Después de haber arrojado del Concilio a todos sus opositores, San Bruno y San Sancho, llamado también Max, sellan una eterna alianza, rompiendo a cantar el siguiente dueto y meneándose amistosamente la cabeza el uno al otro, como dos mandarines.
San Sancho
“El crítico es el verdadero portavoz de la masa... es su príncipe y su
caudillo en la guerra de liberación contra el egoísmo” (el Libro, pág.
187).
San Bruno
“Max Stirner es el conductor y el caudillo de los cruzados” (contra la
crítica). “Al mismo tiempo, el más capaz y el más valiente de todos los
combatientes” (Wig., pág. 124).
San Sancho
“Pasamos ahora a citar al liberalismo político y social ante el foro del
liberalismo humano o crítico” (id est de la Crítica crítica)
(el Libro, pág. 163).
San Bruno
“Ante el Único y su propiedad sucumben el liberal político,
que trata de romper la voluntad obstinada, y el liberal social, que
aspira a destruir la propiedad. Uno y otro caen bajo el cuchillo crítico” (es
decir, el cuchillo robado a la Crítica) del “Único” (Wig., pág.
124).
San Sancho
“Ante la crítica ningún pensamiento se halla seguro, pues ella es el
mismo espíritu pensante... La Crítica o, mejor dicho, El” (es decir, San
Bruno) (el Libro, págs. 195, 199).
San Bruno
(interrumpiéndole con signo de denegación)
“Pero el liberal crítico... no quiere sucumbir [bajo] la crítica,
porque Él mismo es [el crítico]” [Wig., pág. 124].
San Sancho
“La crítica y solamente la crítica se halla a la altura de los
tiempos... Entre las teorías sociales, la crítica es indiscutiblemente
la más acabada de todas... En ella encuentra su plasmación más pura el
principio de amor del cristianismo, el verdadero principio social, y se hace el
último experimento posible para curar al hombre de su exclusivismo [y] de la
tendencia a rechazar ese principio: es una lucha contra el egoísmo bajo su
forma más simple y, por tanto, más dura” (el Libro, pág. 177).
San Bruno
“Este Yo es... la consumación y el punto culminante de una época
pasada de la historia. El único es el último refugio en el mundo antiguo, el
último rincón desde donde puede lanzar sus ataques” contra la Crítica
crítica...
“Este Yo es el más exaltado, poderoso y vigoroso egoísmo del mundo antiguo”
(id est del cristianismo). “... Este Yo es la sustancia en su más
dura dureza” (Wig., pág. 124).
Tras este coloquio intimo, los dos grandes Padres de la Iglesia ponen fin al Concilio. Después, se estrechan silenciosamente la mano, el único “se olvida de sí mismo en dulce autoolvido”, aunque sin “desaparecer completamente” por ello, y el Crítico “sonríe” tres veces y “sigile” luego “su camino, incontenible, seguro de su victoria y ya victorioso”.