Primera edición: La colección de la correspondencia de Marx y Engels se publicó por vez primera en alemán en 1934 a cargo del
Instituto Marx-Engels-Lenin de Leningrado. La segunda edición, ampliada, se realizó en inglés en
1936.
Fuente de la versión castellana de la presente carta: C. Marx & F. Engels, Correspondencia, Ediciones Política, La Habana, s.f.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 2010.
Londres, 7 de enero de 1888
POR otra parte, una guerra nos haría retroceder años enteros. El chauvinismo lo inundaría todo, porque sería una lucha por la existencia. Alemania pondría unos cinco millones de hombres en pie de guerra, o sea el diez por ciento de su población, y los otros de un cuatro a un cinco por ciento (Rusia relativamente menos). Pero habría de diez a quince millones de combatientes. Me gustaría ver cómo serían alimentados; sería una devastación como la Guerra de los Treinta Años. Y no se podría llegar rápidamente a una decisión, a pesar de las colosales fuerzas en pugna. Porque Francia está protegida en sus fronteras noreste y sudeste por extensísimas fortificaciones, y las nuevas construcciones de París son un modelo. De manera que durará mucho tiempo, y tampoco Rusia puede ser tomada por asalto. Por lo tanto, si todo marcha conforme a los deseos de Bismarck, se le exigirá a la nación más que nunca, y es bastante posible que las derrotas parciales y el agotamiento de la guerra decisiva produzcan un levantamiento interno. Pero si los alemanes fuesen derrota-dos desde el comienzo, u obligados a hacer una prolongada guerra defensiva, la cosa empezaría de seguro.
Si la guerra fuese llevada hasta el fin sin perturbaciones internas, sobrevendría un estado de agotamiento tal como no lo ha experimentado Europa en doscientos años. La industria norteamericana conquistaría entonces el mercado y nos obligaría a resolvernos ante la disyuntiva: o retroceder a la agricultura para consumo interno (el cereal norteamericano impide cualquier otra cosa) o transformación social. En consecuencia, me imagino que el plan no será llevar las cosas a los extremos, a más que una guerra de farsa. Pero, una vez disparado el primer tiro, el control cesa y el caballo puede desbocarse.