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Pronunciado: Como informe en el acto central con motivo del XXX aniversario de la fundación de la República Popular Democrática de Corea, 9 de septiembre de 1978.
Publicado: Pyongang, s/f.
Esta Edición: Marxists Internet Archive, diciembre de
2009.
Camaradas:
Han transcurrido 30 años desde que la República Popular Democrática de Corea proclamara ante el mundo su fundación.
Durante estos 30 años nuestro pueblo, bajo la bandera de la República y manteniendo firmemente en las manos su destino, ha recorrido el camino de la revolución, coronado de triunfos y gloria.
Hoy, en las solemnes circunstancias en que se lleva a cabo la dinámica lucha por el exitoso cumplimiento del Segundo Plan Septenal, grandioso programa de la construcción socialista, todo nuestro pueblo, lleno de alta dignidad nacional y gran orgullo de vencedor, celebra con profunda emoción este 30 aniversario.
Con motivo de esta histórica fiesta, felicito calurosamente a nuestro heroico pueblo, que ha venido luchando con toda dedicación por el fortalecimiento y desarrollo de la República, por el triunfo de la causa del socialismo y el comunismo.
Al llegar a este día saturado de significación envío mis cálidas felicitaciones y saludos combativos a los revolucionarios, jóvenes estudiantes, personalidades patriótico-democráticas y a todo el pueblo de Corea del Sur, quienes viendo en la República su faro de esperanza combaten resueltamente por el derecho a la existencia, las libertades democráticas, por la reunificación de la Patria y la victoria de la revolución.
De igual modo, hago llegar mis afectuosos saludos a los 600 mil compatriotas residentes en Japón y a todos los demás connacionales que con el elevado orgullo de ser ciudadanos de la República están batallando valerosamente en el extranjero por sus derechos democráticos nacionales y en aras de la Patria socialista.
Numerosos son los combatientes revolucionarios y los patriotas que han caído en la ardua pero gloriosa lucha por la independencia de la Patria y en aras de la República. Quiero rendir mi más profundo homenaje a nuestros inolvidables precursores revolucionarios y mártires patrióticos que ofrendaron sus valiosas vidas en aras de la libertad y la emancipación de la Patria, por la fundación de la República y su fortalecimiento y desarrollo. En la historia de la Patria, los méritos de los precursores revolucionarios antijaponeses y los mártires patrióticos brillarán eternamente junto con la República.
Con motivo del 30 aniversario de la fundación de la República han llegado delegaciones de partido y de gobierno y amigos procedentes de numerosos países del mundo. Permítanme saludar calurosamente, en nombre del Gobierno de la República y de todo el pueblo coreano, a estas delegaciones y amigos que han venido para felicitar a nuestro pueblo por su fiesta nacional.
Camaradas:
La República Popular Democrática de Corea es una gran conquista de nuestra revolución.
Los comunistas y el resto del pueblo patriótico de Corea libraron una ardua y prolongada lucha por derrocar la dominación colonial del imperialismo japonés, por lograr la independencia del país y establecer su propio poder. En el fragor de la Lucha Revolucionaria Antijaponesa se forjaron las brillantes tradiciones de nuestra revolución y se preparó el firme basamento para la construcción del Poder Popular.
Después de la liberación nuestro pueblo, bajo la dirección del Partido del Trabajo de Corea, implantó el Poder Popular y llevó a cabo exitosamente diversas reformas democráticas y, sobre esta base, logró, por fin, fundar en septiembre de 1948 la República Popular Democrática de Corea.
La instauración de la República Popular Democrática de Corea fue un acontecimiento de significación histórica en el desarrollo de nuestra revolución y en la vida de nuestro pueblo. Gracias a su fundación nuestro pueblo se convirtió en el genuino dueño del Estado y la sociedad, en un pueblo fuerte y digno que nadie se puede atrever a tocar. Con ella ha llegado a poseer una poderosa arma de la revolución y la construcción y presentarse dignamente en la palestra internacional enarbolando la bandera del Estado soberano e independiente. Realmente, la creación de la República Popular Democrática de Corea significó el surgimiento de un nuevo pueblo soberano, el solemne nacimiento de la Corea del Juche.
Durante estos 30 años, la República Popular Democrática de Corea ha recorrido un camino saturado de arduas luchas y resonantes victorias y ha realizado, ante la Patria y el pueblo, proezas imperecederas. El Gobierno de la República, guiando a las masas populares, ha impulsado dinámicamente el proceso de la revolución y la construcción y de este modo ha establecido el más avanzado régimen socialista en esta tierra, donde anteriormente reinaban la explotación y la opresión, y ha convertido a nuestro país, otrora pobre y atrasado, en un país socialista soberano con una sólida economía nacional independiente, espléndida cultura nacional y poderosas fuerzas de defensa. Los 30 años de la República son 30 años de victoria y gloria, 30 años de creación y prosperidad.
Hoy, la República se encuentra en un período de plena prosperidad. En nuestro país, el régimen socialista se consolida y desarrolla con el paso del tiempo y el poderío de la República crece y se afianza incesantemente en todas las esferas: política, económica, cultural y militar. En su seno el pueblo tiene completamente garantizadas las genuinas libertades y derechos y goza plenamente de una feliz vida material y cultural. Nuestra República ejerce su completa soberanía en la arena internacional y en todas partes del orbe tiene amigos y simpatizantes. En la historia de cinco milenios de nuestro país nunca hubo época como la presente, en la que la Patria conociera tanta prosperidad y demostrara tanta grandeza ante el mundo.
En el transcurso de estos 30 años de lucha la República se ganó el apoyo y confianza absolutos de nuestro pueblo. Todo el pueblo coreano la ama infinitamente y apoya absolutamente toda política y línea de su Gobierno. A través de la vida real el pueblo quedó firmemente convencido de que sólo la República puede asegurarle una vida dichosa, y ve en su fortalecimiento y desarrollo un porvenir aún más feliz.
Todo nuestro pueblo considera un infinito honor y orgullo vivir y hacer la revolución como ciudadano de la República y está plenamente convencido de que bajo su bandera puede levantar sin falta el paraíso del socialismo y el comunismo sobre la tierra patria. Hoy, nuestro pueblo está pictórico de ardiente decisión de salvaguardar resueltamente la República y luchar con toda abnegación por su prosperidad y desarrollo.
Camaradas:
La República Popular Democrática de Corea es la bandera de la libertad e independencia de nuestro pueblo y su poderosa arma en la construcción del socialismo y el comunismo.
Partiendo del deber general de nuestra revolución el Gobierno de la República se ha esforzado incesantemente para acelerar la construcción socialista en la parte Norte, apoyar la lucha revolucionaria de la población surcoreana y fortalecer la solidaridad con los pueblos del mundo.
En aras de la reunificación y la independencia de la Patria y la edificación de la nueva sociedad el Gobierno de la República ha materializado cabalmente la línea revolucionaria de soberanía, independencia y autodefensa en todas las esferas de las actividades del Estado, teniendo como su firme guía rectora la idea Juche de nuestro Partido.
El zazusong político es la primordial forma de vida del Estado soberano e independiente. Sólo el poder que lo mantiene es capaz de defender la dignidad del país y la nación e impulsar vigorosamente la revolución y la construcción.
Desde los primeros días de su creación el Gobierno de la República ha mantenido consecuentemente el zazusong.
Trazó toda su línea y política por cuenta propia, conforme a la realidad del país, y las materializó apoyándose en la fuerza de nuestro pueblo. Nosotros nos opusimos al servilismo a las grandes potencias y al dogmatismo y venimos solucionando según nuestro propio criterio todo problema que se presentaba en la revolución y la construcción y, en cuanto a las teorías existentes o las experiencias de otros países, las aplicamos conforme a los intereses de nuestra revolución.
El Gobierno de la República desarrolla las relaciones de amistad y cooperación con otros países sobre los principios de completa igualdad y respeto mutuo, y resuelve todas las cuestiones internacionales basándose en criterios y convicciones propias. Nosotros no bailamos en absoluto al son de lo que otros tocan, ni permitimos la injerencia extranjera en los asuntos internos del país. El prestigio de nuestro país como Estado soberano e independiente y la dignidad de nuestro pueblo están asegurados precisamente por el hecho de que el Gobierno de la República mantiene firmemente el zazusong.
Para afianzar la independencia política del país y ejercer plenamente el zazusong es preciso construir una economía nacional independiente.
El autosostén económico es la base material de la independencia política y el zazusong. Sólo creando la economía nacional independiente es posible consolidar la independencia, ejercer la soberanía y asegurarle al pueblo una abundante vida material.
Habiendo trazado la línea de construir una economía nacional independiente y materializado el principio revolucionario de apoyarse en su propia fuerza, el Gobierno de la República ha logrado edificar una excelente economía nacional independiente, que funciona con sus propios recursos, tecnología y cuadros y que está multifacéticamente desarrollada y equipada con los últimos logros de la técnica. Hoy la economía de nuestro país satisface con su propia producción todas las necesidades de la construcción socialista y la vida del pueblo y sigue desarrollándose a un ritmo elevado, sin ser afectada por ninguna fluctuación económica mundial.
Autodefenderse en la salvaguardia nacional es el principio fundamental de la edificación del Estado soberano e independiente.
Sin contar con fuerzas autodefensivas no es posible salvaguardar la independencia nacional ni defender las conquistas de la revolución y la seguridad del pueblo. De hecho, un Estado sin capacidad autodefensiva no puede llamarse Estado totalmente independiente.
Gracias a que fundamos a tiempo las fuerzas armadas revolucionarias regulares y fortalecimos el poderío de la defensa nacional, pudimos salvaguardar honrosamente la independencia de la Patria y los logros de la revolución en los tres años de la Guerra de Liberación de la Patria contra los agresores imperialistas yanquis.
Llevando a la práctica la línea militar del Partido, cuyo contenido principal consiste en convertir todo el ejército en un ejército de cuadros, modernizarlo, armar a todo el pueblo y fortificar todo el país, el Gobierno de la República ha fortalecido el Ejército Popular como fuerzas armadas revolucionarias listas para combatir en proporción de uno contra cien y ha convertido a todo el país en una fortaleza inexpugnable. Podemos afirmar con seguridad que hoy tenemos preparadas invencibles fuerzas de defensa nacional capaces de frustrar totalmente cualquier agresión de los enemigos.
Al aplicar consecuentemente la línea revolucionaria de soberanía, independencia y autodefensa en todas las esferas de la revolución y la construcción, el Gobierno de la República ha convertido al nuestro en un poderoso país socialista, soberano en la política, independiente en la economía y autodefensivo en la salvaguardia nacional.
Las grandes transformaciones y brillantes éxitos operados durante los 30 años transcurridos desde la fundación de la República, comprueban patentemente la justeza y la vitalidad de la línea de soberanía, independencia y autodefensa.
En el futuro el Gobierno de la República continuará aproximando el logro de la causa histórica de pertrechar a toda la sociedad con la idea Juche materializándola cabalmente en todas las esferas de la actividad del Estado.
Pertrechar a toda la sociedad con la idea /uche es el objetivo final del Gobierno de la República. Este deberá formar a todos los miembros de la sociedad como seres comunistas de tipo Juche y transformar consecuentemente la sociedad entera según los requerimientos de esta idea para conquistar las fortalezas ideológica y material del comunismo.
Pertrechar a toda la sociedad con la idea Juche es, en su esencia, la lucha por alcanzar plenamente el zazusong de las masas del pueblo trabajador. A este fin es necesario liquidar las secuelas de la vieja sociedad en la política, economía, ideología, cultura y en las demás esferas de la vida social y transformar por vía revolucionaria la sociedad en todos los estratos de su base y superestructura. Por eso, el Estado de la clase obrera debe llevar a cabo, junto con la transformación del sistema social caduco, la revolución en las esferas de la ideología, tecnología y cultura para realizar la histórica tarea de hacer realidad el zazusong de las masas del pueblo trabajador.
Las tres revoluciones: ideológica, técnica y cultural se plantean como problemas de particular importancia en aquellos países que anteriormente fueron colonias o semicolonias, pero que han conseguido la independencia y están construyendo una nueva sociedad. Los países que en el pasado se hallaban bajo el
yugo colonial del imperialismo están atrasados en el plano ideológico, tecnológico y cultural, por tanto, alcanzar las tres revoluciones les resulta sumamente difícil y complejo y les es preciso invertir mayor esfuerzo y tiempo en ello.
Después del triunfo de las revoluciones democrática y socialista y el establecimiento del régimen socialista, las tres revoluciones: ideológica, técnica y cultural, se presentan como las principales tareas ante el Estado de la clase obrera.
Con el establecimiento del régimen socialista se realiza el zazusong socio-político de las masas del pueblo trabajador, pero queda todavía la tarea de liberarlas completamente de los grilletes de las viejas ideologías y de la naturaleza. Por tanto, después de la implantación del régimen socialista, es necesario, a la par de consolidarlo y desarrollarlo ininterrumpidamente, acelerar a escala total la transformación del hombre y la naturaleza mediante el enérgico despliegue de las tres revoluciones para realizar por completo el zazusong de las masas del pueblo trabajador en todas las esferas.
El Gobierno de la República planteó y ha venido materializando constantemente la orientación de ejecutar las tres revoluciones: ideológica, técnica y cultural, desde el mismo día en que emprendió el camino de la construcción de la nueva sociedad.
Después del triunfo de la revolución socialista el Gobierno de la República ha desarrollado vigorosamente estas tres revoluciones, definiéndolas como contenido principal de la revolución en la sociedad socialista, como tareas de la revolución continua hasta la construcción del comunismo. Gracias al vigoroso impulso de las mismas nuestra revolución y construcción avanzaron a un ritmo muy acelerado y en todas las ramas de la política, economía y cultura se registraron brillantes victorias y éxitos. Hoy, nuestro pueblo, enarbolando las tres rojas banderas de las revoluciones ideológica, técnica y cultural, marcha enérgicamente hacia las altas cumbres del socialismo y el comunismo con el vigor de Chenlima redoblado por la batalla de velocidad.
De las tres revoluciones la ideológica es la más importante.
La revolución ideológica es la tarea de transformar al hombre para convertir a los trabajadores en revolucionarios comunistas por medio de su revolucionarización y claseobrerización, también es la labor política llamada a elevar su entusiasmo revolucionario e iniciativa creadora.
En la orientación de la lucha revolucionaria y la labor de construcción el Gobierno de la República siempre ha considerado la revolución ideológica como la más importante tarea y mantenido consecuentemente el principio de anteponerla a todos los demás trabajos.
Como resultado de haberse impulsado con éxito la revolución ideológica, se produjo un gran cambio en el rasgo ideológico y espiritual de nuestro pueblo.
Todos los trabajadores se han armado firmemente con la idea Juche, idea revolucionaria de nuestro Partido, y toda la sociedad está colmada de esta idea. Hoy, el pueblo manifiesta su alta fidelidad a nuestro Partido y al Gobierno de la República y lucha valientemente desafiando la marea y el fuego, si lo exige la revolución.
Grandes éxitos se han alcanzado también en la labor de revoluciona-rizar y claseobrerizar a los trabajadores. Todos están firmemente provistos con las avanzadas ideas de la clase obrera y trabajan, estudian y viven de manera comunista, bajo la consigna: “Uno para todos y todos para uno”. Hoy todos los trabajadores de nuestro país forman un pueblo revolucionario que gusta de laborar y luchar, que hace continuas innovaciones e ininterrumpidos avances.
En el proceso de la revolución ideológica se ha afianzado más la unidad político-ideológica de nuestro pueblo. Todo él se ha unido firmemente con un mismo pensamiento y voluntad, sobre la base de la idea Juche, y la sociedad se ha convertido en una gran familia revolucionaria en la que todos viven en armonía ayudándose y guiándose unos a otros. La unidad político-ideológica basada en la idea Juche no la puede romper ninguna fuerza. Esta inquebrantable unidad y cohesión de nuestro pueblo garantiza sólidamente el florecimiento y la prosperidad de la República y la victoria definitiva de nuestra revolución.
Hoy la revolución y la construcción en nuestro país han entrado en una nueva y más alta etapa de desarrollo. Es necesario seguir intensificando la revolución ideológica conforme a las nuevas exigencias del desarrollo de la revolución para acelerar la construcción del socialismo y el comunismo.
Desarrollar sin cesar la revolución ideológica es una exigencia legítima del desarrollo de la revolución. Si no la intensifican continuamente en la sociedad socialista, es posible que en la mente de las personas revivan ideas caducas y penetren las ideas capitalistas que difunden los imperialistas. Además, si no siguen la revolución ideológica, es probable que vaya decayendo paulatinamente el fervor revolucionario de los hombres a medida que mejora la vida y desaparecen las preocupaciones por el alimento, la vestimenta y el alojamiento. Sólo fortaleciendo constantemente la revolución ideológica se podrá llevar a cabo con éxito la difícil pero importante labor de la educación y transformación comunista de la gente e imprimir un ininterrumpido ascenso a la revolución y la construcción.
En la actualidad, la tarea central de la revolución ideológica es dotar consecuentemente a todos los miembros de
la sociedad con la idea Juche. Se debe reforzar la formación de los trabajadores en esta idea de modo que se pertrechen firmemente con la concepción Jucheana de la revolución y luchen con vigor por la victoria de la idea Juche en todas las esferas.
Por tener la Patria socialista del Juche, nuestro pueblo ha devenido un pueblo más digno y orgulloso. Hay que educar a todos los trabajadores para que amen ardorosamente su Patria socialista y empeñen ingentes esfuerzos para su prosperidad.
Nuestro batallar no ha terminado, nos hallamos aún en el camino de la revolución. Hemos de procurar que todo el pueblo, lleno de alto fervor revolucionario y segura fe en la victoria, siga luchando tenazmente hasta el triunfo definitivo de la causa revolucionaria superando con valentía todos los obstáculos y dificultades.
La revolución técnica es una importante parte de las tres revoluciones.
Esta constituye una sagrada tarea revolucionaria enfilada a fomentar sin interrupción el bienestar material del pueblo y liberar a los trabajadores de labores penosas, desarrollando las fuerzas productivas.
Sólo alcanzándola se puede construir la economía nacional independiente socialista, emancipar a los trabajadores de las duras faenas y asegurarles una vida laboral independiente y creadora.
El Gobierno de la República planteó la revolución técnica como importante tarea revolucionaria para la edificación de la nueva sociedad, como sublime deber político para elevar el zazusong de los trabajadores, y la ha impulsado enérgicamente en todos los sectores de la economía nacional.
Con el enérgico desenvolvimiento de la revolución técnica logramos, en un corto lapso después de la liberación, superar
totalmente la unilateralidad colonial de la economía y el atraso técnico dejados por el imperialismo japonés, y después efectuamos la reconstrucción técnica global de la economía nacional y cumplimos de modo brillante la histórica tarea de la industrialización socialista. Una vez concluida ésta, el Gobierno de la República presentó las tres tareas de la revolución técnica y emprendió una lucha enérgica por cumplirlas, obteniendo ya grandes éxitos.
Gracias al exitoso avance de la revolución técnica, hoy la economía de nuestro país está asentada sobre la firme base de la ciencia y tecnología moderna y su potencia se ha elevado extraordinariamente.
Ahora las fuerzas productivas de nuestro país han alcanzado un nivel muy alto. El año pasado la producción industrial creció 196 veces respecto a 1946, y en los años 1946- 1977 la parte de la industria mecánica aumentó de 5,1 a 33,7 % en el valor total de la producción industrial. Nuestro país cubre con la producción nacional el 98 % de las necesidades de máquinas y equipos y se ha integrado a las filas de los países desarrollados en la producción per cápita de importantes artículos industriales.
Los trabajadores se han emancipado sensiblemente de duras faenas y el nivel de vida del pueblo se ha elevado mucho. Gracias a la aplicación en vasta escala de la mecanización, la automatización y el mando a distancia en la industria extractiva, la metalurgia y otros importantes sectores industriales y al rápido impulso de la industrialización y modernización de la agricultura, los trabajadores se han liberado en gran medida de las faenas bajo altas temperaturas, de las nocivas y difíciles, así como se han aliviado considerablemente los quehaceres domésticos de las mujeres con el desarrollo de la industria alimenticia. Se ha facilitado el trabajo e incrementado la
producción de bienes materiales con lo cual la población ha llegado a gozar de una vida más abundante y culta, sin tener ningún tipo de preocupación.
Apoyándose en los éxitos, el Gobierno de la República seguirá impulsando con vigor la revolución técnica. De esta manera, desarrollará las fuerzas productivas a un grado tal que se pueda aplicar la distribución comunista según la necesidad, y les eliminará totalmente a los trabajadores las faenas penosas.
En la revolución técnica lo insoslayable es llevar a cabo continua y enérgicamente sus tres tareas y, al mismo tiempo, la Jucheanización, modernización y fundamentación científica de la economía nacional.
La Jucheanización, la modernización y la fundamentación científica de la economía nacional son tareas principales del Segundo Plan Septenal y la orientación estratégica que ha de mantenerse invariablemente en la posterior construcción económica socialista. Sólo cuando se afianza la independencia de la economía nacional, mejoran los medios técnicos y se asienta la economía, en su conjunto, sobre una nueva base científica realizando dinámicamente la revolución técnica, podrán llevarse a cabo la Jucheanización, modernización y fundamentación científica de la economía nacional.
Ante todo, es necesario dirigir los esfuerzos a la Jucheanización de la economía nacional.
Labor decisiva en materia de la Jucheanización de la economía nacional es aprovechar con mayor eficacia los recursos naturales del país y completar la estructura de los sectores económicos. Tenemos en el subsuelo diversos y abundantes recursos. Hay que reforzar el trabajo de prospección geológica con miras a localizar mayores yacimientos y descubrir todos los recursos aún ocultos. Debemos completar la estructura de las ramas industriales creando las que no tenemos y llevar a la práctica consecuentemente el principio de desarrollar la industria sobre la base de las propias materias primas para afianzar más el carácter independiente y Jucheano de nuestra industria.
La modernización de la economía nacional es en sí la modernización de los medios técnicos y la mecanización y automatización de la producción. Impulsando activamente la tarea para hacer más precisos, grandes y veloces las máquinas y equipos e inventando y fabricando en mayor número y variedad otros más modernos, debemos elevar el nivel de equipamiento técnico de la economía nacional y mecanizar y automatizar todos los procesos productivos.
La modernización del transporte es otra de las importantes tareas a las que nos enfrentamos hoy. En los últimos tiempos las industrias de extracción y de elaboración han alcanzado un rápido desarrollo, pero el transporte no está a igual altura. Debemos acelerar la modernización del transporte para incrementar considerablemente su capacidad. Tendremos que concluir pronto la electrificación del ferrocarril, elevar su nivel de automatización y mecanizar activamente la labor de carga y descarga. Nuestro país, que linda por tres lados con el mar y cuenta con numerosos ríos, tiene que orientarse hacia el amplio desarrollo del transporte acuático construyendo a este fin muchos barcos de gran tonelaje y abriendo canales en amplia escala. Fomentar el transporte marítimo con la fabricación de buen número de modernos y grandes barcos tiene enorme significación también para la diversificación del comercio exterior.
Desarrollando la ciencia y la técnica asentaremos sobre nuevas bases científicas los procesos técnicos y métodos de producción y las actividades operacionales en todos los sectores de la economía nacional. Los funcionarios de los organismos estatales y económicos, los científicos y los técnicos deberán llevar a una etapa más alta el nivel de fundamentación científica de la economía nacional en un futuro próximo, intensificando las investigaciones al respecto e introduciendo activamente en la producción los logros de la ciencia y la técnica.
Concentraremos grandes esfuerzos particularmente en la fundamentación científica y la modernización de la agricultura. Tenemos que consolidar los éxitos en el esfuerzo por la materialización de la “Tesis sobre el problema rural socialista en nuestro país”, observar rigurosamente lo que exige el método de cultivo Jucheano, y, de este modo, elevar más el grado científico y de intensificación de la producción agrícola. Junto con esto debemos empeñar ingentes esfuerzos para acelerar la labor de transformación de marismas y obtener mayor extensión de nuevas tierras aprovechando masivamente los medios técnicos modernos y los métodos de trabajo científicos.
La revolución cultural es otra de las tareas de las tres revoluciones, que ha de cumplir el Estado de la clase obrera.
Sólo con la ejecución de esta revolución es factible eliminar el atraso cultural, heredado de la vieja sociedad, y crear una cultura socialista y comunista, así como transformar a todos los miembros de la sociedad en hombres comunistas, multifacéticamente desarrollados.
Al haberse desplegado antes con todo éxito la revolución cultural, la cultura nacional socialista ha florecido y se ha desarrollado espléndidamente y nuestro pueblo, que se había quedado lejos de la civilización moderna, se ha convertido en el auténtico dueño de la cultura socialista y disfruta de ella.
En nuestro país la labor docente registró un progreso muy rápido. Según el avance de la revolución y la construcción se fue implantando de manera escalonada la enseñanza obligatoria, y hoy está en vigencia la enseñanza obligatoria general de 11 años, que ofrece a todos los integrantes de la joven generación la enseñanza secundaria general completa. Ahora, 8,6 millones de niños y escolares, que son más de la mitad de la población, estudian gratuitamente, a expensas del Estado, y se forman como tesoros revolucionarios comunistas. Por haberse efectuado con éxito la educación de adultos, todos los trabajadores adquirieron ya hace mucho tiempo un conocimiento general superior al que proporciona la escuela secundaria básica y hoy estudian con aplicación para llevarlo al nivel de graduado de la secundaria superior. .Realmente, nuestro país se ha convertido en un “país de estudio”, un “país de enseñanza”, donde estudia todo el pueblo.
Grandes éxitos se han obtenido también en la formación de cuadros nacionales. Hoy, contamos con 158 institutos de enseñanza superior en contraste con la etapa de la preliberación en que no había ni uno solo, tenemos preparada una firme y combinada base de formación de cuadros en cada localidad, y poseemos un gran destacamento de un millón de intelectuales, los cuales administran magníficamente los organismos estatales, económicos y culturales. Así, pues, ahora nuestro país tiene totalmente resuelto el problema de los cuadros nacionales, por cuya falta sufrió tantas dificultades en el pasado.
El arte y la literatura han llegado a un escalón tan elevado que satisfacen plenamente las crecientes demandas culturales del pueblo y estimulan fuertemente a los trabajadores en su lucha revolucionaria.
La revolución cultural en nuestro país, que comenzó por la campaña alfabetizadora después de la liberación, avanzó lejos bajo la bandera de la República, y está hoy en una etapa tan alta que se plantea como tarea la implantación de la enseñanza obligatoria superior. Esta es una de las hazañas más valiosas logradas por nuestra República en la construcción de una nueva sociedad y un gran orgullo para nuestro pueblo.
Hoy, la tarea más importante de la revolución cultural consiste en acelerar la intelectualización de toda la sociedad. Sólo elevando considerablemente, mediante el aceleramiento de ésta, el nivel cultural y técnico de todo el pueblo, es posible construir con éxito el socialismo y el comunismo, eliminar definitivamente las diferencias del trabajo y asegurarles la igualdad completa a los trabajadores.
Para intelectualizar a toda la sociedad es preciso materializar cabalmente la “Tesis sobre la educación socialista” y así llevar a un mayor desarrollo la labor docente. Los organismos del Poder Popular deben impartir cualitativamente la enseñanza obligatoria general de 11 años y mejorarla instrucción de adultos y la educación superior. De esta manera, deben formar a todos los integrantes de la joven generación como tesoros revolucionarios comunistas de tipo Jucheano, preparados intelectual, moral y físicamente, y procurar que todos los trabajadores lleguen a poseer en el futuro próximo conocimientos generales del nivel de los graduados de la escuela secundaria superior y dominar más de una tecnología moderna, así como entrenar mejor a los cuadros nacionales.
Otra tarea importante de la revolución cultural es la de establecer un pleno ambiente cultural en la producción y la vida, y el modo de vida socialista. Sólo así, es posible asegurarles a los trabajadores las condiciones culturales en la labor y la vida e implantar el estilo de vida revolucionario en toda la sociedad. Los funcionarios de los órganos del Poder Popular y todos los trabajadores deben mantener limpias y cultas las fábricas y el campo, las calles y las aldeas, y dedicar grandes esfuerzos para incrementar la calidad y el nivel cultural
de los productos. Hay que observar estrictamente las reglas de vida y normas de conducta socialistas en todas las esferas de la actividad estatal y la vida social y establecer en la sociedad un estilo más sano de trabajar y vivir de manera revolucionaria.
Para llevar a feliz término la revolución cultural es preciso aplicar cabalmente la línea de construcción de la cultura nacional socialista. En todas las esferas de la construcción cultural hay que establecer firmemente el Juche, encarnar con acierto el partidismo y el espíritu de clase obrera y rechazar de manera tajante los elementos capitalistas y feudales y el estilo de vida occidental.
A fin de impulsar con mayor dinamismo las tres revoluciones ideológica, técnica y cultural, nuestro Partido inició el movimiento de los grupos por las tres revoluciones y tomó la activa medida de organizar estos grupos con elementos medulares del Partido y los jóvenes intelectuales, capacitados en lo político y profesional, y enviarlos a las fábricas, empresas, granjas cooperativas y otras diversas ramas de la economía nacional.
El movimiento de los grupos por las tres revoluciones es un moderno método de dirección de la revolución, que encarna el método Chongsanri. Es decir, se trata de un nuevo método de dirección de la revolución consistente en combinar la dirección político-ideológica con la científica y técnica, en que los superiores ayuden a los subordinados y en poner en movimiento a las masas, para así impulsar las tres revoluciones: la ideológica, la técnica y la cultural.
Por haberse desplegado fuertemente dicho movimiento bajo la dirección de las organizaciones del Partido, se ha hecho más organizada y activa la lucha por el cumplimiento de las tres revoluciones y se han logrado grandes éxitos en todas las esferas de la construcción socialista. La vida demuestra que el
movimiento de los grupos por las tres revoluciones es el método de dirección de la revolución más ventajoso y de mayor vitalidad, el que permite elevar la capacidad combativa y el papel dirigente de las organizaciones del Partido, fortalecer por todos los medios la función de los organismos estatales y económicos y poner en acción a los cuadros y los trabajadores, para dar un fuerte impulso a la revolución ideológica, la técnica y la cultural.
Debemos desarrollar incesantemente este movimiento cuya superioridad y vitalidad han sido probadas en la práctica.
Para fomentarlo es preciso elevar la responsabilidad y el papel de sus integrantes. Estos son vanguardias de las tres revoluciones y abanderados de la lucha. Deben pertrecharse firmemente con la idea Juche, seguir manteniendo un alto espíritu revolucionario, compenetrarse con las masas despertando activamente su entusiasmo revolucionario e iniciativa creadora y así hacer avanzar con más dinamismo las tres revoluciones.
Para realizar con todo éxito las revoluciones ideológica, técnica y cultural hay que librar vigorosamente el movimiento por la obtención de la bandera roja de las tres revoluciones. Este es un movimiento masivo, de todo el pueblo, para acelerar la construcción socialista, desenvolviendo con energía las revoluciones ideológica, técnica y cultural. Se deben avivar más las llamas de dicho movimiento en todas las esferas de la construcción socialista para darle un fuerte impulso a las tres revoluciones: ideológica, técnica y cultural y llevar adelante con más celeridad nuestra revolución.
Hacer realidad la línea de las tres revoluciones es una labor fundamental que se presenta hoy ante el Gobierno de la República en la lucha por construir el socialismo y el comunismo. El Gobierno de la República debe impulsarlas vigorosamente, manteniendo en alto la bandera roja de las tres revoluciones, y anticipar así el logro de la causa histórica de la construcción socialista y comunista.
Camaradas:
Han transcurrido 30 años desde la fundación de la República Popular Democrática de Corea, pero nuestra nación todavía se encuentra dividida y la reunificación de la Patria sigue siendo la suprema tarea de todo el pueblo coreano.
Fiel a la unánime voluntad y anhelo de todo el pueblo coreano, el Gobierno de la República ha venido haciendo todos los esfuerzos por resolver el problema de la reunificación del país de manera independiente, sobre la base de los principios democráticos y por vía pacífica. Pero, por las maniobras de los escisionistas del interior y exterior, encaminadas a fabricar “dos Coreas”, la reunificación de nuestro país tropieza con graves obstáculos y el peligro de la división perpetua de la nación se va haciendo más y más grande.
Hoy, el imperialismo yanqui ha planteado la política de “dos Coreas” como el fundamento de su estrategia sobre Corea y para su ejecución trama todo género de conspiraciones y artimañas. También los reaccionarios japoneses, siguiendo la política de “dos Coreas” del imperialismo yanqui, obstaculizan desde diversos ángulos la reunificación de nuestro país. Bajo la instigación de los imperialistas yanquis y los reaccionarios japoneses, la camarilla títere surcoreana ha proclamado abiertamente como su política el complot de escisión nacional y actúa con frenesí para fabricar “dos Coreas”, pregonando algo así como “ingreso simultáneo en la ONU” y “reconocimiento cruzado”.
Al perpetuar la división de nuestro país y fabricar “dos Coreas”, los imperialistas norteamericanos tratan de seguir ocupando y dominando a Corea del Sur, mientras los reaccionarios japoneses se esfuerzan por recuperar allí su antigua posición como gobernantes colonialistas. Y la camarilla fantoche de Corea del Sur, en su intento de asegurar el disfrute personal y realizar la ambición de permanecer eternamente en el poder, trata de fijar el estado actual de división en Norte y Sur.
Nunca podemos permitir ningún complot de los divisionistas para fabricar “dos Coreas”; tenemos que frustrarlo por completo con la fuerza unida de toda la nación coreana.
Corea debe ser reunificada sin falta en una sola. Históricamente, la nación coreana ha sido homogénea y nuestro pueblo desea unánimemente la reunificación. Quienes obstaculizan la reunificación de Corea son las fuerzas exteriores que tratan de agredirla y dominarla, y las interiores que son sólo un puñado de traidores que venden el país y la nación a esas fuerzas.
El carácter de la cuestión coreana difiere en lo fundamental de la de un país dividido a consecuencia de su derrota en una guerra de agresión. El nuestro no es un país participante de una guerra agresiva ni un país vencido. La nuestra es una nación que en el pasado sufrió la opresión bajo la dominación colonial del imperialismo, una nación que ha conquistado su liberación a través de la lucha contra los agresores imperialistas. Además aunque nuestro país se reunifique, no se dará el caso de que agreda o amenace a otros. Al contrario, si Corea sigue dividida, esto será un foco permanente de amenaza para la paz en Asia y el resto del mundo. Así, pues, tanto por los intereses fundamentales de la nación coreana, como por la paz duradera en Asia y el mundo, Corea no debe quedar separada en “dos Coreas”, sino reunificada en una sola.
El problema de la reunificación de Corea debe ser resuelto por vía pacífica, mediante las negociaciones, conforme a las exigencias de nuestro pueblo y el anhelo del resto del mundo.
El Gobierno de la República hace todos los esfuerzos sinceros por celebrar conversaciones enfiladas a la solución pacífica de la cuestión de la reunificación de la Patria y tiene siempre abierta la puerta del diálogo. La hemos abierto tanto para Estados Unidos como para las autoridades y partidos políticos de Corea del Sur.
Para hacer que se entablen negociaciones para la reunificación de Corea y que ellas contribuyan efectivamente a la solución de esta situación, los interlocutores deben partir de la justa posición de abogar sinceramente por la reunificación. Si, en vez de adoptar la posición de resolverla mediante la comprensión y la cooperación mutuas, persiguen otro objetivo tras el telón del diálogo o tratan de utilizarlo como un medio para crear “dos Coreas”, no se podrá convocar el diálogo y, aunque se produzca no valdrá nada. Nunca podemos efectuar negociaciones para la división, sino únicamente para la reunificación.
Realizar el diálogo y la colaboración entre el Norte y el Sur constituye un medio importante para anticipar la reunificación pacífica de la Patria.
El diálogo Norte-Sur, entablado felizmente por los esfuerzos sinceros del Gobierno de la República, fue frustrado
por los viles actos traidores de las autoridades surcoreanas y permanece estancado hasta la fecha. Las autoridades surcoreanas hablan de boca para afuera sobre el “diálogo” y la “colaboración” entre el Norte y el Sur, pero, en la práctica, persisten en la confrontación y la división. También alientan en Corea del Sur la conciencia anticomunista y el ambiente de guerra so pretexto de la supuesta “amenaza dé agresión al Sur”, arguyendo que estamos tratando de alcanzar la reunificación bajo la bandera del comunismo y cacarean sobre la “reunificación basada en la victoria sobre el comunismo”. Esgrimiendo las consignas del “anticomunismo” y la “victoria sobre el comunismo”, ¿cómo pueden establecer el diálogo y la colaboración con los comunistas? Recientemente, las autoridades surcoreanas han expuesto el “proyecto de cooperación económica entre el Sur y el Norte”, pero es un disparate hablar de “cooperación económica” con los comunistas cuando vociferan acerca de la “victoria sobre el comunismo”; esto no pasa de ser un torpe camuflaje para encubrir su naturaleza escisionista. Si desean sinceramente el diálogo y la colaboración con nosotros, deben cambiar la política de escisión nacional por la de reunificación y la política anticomunista por la de alianza con el comunismo.
La gran unidad nacional es la principal garantía para la reunificación independiente y pacífica de la Patria. Dada la existencia real de ideas y regímenes diferentes en el Norte y el Sur de nuestra nación, al margen del espíritu y el principio de la gran unidad nacional no es posible pensar jamás en la reunificación pacífica. La lucha de nuestra nación por la reunificación de la Patria no es de modo alguno una contienda por el comunismo o el capitalismo, sino una lucha entre los agresores y los agredidos, entre los patriotas y los vendepatrias. En otras palabras, nuestra batalla por la reunificación es una lucha liberadora por la soberanía nacional, y un combate patriótico por la unidad nacional. De ahí que para reunificar la Patria el Norte y el Sur no deban imponer la idea comunista y la capitalista, respectivamente, sino propugnar una sola, común, la idea nacional, y alcanzar, sobre esta base, la gran unidad de toda la nación.
No queremos imponer a Corea del Sur nuestro régimen socialista y la idea comunista. Independientemente del régimen actual de Corea del Sur y la idea que profesan los surcoreanos, estamos dispuestos a promover la unidad con cualquier partido político surcoreano, a base de la idea de la gran unidad nacional. Además, si algún partido surcoreano quiere efectuar sus actividades en la parte Norte de la República, lo aplaudiremos. También las autoridades y partidos de Corea del Sur deben estar en disposición de unirse con los diversos partidos de la parte Norte y no oponerse a que alguno de éstos actúe en Corea del Sur. Así, sólo cuando, a partir de la idea de la gran unidad nacional, el Norte y el Sur abran por completo sus sociedades y realicen la colaboración multifacética en los sectores político, económico, cultural y militar, será posible alcanzar cuanto antes la reunificación de la Patria.
Para llegar a la gran unidad de toda la nación y reunificar la Patria por vía pacífica es imprescindible democratizar la sociedad surcoreana.
Hoy, en Corea del Sur se practica la más cruel y cínica dominación fascista, inaudita en la historia. La camarilla títere surcoreana ha implantado el “sistema de renovación” fascista y, valiéndose de diversas y malignas leyes fascistas y enormes aparatos represivos, pisotea sin piedad los derechos fundamentales de las masas populares y reprime brutalmente a los habitantes patrióticos y las personalidades demócratas que reclaman la democracia y la reunificación de la Patria. Sin democratizar la sociedad surcoreana no es posible que su pueblo se libere de la actual situación de privación de derechos, ni lograr la unidad nacional ni tampoco hallar la vía para la reunificación pacífica de la Patria.
Para democratizar la sociedad surcoreana es preciso, ante todo, abrogar la “constitución de renovación” y abolir la “ley anticomunista”, la “ley de seguridad estatal” y otras malévolas leyes fascistas. Hay que revocar las injustas penas impuestas a los habitantes patrióticos y las personalidades demócratas en virtud de las “medidas de emergencia” y otras perversas leyes fascistas, y asegurar la libertad de palabra y la libre actividad de los partidos políticos y las organizaciones sociales. Se les deben garantizar las actividades legales también al Partido Revolucionario por la Reunificación y a otros partidos clandestinos y permitirles a las organizaciones de los coreanos y a las figuras patrióticas que luchan en el extranjero por la democratización de la sociedad surcoreana y la reunificación independiente y pacífica de la Patria volver a Corea del Sur según su voluntad y desarrollar libremente sus actividades políticas.
Asegurar la libertad de acción a los partidos políticos y las organizaciones sociales es el requerimiento más elemental de la democracia. Ahora, en la parte Norte de la República, todos los partidos políticos y las organizaciones sociales actúan libremente con sus derechos legítimos. Hoy, en la mayoría de los países del mundo está garantizada la actividad de los partidos políticos y las organizaciones sociales e incluso en los países imperialistas el partido comunista y otros partidos y organizaciones sociales progresistas actúan legalmente. También en Corea del Sur, a la totalidad de los partidos políticos y organizaciones sociales les deben ser garantizados necesariamente la libertad y los derechos para sus actividades legítimas.
Hoy en día, las diversas capas y sectores del pueblo y las personalidades demócratas de Corea del Sur libran vigorosamente la lucha antifascista por la democratización, para conquistar la libertad y los derechos democráticos, sin doblegarse ni en las difíciles condiciones de una incesante represión fascista sumamente cruel. También los compatriotas residentes en el extranjero, incluyendo Japón y Estados Unidos, conscientes de su noble misión nacional, se entregan activamente a la justa lucha patriótica por la democratización de la sociedad surcoreana y la reunificación independiente y pacífica de la Patria. La población surcoreana debe formar un amplio frente unido de todas las fuerzas democráticas del interior y exterior, por encima de las diferencias de ideología, creencia religiosa, filiación partidista y mira política, y batallar con fuerzas unidas y organizadas contra los dictadores fascistas para obtener sin falta la democratización de la sociedad surcoreana y aproximar la reunificación independiente y pacífica de la Patria.
Para lograr la reunificación independiente y pacífica de la Patria es imprescindible rechazar consecuentemente las intervenciones de Estados Unidos y demás fuerzas extranjeras.
Nuestro pueblo considera la soberanía nacional como su vida y no permite ninguna injerencia extranj era en la solución del problema de la reunificación. Ya ha llegado el tiempo en que Estados Unidos debe dejar de intervenir en los asuntos internos de nuestra nación y sacar las manos del problema coreano.
Estados Unidos no debe proteger al poder títere surcoreano, que estrangula la democracia y reprime ferozmente al pueblo, ni impedir la lucha de éste por la democracia y la reunificación de su Patria. Si Estados Unidos no abandona su injusta política habitual y sigue amparando a los elementos fascistas de Corea del Sur, que están completamente aislados dentro y fuera, será condenado severamente por nuestro pueblo y los demás pueblos del mundo como cómplice de la violación de los derechos humanos.
Estados Unidos debe, además, cesar en su ambición agresiva de proseguir la dominación colonial sobre el Sur con la fabricación de “dos Coreas” y de ocupar, más adelante, a toda Corea, y tiene que retirar cuanto antes todas sus tropas de Corea del Sur según la resolución de la ONU y su “compromiso”.
Si Estados Unidos quiere de veras la paz y la reunificación pacífica de Corea, ha de tener necesariamente contactos con el Gobierno de la República Popular Democrática de Corea y buscar medidas para resolver de modo pacífico el problema de Corea. Nosotros planteamos ya las conversaciones con Estados Unidos y estamos esforzándonos para su apertura. El asunto depende de si Estados Unidos quiere o no negociar sinceramente con nosotros, y si lo desea, si es para negociar sobre una o “dos Coreas”. Si Estados Unidos abandona su injusta posición de dividir a nuestro país en “dos Coreas” y toma la correcta postura de contribuir a la reunificación, acudiremos a las negociaciones con él en cualquier tiempo y solucionaremos todos los problemas necesarios. Entonces Estados Unidos podrá sacar sus manos del problema de Corea sin ver herido su honor, y esto será conveniente a los intereses no sólo de nuestro pueblo, sino también del pueblo norteamericano.
La población de la parte Norte y la del Sur de Corea, agrupadas más compactamente sobre el principio de la gran unidad nacional, frustrarán sin dudas las maniobras de los escisionistas internos y externos para fabricar “dos Coreas” y realizarán a todo trance la histórica causa de la reunificación de la Patria.
Camaradas:
En el escenario internacional se libra hoy una fiera lucha entre las fuerzas de independencia y las dominacionistas, entre las fuerzas revolucionarias y las contrarrevolucionarias.
Atemorizados ante el constante crecimiento de las fuerzas revolucionarias mundiales, los viejos y nuevos dominacionistas se revuelven desesperadamente para mantener su derecho a dominar.
Los imperialistas yanquis, manteniendo invariablemente su ambición de conquistar al mundo, engañan a los pueblos bajo el llamativo rótulo de la “paz”, por una parte, y, por la otra, aceleran los preparativos de guerra. Tras el telón del “desarme” siguen aumentando los armamentos, tras el telón de la “limitación de armas nucleares” continúan las pruebas nucleares, tras el telón de la “distensión” prosiguen la intervención militar. Cuanto más grave se torna su crisis económica y peor su situación, los imperialistas se aferran tanto más a las maniobras de agresión y de guerra.
Los imperialistas dirigen el filo de su agresión a los países emergentes. Un importante método que ellos emplean para agredir a los países no alineados, a los países tercermundistas, es derrotarlos por separado al dividirlos y enemistarlos. Aprovechándose astutamente de los problemas de fronteras, consecuencia de la dominación colonial, y de otros diversos asuntos complicados, tratan de meter cuña, sembrar discordia y provocar disputas y conflictos entre los países no alineados, los países tercermundistas, a fin de hacerlos pelear entre sí y sacar su provecho.
Los imperialistas, los dominacionistas, maniobran virulentamente para establecer su control político y económico sobre los países emergentes. Con diversos métodos taimados y perversos, como la amenaza y el chantaje, la conciliación y el engaño, la subversión y el sabotaje, tratan de subyugar políticamente a los nuevos Estados independientes y de tomar en sus manos las arterias económicas de los países en vías de desarrollo a título de la supuesta “ayuda” y “explotación conjunta de los países subdesarrollados”.
Los imperialistas, los dominacionistas, que están enfrascados en la expansión de su esfera de influencia, recrudecen las pugnas para colocar bajo su dominio a países del Tercer Mundo. So pretexto del “apoyo” y “protección”, se meten a porfía como en una competencia, y se inmiscuyen abiertamente en las disputas entre países tercermundistas y libran entre sí pugnas de desalojo esforzándose cada cual para mantenerlos bajo su control.
Debido a las maniobras de los imperialistas, de los dominadores, hoy la situación internacional está muy tensa y complicada. Por su manipulación y conspiración, cada día ocurren actos de desestabilización, sabotaje y asesinato; surgen problemas de litigios en todas partes del mundo; y hasta se producen casos trágicos tales como que países hermanos peleen disparándose mutuamente. Como consecuencia, se han creado muchas dificultades ante los países tercermundistas y el Movimiento No Alineado pasa por una prueba.
La situación actual exige imperiosamente que los países socialistas y los no alineados, los países tercermundistas, todas
las naciones oprimidas del mundo, intensifiquen aún más, unidos compactamente, la lucha contra el imperialismo y otras formas de dominación.
El dominacionismo es la corriente contrarrevolucionaria opuesta a la tendencia contemporánea que aspira ali zazusong, y el blanco de la lucha común de los pueblos revolucionarios del mundo. Su esencia consiste en violar el zazusong de otros países, oprimir y controlar a otras naciones y pueblos. Se practica tanto en forma abierta sin tapujos para convertir a otros países en sus colonias y oprimirlos y explotarlos, como astutamente para dominar y controlar a otros países colocándoles por diversos métodos el lazo de dependencia. El dominacionismo se expresa tanto en países grandes como en los relativamente pequeños, tanto en países capitalistas como en otros. En una palabra, todos aquellos que tratan de controlar a otros son, independientemente de su dimensión y régimen social, fuerzas dominacionistas, y el dominar a otros, sea abierta o disimuladamente, es, por igual, práctica de dominación.
Todos los pueblos de países emergentes tienen que concentrar las flechas de ataque contra el imperialismo, contra el dominacionismo. Sólo combatiéndolos con energía, podrán consolidar su independencia nacional, alcanzar el desarrollo independiente y construir un mundo nuevo, libre de toda forma de dominación y supeditación.
Para potenciar la lucha contra el imperialismo y otras formas de dominación hay que formar un amplio frente unido de países emergentes.
Este frente constituye una garantía decisiva para triunfar en la lucha contra el imperialismo, el dominacionismo. En la actualidad su formación se presenta como un problema de mucha importancia, sobre todo, porque los imperialistas y demás dominacionistas recrudecen las maniobras de división, discordia y conquista en contra de los nuevos Estados independientes.
Los países emergentes han de responder con la estrategia de unidad a estas maniobras de los dominacionistas. Los no alineados, los países tercermundistas tienen que integrarse en un amplio frente unido y destruir con acciones unísonas las maquinaciones de división, discordia y conquista de los dominacionistas de toda calaña.
Para hacerle frente al enemigo común, los países emergentes deben dar la prioridad a la unidad, subordinarlo todo a ella, unirse firmemente por encima de las diferencias de régimen social, criterio político y creencia religiosa. Estas diferencias no pueden ser, de modo alguno, obstáculos para su unidad. Ellos tienen más comunidad que diferencias, y la fuerza que los cohesiona es mayor que la que trata de separarlos.
Los países no alineados no deben ocuparse en calificarse de progresistas o no, unos a otros, sino en buscar puntos de coincidencia esforzándose para unirse. Encasillarlos en uno u otro bando contraviene a la naturaleza y el ideal del Movimiento No Alineado y, a fin de cuentas, traerá como resultado disgregar este Movimiento engendrando en su seno un bloque nuevo. En lo que al carácter progresista de un país se refiere, su criterio es el zazusong y resulta, pues, progresista aquel país que lo mantiene. Como todos los países no alineados aspiran al zazusong, oponiéndose a la dominación y la dependencia, se podrán unir sobre la base de esa aspiración común.
Los países no alineados deben resolver también sobre el principio de la unidad las divergencias de opiniones y los problemas en disputa que surjan entre sí. Tanto unas como
otros, por graves que sean, son asuntos internos entre hermanos que marchan mano a mano hacia un objetivo común, y no problemas a resolver mediante peleas o introduciendo fuerzas extranjeras. De modo que deben ser solucionados por quienes les concierne sin ninguna injerencia extranjera y mediante las negociaciones conforme a sus intereses nacionales y a los intereses generales del Movimiento No Alineado. Si los no alineados, embaucados por la conspiración de los dominacionistas, se vuelven hostiles, se ponen celosos o se pelean entre sí, los perjudicados serán ellos mismos y los beneficiados, los dominacionistas.
Para combatir unidos contra el imperialismo y otras formas de dominacionismo, los países emergentes deben mantener el zazusong.
Los países no alineados, los países tercermundistas, tienen que rechazar consecuentemente toda intervención exterior, y no seguir ciegamente a otros, ni actuar como sus lacayos. Además, los emergentes deben respetar el zazusong unos a otros, y no censurar o inmiscuirse en lo que hacen los demás. Entonces ninguna fuerza dominacionista podrá plantar pie dentro del Movimiento No Alineado, ni tener efecto la batuta de ningún país. Mientras tanto, los países emergentes podrán afianzar más la unidad y desarrollar con dinamismo la lucha contra el dominacionismo.
El zazusong del país debe ser apuntalado por una economía nacional independiente. Sin tenerla sólidamente preparada, no se puede ejercer la soberanía, ni siquiera decir, ni hacer lo que se quiera.
A fin de construir con éxito la economía nacional independiente, los países no alineados, los países en vías de desarrollo, deben movilizar al máximo sus potencialidades y, al mismo tiempo, estrechar la colaboración económico-técnica con otros países emergentes. Los del Tercer Mundo tienen amplios territorios, abundantes riquezas naturales, diversas y buenas experiencias y técnicas, que han acumulado en el curso de la creación de una nueva vida. Así, pues, sobre los principios del beneficio mutuo han de intercambiar materias primas, logros tecnológicos, sobre todo, cuadros técnicos nacionales, ayudándose y enseñándose sincera y mutuamente. Entonces, sin recurrir al favor de los imperialistas, de los dominacionistas, podrán librarse del atraso económico-técnico, echar la firme base de la economía nacional independiente y edificar un país soberano e independiente, rico y poderoso.
El viejo orden económico internacional es el producto del régimen colonialista y una palanca para la dominación, el control, la explotación y el saqueo de los imperialistas. Dejándolo intacto, los países en vías de desarrollo no pueden evitar la miseria, ni construir exitosamente la economía nacional independiente. Tienen que desplegar una dinámica lucha por acabar con dicho orden irrazonable que beneficia únicamente a los imperialistas, a los dominacionistas, y por establecer otro nuevo, justo, que convenga a los intereses de los pueblos emergentes.
En la actualidad, el problema que se plantea con mayor apremio en la lucha contra el imperialismo, el dominacionismo, es frenar y frustrar las maquinaciones de agresión y de guerra.
Los pueblos emergentes deben desenmascarar y condenar resueltamente las astutas maniobras de agresión y de guerra del imperialismo, presionar y golpear a los imperialistas en todos los lugares donde hayan tendido sus garras. Deben luchar con celo para detener la carrera armamentista de los imperialistas, realizar el desarme general y hacer retirar todas las tropas agresoras y bases militares de los imperialistas que existen en los territorios de otros países.
En el mundo hay todavía colonias en diversos continentes, y los imperialistas, los dominacionistas, maniobran taimadamente para poner bajo su control otra vez a los jóvenes Estados independientes. Los pueblos de los países emergentes y los pueblos oprimidos tienen que librar una batalla más tesonera para liquidar definitivamente el colonialismo y barrer del todo al neocolonialismo y otras formas de dominación en todos los continentes. Sólo cuando se liquiden el colonialismo y toda forma de dominación en Asia, África y América Latina, será completa y definitiva la liberación de las naciones.
El Gobierno de la República Popular Democrática de Corea y el pueblo coreano toman por su importante política exterior luchar contra el imperialismo, el dominadonismo, uniéndose con los demás países socialistas, los no alineados, los países en vías de desarrollo y todos los demás países emergentes del mundo.
En el futuro, igual que en el pasado, el Gobierno de la República se esforzará celosamente para fortalecer la unidad y la cohesión de las fuerzas socialistas y desarrollar las relaciones de amistad y colaboración con los países socialistas.
El Gobierno de la República y el pueblo coreano harán todos sus esfuerzos para potenciar la unidad y la colaboración con otros países no alineados, con los del Tercer Mundo, y marcharán siempre a su lado por el camino de la lucha común contra el imperialismo, el dominacionismo, para lograr el progreso social y la prosperidad nacional.
El pueblo coreano apoya firmemente a los pueblos de Asia, África y América Latina en su batallar por la libertad y la independencia y expresa su firme solidaridad a la lucha liberadora de todos los pueblos oprimidos del mundo.
El Gobierno de la República Popular Democrática de Corea y el pueblo coreano, unidos con todos los demás pueblos revolucionarios del mundo que abogan por el zazusong, seguirán combatiendo enérgicamente contra el imperialismo y otras formas de dominación, por la paz y la democracia, la independencia nacional y la edificación de una nueva sociedad.
Camaradas:
La República Popular Democrática de Corea es la genuina Patria de todo el pueblo coreano. Fortalecer y desarrollar a la República, he aquí la fuente de la felicidad de nuestro pueblo y la garantía decisiva de la victoria en la revolución y la construcción.
Todo el pueblo debe luchar tesoneramente para un mayor fortalecimiento y desarrollo de la República. Debe aumentar por todos los medios el poderío de la República consolidando más nuestro poder revolucionario y materializando cabalmente la idea Juche en todas las esferas de la actividad estatal.
Nuestro pueblo tiene por delante la pesada pero honrosa tarea de cumplir con éxito el Segundo Plan Septenal. Debe llevarlo a cabo con anticipación al registrar un nuevo auge en la producción y la construcción desenvolviendo con dinamismo las tres revoluciones: ideológica, técnica y cultural en todos los frentes de la construcción socialista.
La causa revolucionaria de nuestro pueblo es justa y el porvenir de la República, espléndido y brillante. Ante nuestro pueblo, que lucha por la justa causa revolucionaria bajo la bandera de la República, habrá siempre triunfos y gloria.
Marchemos todos vigorosamente hacia adelante por la reunificación de la Patria y la victoria de la revolución a escala nacional, por la causa del socialismo y el comunismo, unidos con firmeza en torno al Gobierno de la República, enarbolando la bandera revolucionaria de la idea Juche, la bandera roja de las tres revoluciones.
¡Viva el trigésimo aniversario de la fundación de la gloriosa Patria, la República Popular Democrática de Corea!