadores dicen que sí y como tal señalan por su nombre a Luo Lung-chi, perteneciente a la alianza Chang-Luo. En medio de estos dos comandantes, hay un tercero: Pu Si-siu, una generala muy capaz, que tiene a su cargo la oficina de Wenjui Pao en Pekín. La gente dice que Luo Lung-chi, Pu Si-siu y la redacción de Wenjui Pao conforman en este periódico la cadena de mando de los derechistas de la Liga Democrática.
La Liga Democrática ha jugado un papel especialmente pernicioso en el curso de la competencia entre cien escuelas y de la campaña de rectificación. Ha obrado en Forma organizada y con un plan, un programa y una línea que la apartan del pueblo y que están dirigidos contra el Partido Comunista y el socialismo. El Partido Democrático de Campesinos y Obreros ha procedido exactamente del mismo modo. Estos dos partidos se condujeron de manera particularmente visible en la reciente furiosa tormenta. Quien la desató fue la alianza Chang-Luo. Otros partidos tuvieron, asimismo, su porción en esa tormenta, y algunos de sus miembros también se portaron muy mal, pero éstos son relativamente pocos y no cuentan con una cadena de mando tan evidente. En cuanto a los miembros de la Liga Democrática y del Partido Democrático de Campesinos y Obreros, no son todos, ni la mayoría, los que están comprometidos. En fin de cuentas, no son más que un puñado de personas -- los derechistas burgueses destacados -- quienes desataron tormentas, agitaron las aguas, conspiraron a puerta cerrada, encendieron hogueras en las entidades de base, efectuaron
La Asociación de Periodistas ha acelerado dos reuniones: La primera constituye una negación, y la segunda, una negación de la negación; el que todo eso haya ocurrido en sólo algo más de un mes, refleja la rapidez con que ha cambiado la situación en China. Esas reuniones son útiles. En la primera, al plantearse la reaccionaria línea periodística burguesa, "negros nubarrones se cernían sobre la ciudad amenazando aplastarla", pero en la segunda, iniciada hace unos días, ha cambiado la atmósfera: Puede decirse que la mayoría de los concurrentes ha encontrado la orientación justa, aunque los derechistas siguen resistiendo con obstinación.
Wenjui Pao hizo una autocrítica el 14 de junio reconociendo que había cometido ciertos errores. Está bien hacer autocrítica, eso lo aplaudimos. Sin embargo, a nuestro juicio, aquella autocrítica tuvo una insuficiencia, una insuficiencia de carácter sustancial. Es decir, en lo esencial, Wenjui Pao no ha hecho autocrítica. Al contrario, en su editorial de esa fecha, hizo una apología de sus errores. Dijo: "Teníamos una comprensión unilateral e incorrecta de la política del Partido sobre la competencia de ideas y la apertura de opiniones, creyendo que con sólo estimular éstas incondicionalmente ayudábamos al Partido en su campaña de rectificación y que afectaríamos su curso si publicábamos opiniones positivas en mayor cantidad o contracriticábamos las opiniones erróneas." ¿Fueron así las cosas? No. En la primavera, al aplicar la política anticomunista, antipopular y antisocialista dictada por la dirección central de la Liga Democrática, Wenjui Pao emprendió desenfrenados ataques contra el proletariado, marchando al galope en dirección contraria a la política del Partido Comunista. La política que aplicó consistía en desquiciar al Partido Comunista y crear un caos general, con el propósito de suplantarlo. ¿Significaba esto en verdad "ayudar en la campaña de rectificación"? No, eso era mentira, un verdadero fraude. ¿Fue erróneo abstenerse de dar a la publicidad
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durante un tiempo puntos de vista positivos o sólo hacerlo en pequeña medida y no contracriticar las opiniones erróneas? Fue eso exactamente lo que, entre el 8 de mayo y el 7 de junio, hicieron nuestro periódico y los demás órganos del Partido Comunista siguiendo las instrucciones del Comité Central. La finalidad fue permitir que ogros y espectros, monstruos y demonios "hicieran uso de la gran competencia de ideas y la gran apertura de opiniones" y dejar crecer sin trabas las hierbas venenosas, de manera que el pueblo, alarmado ante la existencia de especies tan repulsivas en el mundo, pusiera manos a la obra para terminar con ellas. En otras palabras, el Partido Comunista había previsto que era inevitable esta lucha de clases entre la burguesía y el proletariado. Permitió que la burguesía y los intelectuales burgueses desencadenaran esta guerra. Durante determinado tiempo, nuestra prensa se abstuvo de publicar artículos con puntos de vista positivos o publicó pocos y no replicó a los furibundos ataques de los reaccionarios derechistas burgueses; por lo que se refiere a las organizaciones del Partido en todas las entidades oficiales y centros docentes que se hallaban en campaña de rectificación, también se abstuvieron, durante ese mismo tiempo, de repeler dichos ataques. Todo ello para permitir que las masas vieran con nitidez quiénes hacían críticas bien intencionadas y quiénes "críticas" malévolas, y así acumular fuerzas con vistas a un contraataque cuando se presentara la coyuntura. Hay quienes dicen que ésta es una estratagema solapada. Nosotros decimos que es una estratagema abierta, pues habíamos advertido con anticipación al enemigo: Los monstruos y demonios sólo pueden ser liquidados cuando aparecen en escena, y las hierbas venenosas sólo pueden ser escardadas cuando salen a la superficie. ¿No escardan los campesinos varias veces al año? Además, las hierbas escardadas pueden servir de abono. Los enemigos de clase buscarán, sin duda alguna, oportunidades para manifestarse. No se resignarán a ver perdido su reino y comunizados sus bienes. Por más que el Partido Comunista advierta de antemano a sus enemigos y les dé a conocer su estrategia básica, éstos no dejarán de lanzar ataques. La lucha de clases es una realidad objetiva, independiente de la voluntad del hombre. Esto significa que es inevitable. Aunque el hombre lo quiera, no es posible eludirla. Lo único que él puede hacer es guiarla de acuerdo al desarrollo de las cosas, para conseguir la victoria. ¿Por qué los reaccionarios enemigos de clase se arrojaron por sí mismos en la red? Es que ellos son grupos sociales reaccionarios, que, cegados por el afán de lucro,
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que Sinmin Pao se autocriticara, Wenjui Pao parecía que aún podía, mal que bien, arreglárselas por algún tiempo; pero, después de ello, los días se le han tornado difíciles. De una situación apurada se puede pasar a la libertad de acción, y esto presupone seguir el ejemplo de Sinmin Pao haciendo concienzudamente lo que éste ha hecho.
Volvamos ahora al término "derechistas burgueses". Los derechistas burgueses son los reaccionarios burgueses arriba mencionados que se oponen al Partido Comunista, al pueblo y al socialismo. Esta es una definición científica, que concuerda con la realidad. Ellos no son más que un puñado de individuos que se encuentran en los partidos democráticos, entre los intelectuales, capitalistas y estudiantes, así como en el Partido Comunista y la Liga de la Juventud. Salieron a la luz en la reciente tormenta. Constituyen una ínfima minoría, pero tienen fuerza en los partidos democráticos, sobre todo en algunos de ellos, y no se les debe subestimar. Estas gentes no sólo hablan, sino que actúan; son culpables y en su caso no cabe el principio de "no culpar a nadie por el hecho de hablar". Ellos no sólo se han manifestado de palabra sino también de obra. ¿Habrá que castigarlos según la ley? Parece que el momento actual no lo exige, pues el Estado popular está bien consolidado y, además, muchos de ellos son figuras de alto vuelo. Se les puede tratar con clemencia, sin recurrir al castigo. En general, basta llamarlos "derechistas" en lugar de reaccionarios. Los únicos exceptuados serán aquellos que rehusen enmendarse a pesar de repetidas advertencias y continúen con sus actividades de sabotaje en violación de la ley penal; estos deben ser castigados. A los derechistas también se les puede aplicar estos principios: sacar lecciones de los errores pasados para evitarlos en el futuro y tratar la enfermedad para salvar al paciente, y convertir los factores negativos en positivos. Hay otro tipo de derechistas: los que Formulan declaraciones pero no pasan a los hechos. Aunque sus declaraciones son parecidas a las de los derechistas arriba mencionados, no llevan a cabo actividades de zapa. Respecto a ellos, hay que proceder todavía con mayor clemencia. Sus erróneos pronunciamientos deben ser refutados cabalmente y sin contemplaciones, pero hay que permitirles que se reserven sus opiniones. A los derechistas de todos los tipos arriba mencionados se les debe permitir que sigan gozando de libertad de palabra. Para un gran Estado ya consolidado, no es nada perjudicial conservar un minusculo grupo de personas como éstas, una vez que sus errores son conocidos por las amplias masas. Hay que tener claro que los derechistas son gentes que nos educan por
El Partido Comunista prosigue su campaña de
rectificación, y los partidos democráticos también
han comenzado la suya. Ahora, cuando el pueblo ha repelido los furibundos
ataques de los derechistas, la campaña de rectificación ya
puede desarrollarse de manera feliz.