Primera edición: La colección de la correspondencia de Marx y Engels se publicó por vez primera en alemán en 1934 a cargo del
Instituto Marx-Engels-Lenin de Leningrado. La segunda edición, ampliada, se realizó en inglés en
1936.
Fuente de la versión castellana de la presente carta: C. Marx & F. Engels, Correspondencia, Ediciones Política, La Habana, s.f.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 2011.
[Manchester], 29 de enero [de 1851]
DE todos modos, tu nuevo material sobre la renta del suelo es perfectamente correcto. Nunca me pudo convencer la afirmación de Ricardo de que la improductividad de la tierra crece junto con la población, y tampoco pude hallar nunca una confirmación de su afirmación de que el precio del cereal aumenta, pero con mi conocida pereza en cuestiones teóricas tomé con calma los rezongos interiores de mi mejor yo y nunca fui al fondo del asunto. No cabe duda de que tu solución es la correcta y de que has adquirido de este modo nuevo derecho al título de el economista de la renta del suelo. Si quedara en el mundo algún derecho o justicia, la renta del suelo de toda la Tierra debiera ser tuya al menos durante un año, y aun esto sería lo menos que tendrías el derecho de reclamar.
Nunca pude meterme en la cabeza cómo era que Ricardo. en su definición sencilla, representa la renta del suelo como la diferencia de productividad entre las diferentes clases de tierra, pero en prueba de su proposición: 1) no reconoce otro factor' que la inclusión de tipos de tierras cada vez más pobres; 2) ignora totalmente el progreso de la agricultura; y 3) termina por abandonar prácticamente por entero el punto referente al sometimiento al cultivo de los peores tipos de tierra, y en cambio trabaja todo el tiempo con la premisa de que el capital aplicado sucesivamente a un campo dado contribuye continuamente menos al aumento de rendimiento. La proposición a probar era tan clara como remotas las razones propuestas para la prueba, y tú recordarás que en los Deutsch-Franzósische Jahrbücher[1] yo ya había puesto en duda la teoría de la productividad creciente, fundándome en el progreso de la agricultura científica; desde luego que muy crudamente y sin desarrollo coherente. Tú has aclarado ahora el asunto, y esta es una razón más por la cual debieras apurarte a completar y publicar la Economía[2] Si se pudiera publicar la traducción de un artículo tuyo sobre la renta del suelo en un periódico inglés, atraería una enorme atención. Piénsalo; yo me encargaré de la traducción.
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[1] Anales Francoalemanes (1843-1844).
[2] La Crítica de la economía política, de Marx (1859).