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Redactado: A inicios de marzo 1920, o poco
antes, en ocasion del Día Internacional de la Mujer (8 de marzo).
Fuente de la presente versión: Traducción
proporcionada por Daniel Gaido.
Esta edición: Marxists Internet Archive, agosto
2017.
El Día de la Mujer o Día de la Mujer Trabajadora es un día de solidaridad internacional, y un día para pasar revista de la fuerza y la organización de las mujeres proletarias.
Pero este no es un día especial solo para las mujeres. El 8 de marzo es un día histórico y memorable para los obreros y los campesinos, para todos los trabajadores rusos y para los trabajadores de todo el mundo. En 1917, en este día, estalló la gran Revolución de Febrero [1]. Fueron las mujeres obreras de San Petersburgo quienes comenzaron esta revolución; fueron ellas las primeras en levantar la bandera de oposición al Zar y sus compinches. Y así, para nosotras, el día de la mujer trabajadora es un día de doble celebración.
Pero si este es un día festivo para todo el proletariado, ¿por qué lo llamamos el “Día de la Mujer”? ¿Por qué realizamos celebraciones especiales y reuniones dirigidas sobre todo a las mujeres obreras y a las mujeres campesinas? ¿No hace esto peligrar la unidad y solidaridad de toda la clase obrera? Para responder a estas preguntas, tenemos que echar la vista atrás y ver cómo nació el Día de la Mujer y con qué propósito fue organizado.
Hace no mucho tiempo, unos diez años en realidad, la cuestión de la igualdad de las mujeres y la cuestión de si las mujeres podían participar en el gobierno junto con los hombres estaban siendo muy debatidas. La clase obrera de todos los países capitalistas luchaba por los derechos de la mujer trabajadora; la burguesía no quería aceptar estos derechos. No estaba entre los intereses de la burguesía reforzar el voto de la clase obrera en el parlamento, y en todos los países obstaculizó la aprobación de leyes que daban derechos a las mujeres trabajadoras.
Las socialistas de Norteamérica fueron particularmente persistentes en sus demandas por el derecho a voto. El 28 de febrero de 1909, las mujeres socialistas de EEUU organizaron enormes manifestaciones y reuniones por todo el país demandando derechos políticos para las mujeres obreras. Este fue el primer “Día de la Mujer”. La iniciativa de organizar un día de la mujer corresponde por tanto a las trabajadoras de Norteamérica.
En 1910, en la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, Clara Zetkin [2] planteó la cuestión de organizar un Día Internacional de la Mujer Trabajadora. La conferencia decidió que cada año, en cada país, se celebrase el mismo día un “Día de la Mujer” bajo el lema “el voto de la mujer unirá nuestra fuerza en la lucha por el socialismo”.
Durante esos años, la cuestión de hacer el parlamento más democrático, por ejemplo, de ampliar el sufragio y extender el voto a las mujeres, era de vital importancia. Incluso antes de la Primera Guerra Mundial, los trabajadores tenían derecho a voto en todos los países capitalistas a excepción de Rusia [3]. Solo las mujeres, junto a los dementes, permanecían sin estos derechos. Pero, al mismo tiempo, la dura realidad del capitalismo demandaba la participación de la mujer en la economía nacional. Cada año se incrementaba el número de mujeres que tenían que trabajar en las fábricas y en los talleres, o como sirvientas y limpiadoras. Las mujeres trabajaban junto a los hombres y creaban la riqueza del país con sus manos. Pero las mujeres seguían sin poder votar.
Pero en los últimos años antes de la guerra la subida de los precios forzó incluso a las más pacífica ama de casa a interesarse por cuestiones políticas y a protestar en voz alta contra la economía burguesa del saqueo. Las “revueltas de las amas de casa” se hicieron cada vez más frecuentes, estallando en distintos momentos en Austria, Inglaterra, Francia y Alemania.
Las mujeres trabajadoras entendieron que no era suficiente con romper los puestos en el mercado o expulsar al comerciante extraño; entendieron que tales acciones no reducen el costo de vida. Es necesario cambiar la política del gobierno. Y para conseguir esto, la clase obrera tiene que ver cómo se amplía el sufragio.
Se decidió tener en cada país un Día de la Mujer como una forma de lucha para conseguir el voto para la mujer trabajadora. Este día iba a ser un día de solidaridad internacional en la lucha por objetivos comunes y un día para pasar revista de la fuerza organizada de las mujeres trabajadoras bajo la bandera del socialismo.
Esta decisión tomada en la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas no se recogió por escrito. Se decidió celebrar el primer Día Internacional de la Mujer el 19 de marzo de 1911.
Esta fecha no se escogió al azar. Nuestras camaradas alemanas escogieron el día por su importancia histórica para el proletariado alemán. El 19 de marzo del año revolucionario de 1848, el rey de Prusia reconoció por primera vez la fuerza del pueblo en armas y cedió ante la amenaza de un levantamiento proletario. Entre las muchas promesas que hizo, y que más tarde no cumplió, estaba la introducción del voto para las mujeres.
Tras el 11 de enero se hicieron grandes esfuerzos en Alemania y Austria para preparar el Día de la Mujer. Se dieron a conocer los planes para una manifestación, tanto de boca en boca como en la prensa. Durante la semana anterior al Día de la Mujer aparecieron dos revistas: El Voto para la Mujer en Alemania y El Día de la Mujer en Austria. Los diversos artículos dedicados al Día de la Mujer - "Las mujeres y el Parlamento”, ”La mujer trabajadora y los asuntos municipales”, "¿Qué tienen que ver las amas de casa con la política?", etc - analizaban a fondo la cuestión de la igualdad de la mujer en el gobierno y en la sociedad. Todos los artículos enfatizaban un mismo punto: que era absolutamente necesario hacer el parlamento más democrático extendiendo el sufragio a las mujeres.
El primer Día Internacional de la Mujer tuvo lugar en 1911. Su éxito superó todas las expectativas. Ese día, Alemania y Austria se convirtieron en un tempestuoso y vibrante mar de mujeres. En todas partes se organizaban reuniones: en las pequeñas ciudades e incluso en las aldeas, las salas de reuniones estaban tan llenas de gente y tenían que pedir a los hombres que cedieran su sitio a las mujeres.
Sin duda esta fue la primera muestra de militancia de la mujer trabajadora. Los hombres se quedaron en casa con los niños para variar, y sus esposas, las cautivas amas de casa, fueron a las reuniones. Durante las manifestaciones callejeras más multitudinarias, en las que participaron 30.000 personas, la policía decidió retirar las pancartas de las manifestantes; las trabajadoras hicieron un alto. En los altercados que siguieron, solo se evitó el derramamiento de sangre con la ayuda de los diputados socialistas del Parlamento.
En 1913 el Día Internacional de la Mujer fue transferido al 8 de marzo. Este día ha seguido siendo el día de militancia de las mujeres trabajadoras.
El Día de la Mujer tuvo resultados espectaculares en EEUU y en Europa. Es cierto que ningún parlamento burgués pensó en hacer concesiones a las trabajadoras, o en responder a las demandas de las mujeres. Por aquel entonces, la burguesía no estaba amenazada por una revolución socialista.
Pero el Día de la Mujer sí consiguió algo. Sobre todo, resultó ser un excelente método de agitación entre nuestras hermanas proletarias menos politizadas. Ni siquiera ellas pudieron dejar de prestar atención a las reuniones, manifestaciones, carteles, folletos y periódicos dedicados al Día de la Mujer. Incluso la mujer políticamente atrasada pensó para sí misma: "este es nuestro día, el festival de la mujer trabajadora", y se apresuró a las reuniones y manifestaciones. Después de cada Día de la Mujer Trabajadora, más mujeres se unían a los partidos socialistas, y los sindicatos crecían. Las organizaciones mejoraron y la conciencia política se desarrolló.
El Día de la Mujer aún sirvió para otra función: fortaleció la solidaridad internacional de los trabajadores. Es habitual que los partidos de diferentes intercambien oradores para esta ocasión: camaradas alemanes van a Inglaterra, camaradas ingleses van a Holanda, etc. La cohesión internacional de la clase obrera se ha hecho fuerte y firme, y esto significa que la fuerza de lucha del proletariado en su conjunto ha crecido.
Estos son los resultados del día de militancia de las mujeres trabajadoras. El Día Internacional de la Mujer ayuda a incrementar la conciencia y la organización de la mujer proletaria. Y esto significa que su contribución es esencial para el éxito de aquellos que luchan por un futuro mejor para la clase obrera.
Las trabajadoras rusas participaron por primera vez en el Día de la Mujer Trabajadora en 1913. Aquel era un tiempo de gran reacción en el que el zarismo mantenía firmemente sujetos a los obreros y los campesinos en su puesto. No era posible plantear manifestaciones públicas para celebrar el Día de la Mujer. Pero las trabajadoras organizadas fueron capaces de remarcar su día internacional. Los dos periódicos legales de la clase obrera - el Pravda bolchevique y el Lunch menchevique [4] - publicaron artículos acerca del Día Internacional de la Mujer; publicaron artículos especiales, retratos de algunas mujeres que participaban en el movimiento de mujeres trabajadoras y saludos de camaradas como Bebel y Zetkin. [5]
En esos años sombríos las reuniones estaban prohibidas. Pero en Petrogrado, en la Bolsa Kalashaikovsky, las trabajadoras que pertenecían al Partido organizaron un foro público sobre “La cuestión de la mujer”. La entrada era de cinco kopeks. Era una reunión ilegal, pero el salón estaba absolutamente lleno. Algunos miembros del Partido hablaron. Pero apenas había terminado esta animada reunión “cerrada” cuando la policía, alarmada por tales actos, intervino y detuvo a muchos de los oradores.
Era de gran importancia para los trabajadores del mundo que las mujeres de Rusia, que vivían bajo la represión zarista, se unieran y de alguna manera consiguieran reconocer con acciones el Día Internacional de la Mujer. Esto era una señal de que Rusia estaba despertando y de que las cárceles y las horcas zaristas eran incapaces de matar el espíritu de lucha y protesta del proletariado ruso.
En 1914, el Día de la Mujer Trabajadora en Rusia estaba mejor organizado. Ambos periódicos obreros se implicaron en su celebración. Nuestras camaradas pusieron mucho esfuerzo en la preparación del Día de la Mujer. Debido a la intervención policial, no lograron organizar ninguna manifestación. Quienes participaron en la planificación del Día de la Mujer Trabajadora acabaron en las cárceles zaristas, y más tarde muchos fueron deportados al frío norte. Pues naturalmente la consigna "por el voto de la mujer trabajador” se había convertido en Rusia en un abierto llamamiento al derrocamiento de la autocracia zarista.
La Primera Guerra Mundial estalló, y la clase obrera de todos los países se cubrió con la sangre de la guerra [6]. En 1915 y 1916 el Día de la Mujer Trabajadora en el extranjero tuvo muy poca repercusión; las mujeres socialistas de izquierdas que compartían las opiniones del Partido Bolchevique Ruso intentaron convertir el 8 de marzo en una manifestación de mujeres obreras en contra de la guerra. Pero los Partidos Socialistas traidores de Alemania y otros países no iban a permitir a las mujeres organizar reuniones, y se les denegaron los pasaportes para viajar a países neutrales en los que las mujeres obreras querían celebrar reuniones internacionales y mostrar que, a pesar de los deseos de la burguesía, el espíritu de la solidaridad internacional pervivía.
En 1915, solo en Noruega se logró organizar una manifestación internacional por el Día de la Mujer, a la que acudieron representantes de Rusia y de países neutrales. Era impensable organizar un Día de la Mujer en Rusia, pues aquí el poder del zarismo y su maquinaria militar no tenían freno.
Entonces llegó el gran, gran año de 1917. El hambre, el frío y las pruebas de la guerra agotaron la paciencia de las mujeres obreras y campesinas de Rusia. En 1917, el 8 de marzo (23 de febrero), en el Día de la Mujer Trabajadoras, las mujeres salieron valientemente a las calles de Petrogrado. Las mujeres - algunas obreras, otras esposas de los soldados - demandaban “pan para nuestros hijos” y “el regreso de nuestros maridos de las trincheras”. En este momento decisivo las protestas de las trabajadoras suponían tal amenaza que incluso las fuerzas de seguridad zaristas no se atrevieron a tomar las habituales medidas contra los rebeldes, sino que se quedaron mirando confundidos ante el tormentoso mar de la ira del pueblo.
El Día de la Mujer Trabajadora de 1917 se ha convertido en un día memorable en la historia. En este día las mujeres rusas alzaron la antorcha de la revolución proletaria y prendieron el mundo en llamas. La Revolución de Febrero marca su comienzo.
El Día de la Mujer Trabajadora se organizó por primera vez hace diez años en la campaña por la igualdad política de las mujeres y la lucha por el socialismo. Este objetivo ha sido alcanzado por las mujeres de la clase obrera en Rusia. En la república soviética las mujeres obreras y campesinas no necesitan luchar por el sufragio o por derechos civiles. Ya han ganado esos derechos: el derecho a voto, a participar en los Soviets y a participar en todas las organizaciones colectivas. Las trabajadoras y campesinas rusas son ciudadanas iguales a los hombres. En sus manos, esos derechos son un arma poderosa para hacer más fácil la lucha por una vida mejor. [7]
Pero los derechos por sí solos no bastan. Hay que aprender a usarlos. El derecho a voto es un arma que tenemos que aprender a utilizar en nuestro propio beneficio, y en el de la república de los trabajadores. En dos años de Poder Soviético, la vida misma no ha cambiado en absoluto. Solo estamos en proceso de luchar por el comunismo y estamos rodeados por el mundo que hemos heredado de un pasado oscuro y represivo. Los grilletes de la familia, el trabajo doméstico y la prostitución aún son una pesada carga para la mujer trabajadora. Las mujeres obreras y campesinas solo pueden librarse de esta situación y alcanzar la igualdad real, y no sólo en la ley, si ponen todas sus energías en hacer de Rusia una sociedad verdaderamente comunista.
Y para acelerar esto, primero tenemos que arreglar la destrozada economía de Rusia. Debemos considerar la resolución de nuestras dos tareas más inmediatas - la creación de una mano de obra bien organizada y políticamente consciente y el restablecimiento del transporte. Si nuestro ejército de trabajo funciona bien, pronto tendremos máquinas de vapor de nuevo y los ferrocarriles comenzarán a funcionar. Esto significa que los trabajadores y las trabajadoras tendrán el pan y la leña que tan desesperadamente necesitan.
Conseguir que el trasporte vuelva a la normalidad acelerará la victoria del comunismo. Y con la victoria del comunismo vendrá la igualdad completa y fundamental para las mujeres. Por eso, el mensaje del Día de la Mujer Trabajadora de este año debe ser: “Trabajadoras, campesinas, madres, esposas, hermanas, todos los esfuerzos para ayudar a los trabajadores y los camaradas a superar el caos de los ferrocarriles y restablecer en transporte. Todos en la lucha por el pan, la leña y las materias primas.”
El año pasado, el lema del Día de la Mujer fue: "Todo a la victoria del Frente Rojo"[8]. Ahora, llamamos a las mujeres trabajadoras a reunir sus fuerzas en un nuevo frente sin sangre, ¡el frente laboral! El Ejército Rojo derrotó al enemigo externo porque estaba organizado, disciplinado y listo para el sacrificio personal. Con organización, trabajo duro, autodisciplina y auto-sacrificio, la república obrera derrotará al enemigo interno: la dislocación del transporte y la economía, el hambre, el frío y la enfermedad. "¡Todo el mundo a la victoria en el frente del trabajo! ¡Todos a esta victoria!
La Revolución de Octubre dio a las mujeres igualdad con los hombres en lo que a derechos civiles se refiere. Las mujeres del proletariado ruso, que hace no mucho tiempo eran las más desafortunadas y oprimidas, pueden ahora mostrar con orgullo a las camaradas de otros países el camino hacia la igualdad política mediante el establecimiento de la dictadura del proletariado y del Poder Soviético.
La situación es muy diferente en los países capitalistas, donde las mujeres aún sufren sobrecarga de trabajo y falta de derechos. En esos países la voz de la mujer trabajadora es débil y sin vida. Es cierto que en varios países - Noruega, Australia, Finlandia y algunos estados de Norteamérica - las mujeres habían ganado derechos civiles ya antes de la guerra. [9]
En Alemania, después de que el Kaiser fuese depuesto y se estableciese una república burguesa, liderada por los “comprometidos” [10], treinta y seis mujeres entraron en el parlamento - ¡pero ni una sola comunista!
En 1919, en Inglaterra, una mujer fue elegida por primera vez como miembra del Parlamento. ¿Pero quién era ella? Una “dama”. Es decir, una terrateniente, una aristócrata. [11]
En Francia también se ha planteado la cuestión de extender el sufragio a las mujeres. [12]
¿Pero de qué sirven estos derechos a las mujeres trabajadoras en el marco del parlamento burgués? Mientras el poder esté en manos de los capitalistas y los propietarios, ningún derecho político salvará a la mujer trabajadora de su posición tradicional de esclavitud en el hogar y en la sociedad. La burguesía francesa está lista para asestar otro golpe a la clase obrera, para hacer frente a las crecientes ideas bolcheviques entre el proletariado: están dispuestos a darle el voto a las mujeres.
Tras la experiencia de la Revolución de Octubre rusa, resulta claro para todas las mujeres trabajadoras de Francia, Inglaterra y otros países que solo la dictadura de la clase obrera, solo el poder de los soviets, puede garantizar la igualdad completa y absoluta. La victoria final del comunismo derribará las centenarias cadenas de represión y falta de derechos. Si la tarea del Día Internacional de la Mujer Trabajadora fue antes la lucha por el derecho al voto de la mujer frente a la supremacía de la burguesía en los parlamentos, la clase obrera tiene ahora una nueva tarea: organizar a las mujeres trabajadoras en torno a los eslóganes de lucha de la Tercera Internacional. En lugar de participar en el trabajo del parlamentarismo burgués, escuchad el llamado de Rusia:
“¡Mujeres trabajadoras de todos los países! ¡Organizad un frente proletario unido contra aquellos que saquean el mundo! ¡Abajo con el parlamentarismo de la burguesía! ¡Damos la bienvenida al poder soviético! ¡Fuera las desigualdades sufridas por los hombres y las mujeres trabajadoras! ¡Lucharemos con los trabajadores por el triunfo del comunismo mundial!”
Este llamamiento se escuchó por primera vez en medio de las pruebas enfrentadas por el nuevo orden, en las batallas de la guerra civil, y hará sonar una música que estremecerá los corazones de las trabajadoras de otros países. La mujer trabajadora escuchará esta llamada y sabrá que es correcta. Hasta hace poco pensaba que si lograban enviar unos pocos representantes al parlamento su vida sería más fácil y la opresión del capitalismo más soportable. Ahora saben que no es así.
Solo el derrocamiento del capitalismo y el establecimiento del poder soviético las salvará del mundo de sufrimiento, humillaciones y desigualdades que hace tan difícil la vida de las mujeres trabajadoras en los países capitalistas. ¡El Día de la Mujer trabajadora pasa de ser un día de lucha por el sufragio a un día internacional de lucha por la plena y absoluta liberación de la mujer, lo que significa una lucha por la victoria de los soviets y por el comunismo!
¡Abajo con el mundo de la Propiedad y el poder del Capital!
¡Fuera las desigualdades, la falta de derechos y la opresión de la mujer - el legado del mundo burgués!
¡Hacia la unión internacional de los hombres y las mujeres trabajadoras en la lucha por la Dictadura del Proletariado - el proletariado de ambos sexos!
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NOTAS
[1] En la Rusia zarista aún se usaba el viejo calendario juliano de la Edad Media, que iba 13 días por detrás del calendario gregoriano usado en la mayor parte del mundo. Así, el 8 de marzo correspondía al 23 de febrero en el viejo calendario. Es por esto que la revolución de marzo de 1917 se conoce como la “Revolución de Febrero”, y la de noviembre de 1917 la “Revolución de Octubre”.
[2] Clara Zetkin fue una líder del movimiento socialista alemán y la principal líder del movimiento internacional de mujeres obreras. Kollontai fue delegada de la conferencia internacional en representación de las trabajadoras textiles de San Petersburgo.
[3] Esto no es exacto. La inmensa mayoría de los trabajadores no cualificados de Inglaterra, Francia y Alemania no podían votar. Un menor porcentaje de los hombres de clase obrera en Estados Unidos tampoco podía votar, en particular los hombres inmigrantes. En el sur de EEUU a los hombres negros se les impedía votar. Los movimientos sufragistas de clase media de todos los países europeos no lucharon por extender el voto a hombres o mujeres de la clase obrera.
[4] En su Congreso de 1903, el Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia se dividió en dos facciones, los bolcheviques (que significa “mayoría” en ruso) y los mencheviques (“minoría). En el periodo entre 1903 y 1912, cuando la división se hizo permanente, las dos facciones trabajaron juntas, unificadas por un tiempo, escindidas de nuevo. Muchos socialistas, incluso organizaciones locales enteras, trabajaron con ambas facciones o trataron de mantenerse neutrales en las disputas. Kollontai, una socialista activa y luchadora por los derechos de las mujeres desde 1899, se mantuvo en un principio independiente de las facciones, y luego se hizo menchevique durante varios años. Se unió a los bolcheviques en 1915 y se convirtió en la única mujer miembro del Comité Central. También sirvió como Comisaria de Asistencia Social de la República Soviética y como jefa de la Sección de la Mujer del Partido Bolchevique.
[5] August Bebel (1840-1913) fue un líder del partido socialdemócrata alemán. Fue un conocido defensor del movimiento de las mujeres, y autor de un libro clásico sobre el marxismo y la mujer (Die Frau und der Sozialismus, traducido como La mujer y el socialismo).
[6] Cuando la guerra estalló en 1914, hubo una masiva escisión en el seno del movimiento socialista internacional. La mayoría de socialdemócratas en Alemania, Austria, Francia e Inglaterra apoyaron la guerra. Otros socialistas, como Kollontai, Lenin y el Partido Bolchevique en Rusia, Clara Zetkin y Rosa Luxemburg en Alemania y Eugene Debs en Estados Unidos, por mencionar algunos de los líderes, denunciaron a los socialistas pro-guerra como traidores a la clase obrera y a la lucha por la revolución proletaria.
[7] La palabra “soviet” significa “consejo”. Los soviets, o consejos obreros, son cuerpos democráticos en los que los delegados son elegidos en reuniones de fábrica o de barrio, y son controlados por sus hermanos y sus hermanas proletarias. Los representantes de los soviets deben rendir cuentas a su circunscripción electoral y están sujetos a revocabilidad inmediata.
[8] Tras la toma del poder de la clase obrera en Octubre de 1917, el estado de los trabajadores rusos enfrentó dos grandes problemas. Uno fue la invasión por trece países, entre ellos EEUU; el segundo fue la resistencia de los elementos monárquicos y capitalistas de Rusia. Los soviets crearon un ejército de obreros y campesinos, el Ejército Rojo, que derrotó a las fuerzas contrarrevolucionarias.
[9] Las mujeres habían ganado el derecho a voto en varios estados de EEUU antes de la Primera Guerra Mundial. Una enmienda federal que garantizaba a todas las mujeres mayores de 21 años el derecho al voto fue aprobada el 26 de agosto de 1920. No fue hasta los años sesenta que se abolieron las últimas barreras legales al voto de la clase obrera.
[10] Los “comprometidos” a los que se refiere Kollontai son los líderes socialdemócratas que formaron un nuevo gobierno capitalista en Alemania tras la caída del Kaiser en 1918. Tras asumir el gobierno apoyaron activamente la contrarrevolución.
[11] Si bien la aristócrata Lady Astor fue la primera mujer en servir en el Parlamento Británico, la primera mujer elegida al parlamento fue la revolucionaria irlandesa Constance Markievicz. Junto a otros miembros del partido Sinn Fein, se negó tomar su asiento en el parlamento imperial.
[12] Las mujeres francesas no obtuvieron finalmente el voto hasta después de la Segunda Guerra Mundial.