Escrita: El 3 de junio de 1886, en
idioma inglés.
Primera edición: La colección de la correspondencia de Marx y
Engels se publicó por vez primera en alemán en 1934 a cargo del Instituto
Marx-Engels-Lenin de Leningrado. La segunda edición, ampliada, se realizó en
inglés en 1936.
Fuente de la versión castellana de la presente carta: C.
Marx & F. Engels, Correspondencia, Ediciones Política, La Habana,
s.f.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 2010.
Londres, 3 de junio de 1886
CUALESQUIERA sean los errores y la limitación mental de los dirigentes del movimiento, y también en parte de las masas de reciente despertar, una cosa es segura: la clase obrera norteamericana se está moviendo. Y después de unos pocos pasos en falso se encaminará a tiempo por el justo camino. Considero que esta aparición en escena de los norteamericanos es uno de los sucesos más importantes del año.
El estallido de una guerra de clases en Norteamérica significaría para los burgueses de todo el mundo lo que el derrumbamiento del zarismo ruso para las grandes monarquías militares europeas: la caída de sus puntales. Porque, después de todo, Norteamérica era el ideal de todo burgués: un país rico, vasto, progresista, con instituciones puramente burguesas libres de residuos feudales o tradiciones monárquicas y sin un proletariado permanente y hereditario. Allí cualquiera podía convertirse, si no en capitalista, por lo menos en hombre independiente, produciendo o comerciando con sus propios medios y por su cuenta. Y a causa de que hasta entonces no había clases con intereses opuestos, nuestros —y vuestros—burgueses creían que Norteamérica estaba por encima de los antagonismos y luchas de clases. Esta ilusión se ha desvanecido ahora, el último paraíso burgués sobre la tierra se está convirtiendo rápidamente en un purgatorio y únicamente puede impedirse que, como Europa, se transforme en un infierno, por la acelerada marcha del desarrollo del recientemente madurado proletariado de Norteamérica. La forma en que este ha hecho su aparición en escena es bastante extraordinaria: seis meses atrás nadie sospechaba nada, y ahora se aparece de improviso en masas organizadas tales como para aterrorizar a toda la clase capitalista. ¡Si Marx viviera para verlo!
§ En la primera mitad de 1886 se desató en Estados Unidos un enorme movimiento huelguístico basado en la lucha por la jornada de ocho horas: Muchas de las huelgas cobraron carácter político. Surgieron diversos “partidos obreros” bajo diferentes denominaciones. Cf. carta 202[1] (N. Ed. Ingl.).
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[1] Referencia a la carta de Engels a Adolph Sorge, fechada 'Londres, 29 de noviembre de 1886'.