De las
Obras Escogidas de Mao Tsetung
EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS
PEKIN
Primera edición 1977
Tomo V, págs. 162-63.
Digitalizado y preparado para el internet: Por el Movimiento
Popular Perú de Alemania, 1993.
Esta edición: Marxists Internet Archive, mayo de 2001.
LA BOMBA ATOMICA NO INTIMIDA
AL PUEBLO CHINO[*]
28 de enero de 1955
China y Finlandia son países amigos. Nuestras relaciones se basan en los cinco principios de coexistencia pacífica.
China nunca tuvo choques con Finlandia. De entre los países europeos, China tuvo guerras en el pasado sólo con Inglaterra, Francia, Alemania, la Rusia zarista, Italia, el Imperio Austro-Húngaro y Holanda, siendo, en todos los casos, estos países los que vinieron desde muy lejos a invadirla. Ejemplos de ello fueron las invasiones a China perpetradas por las fuerzas aliadas anglo-francesas y por las fuerzas aliadas de las Ocho Potencias, entre ellas los Estados Unidos y el Japón. En la guerra de agresión contra Corea participaron dieciséis países, incluidos Turquía y Luxemburgo. Todos estos países agresores se autodenominaban amantes de la paz, mientras tildaban de agresores a Corea y China.
Hoy, el peligro de una guerra mundial y la amenaza a China provienen principalmente de los belicistas norteamericanos. Ellos mantienen bajo su ocupación la provincia china de Taiwán y el estrecho de Taiwán e intentan desatar una guerra atómica. Nosotros nos guiamos por estos dos principios: Primero, no queremos la guerra y, segundo, si alguien nos invade, le daremos un resuelto contragolpe. Es en este espíritu en el que educamos a los militantes del Partido Comunista y a todo nuestro pueblo. El chantaje atómico de los EE.UU. no intimida al pueblo chino. Nuestro país tiene 600 millones de habitantes y 9.600.000 kilómetros cuadrados de superficie. Ese montoncillo de bombas atómicas que poseen los EE.UU. no es suficiente para acabar con los chinos. Aun en el caso de que los EE.UU., con-
Nosotros solemos decir que lo que tenemos es mijo
más fusiles. Los EE.UU., en cambio, poseen aviones más bombas
atómicas. Pero, si los EE.UU., con sus aviones y bombas atómicas,
desencadenan una guerra de agresión contra China, ésta, con
su mijo y sus fusiles, saldrá triunfante. Los pueblos del mundo
entero nos apoyarán. Como resultado de la Primera Guerra Mundial,
en Rusia se liquidó al zar, así como a los terratenientes
y a los capitalistas. La Segunda Guerra Mundial condujo al derrocamiento
de Chiang Kai-shek y de los terratenientes en China y a la emancipación
de los países de Europa Oriental y algunos otros países asiáticos.
Si los EE.UU. desatan una tercera conflagración mundial -- admitamos
que dure ocho o diez años --, el resultado será la liquidación
de las clases dominantes de los EE.UU. y de Inglaterra y demás países
cómplices y la transformación de la mayor parte del mundo
en países dirigidos por partidos comunistas. Las guerras mundiales
nunca terminan en favor de los belicistas, sino de los partidos comunistas
y los pueblos revolucionarios del mundo. Si los belicistas desencadenan
la guerra, no deben culparnos de la revolución en que nos alzaremos,
o sea, culparnos de "actividades subversivas", término tan manoseado
por ellos. Mientras no desaten la guerra, podrán prolongar un poco
su existencia en este planeta. Cuanto más temprano la desaten, más
pronto serán barridos de la faz de la Tierra. Llegado ese momento,
se fundará una ONU de los pueblos, con sede posiblemente en Shanghai
o en algún lugar de Europa o en la misma Nueva York, si para entonces
los belicistas norteamericanos han sido liquidados totalmente.