Redactado: No lleva fecha,
pero del texto se ha podido desprender que fue redactado en 1952.
Publicado por vez primera: No nos consta.
Fuente de la versión digital: Partido Obrero
Revolucionario, Sección Boliviana del CERCI, http://www.masas.nu.
Esta edición: Marxists Internet Archive, febrero de
2011.
Este período de la historia boliviana, que es el del gobierno nacionalista de contenido burgués del bloque RADEPA-Movimiento Nacionalista Revolucionario, está internacionalmente dominado por el bloque político formado por la URSS y el imperialismo, después del breve interregno del pacto germano-soviético, iniciado el 23 de agosto de 1939.
De 1939 a 1945 tiene lugar la segunda guerra mundial, cuya consecuencia más importante ha sido la división del mundo en zonas de influencia dominadas por los aliados vencederos, reparto consagrado en las Conferencias de Yalta y Postdam. El 7 de abril de 1943, el gobierno presidido por el general Enrique Peñaranda -que llegó a la presidencia de la República como candidato de la rosquera Concordancia- declaró la guerra a los países del Eje, conformado por Alemania, Japón, Italia. En noviembre de 1936 fue sellado el pacto antiKomintern, comienzo de la colaboración entre Alemania y el Japón contra la Unión Soviética. En enero de 1937, se asoció Italia, habiendo nacido así el Eje Roma-Berlín (1936).
Texto del Decreto del gobierno boliviano declarando la guerra contra las potencias del Eje:
"Considerando:
"Que el Consejo de Defensa Nacional, después de deliberar detenidamente sobre la posición de Bolivia en el consorcio de las Naciones Unidas, comprometidos en guerra con las potencias del Eje y, apreciando el alcance de los compromisos contraídos con las naciones americanas en orden a la común solidaridad, ha sugerido el Presidente de la República que en armonía con esos pactos, avance el país hacia el estado de guerra;
Que, la movilización integral, permitirá intensificar la producción e impulsar las obras viales, relacionadas directamente con la defensa continental y el futuro desarrollo inclustrial boliviano.
"En Consejo de Ministros,
"Decreta:
"Artículo 1º. Se dispone que la nación ingrese al estado de guerra con las potencias del Eje y se reafirma su solidaridad con las Naciones Unidas, que luchan por el triunfo del derecho.
"Artículo 2º. Se ordena la movilización integral, quedando su ejecución a cargo de las autoridades correspondientes, conforme a las leyes y reglamentos del caso.
"Artículo 3º. El Consejo Supremo de Defensa Nacional funcionará con carácter permanente, para la adopción de las medidas emergentes de este Decreto.
"Es dado en el Palacio de Gobierno de la ciudad de La Paz, a los siete días del mes de abril de 1946 años.
"General Enrique Peñaranda, etc..."
Así, la política boliviana tuvo como referencia obligada la alineación de las potencias alrededor del Eje y de las mal llamadas "democracias imperialistas" durante la segunda guerra mundial, inconfundiblemente imperialista, aunque el huracán arrastró a la URSS, el más visible Estado obrero degenerado. El gobierno RADEPA-MNR se sometió al Decreto dictado por Peñaranda, instrumento indiscutido de la Casa Blanca.
Las fuerzas políticas conocidas como de izquierda, representadas en ese momento de manera particular por el stalinista Partido de la Izquierda Revolucionaria -fundado en año de 1940, en medio de luchas callejeras con la reacción-, se colocaron con entusiasmo detrás de la política timoneada por Estados Unidos de Norte América, sobre todo como consecuencia de la incorporación de la URSS al bloque anti?Eje; avanzaron un buen trecho por el camino del browderismo. Son ilustrativas las declaraciones de José Antonio Arze al conocer el Decreto firmado por el "demócrata" general Peñaranda -en verdad masacrador-, comentadas por "La Calle" de 27 de abril de 1943. La agencia AP trasmitió desde Washington el siguiente cable:
"Creo firmemente en la necesidad de que en este continente -por tanto en Bolivia, G. L.- debemos emplear el máximun de nuestros recursos y esfuerzos en la derrota del Eje. Creo que las masas democráticas de mi país y especialmente las que pertenecen a mi Partido, acogerán entusiastamente la posibilidad de enrolarse en los ejércitos de las Naciones Unidas, etc." El, supuesto marxista sustituyó la obligación de usar la táctica derrotista en una guerra de corte imperialista por el defensismo nada menos que de la nación opresora. En ese momento Marx y Lenin han debido retorcerse en sus tumbas.
Los gobiernos de Peñaranda y de Villarroel pusieron a disposición de la metrópoli opresora -de Estados Unidos- todas las riquezas e inclusive la política interna de Bolivia.
Las corrientes nacionalistas utilizaron como punto de arranque de su política opositora al tan combatido "entreguismo" del régimen encabezado por el general Peñaranda -un inconfundible gobierno rosquero-feudal burgués-; antecedente que va a servir de base a una larga lucha con equívocos rasgos antiimperialistas. Los movimientistas dijeron machaconamente que el general Peñaranda entregó en malbarato los minerales estratégicos al imperialismo, desperdiciando la oportunidad -creada por la guerra- de lograr buenos precios para sus mercancías.
En verdad, Peñaranda se limitó a llevar a la práctica la política tradicional de la gran minería, directamente entroncada en el capital financiero, y a la que no se le podía exigir patriotismo y mucho menos tener en cuenta solamente los intereses bolivianos. En "La Calle" de 20 de abril de 1943 encontramos una crónica al respecto, cuya síntesis publicamos a continuación:
"EL ESTAÑO A 139 LIBRAS.
"El precio que se paga ahora por el estaño boliviano es el más bajo en los últimos 25 años. La carta informativa del Banco Minero correspondiente a Abril, trae la siguiente demostración numérica obtenida de la revista 'Tin':
"Siendo el precio de Libras 275 papel igual a Libras 139 oro inferior al precio oro promedio en los precedentes 25 años en un 21.5%.
"Esto es lo que dice el Banco Minero. Sin embargo, estos precios satisfacen ampliamente a la minería, como que ésta, por medio de sus órganos de prensa, sus ministros, sus técnicos y del propio Banco Minero, elogio los contratos de venta del estaño, llamándolos "inmejorables".
Los productores mineros, en lugar de exigir buenos precios a los compradores de minerales, encaminaron sus pasos para lograr que el gobierno boliviano disminuyese algunas tributaciones que pesaban sobre ellos.
Crónica de "La Calle" de 18 de abril de 1943:
"En la tarde de hoy, a horas 16, su Excelencia, el Presidente de la República y el Gabinete, recibieron en audiencia especial a representantes de la minería grande y pequeña, con objeto de considerar algunos asuntos relaciones con esta industria. "Los representantes de la minería solicitaron la rebaja del impuesto adicional a las exportaciones, el ministro de hacienda expuso los puntos de vista del gobierno.
"Concluida la exposición de los representantes mineros, su Excelencia, el señor Presidente, dio por concluido el acto, disponiendo que sea el Consejo de Ministro el que considere y resuelve en definitiva la petición planteada".
Es con motivo de la segunda guerra mundial que aparece en toda su evidencia el hecho de que los yacimientos minerales bolivianos no eran más que las naturales reservas del imperialismo norteamericano, esto obligaba a que los gobiernos criollos fuesen totalmente sometidos a la voluntad del Departamento de Estado.
Desde fuera se arreglaron algunos problemas para incrementar el volumen de la producción minera, según se desprende del cable que trascribió "La Razón" de primero de enero de 1943:
"Washington. Se anticipa para dentro de poco un incremento de la valiosa contribución a la producción bélica del hemisferio occidental de parte de Bolivia. Las dificultades que restringen el funcionamiento en gran escala de las minas de plata, plomo, wolfran, antimonio y otros minerales bolivianos, pronto serán eliminados en gran extensión. La falta de maquinaria será obviada por el envío desde Estados Unidos. Al mismo tiempo, la conclusión de los cuatrocientos kilómetros de vías férreas que vinculan Bolivia con el Brasil en la Costa Este de América por medio del puerto de Santos. Importantes negociaciones diplomáticas se efectúan bajo la égida de la Junta de Producción Bélica. La Junta de Guerra Económica, según se informa de buena fuente, probablemente elimine la mayoría de éstos y otros obstáculos".
La oposición nacionalista, la del MNR, como veremos más adelante, acabó convertida en cumplidamente entreguista.
Es explicable que la gran minería y "su" gobierno hubiesen adoptado la línea de apoyo incondicional a la política norteamericana. No podía esperarse otra cosa.
Desde los primeros decenios del presente siglo, la izquierda y las masas combatieron sañudamente a la rosca por considerarla agente del imperialismo. Los gobiernos feudalburgueses fueron señalados como gendarmes encargados de garantizar que los inversionistas se embolsillen las ganancias obtenidas gracias a la explotación de los obreros nativos.
Lo que apareció sorprendente, al menos para los menos informados en política, fue la actitud del stalinismo frente a la rosca boliviana y al Departamento de Estado; se alió cínicamente con ellos, les sirvió incondicionalmente y combatió todo brote de protesta o de demandas salariales en el seno de los explotados. Sin embargo, esa conducta política se ajustaba al programa del stalinismo, a la revolución por etapas, al socialismo en un solo país, al apoyo a las supuestas burguesías progresistas. Por otro lado, esa actitud no era más que la concretización de la política internacional desarrollada desde el Kremlin por la burocracia stalinista contrarrevolucionaria.
En mayo de 1943 fue disuelta la Internacional Comunista, conforme rezaba el escueto comunicado de su Comité Ejecutivo. Desde el punto de vista de los intereses del proletariado mundial fue acaso una de las mayores y hasta monstruosas concesiones hechas por Moscú a Washington. La noticia fue registrada en Bolivia en la prensa rosquera y no ocasionó ninguna fractura en el PIR, que estaba viviendo el esplendor de su propia agonía.
La información dada por "La Razón" de 23 de mayo de 1943: "Será disuelta la Internacional Comunista como centro director del Movimiento Obrero Mundial.
Londres, 22 (AP). De moscú anuncian que el Komintern, que es la organización internacional del Partido Comunista, que fue fundado en 1919 por Lenin y Trotsky, con el declarado propósito de provocar la revolución mundial, ha resuelto disolver la Internacional Comunista, como centro director del movimiento obrero mundial. Después del meteórico resurgimiento de Hitler y Mussolini, el lema comunista de la "revolución mundial" cambio a "Lucha contra el fascismo".
La Internacional Comunista nació como Partido Mundial de la Revolución Social y concluyó como guardián de la seguridad y de la política mundial de la URSS.
La Tercera Internacional, que ha tenido una indiscutible influencia en el desarrollo del movimiento obrero y del socialismo bolivianos, fue fundada en Moscú en el mes de marzo de 1919 y según Lenin, el hecho constituyó el "primer escalón de la república internacional de los soviets y de la victoria universal del comunismo". Su primer presidente fue Zinoviev, que acabó purgado por Stalin en 1936.
En Julio-agosto de 1920 tiene lugar en Petrogrado y Moscú el segundo congreso que reúne a treinta y siete países. Se adoptaron las 21 condiciones de admisión de nuevas secciones, propuestas por Lenin y que buscaban impedir el ingreso de elementos que no habían abandonado el reformismo socialdemócrata o sus vinculaciones con la masonería. Los bolcheviques tuvieron que reprimir a bala la revuelta de Kronstad (febrero de 1921).
En 1921 (junio-julio) se realizó el tercer congreso y se adoptó la táctica del frente único desde las cumbres hasta las bases, esto para los países altamente industrializados. Se buscaba ganar para las posiciones comunistas a los obreros aún controlados por la socialdemocracia.
En 1922 (noviembre-diciembre) tiene lugar el cuarto congreso. Siguiendo la línea del segundo congreso, se pone el acento en los países que luchaban por libertarse del imperialismo, al respecto se adopta la táctica del frente antiimperialista.
En el quinto congreso (febrero-marzo de 1924), se lanza la consigna de la unidad por la base o colaboración con los obreros socialistas y la unidad sindical internacional. Stalin, cediendo a las tendencias reaccionarias de dentro y fuera de la URSS, lanza su teoría del socialismo en un solo pais, en contraposición a lo que tradicionalmente habían sostenido los marxistas de todo el mundo y entre ellos Lenin y Trotsky.
Julio-septiembre de 1928, el sexto congreso proclama el programa de la Internacional Comunista, donde todavía se habla de dictadura del proletariado, de la obligación de defender a la Rusia Soviética, de sostener a los movimientos nacionales de liberación, de transformar las guerras imperialistas en revoluciones, en guerras civiles, etc.
El séptimo congreso, el último, tiene lugar en 1936 (junio-agosto). Inaugura la política del, frente popular. Proclama la cooperación con las tendencias democrática, para luchar contra el fascismo.
En la historia de la Internacional Comunista se distinguen los siguientes períodos:
Primer período (1917-1924), profunda crisis del capitalismo mundial y gran oleada de revoluciones después de 1917 (Finlandia, Alemania, Hungría, Bulgaria).
Segundo período ) 1926-1928), dominado por la estabilización capitalista.
Tercer período (1928-1934), época del ultraizquierdismo, del aventurerismo, del sectarismo rojo sindical; período de la Liga Antiimperialista, se lanzó la consigna del gobierno obrero-campesino.
En 1934 la Internacional Comunista propugnó, en los países atrasados, la unidad nacional contra el fascismo y en defensa de la democracia, lo que importó el colaboracionismo clasista. La política de la Internacional Comunista, en su última etapa, sirvió de norma de conducta al Partido de la Izquierda Revolucionaria, que desarrolló la táctica de la unidad nacional al servicio de la burguesía y del imperialismo.
El Movimiento Nacionalista Revolucionario. Fue fundado el año 1941, alrededor del eje constituido por algunos intelectuales y periodistas, entre los que se destacaban Carlos Montenegro, que pasará a la historia como el teórico más coherente del nacionalismo; José Cuadros Quiroga, de una notable habilidad para el periodismo; el literato Augusto Céspedes; el periodista Armando Arce; Víctor Paz Estenssoro, con más cartel de economista que de abogado de la Empresa Patiño; Hernán Siles Suazo, que encarnaba el desplante y la aventura.
La primera plataforma programática movimientista fue redactada por José Cuadros Quiroga -en sus primeros momentos vinculados a la Internacional Comunista-, donde es posible descubrir la influencia de ideas fascistas y un indisimulado odio al marxismo y a la lucha de clases; sin explicitar ya se planteaba como fundamental la contradicción entre el imperialismo, esta vez encarnado en los Estados Unidos, y la nación oprimida. Wálter Guevara Arze, que venía de las trincheras marxistas, fue el que teorizó mayormente sobre este tema, si se exceptúa a Montenegro. Estos intelectuales se levantaron airadamente contra la cultura rosquera e influenciada por el imperialismo, a pesar de su fuerte entroncamiento con el quehacer cultural tradicional; no tuvieron tiempo ni fuerzas para imponer desde el poder su propia cultura.
El MNR, desde su organización fue señalado como nazifascista, acaso porque "La Calle", punto de partida, juntamente con el semanario "Busch", del movimientismo realizó durante la guerra labor de difusión de las noticias emanadas de las agencias periodísticas nazis.
Sin embargo, el movimientismo, bajo el fuego graneado de las rosca, del Partido de la Izquierda Revolucionaria y de sectores imperialistas norteamericanos, fue girando gradualmente hasta adoptar posiciones francamente democráticas y pro-yanquis, cosa que será mucho más visible durante el gobierno Villarroel. El 19 de julio de 1941, la policía dijo haber descubierto un "putch nazi". El gobierno Peñaranda decretó el estado de sitio en todo el país y las autoridades policiales apresaron a los miembros de la plana mayor del MNR, que fueron enviados al confinamiento en la zona oriental. El 21 del mismo mes circuló el primer manifiesto del MNR, con severas críticas a los actos del general Enrique Peñaranda. Se señalaron los contratos lesivos al interés del Estado sobre la venta de minerales estratégicos, y las persecuciones de que son víctimas, los organizadores del MNR.
La Logia militar RADEPA. Aglutinó a jóvenes oficiales que indignados se levantaron contra la vieja jerarquía castrense -causante de la pérdida de la guerra del Chaco- y contra la política y partidos tradicionales; muchos de ellos ascendieron a mayores en la orden general de 1942. Tal fue el caso de Jorge Eguino, que se hizo famoso por los fusilamientos de Chuspipata, Alberto Taborga, etc. La Logia nació en las prisiones del Paraguay y no ocultó sus simpatías por la Alemania Nazi. En vísperas de diciembre de 1943, los jóvenes oficiales, que estaban seguros de salvar a Bolivia de todos sus males, se vieron colocados ante la disyuntiva de escoger como acompañantes en el poder entre la fascista FSB y el ya nacionalista democratizante MNR. Se tuvo en consideración la popularidad ganada por los seguidores de Paz Estenssoro, sobre todo con motivo de la interpelación de gabinete por la masacre de Catavi, del 21 de diciembre de 1942. La interpelación tuvo lugar en el mes de agosto de 1943. Los militares estaban muy lejos de ser políticos avezados, encarnaban la euforia contenida, pero que no pudo destruir a la gran minería a y a los explotadores de pongos. La derrota de julio de 1946 se debió a que muchos radepistas, entre ellos el visible Celestino Pinto, se pasaron al lado de la rosca. No olvidemos que en vísperas del colgamiento del Presidente Villarroel algunos regimientos se negaron a salir a las calles.
Partido de la Izquierda Revolucionaria. Se fundó en el Congreso de Izquierdas de Oruro (1940). José Antonio Arze, fundador del PIR intervino en las elecciones generales como candidato a la presidencia, postulado por el Frente de Izquierda Socialista. Durante el período entre 1943 a 1946 aplicó en Bolivia la política diseñada por la Rusia Soviética, es decir, la política de "coalición antifascista", que no fue otra cosa que la coalición rosco-pirista y que tuvo su punto culminante en el levantamiento contrarrevolucionario del 21 de julio de 1946. El Partido de la Izquierda Revolucionaria, partido stalinista y cuya característica fundamental consiste en que retoma los postulados del menchevismo ruso, plantea para el país, como única tarea del presente, la revolución democrático-burguesa; para llevar a cabo este su objetivo, entre otras cosas, auspició la candidatura de Guachalla-Francovich. En 1947 participó en el gobierno de la rosca, en el gabinete ministerial de Hertzog. Esta franca colaboración con el gobierno de la feudalburguesía le llevó a actuar de manera totalmente subordinada a esta clase social; es más, actuó en complicidad con el gobierno de la rosca para aplicar medidas antipopulares y antiobreras. Cuando ya era tarde quiso iniciar una línea independiente. Su alianza con la oligarquía lo perdió y provocó una crisis interna, que se tradujo en una escisión interna.
De la escisión pirista de 1950 nació el Partido Comunista de Bolivia, que en lo fundamental reproduce el programa del PIR propugnando la revolución democráticoburguesa como tarea actual relegando para un futuro indefinido la revolución proletaria. Todo esto no es más que una repetición de la "teoría" de la revolución por etapas.
Partido Obrero Revolucionario. Fundado el año 1935, en el congreso de Córdoba (Argentina). Nació como sección de la Oposición de Izquierda, que en 1938 se transformará en la Cuarta Internacional.
Su fundador, el notable marxista José Aguirre Gainsborg, tuvo presente la urgencia de poner en pie a la vanguardia revolucionaria capaz de señalar una salida proletaria a la convulsión social que se esperaba siguiese a la finalización de la guerra del Chaco. Este criterio primó para englobar en una sola organización a elementos programáticamente heterogéneos. El marofismo (grupo Tupac Amaru) fue incluido sin la necesaria discusión necesaria y dilucidadora acerca del problema internacional, que involucraba cuestiones organizativas y de caracterización del país.
El Partido Obrero Revolucionario llevó una larga vida larvaria de cerca de un decenio sin poder aclimatarse en el país, sin penetrar en las masas, afinar su instrumento programático y su organización, situación que a veces se tradujo en crisis internas.
En 1938 tuvo lugar la escisión con Marof y sus seguidores alrededor del carácter del partido. Aguirre sostuvo la tesis de la organización de corte bolchevique, mientras que Marof se inclinó por poner en pie una organización difusa, sin rigor programático ni organizativo, buscando así, ni duda cabe, fáciles victorias electorales. La prédica porista, destinada a pequeños grupos de iniciados no alcanzó a las masas y cuando éstas la conocieron se limitaron a rechazarla, demostrando que no habían madurado aún para comprender el programa revolucionario.
Se puede decir que los años cuarenta el POR debuta en la política boliviana. Aprovechando un escenario del que estaba prácticamente ausente el nacionalismo y gracias al rechazo popular al contubernio del stalinismo con la rosca, pudo el POR penetrar relativamente en el movimiento obrero. El programa trotskysta logró esa proeza porque los explotados, particularmente los mineros comenzaban a sacar las conclusiones de su experiencia negativa en el seno del gobierno nacionalista.
En el congreso de Pulacayo fue adoptado el programa de la independencia política de la clase obrera, la revolución proletaria, de la alianza obrero-campesina y de la acción directa. De esta manera, la clase obrera en su conjunto dio un salto hacia adelante en la evolución de su conciencia. Las consignas de Pulacayo se convirtieron en el eje de la movilización de la nación oprimida durante el sexenio rosquero.
La revolución de 1952 fue hecha por la clase obrera, pero ésta entregó el poder a un partido nacionalista de contenido burgués, en último término al enemigo de clase.
El trotskysmo no pudo llegar al poder porque no logró resolver, en la lucha de clases, el problema del papel del partido en la insurrección; no logró transformarse en caudillo nacional y el MNR ocupó su lugar. Esta frustración se tradujo en sucesivas crisis internas.
Comprobamos que la afirmación del POR como partido se debe a su caracterización del nacionalismo, del que dijo que indefectiblemente se desplazaría hacia las trincheras imperialistas.
Partido Socialista Obrero Boliviano. Marof ha perdido la batalla, frente al stalinismo pirista, en su intento de estructurar un vasto partido que fuese la unidad de las tendencias de izquierda que se movían en el país. Poco después funda su propio partido, el PSOE, que pretendió en multitudinario y por eso deliberadamente nació sin programa y sin claros límites organizativos.
Logró penetrar relativamente en el movimiento obrero, aunque tradicionalmente el marofismo fue un movimiento enraizado en el artesanado. En cierto momento escisionó a la Confederación Sindical de Trabajadores de Bolivia, habiendo llegado a poner en pie su propia central, aunque sin mayor éxito.
Comenzó ocupando una posición centrista frente al trotskysmo (todos conocían a Marof como exponente de esta tendencia) y el stalinismo, pero gradualmente se fue inclinando hacia posiciones derechistas y pro-rosqueras, hacia el socialismo democrático, planteamiento que es bien visto por el imperialismo.
En 1941 propuso al POR conformar un frente y declaró que sus concesiones a la legalidad burguesa se debían a razones tácticas, que su misión era la de luchar contra todos los imperialismos (incluido el soviético, G. L.).
Es fácil advertir en el PSOE de esta época la influencia de los schmanistas, pues no ocultó sus simpatías hacia los opositores dentro del SWP norteamericano.
Marof llegó al parlamento y aquí se esmeró en criticar tanto al PIR como al MNR, habiendo tipificado a este último como nazifascista. Durante la segunda guerra mundial se ubicó sin dubitaciones en el campo de los aliados y de la "democracia". Marof concluyó como secretario de los presidentes feudalburgueses Enrique Hertzog y Mamerto Urriolagoitia.
Partido de la Unión Republicana Socialista (PURS). Aparece como las ramas republicanas que se habían escisionado del Partido Liberal.
La Unión Republicana Socialista nació en 1914-15, como un intento de rectificación a las deformaciones que impuso el Partido Liberal desde el poder el esquema de la "democracia boliviana", que debía basarse en la pureza del sufragio.
Sus fundadores: José Manuel Pando, Daniel Salamanca, Bautista Saavedra, Domingo L. Ramírez, Darío Gutiérrez, Román Paz, Adolfo Mier, Abel Iturralde, Florián Zambrana, Rafael de Ugarte, León M. Loza, Demetrio Canelas, etc.
Su programa. Saneamiento del sufragio: reforma de la Ley Electoral, marginamiento de los funcionarios estatales del plebiscito, representación de las minorías en el parlamento y en las municipales, restitución al parlamento de su dignidad e independencia.
Moderar el aumento excesivo de la deuda externa. Libertad industrial contra los monopolios. Formación de capitales nacionales y desarrollo industrial. Fomento a la minería, agricultura y ganadería. Equilibrio del presupuesto. Defensa del régimen metálico en oposición al papel moneda.
Repulsa a los negociados hechos a la sombra del poder. Restricción del estado de sitio. Libertad de prensa. Habeas corpus. Respeto a las garantías individuales.
Modernizar la legislación militar y organización del ejército para la defensa nacional.
Libertad para la enseñanza. Educación especial de la raza indígena.
Fomento a la solidaridad obrera. Leyes sobre salarios y accidentes de trabajo.
Implantación del registro civil. Descentralización administrativa, departamental, etc.
Este partido protagonizó una larga lucha opositora en el plano parlamentario. Uno de sus caudillos, Bautista Saavedra, sometió a una severa crítica el funcionamiento de la democracia en Bolivia, para concluir abrazando posiciones fascistas, que él identificó con el socialismo.
Los republicanos sacaron a los militares de sus cuarteles para consumar la revolución de 1920; este acontecimiento motivó la división del republicanismo entre los seguidores de Saavedra, que más tarde adoptaron el rótulo de "republicanos socialistas", y los de Salamanca, que se llamaron genuinos, siendo un sector estrechamente vinculado a la aristocracia terrateniente.
Saavedra desde el gobierno dictó las primeras leyes sociales, contrajo empréstitos internacionales en condiciones leoninas y reprimió sangrientamente al movimiento obrero (masacre de Uncía de 4 de junio de 1923).
En los años cuarenta ambas ramas republicanas se fusionaron en el PURS, que llegó al poder en las elecciones de 1947.
El viejo Partido Liberal. Aprobó su programa el 2 de diciembre de 1885.
Proclamó que tenía como base fundamental la libertad, la legítima expansión de todas las actividades sociales hacia el progreso.
Los liberales dijeron que su objetivo era luchar contra los excesos del poder -tiranía- y los actos sociales y personales que concluyen en abuso -anarquía-.
El Partido Liberal sostuvo proponerse reformas progresivas, lentas y paulatinas que demanden las condiciones sociales de un pueblo, según sean su ilustración e ignorancia, sus virtudes y sus vicios.
Para el Partido Liberal "un pueblo libre es una sociedad de hombres de bien, y los hombres de bien son quienes creen en un Dios de bondad y de justicia" (Programa). Añadió que defendía los derechos individuales "que amparan la vida, la libertad, el honor y la propiedad del hombre, la soberanía del pueblo, el sufragio popular consciente y depurado, la descentralización administrativa y municipal, la concentración y unidad política, la tolerancia de opiniones, la instrucción obligatoria para el pueblo y gratuita por el Estado, la libertad de trabajo, etc."
La verdad del sufragio -sostenía- es... el derecho primordial de las sociedades constituidas bajo la forma representativa. Sintetizó así su pensamiento, en ideas que las consideraba absolutas: "Dios, Patria, Libertad". Debutó proclamando "la subordinación militar a la sociedad civil, como condición esencial de las instituciones libres".Estaba seguro que así acabaría con los cuartelazos.
En 1907 sancionó su carta orgánica. Tejada Sorzano, en 1937, se empeñó en remozar los principios liberales: "el Estado dentro del concepto modernos del liberalismo deberá tener un papel activo para modificar las desigualdades sociales... Podrá y deberá el Estado tomar parte activa en la realización de tales fines, hasta que resulte conveniente entregarlas a la actividad privada". Recalca acerca de la necesidad de que el Estado tome a su cargo las prestaciones sociales en favor de los sectores mayoritarios: "dar a la propiedad un sentido de servicio social, sin atacar el derecho de adquirir bienes, de poseerlos y de beneficiarse con sus frutos".
El Partido Liberal representó los intereses de la feudalburguesía y actuó como punto de apoyo político para la penetración imperialista, particularmente al inglés. No pudo desde el poder estructurar el gran Estado nacional soberano, una de las tareas democráticas fundamentales y que permanece incumplida hasta hoy.
El liberalismo subió al poder a horcajadas sobre los campesinos y los artesanos y a través de la guerra civil. Este es un episodio sugerente en extremo y que no ha sido debidamente analizado.
El que no hubiese podido ni querido resolver el problema de la tierra y el que hubiese utilizado el asesinato en masa, la cárcel y la persecución para obligar a los campesinos a retornar a su condición de siervos -pongos-, imposibilitó que pudiese materializar su plan de un amplio desarrollo capitalista con todas sus emergencias. La democracia formal, aunque elitista, no pudo prosperar.
El Partido Liberal fue un perfecto partido feudalburgués, compuesto por terratenientes y por instrumentos del imperialismo.
Pando fue el primer presidente liberal, al que siguió Montes por dos períodos, Villazón y Gutiérrez Guerra, este último fue derrocado en 1920 por el republicanismo.
Partido Socialista Unificado. Fue un desprendimiento del Partido Socialista de Enrique Baldivieso, José Tamayo, que a su turno fue una la rama izquierdista que se desgajó del Partido Nacionalista organizado alrededor del Presidente Hernando Siles.
La escisión socialista tuvo lugar para aproximarse al Presidente Enrique Peñaranda. La convención de 1942 designó como jefe a Carlos Salinas Aramayo, que murió trágicamente durante el gobierno Villarroel. Figuró también como dirigente Francisco Lazcano Soruco, que en su juventud estuvo vinculado a "Bandera Roja" fue ministro de Educación y parlamentario durante el gobierno de Peñaranda. Apareció mezclado en la turbia maniobra del "voto Mesutti" o escamoteo de un voto para evitar la censura parlamentaria al gabinete ministerial con motivo de la masacre de Catavi.
Las condiciones de vida y de trabajo habían empeorado visiblemente. Los trabajadores de diversos sectores sociales plantearon una serie de reivindicaciones inmediatas, relacionadas con el empeoramiento de su vida, y del trabajo en las minas, en las fábricas, etc.
Menudearon las huelgas, también las minas que sindicalmente seguían desarrollándose al margen de las ciudades. En ese momento la dirección sindical a lo largo y ancho del pais era la Confederación Sindical de Trabajadores de Bolivia, (CSTB) brazo laboral del PIR y vinculada a la Confederación de Trabajadores de América Latina, organización stalinistas dirigida por el mexicano Lombardo Toledano.
El conflicto social de mayor volumen fue protagonizado por los mineros de la empresa de Patiño, a raíz de que el Sindicato de Oficios Varios de Catavi planteó el aumento salarial del cien por cien, con efecto retroactivo al mes de junio de 1942.
A las largas tramitaciones y a la paulatina concentración de tropas militares y policiales sobre el escenario de los acontecimientos, siguió la huelga general e indefinida.
El 21 de diciembre de 1942, una imponente manifestación de obreros, que estaban, a la que se sumaron mujeres y niños, fue diezmada a bala en la planicie que une a Siglo XX con Catavi. La casualidad hizo que muriera una mujer, María Barzola, que desde entonces dio su nombre al lugar en que se consumó la masacre de los mineros. Vinieron el estado de sitio, los apresamientos y destierros de supuestos y reales agitadores. Una represión despiadada imperó en todo el pais. En el parlamento tuvo lugar una interpelación al gabinete, que le sirvió al MNR para aparecer como el defensor y abanderado de los intereses de los trabajadores. El PIR salió de la batalla camaral totalmente aplastado.
"La Calle" de 22 de abril de 1943 dio informaciones escalofriantes sobre las condiciones de vida de los obreros mineros de Milluni y que, en realidad, eran comunes a todos los centros de trabajo, salvando algunas pequeñas y secundarias diferencias. Dijo que los obreros vivían en viviendas precarias, con pisos de tierra, sin ventanas, que eran al mismo tiempo, cocina, dormitorio y comedor. En esas covachas, de cuatro por ocho metros se metían hasta once personas. En el campamento Laikakota las viviendas eran casi cuevas con techos de latas. No hay farmacia ni médico.
Lo anterior explica que las autoridades acentúense las medidas represivas. La prensa informó que el gobierno del general Peñaranda había prohibido las manifestaciones del primero de mayo, partiendo del supuesto de que los agitadores extremistas pretendían desvirtuar su celebración.
La masacre de Catavi conmocionó a todo el pais y sus emergencias ganaron las fronteras. Muchas organizaciones sindicales del exterior se trasladaron al pais para prestar ayuda material a los sobrevivientes y también para estudiar las condiciones de vida y de trabajo de los obreros bolivianos.
La creciente inquietud social se proyectó al gobierno Villarroel y sobre todo por la particular relación que se estableció entre el nuevo régimen y los trabajadores, adquirió nuevas e insospechadas connotaciones.
El trabajo servil imperaba en el campo, donde menudeaban las sublevaciones de las nacionalidades nativas.
La clase media persistirá dentro de la tendencia de convertirse en uno de los factores de importancia del proceso político. El gobierno MNR-RADEPA forma parte de esta insurgencia.
A un año de la masacre de Catavi, el 20 de diciembre de 1943, el bloque político conformado por la Logia militar RADEPA y el Movimiento Nacionalista Revolucionario se hace cargo del gobierno, después de haber derrocado al general Peñaranda en un golpe de estado incruento.
La evolución política del pais determinó que los golpistas apareciesen como exponentes de los deseos populares y como rectificadores de la política entreguista del general Peñaranda. El bloque MNR-RADEPA aparece como una nítida expresión del nacionalismo de contenido burgués y existían razones para esperar choques entre el gobierno Villarroel- Paz con los Estados Unidos.
Por su contenido de clase no podía menos que formular, por lo menos en el plano de los enunciados imprecisos, el cumplimiento de las tareas democráticas más importantes postergadas. Dicho de otra manera, podía plantear el desarrollo del pais dentro del marco capitalista. En el plano de la teoría, esta postura coincidía plenamente con el programa del PIR.
No hay que extrañarse que este último partido político hubiese ofertado su cooperación a los nuevos dueños del poder.
Seguramente el Movimiento Nacionalista Revolucionario, que comenzó a actuar como la virtual dirección ideológica del bloque gubernamental, presionó para que la oferta fuese rechazada, oferta que tenía mucha coherencia y que no podía sorprender a los que tenían sus esperanzas puestas en el nacionalismo debutante.
El nuevo gobierno pagó muy caro el pasado propagandístico de sus componentes, que, como tenemos indicado, hundía sus raíces en el filo-fascismo. El Departamento de Estado se apresuró a colocar tanto al MNR como a RADEPA en el casillero nazifascista, que, por tanto, debían ser destrozados. Su medida inmediata fue la de recurrir a la consulta diplomática recíproca entre los países del continente antes de proceder a su reconocimiento. Los ministros movimientistas fueron colocados en cuarentena y sus líderes más visibles, como Montenegro y Céspedes se vieron obligados a renunciar, pagando caro su reilona campaña periodística contra el coloso opresor.
Los partidos de la rosca y el propio PIR fueron empujados por el nuevo gobierno al campo de la oposición y sintiéndose ya perseguidos se abandonaron en brazos del imperialismo, estaban seguros que Estados Unidos cumplirían con su obligación de derribar a los nazis, de imponer la democracia en el pais andino y de devolverles la dirección su puesto de dirigentes de la política boliviana.
El jefe del PIR, José Antonio Arze, desde México, propuso telegráficamente al Departamento de Estado para que, antes de un posible reconocimiento diplomático del gobierno Villarroel, obligase a éste a recibir en su seno tanto al PIR como a la CSTB. El stalinismo se estaba ofreciendo como garante de la pureza democrática nada menos que del eje MNR-RADEPA y como celoso e indiscutido guardián de los intereses imperialistas.
La conducta posterior de Estados Unidos fue para muchos sorpresiva. En el terreno de los hechos demostró que le interesaba únicamente contar en sus semicolonia con un gobierno capaz de maniatar a las masas levantiscas y no su ideología y que en este terreno se contentaba con cualquier declaración formal.
Como quiera que el timonel del bloque imperialista sabía que corría el riesgo serio de perder el control de las reservas mineralógicas, estratégicas, ubicadas en Bolivia, se empeñó seriamente en domesticar al nuevo gobierno golpista y pro-nazi, a fin de obligarle a marchar en el marco de su política exterior. Sabía por experiencia que los renegados son los que mejor cumplen este papel servil. Se apresuró en enviar a observadores encargados de constatar si las promesas democratizantes de Villarroel -y éstas menudearon- correspondían o no a la realidad. El enviado fue Avra Warren. En junio de 1944, dicho diplomático elevó un informe favorable a la Junta de Gobierno: "no quedaba ya ni un solo representante del MNR en ninguna de las posiciones de importancia. Warren aseguró que el mayor Villarroel le había dicho "que el MNR no tenía posibilidad práctica alguna para recibir una mayoría de votos en las elecciones próximas, ni de coaligarse con otros partidos para obtenerla". El testimonio respaldó la determinados de Estados Unidos de reconocer diplomáticamente a la Junta de Gobierno el 2 de junio de 1944.
La verdadera prueba del sometimiento del nuevo gobierno a la voluntad del imperialismo se dio cuando Villarroel decretó la nacionalización de los bienes de los súbditos del Eje y entre éstos fueron apresados 83 ciudadanos alemanes y japoneses, a los mismos que se los embarcó en un avión con destino a las prisiones norteamericanas. Se convocó a elecciones para el 2 de julio de 1944, como una formalidad dé apego del nuevo gobierno a la democracia.
El MNR observó con la cabeza gacha la brutal presión yanqui y la capitulación cínica de Villarroel, acaso esta actitud estuvo timoneada por la bellaquería tradicional de los líderes movimientistas.
No deja de sorprender que en el pais altiplánico se hubiese cumplido en el escenario de la farsa una de las leyes que rige el destino de los movimientos nacionalistas de contenido burgués de nuestra época: comienzan haciéndose populares por sus promesas de liberación nacional y concluyen postrados de hinojos ante el imperialismo.
Siguiendo el rodeo electoral, el MNR volvió al lado de Villarroel. Ironía de la historia, el Gobierno RADEPA-MNR aplicó con esmero el Decreto de Peñaranda declarando la guerra a los países del EJE nazifascista. En "La Calle" de 4 de enero de 1946 encontramos una nota que dice que "por determinación de la Junta de Defensa Económica fue expropiada la Empresa Minera Santa Fe. Dicha propiedad del alemán Gustav Eckenberg, situada en el cantón Morococala, de la provincia Dalence del departamento de Oruro, fue expropiada de acuerdo con los decretos elevados a rango de ley el 28 de diciembre de 1944, donde se declara de necesidad y utilidad públicas y expropiadas las propiedades de súbditos de países del Eje".
Puestas en orden las relaciones del gobierno boliviano con el Departamento de Estado de Estados Unidos, aquel pasó a preocuparse del logro rápido de una relativa estabilidad política y de aplastar la oposición de los partidos tradicionales y del PIR. El imperialismo cerró los ojos ante la despiadada represión de los opositores, los crímenes cometidos por la policía, la violación de los derechos humanos, etc.
Una de las maniobras más hábiles del gobierno consistió en su viraje hacia las masas campesinas y obreras, a fin de ganar apoyo popular y socavar la base social del frente roscostalinista.
El oficialismo no solamente propició la realización del congreso campesino, que puso en evidencia la capacidad de convocatoria que iban adquiriendo los nuevos gobernantes, sino que dictó el Decreto Supremo de 16 de mayo de 1946 suprimiendo -así, por Decreto y sin tocar para nada la base estructural del pais- los trabajos gratuitos y el pongueaje en el agro. Desde arriba se instituyó el régimen del salario, pese a que los campesinos seguían pegados a la tierra en su condición de siervos de la gleba. Como era de esperarse, la medida burocrática quedó como una simple declaración. También se obligaba a los propietarios de fundos rústicos a establecer y mantener escuelas rurales y se organizó una comisión para que redactase el Código del Trabajo Agrario. Las buenas intenciones menudearon, pero no pudieron tornarse realidad.
Desde el Ministerio de Trabajo hubo una aproximación hacia los obreros fabriles y ferroviarios, que se beneficiaron con una serie de concesiones.
Principales medidas dictadas en materia social:
* Por Decreto Supremo de 7 de febrero de 1944 se estableció por primera vez el fuero sindical: "Los obreros o empleados elegidos para desempeñar los cargos directivos de un sindicato no podrán ser despedidos sin previo proceso".
* El Decreto Supremo de 27 de noviembre de 1945 dispuso que les cuotas sindicales fuesen descontadas por planilla.
* Se incluyó el período de prueba (tres meses) en el cómputo de tiempo de trabajo para los efectos de desahucio y de retiro forzoso (Ley de 23 de noviembre de 1944).
* Por Decreto de 21 de diciembre de 1944 se estableció el pago de aguinaldo y prima, como dos beneficios diferentes. Más tarde dará lugar a aclaraciones, disputas obrero-patronales e inclusive huelgas.
* El 21 de diciembre fue declarado "Día del Trabajador Minero Boliviano" (más tarde se añadirá el trabajador petrolero), según establece la Ley de 18 de diciembre de 1944.
Como se ve, el gobierno RADEPA-MNR, hasta ese momento el régimen nacionalista de perfiles nítidos, desarrolló una política de tibio reformismo y de franco acercamiento a Estados Unidos. Internamente puso en práctica una dura política represiva contra la oposición rosco-stalinista y algunos de sus zarpazos alcanzaron a las avanzadas obreras y campesinas. En política exterior se esforzó por aparecer como seguidor incondicional de los principios de la democracia formal, del liderazgo de Estados Unidos y de la "civilización occidental y cristiana", lo que venía a contrastar nítidamente con todo lo que los nacionalistas habían escrito en "Busch" y "La Calle". La maniobra era clara: se buscaba lograr con la sinvergüenzura un soporte exterior poderoso y también neutralizar a la oposición interna.
La rosca era muy poderosa y dueña como era de los medíos de producción, controlaba los canales publicitarios. La iglesia -que en Bolivia siempre ha tenido mucho poder- en general, estaba alineada junto a la reacción opositora, pese a la presencia en su seno del "comunista" PIR. El empeño del gobierno por organizar y controlar a las masas buscaba la finalidad de su potenciamiento político y de ninguna manera la liberación de los oprimidos.
Tanto RADEPA como el MNR eran organizaciones políticas conformadas principalmente por elementos reclutados en las filas de la pequeña burguesía, pero la política que desarrollaron fue una respuesta particular a las exigencias y necesidades de las clases sociales extremas, de la burguesía y del proletariado. No tuvieron que oscilar mucho, pues desde el primer momento se esforzaron por identificarse con un esquema inconfundiblemente burgués. Lo fundamental de su política se orientó a ganar la confianza del imperialismo, a las masas explotadas se les arrojó promesas y un montón de Decretos, que no pasaron de ser papeles, simples papeles y no realidades.
Algo muy importante. Por primera vez nos encontramos con un proyecto político en el que aparecen los objetivos generales de un sector social inexistente en el país, la burguesía nacional. Ya se percibe que en el futuro la política retornará una y otra vez a este tema.
El desarrollo capitalista global e independiente, contando con el apoyo de la metrópoli imperialista y de las masas, sería el punto de arranque de una burguesía económicamente poderosa, de una democrática representativa floreciente y palpable y del gran Estado nacional soberano.. Tenemos aquí planteada la realización de tareas democráticas fundamentales. El capitalismo altamente desarrollado no puede permitir la supervivencia del trabajo servil, por improductivo y por constituir una traba opuesta al ensanchamiento del mercado interno.
¿Por qué la pequeña burguesía tiene que plantear el programa propio de la burguesía nacional? Precisamente por la inexistencia de esta última, pues, en caso contrario el partido pequeño burgués se limitaría a seguir el camino señalado por la gran burguesía. Por otro lado, en un país en el que no están cumplidas importantes tareas democráticas, el desarrollo de la economía nacional solamente puede darse a través de su cumplimierto. Existen dos posibilidades para el salto de las fuerzas productivas hacia adelante: el desarrollo en el marco capitalista, que es lo que demanda la burguesía nacional, y el poderoso desenvolvimiento integral de la economía por métodos socialistas. Toda la historia política anterior, incluida la historia de la izquierda, desembocó en la tesis propia de la burguesía nacional y en el mundo superestructural faltaba aún mayor madurez para que fuese posible formular la urgencia del desarrollo por métodos socialistas, lo que no pasaba de esbozo informe o de atisbo instintivo.
La trayectoria seguida por el gobierno Villarroel-MNR puede resumirse así: llegan al poder como bandera anti-norteamericana, como fuerza política destinada a transformar radicalmente al país y particularmente las relaciones entre las clases sociales. Como hemos visto, desde el poder se apresuró a desmentir su aureola antiimperialista y también contribuyó a desbaratar las esperanzas populares: no pudo consumar la liberación nacional y como se subordinó totalmente a la política de guerra del imperialismo, el proyecto de desarrollo de la economía fue abandonado o al menos ajustado a las necesidades del momento de la metrópoli. Lo más importante en este proceso radica en que la ley que rige la existencia y desarrollo de los movimientos nacionalistas burgueses en esta época de la revolución proletaria, no se cumplió de manera total, fue interrumpida en medio camino por el golpe contrarrevolucionario del 21 de julio de 1946. El último fenómeno fue determinante para el proceso político que sigue a 1942, que culmina en abril de 1952 y se proyecta a la etapa posterior.
La revolución de 1943 fue la sublevación de los mayores del ejército, lo que es por demás sugerente. RADEPA desde su formación importó una rebelión contra la alta jerarquía castrense, tipificada como incapaz e inmoral, como la expresión acabada de la rosca. Por primera vez los mayores cumplen un papel que estaba reservado a generales y coroneles. Se puede decir que constituyó una insurgencia de la juventud militar contra sus jefes. Desde el punto de vista clasista, la conjura de los mayores adquirió ribetes populares, que muy pronto se confundirá con el movimiento instintivo de los obreros y campesinos. Pese a todo, el gobierno Villarroel-MNR fue burgués y no se presentó la posibilidad de su desplazamiento hasta el polo proletario, por ejemplo:
Los militares y los políticos estaban seguros de que eran ellos quiénes señalaban rumbos a la política boliviana, cuando, en realidad, potencias extrañas les imponían ciertas normas de conducta. Para hablar de manera más franca: las organizaciones pequeñoburguesas no pudieron desarrollar, de manera consecuente y sostenida, su propia línea política, precisamente por su contenido de clase; fueron actores del drama que correspondía a la ausente burguesía nacional.
El primero entre sus iguales fue el mayor de ejército Gualberto Villarroel, que actuando tesoneramente logró convertirse en el centro director de la Logia RADEPA. Nació en un pueblecito de Cochabamba, el 15 de diciembre de 1908, en el seno de un hogar humilde ("La Calle", 22 de diciembre de 1943). Del valle cochabambino se trasladó a La Paz, en 1925, para ingresar al Colegio Militar, tradicional refugio de los jóvenes que carecen de un seguro porvenir. Es entonces cuando demuestra su apego al trabajo y a la disciplina, llegó a ser condecorado. Con motivo de los sucesos del Fortín Vanguardia en el Chaco (1928), el curso de Villarroel es precipitadamente promovido al grado de subteniente.
Concurrió a la guerra del Chaco, luego de haber hecho un estudio técnico en ferrocarriles. No fue un gran estratega, sino un aplicado oficinista. En la Presidencia de la República tampoco demostró tener una gran capacidad como político, se limitó a cumplir aplicadamente tareas administrativas.
Empecinado o valiente, tuvo el coraje de permanecer en su escritorio hasta el mismo momento en que las turbas irrumpieron en el Palacio Quemado. La avalancha multitudinaria, enceguecida por su propia victoria colgó de un farol de la Plaza Murillo de La Paz, junto a sus íntimos colaboradores.
Hasta 1944, los trabajadores mineros, en muchos lugares ya organizados en sindicatos, prácticamente vivieron de espaldas al sindicalismo de las ciudades, dominado por el artesanado. Cuando se fundó el PIR, apuntalaron masivamente a la nueva organización, seguros de que se trataba de un partido revolucionario; sin embargo, bien pronto concluyeron emancipándose de la influencia del stalinismo, al constatar que éste actuaba junto a la gran minería.
La CSTB intentó organizarlos, pero utilizando métodos burocráticos que en las ciudades le permitió controlar a toda la masa trabajadora. El 8 de agosto de 1939 y retomando el fallido intento de 1938, la Central Sindical Stalinista realizó en Oruro el llamado Primer Congreso de Trabajadores de la Industria Minera, bajo los auspicios de la Federación Sindical Orureña. Sus principales animadores: Antonio Carvajal (marofista), Trifonio Delgado, Nestor Marañon y Victor Chavez (marofista). La reunión, a la que asistieron algunas decenas de delegados, careció de trascendencia porque fue más una maniobra burocrática encaminada a ganar posiciones dentro de la CSTB.
La actual Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB) fue organizada en el congreso que tuvo lugar en Huanuni del 3 al 5 de junio de 1944. Su fundación fue auspiciada, de manera directa, por el gobierno Villarroel a través del Ministerio de Trabajo y del Sindicato Mixto de la Solivian Tin Tungsten Mines Corp., que a la sazón estaba timoneado por el connotado movimientista Emilio Carvajal. Originalmente decidió llamarse Confederación Nacional de Mineros, con una secretaría permanente en Oruro o en La Paz. El 21 de diciembre fue declarado día del trabajador minero. Se acordó demandar la ejecución del contrato colectivo de trabajo, incluido de igual manera en el contrato individual, que consigna el Código Busch. También se acordó exigir la uniformidad de los salarios y precios de pulpería en todas las empresas mineras.
A la inauguración fueron invitados el Presidente Villarroel y el Ministro de Trabajo Monroy Block.
Una comisión de Huanuni había recorrido todas las minas preparando el congreso, por esto resultó un desatino la desautorización pública hecha por la CSTB. La central stalinista dijo que el congreso se reuniría con fines políticos y que era ilegal por no contar con la autorización suya. Pero tampoco la gran prensa dio importancia al acontecimiento, seguramente porque creía que al margen del PIR no podía tener lugar ningún acontecimiento obrero de importancia. Los delegados que asistieron al encuentro eran elementos realmente entroncados en el movimiento obrero, si se exceptúan los casos de Lechín y otros pocos.
Juan Lechín era ya militante del MNR y fue este Partido el que lo incrustó en la organización sindical, pese a que carecía de antecedentes al respecto. Apareció arbitrariamente en la nómina de delegados de Catavi, sobre todo bajo la presión de veneros y de Antonio Gaspar, ambos totalmente identificados con el gobierno Villarroel. Hasta entonces, las organizaciones sindicales tenían a la cabeza un secretario general, pues el cargo de ejecutivo fue impuesto más tarde y gradualmente.
Emilio Carvajal fue designado como secretario general y Lechín como secretario permanente (o ejecutivo), en la creencia de que debía encargarse de los trámites ante las autoridades.
El primer congreso de la Federación de Mineros pasó como estrictamente oficialista y ese era su verdadero carácter. La prensa del país apenas si registró el acontecimiento. Muy pocos percibieron que los trabajadores mineros, bajo el impulso del oficialismo están incorporándose, es decir, que se asistía a este evento de inesperada importancia histórica, que habría de cambiar radicalmente el curso de la historia posterior.
"1º. primero de julio de 1945 se inauguró en Potosí el Segundo Congreso de la Federación Minera. Emilio Carvajal seguía siendo la cabeza visible, pero el secretario permanente Lechín ya había cogido la sartén por el mango. Fue consolidada la identidad de la nueva organización con el gobierno Villarroel. Carvajal abandonó el escenario sin mucha lucha. Lechín se transformó en secretario ejecutivo y Mario Torres fue nominado secretario general. Todos ellos eran hombre de confianza del Ministro Monroy Block. Ninguna sospecha turbó la creencia oficialista de que la FSTMB sería su mejor instrumento en la lucha contra el bloque rosca-PIR. Los trabajadores, que comenzaron demandando algunas reivindicaciones inmediatas, se inclinaron naturalmente a apoyar al gobierno movimientista, seguros de que así combatían a la reacción y al imperialismo.
Algunas resoluciones aprobadas por este Congreso:
"1º. Pedir al Supremo Gobierno que dicte la Ley de Amnistía General para dirigentes obreros, como único medio de reparar las injusticias y atropellos que sufren las clases trabajadoras.
"2°. Solicitar sean reajustados a los salarios las pérdidas de la pulpería barata para los conceptos de indemnización y desahucio.
"3°. Solicitar la institución del descanso sabatino para empleados y obreros.
"4°. Cancelación de la autonomía de la Caja de Seguro y Ahorro Obrero, debiendo pasar a depender del Ministerio de Trabajo.
"5°. Pedir que las maquinarias de procedencia alemana pasen a poder el Estado, ya que están siendo destruidas sistemáticamente".
("Ultima Hora", La Paz, 21 de julio de 1945)
Nótese que no se usa el lenguaje tradicional en el sindicalismo de "exigir" o "imponer" tal o cual reivindicación, sino que se dice invariablemente "solicitar". Algo más, el congreso buscó legitimar los atropellos que se venían cometiendo contra las empresas alemanas.
El ministro de Trabajo recibió un voto de aplauso y gratitud de parte de los congresistas. Declaró a la prensa que "esta clase de agrupaciones van desligándose de la política, para dedicarse íntegramente a las cuestiones sociales, cuya solución beneficiaría no solamente a los de su ramo, sino también a los trabajadores en general". ("La Razón", 10 de iulio de 1945).
Como se ve, el gobierno sólo quería que la Federación Sindical de Trabajadores de Bolivia apoyase su conducta, sin inmiscuirse en otros problemas extraños a los propiamente laborales. Buscaba una especie de sindicalismo apolítico de corte norteamericano, a fin de controlar la ideología de los trabajadores.
Ese mismo año de 1945 fue convocado el tercer congreso de la stalinista CSTB.
Ya a comienzos del presente siglo, los obreros de la época -casi todos ellos artesanos- comenzaron siendo organizados por el liberalismo dueño del poder político. No bien se incorporaron los trabajadores y adquirieron cierta experiencia en la lucha cotidiana, comenzaron a plantear sus propios objetivos políticos y su independencia organizativa. Cuatro décadas después parece repetirse la historia, ciertamente que con algunas variantes.
No se puede dudar que la Federación de Mineros fue organizada por el gobierno movi-radepista para que le sirviese de instrumento incondicional. De la misma manera que en el pasado, los trabajadores maduraron en la lucha diaria por el logro de sus propias reivindicaciones: maduraron con referencia al gobierno nacionalista y comenzaron a comprender que éste no tenía capacidad para emancipar al pais de la opresión ejercitada por la metrópoli foránea y tampoco para satisfacer las premiosas necesidades de los trabajadores y de la mayoría nacional. El reformismo de Villarroel se estaban agotando muy rápido, como corresponde en un pais empobrecido en extremo y de poco desarrollo capitalista. Partiendo de esta experiencia, los sectores más avanzados de los mineros hicieron planteamientos políticos que iban más allá del nacionalismo de contenido burgués y adoptaron posturas que exteriorizaban la desconfianza acerca de la capacidad liberadora del régimen imperante. La clase obrera, a través de una reducida vanguardia, estaba comenzando a plantear su propia política, vale decir, se estaba diferenciando ideológicamente del nacionalismo. También este proceso, en su desarrollo evolutivo, sufrió importantes interferencias por la contra revolución del 21 de julio.
A principios de marzo de 1946 se reunión en el distrito de Catavi el tercer congreso minero y que marca el punto de arranque de un fundamental viraje de los sectores de vanguardia hacia la izquierda.
Constituye una ley propia del movimiento de masas el que las bases siempre se encuentren más a la izquierda que los congresos y éstos mucho más que los dirigentes. La alta capa de dirigentes, que con tanta facilidad se burocratiza, es siempre más conservadora que los propios dirigentes medios. Lo anterior puede permitir comprender que los acuerdos del tercer congreso de Catavi solo reflejaron pálidamente lo que estaba sucediendo en las corrientes subterráneas antimovimientistas que iban ganando paulatinamente a las bases sindicales cada día más amplias.
La enorme trascendencia del congreso de Catavi radica en que la avanzada de los mineros planteó por primera vez posiciones que iban más allá de las formuladas por el nacionalismo de contenido burgués. Con anterioridad se había hablado de socialismo, pero se lo confundía con las demandas nacionales o democráticas. Casi todos estaban seguros que el socialismo boliviano, por corresponder a un país atrasado (semifeudal decían los supuestos "marxistas" más avanzados de la época), debía ser necesariamente moderado y que las grandes transformaciones vendrían de afuera. La discusión teórica venía desarrollándose en este marco. Con posterioridad a la guerra del Chaco, particularmente durante los gobiernos de Toro y Busch, se identificaba socialismo con nacionalismo, que no pasaban de plantear sugerencias progresistas y renovadoras. Esta mentalidad tuvo decisiva importancia para las formulaciones programáticas del PIR y del PSOE, que no se atrevieron a plantear objetivos más allá de los, puramente democráticos.
En marzo de 1946 se dijo con toda claridad que los explotados de las minas no creían posible su liberación por los caminos del nacionalismo y que solamente se lograría pasando por la implantación de su propio gobierno.
Hasta entonces todos hablaban del pueblo, considerando que dentro de él se encontraba la clase obrera. En Catavi se puntualizó que el proletariado era la clase revolucionaria por excelencia, esto por el lugar que ocupa en el proceso de la producción y no por su mayor o menor miseria, por su número y otras consideraciones semejantes.
Hay dos fenómenos remarcables en dicha reunión. Uno de ellos se refiere a la virtual ruptura pública entre el gobierno, que estaba seguro que el congreso se desarrollaría bajo su control, y la avanzada obrera, no solamente radicalizada sino marxistizada, trotskyzada.
Fue este acontecimiento espectacular el que logró ser publicitado por algunos órganos de prensa del país.
El otro hecho, acaso más importante, permaneció ignorado. Los que hablaban de socialismo lo hacían como si se tratase de un acontecimiento que tendría lugar mucho más tarde o acaso nunca, sin tocar para nada a la organización social imperante en Bolivia. Eran socialistas inofensivos y se podía descartar que nunca se orientarían hacia la liberación de los explotados.
En dicho congreso minero y por primera vez, fue planteado un programa de reivindicaciones transitorias: la lucha diaria por la satisfacción de las necesidades más sentidas de los obreros debía permitir que éstos, teniendo en cuenta sus prejuicios y su real desarrollo político, se encaminasen hacia la conquista del poder político. De esta manera, la dictadura del proletariado, el gobierno propio de los explotados, aparecía como algo factible, como un objetivo que se tornaba alcanzable al calor de la lucha. La lucha por los salarios no se agotaba en un estrecho marco, sino que podía proyectarse hacia el socialismo. En la lucha cotidiana se trabajaba para aproximarse a la revolución proletaria. En Catavi ya se habla de salario mínimo vital con escala móvil referida a los precios de las mercancías; de la escala móvil de horas de trabajo con relación al volumen de la masa de desocupados; del contrato colectivo de trabajo como única forma de contener la prepotencia y las ventajas patronales; del control obrero en las empresas en general; de la independencia sindical; de las bolsas prohuelga y, sobre todo, de la ocupación de las minas por los trabajadores. Fue repudiado todo método de conciliación por considerar una forma de sometimiento de los obreros a la voluntad patronal y se le opuso la acción directa de masas, sin olvidar su polifacética expresión.
La contrarrevolución rosco-stalinista del 21 de julio de 1946, que importó el retorno de la rosca al poder, no pudo menos que acentuar el radicalismo de los trabajadores mineros; la represión gubernamental prácticamente marginó del escenario al Movimiento Nacionalista Revolucionario y se proyecto a neutralizar a los activistas sindicales no piristas, sobre todo a los militantes poristas. El país ingresó a una etapa de efervescencia social. Es en este clima que tiene lugar el Congreso Minero Extraordinario en el distrito de Pulacayo (noviembre de 1946).
En la Junta de Gobierno presidida por el abogado Tomás Monje Gutiérrez, que en sus años mozos fue nada menos que animador del Centro Agustín Aspiazu, considerado como un reducto socialista, fue designado como ministro de Trabajo el artesano Aurelio Alcoba, que se había iniciado en la Unión Obrera de Potosí y militado, más tarde, en la CSTB, en su condición de activista del PIR.
En Pulacayo, los trabajadores mineros arremetieron con inesperada violencia contra el "ministro obrero", dando así expresión humana a la colosal lucha que se venía librando en el campo social entre el sindicalismo artesanal, heredado del pasado, y el proletariado, que comenzaba a dar sus primeros pasos.
Pulacayo todavía estaba en actividad como mina de estaño, recordando así y en alguna forma, su pasado de mole de plata imponente. La montaña y el Salar de Uyuni dominan y configuran al paisaje y a los hombres. Admirable y adecuado escenario para el lanzamiento de la proclama revolucionaria más importante de nuestra historia. El descomunal y agorero choque entre las tendencias ideológicas extremas que son expresión de nuestra sociedad, tuvo lugar en ese punto elevadísimo de la Cordillera de los Andes, desde donde se domina la altiplanicie que comienza dividiéndose en el paisaje lunar del salar y que nuevamente vuelve a empinarse en la cordillera Occidental. En ese escenario cósmico -grandiosa creación de la naturaleza- nació el nuevo movimiento obrero revolucionario, que esperamos cumpla su descomunal tarea de transformar radicalmente a la atrasada Bolivia.
A diferencia del tercer congreso, el de Pulacayo fue precedido de una apasionada polémica periodística. Los que dirigieron las jornadas contra-revolucionarias estaban seguros de que les correspondía actuar como amos de todo el movimiento sindical. La pasión puesta por los mineros en la lucha arrancaba de la certeza de que en el país se había abierto un período de restauración ronquera y que correspondía luchar enconadamente para defender las conquistas sociales logradas.
En un ambiente tenso, cuando todas las miradas del país estaban fijas en Pulacayo, los mineros adoptaron por unanimidad un documento principista, redactado en elevado estilo panfletario, en un lenguaje ajustado a la ortodoxia marxista. No era, ciertamente, el lenguaje propio de una clase obrera dominada por el analfabetismo, pero esa elevada forma política expresaba las ideas y los sentimientos que flotaban en el ambiente, que pugnaban por salir a primer plano en los medios sindicales. Desde este punto de vista estaba bien que la rudeza de propósito de los trabajadores hubiese encontrado el afilado lenguaje del teórico político: de alguna manera la forma sirvió para subrayar el contenido. Los propósitos obreros aparecieron como apasionada arenga revolucionaria, como un llamado a la acción. El documento, que inicialmente ostentaba un largo título ("Tareas Centrales de la FSTMB") ha ingresado a la historia como la "Tesis de Pulacayo").
Pocos se han dado cuenta que la Tesis polemiza con el pasado del movimiento marxista y sindical, con mucha energía sanja los problemas en disputa. Es por esto que se convierte en un hito que marca un profundo viraje en la historia de la formación de la clase. También va a pagar tributo a muchos de los aspectos débiles de un proletariado muy joven y que concentra el atraso cultural del país, que es la resultante del poco desarrollo capitalista de Bolivia.
¿País semifeudal o precapitalista? Este extremo se venía repitiendo mecánicamente en todo el continente desde hacía muchas décadas. Era la línea oficial de la Internacional Comunista, que apostaba a la carta de la revolución democrática o burguesa. Lo extraño es que los primeros grupos trotskystas no hubiesen sido ajenos a este verdadero prejuicio, demostrando así que muy poco aprendieron de su maestro Trotsky acerca del carácter de la economía mundial. ¿País campesino? La respuesta afirmativa se asentaba en una sociología puramente descriptiva. ¿País indio? Nadie ponía en duda la tesis, pues, el socialismo de la época estaba profundamente impregnado de indigenismo y tenía en éste una de sus raíces. El destacado teórico Bujarín suscribió la premisa de que gran parte de los países del mundo eran campesinos. Así, en pleno siglo XX cuando el imperialismo ya se encontraba en plena disgregación, se dejaron abiertas las puertas para la teoría de que los países de poco desarrollo capitalista conocerían una particular vía de desarrollo. El menchevismo se daba la mano con el populismo.
La Tesis de Pulacayo da la inesperada definición: Bolivia país capitalista atrasado, es decir, ya capitalista aunque arrastrando, como resabio del pasado, los modos de producción precapitalistas. Ese capitalismo como economía combinada forma parte de la experiencia del país como capitalista, lleva implícita la premisa de que ya no conocerá un capitalismo totalmente desarrollado.
Esta afirmación de la Tesis de Pulacayo constituye un valioso aporte a la teoría de la revolución boliviana, porque al definir así al país está ya señalando qué tipo de revolución deberá realizarse y cuál mecánica de clases corresponde a la realidad nacional concreta.
Con todo, la revolución tiene que corresponder a los rasgos diferenciales del capitalismo boliviano: estará protagonizada por lo que Lenin llamó la nación oprimida, por las clases sociales que soportan la opresión imperialista, que ciertamente es nacional. El movimiento obrero tradicional siempre asumió una actitud paternalista hacia el campesinado y en alguna forma se sumó a las corrientes que en medio de la clase dominante buscaban domesticar a los indios salvajes mediante el alfabeto. No se encuentran ejemplos de que las direcciones sindicales hubiesen alentado a los campesinos para que usen sus propios métodos de lucha contra el gamonalismo. En Pulacayo donde confluyeron muchos delegados campesinos, cosa no extraña en nuestro sindicalismo, se dijo programáticamente que los explotados del agro sólo podían libertarse si colocaban su belicosidad y su enorme capacidad de lucha detrás de la estrategia del proletariado. La alianza obrero-campesina, que tiene que entenderse como un hecho político en el que la clase revolucionaria de la ciudad arrastra tras de sí a la masa del agro y ésta lleva al proletariado al poder, fue señalada como el eje básico de la estrategia revolucionaria.
Siguiendo lo que ya se había dicho en Catavi, se repudió el arbitraje obligatorio y se le opuso la acción directa. Los obreros, en su lucha revolucionaria, estaban llamados a tomar en sus manos todos los problemas sociales y nacionales para resolverlos por sí mismos y para imponer sus soluciones con ayuda de su propia fuerza. Las organizaciones que actúan así necesariamente entran en choque con el gobierno central y de esta manera se abre un período de dualidad de poderes.
También por primera vez se delimitaron con nitidez los métodos de lucha propios del proletariado con referencia a los de las otras clases. El parlamentarismo fue señalado como una forma de actividad que puede ser utilizado sólo en determinadas condiciones políticas y a condición de que los parlamentarios obreros transformen sus curules en tribuna revolucionaria, que sirva para organizar, educar políticamente y movilizar a los del llano. Se estaba repitiendo lo que enseñó Lenin al respecto.
La movilización de masas que siguió a 1946 tuvo como eje las consignas fundamentales de la Tesis de Pulacayo. La clase obrera en su conjunto dio un salto adelante en el desarrollo de su conciencia y más tarde se planteará el problema de la relación entre las masas y su partido político, pero este es un problema que no encaja en el límite del presente trabajo. Diremos, finalmente, que alrededor de la tesis de Pulacayo se estructuró el Bloque Minero Parlamentario.
La derecha ensayó una y otra vez conformar un bloque de unidad nacional antifascista. Estaba segura que esta táctica obligaría a los EEUU no sólo a prestarle decidido apoyo, sino a intervenir en la política boliviana para reponer la "democracia". El PIR y la CSTB se identificaron con esta política desde el primer momento y que, como hemos indicado, coincidía con la conducta de la burocracia del Kremlin. La campaña desatada por los dueños de los medios de producción fue descomunal: utilizaron los periódicos, los púlpitos de las iglesias, las reuniones sociales para agigantar las medidas represivas, reales o imaginarias que tomaba el gobierno. El objetivo era el de concentrar la atención de todos los descontentos por el malestar social y económico imperantes, de las víctimas de la persecución de la masa estudiantil, del magisterio y también de los trabajadores.
El trabajo de mayor envergadura estuvo dirigido hacia el ejército, unido a la feudal-burguesía por numerosos canales. Villarroel cayó porque la rosca logró ganar en favor de sus posiciones a parte de las fuerzas armadas.
Los frentes anti-fascistas fueron realmente muy amplios y se involucraron a vastas capas de las diferentes clases del país. El 24 de mayo se constituyó la Unión Democrática Boliviana, (UDB) mediante pacto suscrito por Juan José Campero, por el Partido Republicano Genuino; Waldo Belmonte Poi, por el Partido Republicano Socialista; Max Atristaín, por el Partido Socialista y José Antonio Arze, por el Partido de la Izquierda Revolucionaria (ver "Bolivia bajo el terrorismo nazi-fascista" por José Antonio Arze).
Programa de la UDB: "Por la extirpación del nazi-fascismo y por la completa solidaridad con la causa de las Naciones Unidas. Por la constitucionalización del país y la efectividad de las libertades políticas. Por la más amplia protección a las clases trabajadoras y por el efectivo respeto a sus libertades sindicales. Por un plan inmediato y práctico para el abaratamiento de la vida. Por la organización de un Consejo de Economía planeada que ponga las riquezas nacionales al servicio del país".
A la UDB sucedió un bloque político mucho más amplio que adoptó el nombre del Frente Democrático Antifascista, constituido por el Partido Liberal, por el Partido Republicano Socialista, por el Partido de la Izquierda Revolucionaria, por el Partido Republicano Genuino, por el Partido Socialista, por la CSTB, por la FUB, por la FUL paceña, por el bloque Democrático Universitario, por el Frente de Estudiantes de Secundaria, por el Centro de Acción Paceña, por el Centro Alonzo de Ibáñez. En 1946, el escenario político estaba casi completamente copado por el FDA, que se convirtió en el estado mayor que canalizó todo el descontento social hacia la contra-revolución del 21 de julio.
G. Lora