Escrito: Escrita el 24 de
enero de 1899. Enviada de Shúshenskoie a Bruselas. Se publica de
acuerdo con el manuscrito.
Publicado por primera vez: Publicada por primera
vez en 1931, en la recopilación: V. I. Lenin, Cartas a los
familiares.
Fuente de esta edicion: Editorial Akal, Obras
Completas, Tomo 41
Html: Marxists Internet Archive.
24 de enero.
Querida Manía: Estoy segura de que pensarás de mí que soy una informal, porque prometí escribirte y. . . ni una palabra. La verdad ante todo: tienes motivos para regañarme. Hacía mucho tiempo que me proponía escribir, pero siempre lo iba postergando. En primer lugar, tengo que contarte cómo pasamos Navidad. Muy alegremente. Toda la gente del distrito se fue a la ciudad, la mayoría por tres o cuatro días. Shush no es un lugar muy poblado, y por eso nos resultó particularmente agradable estar reunidos con la gente. Ahora conocemos a todos los vecinos del distrito. Fue una verdadera fiesta: patinamos, y todo el mundo se reía de mí; pero desde Minusinsk hice grandes progresos. Volodia aprendió en Minusinsk una serie de pruebas, y ahora sorprende a los de Shúshenskoie con distintos "pasos de gigante" y "saltos españoles". Otra de las diversiones fue el ajedrez. Jugaron prácticamente desde la mañana hasta la noche. Las únicas que no jugamos fuimos Zina y yo. Dicho sea de paso, acabé por contagiarme, y jugué una partida con un jugador principiante y hasta le di jaque mate. También cantamos, en ruso y en polaco. Como V. V. tiene una guitarra, cantábamos con acompañamiento. También leíamos, pero sobre todo charlamos hasta por los codos. Lo mejor de todo fue cómo recibimos el Año Nuevo (entre otras cosas, mantearon a Volodia; era la primera vez que presenciaba una cosa así, y me reí con ganas). Para el carnaval esperamos visitas. No sé si vendrán, pero tengo muchos deseos de que lo hagan. No puedo decir que los de Minusinsk tengan buen aspecto: Tóniechka está muy anémica, terriblemente delgada y pálida; Zina adelgazó también, y sobre todo está muy nerviosa; los hombres tampoco andan muy bien. Gleb no hacía más que echarse en el diván o en la cama. Por supuesto que dejamos a los patrones de la casa completamente aturdidos porque en los últimos días nos sentábamos a la mesa de diez a dieciséis personas. Terminaron por confesar que no hubieran podido resistir ni un día más. Mamá no vino con nosotros por temor al frío. Después de Minusinsk, reanudamos nuestras ocupaciones habituales. Volodia se sumergió en sus "mercados". Ahora está escribiendo el último capítulo, y en febrero estará terminado el libro. En el último correo recibi una carta de la esposa de Écrivaín. Es una carta llena de júbilo. Fue autorizada la aparición de la revista Nachalo; la autorización fue completamente inesperada y ahora están muy atareados. En la carta se percibe qué excitados están todos allí. Entre otras cosas dice que la traducción de Webb está muy bien y que saldrá pronto. La noticia es agradable. Tenemos un invierno magnífico. Hasta ahora no hemos tenido ni siquiera una muestra de los terribles fríos siberianos; el sol brilla como en primavera, y ya hablamos de que el invierno se ha ido sin que nos diéramos cuenta (aunque, en rigor, aún no ha pasado del todo). ¿Cómo lo pasas allí? Te quejas de que te escribo poco, pero no puede decirse que tú lo hagas muy a menudo. Eso no está bien. ¿Has visto ya mucho de la vida belga? Y en general, ¿te gusta lo que ya has visto? Escribe con más frecuencia, y yo, por mi parte, procuraré ser más cumplidora. Mamá te besa. ¿Cuándo volverás a casa? Ya debes de haberte convertido en una verdadera francesa. Te envidio desde ya el conocimiento del idioma, ¡cómo me gustaría saber a fondo aunque sólo sea un idioma extranjero! Bueno, hasta pronto. Que sigas bien. ●
Nadia.