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Pronunciado:
Discurso en la Reunión Ampliada del Comité Político del Comité Central
del Partido del Trabajo de Corea, 15 de diciembre de 1961.
Publicado: No consta.
Digitalización: Por Juan Nogueira, para Colectivos de
Jóvenes Comunistas.
Esta Edición: Marxists Internet Archive, diciembre de
2009.
Derechos:
Libre reproducción, siempre y cuando se señale CJC como fuente.
Después de efectuado el II Pleno Ampliado del IV Período del Comité Central del Partido, los miembros titulares y suplentes del Comité Político salieron a dirigir diversas fábricas y localidades.
Esta vez el objetivo principal de la labor directiva consistió en convocar en las localidades reuniones de los militantes activistas de distrito y reuniones de los comités partidarios de las fábricas para divulgar las resoluciones del II Pleno del IV Período del Comité Central del Partido y llevar a cabo una labor de organización y movilización para su cumplimiento.
Autorizado a dirigir la provincia de Piongan del Sur y la ciudad de Pyongyang, fui primero, junto con viceprimeros ministros, jefes de departamentos del Comité Central del Partido, ministros y otros miembros del grupo de dirección, a la Fábrica de Aparatos Eléctricos de Dean.
Había una justificación para ir primero a esta planta. A ella le incumbe cumplir muchas e importantes tareas para el año próximo. Si trabaja bien y produce gran cantidad de motores, transformadores y otros aparatos eléctricos, será posible garantizar el desarrollo de la economía nacional en su conjunto, para no hablar ya del cumplimiento exitoso del plan para el año venidero. Es por eso que resolvimos dirigir primero la Fábrica de Aparatos Eléctricos de Dean y comenzamos en ella nuestro trabajo.
Quisiera aprovechar esta reunión para informar sobre el resultado de nuestra dirección a esta fábrica y algunas medidas a tomar en el futuro.
Como saben ustedes, en el II Pleno del IV Período del Comité Central del Partido, recién celebrado, se han criticado mucho los defectos principales que hoy día afloran en el trabajo económico: la deficiente dirección y administración de la economía, es decir, que los ministerios y direcciones administrativas no dirigen ni abastecen como es debido alas fábricas y empresas, en tanto que éstas no hacen con propiedad su trabajo administrativo. Por lo tanto, desde el mismo día en que llegamos a la Fábrica de Aparatos Eléctricos de Dean concentramos los esfuerzos en llevar a una etapa superior el nivel de administración empresarial, cuestión que habíamos debatido seriamente en el Pleno del Comité Central del Partido.
Antes que nada nos informamos del sistema de gestión de la fábrica y de su personal administrativo.
En lo que respecta a este sistema, lo hemos estudiado centrando nuestra atencion en los cuatro problemas siguientes: cómo se realiza la dirección productiva, cuál es el estado de suministro de materiales, de qué manera se lleva a cabo el trabajo de intendencia y cómo se efectúa la dirección colectiva del comité del Partido en la administración empresarial.
Al profundizar en la cuestión de quién se hace cargo de la dirección productiva de la fábrica y cómo la realiza, y de qué manera se efectúa la de los talleres y cómo se cumplen en éstos las tareas asignadas, llegamos a descubrir graves defectos en el sistema de dirección productiva de la fábrica.
La mayor deficiencia es que no se lleva a cabo una orientación unificada e intensiva sobre la producción.
Las secciones que han de cumplir el papel de estado mayor en la dirección productiva actúan dispersas y no están creadas las secciones que pudieran dirigirla ayudando al director.
Actualmente, en las fábricas y empresas éste se encarga directamente de los trabajos de las secciones de planificación y de emisión de directivas de producción. Puesto que él se responsabiliza de la producción en su planta ante el Partido y el Estado, debe dirigirla debidamente. Mas como tiene que dirigir y controlar, además de la producción, el conjunto de trabajos de la fábrica, necesita un auxiliar que lo ayude en la dirección productiva, pero, ahora, no lo hay.
En la fábrica el ingeniero jefe debe ser el ayudante más cercano del director en la orientación productiva y éste realizarla a través de aquél. Siendo como es el primer sustituto del director, al igual que lo es el jefe de estado mayor en el ejército, el ingeniero jefe tiene que elaborar, ayudando a aquél, el plan de producción para los talleres y, al mismo tiempo, dirigirla. Sin embargo, ahora el director tiene a su cargo las secciones de emisión de directivas de producción y de planificación, relacionadas estrechamente con la dirección productiva, mientras el ingeniero jefe se ocupa sólo de las que aseguran de manera técnica la producción, tales como las secciones de tecnología y de mantenimiento. Como resultado, la dirección técnica no se realiza bien y se ve forzosamente separada de la dirección productiva y la labor de planificación.
Como es sabido por todos, la dirección sobre la fabricación en gran escala con máquinas mpdernas es, precisamente, la dirección técnica y, por consiguiente, al margen de ésta no se puede hablar de dirección productiva. La producción ha de conducirla necesariamente quien conoce la tecnología, y elaborar el plan quien domina ésta y el proceso productivo. La principal razón de la deficiente producción y planificación en las fábricas y empresas reside en que están separadas la dirección técnica, la productiva y la labor de planificación.
Las secciones que se ocupan en las tareas para asegurar tecnicamente la producción, como las de diseñar planos, preparar herramientas y aditamentos y controlar y reparar las instalaciones, y la que emite las directivas de producción han de moverse bajo el mando de una persona y en el marco de un sistema unificado; pero ahora resulta lógico que la producción no se efectúe Como se debe porque las personas que la dirigen en el plano técnico e imparten directivas sobre ella son distintas.
Lo mismo ocurre con la labor de planificación en las fábricas. Para ser realista el plan de producción, hay que elaborarlo sobre la base de un perfecto conocimiento del estado y la capacidad de las máquinas e instalaciones, del nivel técnico y de calificación de los obreros, de la preparación de planos, herramientas y aditamentos y de las condiciones en que se suministran los materiales. Para hacerlo así, deben participar en la labor de planificación los que dominan la técnica. Mas los empleados de la sección de planificación, que ignoran la producción y la tecnología, elaboran el plan de modo subjetivo, sin ponerse en contacto con las secciones tecnológicas, calculando simplemente que se podría producir tanto por tener tantas unidades de máquinas y equipos y tantos obreros, debido a lo cual no coincide con la realidad.
Elaborado así a la ligera, el plan no difiere en nada del plan de producción agrícola que se elaboraba en el pasado, en el que se consideraba simplemente que por tener tantos zongbos de arrozales y otros sembradíos y tal número de campesinos sería posible producir tantas toneladas de cereales.
Estas deficiencias en las fábricas provienen de la falta de un estado mayor que dirija la producción, y de que las diversas secciones que la comandan no se mueven bajo una guía unitaria.
Otro defecto grave que aflora en el sistema de la dirección productiva consiste en que ella no llega a las instancias inferiores; los superiores se limitan a dar órdenes en forma autoritaria a sus subordinados y están libres de toda la responsabilidad por la producción, que recae sólo sobre éstos.
Ahora los ministerios y las direcciones administrativas no se responsabilizan por la insuficiente marcha de la producción, sino solamente los directores délas fábricas, en tanto que en éstas se les echa la culpa a los jefes de taller. Desde luego, estos.últimos tienen que asumirla responsabilidad por la deficiente producción, y a escala de la fábrica deben hacerse cargo de la misma los directores. Junto con ellos tendrán que asumir la responsabilidad los ministerios y las direcciones administrativas, así como otros dirigentes y secciones de la fábrica.
Sin embargo, ahora los ministerios distribuyen entre las direcciones administrativas las tareas del plan estatal que les incumben, en tanto que éstas las subdistribuyen entre las fábricas y se limitan a urgir su cumplimiento, sin responsabilizarse por el resultado. En las fábricas vuelven a distribuirlas entre los talleres y se limitan a dar órdenes a gritos para que las cumplan. Por consiguiente, la responsabilidad por la ejecución del plan no recae sobre los ministros, ni los jefes de las direcciones administrativas ni los directores, sino únicamente sobre los jefes de taller.
Otra deficiencia grave en el sistema de la dirección productiva es que no están claros los límites de responsabilidad entre las secciones administrativas de la fábrica, y que los dirigentes que se ocupan directamente de la producción no pueden concentrar sus esfuerzos en la dirección productiva.
Podemos decir, en sentido figurado, que el jefe de taller es el comandante de una unidad combativa como la sección o la compañía en el ejército. Por eso tiene que dirigir personalmente la producción en los mismos lugares de trabajo. Sin embargo, corre ahora de aquí para allá muy atareado en las labores de planificación, suministro de materiales e, incluso, de intendencia de los obreros, por lo cual no puede dirigir debidamente la producción.
En la fábrica lo lógico sería que la sección de planificación se encargue de la planificación para los talleres, la sección de suministros, de abastecimiento de materiales, y la sección de intendencia, de esta misma labor. Pero ahora la sección de planificación se siente satisfecha con distribuir entre los talleres el plan productivo que recibe de la dirección administrativa y no se hace responsable de la distribución para cada máquina, ni del aseguramiento de equipos, materiales, mano de obra y otros requerimientos de la producción, ni del cumplimiento del plan productivo, mientras que la sección de suministros que se hace cargo del abastecimiento de los materiales necesarios para la producción se da por satisfecha con almacenar los insumos destinados a la fábrica y no asume ninguna responsabilidad aunque la producción se tope con dificultades por falta de éstos. Por ello el jefe del taller se ve obligado a ocuparse, junto con su encargado de planificación, de distribuir a cada máquina el plan que le da la fábrica. Además, debe preocuparse de recibir en el almacén de materiales de la fábrica los necesarios para la producción y distribuirlos a los obreros, y hasta de conseguirles los talones para comprar alimentos complementarios y de abastecerles de miongte. Debido a tales trabajos complicados, el jefe de taller, comandante del combate productivo, no tiene tiempo para atender las máquinas ni para conversar con los obreros y los jefes de brigadas.
En pocas palabras, el actual sistema de dirección productiva es disperso, burocrático e irracional, ya que no permite realizar una dirección unificada e intensiva sobre la producción; la responsabilidad de ésta no la asumen los superiores sino solamente los subordinados, y los que deben dirigir personalmente la producción no pueden dedicar sus fuerzas a ello.
Otro grave defecto de la gestión empresarial es que no se ha implantado, como se debe, un sistema de abastecimiento de insumos.
Actualmente en las fábricas y empresas hay subdirectores encargados del suministro de materiales y no pocos empleados que se ocupan exclusivamente de esta tarea. Ellos siempre están atareadísimos en conseguir los materiales que se necesitan en sus plantas. Pero no marcha bien, en general, el suministro de materiales para la producción.
Desde luego, la causa radica en cierta medida en que aquéllos no trabajan como es debido. Pero la causa principal reside en que en los ministerios, en las direcciones administrativas y en todo el país no se ha implantado un perfecto sistema de abastecimiento de materiales que se ajuste a las exigencias de la economía socialista.
Según el actual sistema, las fábricas y empresas, unidades directas de la producción, deben responsabilizarse enteramente del abastecimiento de materiales, en tanto que los ministerios y las direcciones administrativas que han de hacerse cargo de la dirección de la producción y del servicio de abastecimiento están libres totalmente de esa responsabilidad. Este es un sistema irracional y errado, un sistema burocrático que no tiene nada en común con el principio de la administración económica socialista.
Lo que actualmente hacen los ministerios y las direcciones administrativas para el abastecimiento de materiales es confeccionar el plan de distribución, que no pasa de ser una simple hoja de papel, y despacharlo a las fábricas y empresas.
En ese plan se señala qué insumos y en qué cantidad se necesitan en tal fábrica para realizar las tareas previstas en el plan de producción y de qué plantas debe recibirlos. Despachando un plan tan formalista, confeccionado detrás del escritorio, los trabaj adores de los ministerios y las direcciones administrativas consideran que han cumplido con su responsabilidad. No se interesan en absoluto por si, como se ha previsto, quedan o no garantizados los materiales a las fábricas y empresas, A la vez que no prestan atención al suministro de materiales, del que deben responsabilizarse necesariamente ellos mismos, molestan a los dirigentes de las fábricas y empresas urgiéndoles a cumplir cada mes y cada trimestre el plan de producción.
Así que sólo éstos corren angustiados para conseguir los materiales. Al recibir el plan de distribución que les dan los ministerios y las direcciones administrativas, tienen que visitar primero a numerosas fábricas de donde deben recibir los insumos, y concluir los contratos. Este no es un trabajo simple. En el caso de la Fábrica de Aparatos Eléctricos de Dean pasan de mil los tipos de insumos que se necesitan. Para asegurar tal surtido sus empleados deben ir a numerosas fábricas dispersas a lo largo y ancho del país y concertar contratos. Para las barras redondas de acero tienen que ir a la Acería de Kangson, y para las planchas de acero a la Fundición de Hierro de Juangje y la Acería de Songzin. El problema no se limita a esto.
Estaría bien si les garantizaran sin falta los materiales, tal como se conviene en el contrato, pero en la realidad ocurre lo contrario. Suelen suceder casos en que no se reciben oportunamente los materiales pactados debido a que las empresas que los producen no cumplen según lo previsto, o por otros diversos motivos. Entonces los empleados de las empresas que debían recibirlos se ven obligados a visitar en apuros una y otra fábrica para apresurar su envío.
Como se ve, actualmente las fábricas y empresas se hallan en una situación tal que numerosas personas incluidos los directores o subdirectores encargados del abastecimiento de materiales, andan apresuradamente de aquí para allá, alejados de la producción, para concluir contratos de materiales con otras fábricas y apurar su cumplimiento. Sólo en la Fábrica de Aparatos Eléctricos de Dean hay no menos de 29 hombres que viajan exclusivamente para conseguir materiales.
Como si fuera poca esa cantidad, dicen que se separa de la producción en muchos casos a jefes de taller y de brigada, e incluso a obreros, para mandarlos en misión de servicio.
Si se tiene en cuenta ese número de personas que una fábrica manda a tramitar insumos, no es difícil imaginar cuántos hombres viajan por ese asunto a escala nacional.
Por ejemplo, si cada una de las fábricas dependientes de la Dirección General de Industria de Maquinaria, que casi en su totalidad reciben materiales de acero de la Acería de Kangson, manda una persona a esta planta se hallarán paradas allí constantemente varias decenas de ellas.
Mas a la Acería de Kangson no van sólo los enviados de aquellas fábricas sino también los de casi todas las pertenecientes a la Dirección General de Industria de Máquinas de Precisión y a otros ministerios. Tan sólo para recibirlos, no alcanzará la jornada de los dirigentes de la Acería. Según me he informado, en la Fábrica de Aparatos Eléctricos de Dean permanecen estos- días no menos de 90 hombres en misión de servicio, solicitando cada cual a sus dirigentes que les envíen primero los materiales.
Como resultado, está de más decir que el abastecimiento no se realiza con arreglo al plan y, además, se manifiestan diversas tendencias negativas en la entrega y recepción de insumos entre fábricas y empresas. Por ejemplo, sucede a veces este fenómeno negativo: los que caen en gracia al director o al ingeniero jefe reciben materiales antes que otros, y éstos no pueden recibirlos a tiempo por muy difícil que sea la situación de su fábrica.
Por esta razón, aunque numerosos hombres viajan por meses en misión de servicio para conseguir los materiales, las fábricas y empresas han de soportar dificultades constantemente por carecer de ellos, y es difícil encontrar algunas que cuenten con suficiente reserva.
Dejando intacto el actual sistema irracional de suministro, de ninguna manera se puede realizar planificadamente esta labor para la producción ni eliminar tal o cual desviación que se manifieste en su transcurso.
Con el actual sistema de suministro es imposible controlar correctamente la vida orgánica de los trabaj adores del servicio de materiales de las empresas. Actualmente, debido a que numerosos de ellos andan solos durante meses, libres del control de las organizaciones del Partido, es muy posible que ideológicamente caigan en la indolencia y la flojera. Además de esto, los frecuentes viajes de muchos hombres, como ahora, son negativos para mantener el orden social. Dicen que actualmente la gente tiene muchas incomodidades en el tren por exceso de viajeros. Esto se debe a que muchos trabaj adores del suministro de insumos de las fábricas y empresas viajan en misiones de servicio, y si los hoteles están siempre ocupados es porque eños siguen allí, desvergonzadamente, por meses.
Estos fenómenos negativos tienen lugar, a fin de cuentas, debido a la irracionalidad del sistema de suministro. Si disponemos que en lugar de las fábricas y empresas, sean los ministerios y direcciones administrativas quienes concluyan los contratos del abastecimiento de materiales y los transporten a aquéllas, la labor se realizará de modo planificado y satisfactorio, y dejarán de andar tan atareadas como ahora tantas personas.
La irracionalidad del sistema de suministro de materiales se revela no sólo en la relación entre los ministerios y las direcciones administrativas, por una parte, y las fábricas y empresas, por la otra, y mutuamente entre estas últimas, sino también en el marco de una fábrica.
Actualmente en las fábricas y empresas, cuando reciben los insumos, en vez de cortarlos y clasificarlos por géneros y llevarlos al lugar de producción, se limitan a almacenarlos. Como resultado, esta vez los jefes de taller y brigada se ven obligados a frecuentar los almacenes para recibirlos. Siendo como son los responsables directos de la producción, no están en condiciones de dirigirla como es debido por andar así presurosos por los materiales, y se dan muchos casos de que no pueden participar ni siquiera en trabajos a destajo que les son destinados. Como consecuencia, aunque gastan bastantes esfuerzos, en muchos casos no ganan premios y reciben poco salario por no haber llevado a cabo su plan de producción. No obstante, haciendo caso omiso de que merma la parte de dividendo que les corresponde, trabajan abnegadamente y sin quejarse, en aras de la sociedad y la colectividad. Esto es, desde luego, algo positivo. Pero debemos rectificar el irracional sistema de suministro de materiales y hacer que los superiores los transporten directamente hasta el mismo lugar de producción para que los jefes de taller y brigada no anden, separados de la producción, buscándolos, y todos los talleres y brigadas sobrecumplan siempre el plan de producción.
Tampoco se lleva a cabo satisfactoriamente en las fábricas la labor de intendencia para los obreros.
Siempre subrayamos que este es un trabajo político muy importante. Sin embargo, ahora esta labor no se desarrolla tal como lo exige el Partido, y en las fábricas no se ha implantado un ordenado sistema de intendencia.
Actualmente en la Fábrica de Aparatos Eléctricos de Dean ha desaparecido el cargo del subdirector encargado de la intendencia y es el jefe de la sección de intendencia quien con unos tres empleados se ocupa de esa labor para varios miles de obreros. Por lo tanto, está más que claro que este trabajo no marche con propiedad.
Además de que está mal articulado el servicio de intendencia de la fábrica, no existe un sistema que hace que los comités populares se ocupen de este servicio para los obreros y sus poblados. En el comité popular del poblado obrero hay sólo un presidente y un secretario y no existe una sección que atienda la labor de intendencia. En el poblado obrero no hay quien dirija y controle las tiendas mixtas y centros de acopiamiento y otros establecimientos comerciales y de servicio público, ni un ordenado sistema de suministro a éstos. Aunque allí se ha creado una empresa de reparación de viviendas de los obreros, no hay quien la dirija. Además, aunque en el poblado obrero de Dean hay hospital, una fábrica de cuajada de soya y otros muchos establecimientos que sirven a los obreros, no se ha establecido un sistema de dirección que determine a quién se subordinan esos establecimientos, de quién reciben las directivas y quién los orienta de modo unificado.
El comité popular de distrito no presta la debida atención a la labor de la intendencia para los poblados obreros. Los trabaj adores del Comité Popular de Distrito de Rionggang, sin ir ni una vez al poblado obrero de Dean, llaman de vez en cuando a los empleados de las tiendas para indagar por el cumplimiento del plan de venta de mercancías y se limitan a revisar y sancionar las solicitudes de mercancías que presenta el director de la tienda combinada; no procuran enterarse detalladamente de la marcha de la labor de intendencia para los obreros. Debido a que los comités populares no prestan atención a esta labor es difícil ver siquiera huevos y carne en las tiendas de dicho poblado.
En resumidas cuentas, el actual sistema y aparato de administración de las fábricas y empresas no están propiamente articulados para dirigir con acierto la producción, asegurar satisfactoriamente los materiales y realizar, como es debido, la labor de intendencia. Lo principal en la gestión de las fábricas y empresas es dirigir la producción, suministrar rnateriales y asegurar las condiciones de vida de los obreros, pero ahora ninguno de estos trabajos marcha como es debido.
Tales defectos de la administración económica constituyen un fenómeno general que se manifiesta no sólo en la Fábrica de Aparatos Eléctricos de Dean sino también en otras fábricas y empresas, así como en los ministerios y direcciones administrativas. Dirigiéndola esta vez llegamos a comprender al vivo que en el sistema de trabajo y los aparatos de los ministerios, las direcciones administrativas y de las fábricas y empresas, hay muchos puntos irracionales que han de ser rectificados necesariamente.
Para comprobar una vez más si era correcta esta receta dirigimos otra empresa más: la Fábrica Textil de Pyongyang. Estuvimos dos días en esta planta y encontramos que en apariencia su aparato administrativo era algo mejor que el de la Fábrica de Aparatos Eléctricos de Dean, mas en realidad resultó ser más complicado e irracional.
Más tarde revisamos el aparato de la Dirección General de Industria de Maquinaria y llegamos a conocer que igualmente su sistema de administración estaba constituido de tal manera que sólo era apto para impartir directivas a los subordinados, sin responsabilizarse de nada, y no para dirigir correctamente la producción.
La Dirección General de Industria de Maquinaria se ocupa sólo de distribuir y despachar a las fábricas las metas del plan estatal que recibe del Comité de Industria Pesada, y de repartir los materiales según el plan confeccionado por este comité. Pero no los reparte en los hechos, sino que se limita a despachar órdenes para su suministro. No pocos técnicos competentes que trabajan en dicha Dirección se entregan principalmente a distribuir, detrás de sus escritorios, las metas del plan y a despacharlas a las unidades inferiores, y no bajan a las fábricas para dirigir personalmente la producción y resolver los problemas técnicos pendientes.
Contando con tal sistema del trabajo y aparato es imposible mejorar la dirección económica y la administración empresarial conforme a las nuevas circunstancias, tal como se decidió en el II Pleno del IV Período del Comité Central del Partido, y que los dirigentes puedan bajar a las unidades inferiores. Aunque decimos frecuentemente a los ministros, jefes de direcciones administrativas y a los directores que se acerquen a las instancias inferiores, ellos no pueden hacerlo, por más que quieran, bajo el actual sistema de administración. Tenemos que reformarlo decididamente en el terreno industrial.
Es preciso, ante todo, establecer un ordenado sistema de dirección productiva, unificada e intensiva.
Hay que procurar que tanto en los ministerios y direcciones administrativas como en las fábricas y empresas se implante un sistema de dirección productiva para controlar de modo unificado la labor de planificación, los preparativos técnicos y todos los demás trabajos relacionados con el aseguramiento de la producción, tal como lo hace un estado mayor en el ejército.
Deberán cumplir esa función de estado mayor las direcciones administrativas en los ministerios y la dirección de orientación productiva en el caso de la Dirección General de Industria de Maquinaria. Es forzoso que en la dirección administrativa se creen las secciones de planificación, de dirección productiva y de tecnología, y las controle de modo unificado el ingeniero jefe.
En las fábricas y empresas los ingenieros jefes tienen que desempeñar el papel de jefe de estado mayor. Deben, pues, dirigir de modo unitario las secciones de dirección productiva, de planificación y de tecnología de sus respectivas fábricas.
Como la producción industrial es un proceso tecnológico, tiene que dirigirla de manera unificada el ingeniero jefe, que domina ese proceso. Poniendo bajo su control dichas secciones deberá confeccionar el plan de producción y, acorde con él, organizar preparativos tecnológicos, estar siempre al tanto del cumplimiento del plan en los talleres, y conducir la producción rectificando los errores que surjan en la organización. Cuando el sistema de dirección productiva en la fábrica se convierta así en una forma de estado mayor, será posible orientar de modo unificado la producción tal como en el ejército se dirige el combate en forma unipersonal.
Lo más importante en la dirección productiva es hacer bien la labor de planificación. Elaborar un plan productivo realista y movilizador es el primer proceso de la dirección productiva y la garantía decisiva para llevar a buen término las tareas de la producción que corresponden a la fábrica.
Por lo tanto, hemos de prestar una profunda atención a establecer un ordenado sistema de planificación y a realizar excelentemente esta labor.
En los ministerios las direcciones de planificación económica (en el caso de la Dirección General de Industria de Maquinaria el departamento de planificación) y las secciones de planificación de las direcciones administrativas (en el caso de la mencionada Dirección General la dirección de orientación productiva) han de desempeñar el papel principal en la labor de planificación. La dirección de planificación económica y el departamento de planificación tienen que repartir por trimestres el plan que les asigna el Comité Estatal de Planificación y enviarlo a las secciones de planificación de las direcciones administrativas y de la dirección de orientación productiva, las cuales, con arreglo a este plan, tienen que confeccionar, a su vez, planes mensuales y despacharlos a las fábricas. Hasta ahora los ministerios y las direcciones administrativas se limitaban a repartir por trimestres el plan anual que recibían del Comité Estatal de Planificación sin averiguar si era posible realizarlo, es decir, si las fábricas contaban con materiales, tenían preparados diseños y piezas de recambio, y luego se mostraban indiferentes ante la marcha de la producción, descargando sobre las fábricas toda la responsabilidad. No podemos decir que repartir así el plan sea dirigir la producción.
En adelante, después que la dirección de planificación económica del ministerio baje el plan a la dirección administrativa, el jefe de ésta tendrá que volver a analizarlos índices junto con los empleados de la sección de planificación y dar a ésta la tarea de pormenorizarlo. Una vez aceptado el plan, esta sección debe mandar directamente a sus empleados a las fábricas para enterarse de su situación. Estos tienen que ir allí, junto con los especialistas de la sección de tecnología, y averiguar detalladamente qué planos y materiales están preparados y cómo marcha la preparación de las piezas de repuesto y, sobre esta base, confeccionar planes concretos en unión de los dirigentes de las fábricas, calculando qué y cuánto se podría producir este mes y el siguiente.
Una vez elaborados así planes correctos, los ministerios y las direcciones administrativas deben averiguar en forma constante si las fábricas los cumplen debidamente o no, y orientarlas correctamente a llevarlos a cabo con éxito.
Los aparatos de las fábricas y empresas han de constituirse de manera tal que se baje a los talleres a confeccionarlos planes. Dicho en otra forma, no debe haber en. el taller ninguna unidad que reparta el plan, sino que los de la sección de planificación fabril, que forma parte del sistema de dirección productiva, deben bajar a cada taller para confeccionarle los planes. De no hacerlo así, es imposible encauzar correctamente la labor de planificación en los talleres.
La sección de planificación de la fábrica, en cuanto reciba el plan mensual que le despacha la dirección administrativa, debe elaborar planes mensuales y de diez días para los talleres de acuerdo con su estado de preparación técnica y las posibilidades de aseguramiento de materiales. En otras palabras, las tareas productivas mensuales que incumben a la fábrica han de ser determinadas tan minuciosamente que queden bien claros el género y la cantidad que debe producir cada taller en las primera, segunda y tercera decenas del mes.
Con miras a elaborar de este modo, por talleres, planes de producción que convengan a la realidad, los empleados de la sección de planificación de la fábrica tienen que bajar forzosamente a los talleres y conocer la capacidad de los equipos, el tiempo de su reparación, la cantidad de insumos que se puede suministrar, la posibilidad de realizar tareas productivas, así como el nivel técnico y de calificación de los obreros. Sobre esta base se debe confeccionar el plan de producción para cada taller. Si, según el plan realista, basado en cálculos tan detallados, la sección de dirección productiva de la fábrica imparte diariamente las directivas a los talleres, no fracasará el plan, pues cada taller llevará a feliz término el suyo propio.
Haciendo una comparación con el ejército, podemos decir que el plan que confecciona el Comité Estatal de Planificación equivale al plan estratégico; el del ministerio, al plan de operaciones, y el de la fábrica, al plan de combate. En el ejército, cuando elaboran el plan de combate, no lo hacen en ningún caso sobre el mapa y dentro de un cuartel. Eso de trazar líneas y flechas rojas en el mapa lo hacen sólo en el Cuartel General Supremo cuando confeccionan el plan estratégico.
Los comandantes que dirigen directamente los combates, tales como los jefes de regimiento y de batallón, salen al campo de batalla antes de elaborar el plan de combate para estudiar la configuración topográfica y el emplazamiento del enemigo.
Luego se reúnen con los comandantes de la artillería y de la unidad de zapadores para discutir cuántos cañones y de qué calibre se necesitarían para acallar el fuego del enemigo estacionado en la cumbre y cuántas cargas de dinamita y qué ñiedios se requerirían para eliminar los alambres de púas y otros obstáculos colocados en las faldas del monte. A base de averiguación y análisis detallados de todas las circunstancias confeccionan un minucioso plan de combate, determinando el día y la hora para el disparo de la artillería, el lugar por donde, bajo el amparo de ésta, van a penetrar los zapadores para eliminar los alambres de púas y otros obstáculos y abrir la brecha para la infantería; así como la hora del ataque de ésta y sus movimientos en el combate para conquistar la cota, etc. Además precisan infaliblemente hacia qué cota y cómo proseguir el ataque después de ocupar la posición defensiva del enemigo.
En el proceso del combate pueden alterarse a veces las circunstancias, por eso el jefe del estado mayor observa atento el desarrollo del combate y toma medidas oportunas para cada caso. Cuando la batalla no se desarrolla como se ha previsto, es decir, en el caso de que el fuego de nuestra artillería no logra aplastar al fuego enemigo y los zapadores no logran eliminar los obstáculos debido al cambio de la situación enemiga, el jefe de estado mayor tiene que informarlo a su comandante y reforzar las baterías o tomar otras medidas necesarias.
Lo mismo pasa con la dirección de la industria. Mas en la actualidad en los ministerios reparten mecánicamente, sentados ante la mesa, el plan estatal entre las unidades inferiores, y lo mismo hacen las direcciones administrativas con las fábricas y éstas con los talleres. Haciéndolo así no es posible confeccionar un plan realista. Tan pronto como recibe el plan de la dirección administrativa el director lo despacha a los talleres sin calcularlas posibilidades de llevarlo a cabo. Es obvio que ese plan no puede ser realista.
Para elaborar el plan hay que ir necesariamente a las unidades inferiores, a los centros de producción. Sólo aquí es posible calcular correctamente todas las condiciones necesarias para la producción, tales como el estado de los equipos, la preparación de los insumos, piezas de repuesto y diseños, y el nivel' técnico y de calificación de los obreros.
Los dirigentes de las fábricas y empresas no tienen que repartir mecánicamente entre los talleres, sin ningún cálculo, el plan que les asigna la dirección administrativa, sino distribuirles las metas luego de enterarse de su situación detalladamente y sobre el terreno.
Además, teniendo en cuenta que las condiciones de la producción pueden alterarse durante el cumplimiento del plan, en las fábricas han de adaptar en cierta medida las tareas previstas de acuerdo con esos cambios. Por ejemplo, si un taller tiene dificultad con el cumplimiento de una tarea de producción por no haber terminado los preparativos debido a la inesperada avería de una instalación o por otros motivos imprevisibles, deberán dejarla para la próxima semana y anticipar, en cambio, la que se prevé realizar en ella.
Mas de ninguna manera debemos permitir que se modifique a menudo y caprichosamente el plan y se lo trate como algo que se puede cumplir como nos dé la gana. Hay que establecer una rigurosa disciplina para cumplir sin falta el plan programado. No es admisible infringirlo aunque se haya confeccionado en la fábrica o en el taller, porque en él está reflejada la voluntad del Partido y el Estado. Lo dicho arriba significa que se puede hacer una modificación ágil dentro del marco del plan, como el cambio del orden de prioridades, cuando se den circunstancias ineludibles.
Esta función la desempeña en el ejército el estado mayor, pero en los ministerios deben cumplirla las direcciones administrativas y en las fábricas las secciones de dirección "productiva que atiende el ingeniero jefe.
Además de realizar bien el trabajo de planificación hay que mantener debidamente los equipos. Dirigiendo esta vez la Fábrica de Aparatos Eléctricos de Dean sentimos la imperiosa necesidad de crear una sección que administre los equipos, tal como la hay para la mano de obra o la de salarios.
Ahora en las fábricas la sección de mantenimiento atiende también la administración de los equipos, pero no la ejerce debidamente en todos los aspectos, limitándose a controlar la producción de piezas de repuesto en el taller de mantenimiento.
En adelante hay que crear en las fábricas y las direcciones administrativas secciones que se ocupen de la administración de los equipos. Sus integrantes tendrán que llevar el registro de los equipos y estar siempre al tanto de su estado. Deben abrir un cuaderno para cada equipo y anotar en él las fechas de su producción e instalación, sus características originales y actuales, las veces que lo han reparado y la fecha de su próxima reparación. Además deberán salir a menudo al propio lugar de producción para revisar los equipos y tomar las medidas para repararlos en caso necesario.
Cuando se establece así un ordenado sistema de dirección productiva y se delimitan claramente las funciones y las tareas de las secciones, tanto el jefe de la dirección administrativa como el director podrán trabajar con más facilidad y, sobre todo, los jefes de taller realizarán mejor su trabajo. El director podrá tomar en sus manos el conjunto del trabajo de la fábrica, dirigiendo la producción por conducto del ingeniero jefe, mientras los jefes de taller, libres ya de los quehaceres más triviales, se dedicarán exclusivamente a dirigir la producción en el mismo lugar de trabajo y a promover tareas relacionadas con los obreros, las máquinas y los equipos.
Además es preciso implantar un sistema de suministro de materiales de arriba a abajo por medio del cual los ministerios los lleven con responsabilidad a las fábricas y empresas y éstas los transporten directamente al propio lugar de producción.
Para ello se deberá crear en los ministerios, direcciones administrativas, fábricas y empresas, secciones que se encarguen del abastecimiento de materiales.
Como he mencionado arriba, en el ministerio se precisa establecer una dirección que se ocupe exclusivamente de este abastecimiento. Ella debe cumplir la misión de comprar los insumos necesarios a las fábricas y llevarlos allí, y de concluir contratos y vender a otros ministerios los artículos producidos en las fábricas dependientes del suyo propio. Para llevar a buen término este negocio será necesario constituir en la dirección de abastecimiento una compañía de materiales.
En el futuro es preciso organizaría también en la Dirección General de Industria de Maquinaria para que suministre los insumos necesarios a las fábricas mecánicas bajo la jurisdicción de la Dirección General.
La compañía de materiales debe conocer correctamente, antes que nada, qué materiales hacen falta. Por ejemplo, si se necesitan mil variedades de ellos para la Dirección General de Industria de Maquinaria, debe planear detalladamente de qué fábricas traerlos y concertar contratos con ellas. En el contrato hay que precisar qué y cuántos materiales se deben mandar en enero a la Fábrica de Aparatos Eléctricos de Dean, a las de Maquinaria de Bukzung y Rakwon, y qué y cuántos materiales en el mes siguiente a tal o cual fábrica. Esos insumos pueden recibirlos y almacenarlos las compañías para luego enviarlos a las fábricas y empresas, o las fábricas que los producen pueden mandarlos directamente como ahora a las que los consumen. De la supervisión y control de la observancia de los contratos no se ocuparán directamente las fábricas consumidoras sino las compañías de materiales de los ministerios.
En las fábricas, cuando los insumos no llegan como se había contratado, no deben mandar a sus empleados a una y otra fábrica para meterles prisa sino basta con informar a las compañías de los ministerios qué clase de materiales no han llegado.
Haciéndolo así se los asegurarán a tiempo y mermará considerablemente el número de viajeros en misión de servicios. Dicen que ahora en las fábricas dependientes de la Dirección General de Industria de Maquinaria viajan por insumos un total de 1 200 hombres. Si se rectifica el sistema de abastecimiento, en adelante bastará con 30 ó 40 hombres.
Las fábricas y empresas, en cuanto los ministerios les manden materiales, tendrán que cortarlos, si es necesario, y clasificarlos según variedades y estándares, y luego llevarlos a los talleres. Entonces a los jefes de taller les bastará ocuparse sólo de la producción.
En adelante es necesario rectificar así el sistema de abastecimiento de materiales en todos los ministerios, direcciones administrativas, fábricas y empresas. Pero por el momento no se deben apresurar a crear una compañía de materiales en cada dirección administrativa sino sería conveniente organizaría primero en los ministerios. Como es difícil pasar de una vez al nuevo sistema en todos los sectores de la economía nacional, primero la Dirección General de Industria de Maquinaria debe introducirlo experimentalmente. Mientras tanto los demás sectores deben dejar que sus fábricas concluyan como antes contratos privados para abastecerse de insumos.
Mejorar la labor de intendencia para los obreros es de suma importancia para que éstos trabajen consagrando todas sus fuerzas y talento en pro de la construcción socialista. Tenemos que promoverla decisivamente estableciendo un ordenado sistema al respecto.
Hay que instituir de nuevo en la fábrica y empresa el cargo de subdirector que se ocupe exclusivamente de la labor del suministro a los obreros. Bajo su dirección deben establecerse las secciones necesarias para asegurar esta labor y administrar los establecimientos de servicio público de la fábrica; y es necesario pasar la empresa de reparación de viviendas del poblado obrero a la administración directa de la fábrica.
En cuanto a las tiendas mixtas, centros de acopiamiento, talleres de cuajada de soya, de extracción de aceite y otras empresas y organismos que funcionan en el poblado obrero, seguirán sometidos, desde luego, como antes a sus organismos superiores. Pero como medida provisional es preciso crear una junta económica del poblado obrero que dirija de manera unificada todos los establecimientos de intendencia y de servicio público que se hallen en él y organice con responsabilidad las labores de intendencia. Sería conveniente que las funciones de su presidente y vicepresidente se ocupen respectivamente por el subdirector de la fábrica encargado de la intendencia y el presidente del comité popular del poblado, y se elijan como miembros a los directores de la tienda mixta, del centro de acopiamiento, del taller de cuajada de soya, del hospital y otros responsables de instituciones y empresas.
La junta económica del poblado obrero tiene que confeccionar el plan general de la labor de intendencia para la zona bajo su jurisdicción e impartir a los responsables de las instituciones y empresas tareas concretas para su realización. En el plan debe constar detalladamente, por ejemplo, cuánto ha de producir el mes próximo el taller de cuajada de soya; cuántos paquetes de huevos, cuántas gallinas, pescados y verduras tiene que comprar el centro de acopiamiento. De igual modo, al director de la tienda mixta se le debe indicar claramente la variedad y cantidad de mercancías que tiene que traer este mes y el mes siguiente. Como en el pasado no hubo quien diese tareas tan detalladas, se presentaban frecuentemente casos de que en invierno trajesen ropas interiores veraniegas, incluidos géneros de punto, que habían sobrado en otros lugares, mientras que en el verano traían y amontonaban ropas para el invierno. Actualmente en las tiendas de los poblados obreros están amontonadas las mercancías, pero pocas hay que corresponden a la temporada.
Mientras no se cree un sistema de suministros apropiado al poblado obrero, sería necesario fundar primero la junta económica para asegurar de la manera arriba mencionada la provisión a los obreros, e ir fortaleciendo gradualmente las secciones de intendencia en las fábricas.
Por otra parte, se precisa ampliar la plantilla del comité fabril del Partido para que eleve su papel como órgano de dirección colectiva.
En el pasado no existió un adecuado sistema de dirección sobre la labor de las organizaciones partidarias de las fábricas y empresas, ni era conveniente la plantilla del comité fabril del Partido. Ahora éste no está subordinado efectivamente a ninguna organización superior. Aparentemente se puede considerar que pertenece al comité de la ciudad o del distrito porque éste trata los problemas de cuadros de las fábricas y les entrega documentos, pero, de hecho, no. Aunque ahora la Fábrica de Aparatos Eléctricos de Dean pertenece formalmente al comité del Partido del distrito de Rionggang, éste no está en condiciones de dirigir plantas tan grandes como ella, y si bien la Fábrica de Tractores de Kiyang, empresa grandísima, debe ser dirigida orgánicamente por el comité del distrito de Kangso, éste no es capaz de orientarla. Hoy día el comité partidario del distrito trata sólo por cuestión de formalidad las sanciones y promociones de cuadros presentadas por las fábricas.
En el comité del distrito no hay una sección que se ocupe del trabajo de la organización fabril del Partido; solo un funcionario de la sección de organización lo atiende. Por eso éste no puede ir a la fábrica para enterarse de su situación y se ve obligado a tratar, metido en su oficina, sólo los problemas que le plantea la fábrica. Debido a que el comité distrital no ofrece una correcta dirección a la labor partidaria de la fábrica, no marcha debidamente la promoción de cuadros en ésta, y lo que es peor aún, tienen lugar infracciones a los Estatutos del Partido.
Lo más grave es que las organizaciones del Partido y los dirigentes trabajan sin conocer bien a los cuadros fabriles. No los conocen a ciencia cierta ni el Comité Central ni los provinciales y distritales. Por lo tanto, en la promoción de cuadros podemos ver que casi no hay seleccionados de las fábricas, siendo la mayoría procedentes de los comités comunales o de los distritales del Partido. Para promover cuadros para el comité del Partido del distrito también se los elige en su mayor parte en las comunas, debido a lo cual hay muchos cuadros de origen campesino y pocos de origen obrero. En la instancia central son exiguos estos últimos, pero todavía menos bajando a las unidades inferiores. La causa está en que las organizaciones del Partido, a todos los niveles, como no conocen bien al personal de las fábricas, no promueven como cuadros a los obreros.
Debido a que hasta el presente se limitaba sólo al curriculum vitae y no se conocía bien ala gente, la situación es tan lamentable que ni siquiera se puede seleccionar en la misma fábrica a un hombre para promoverlo como presidente de su comité partidario. Si examinamos a los presidentes del Partido de las fábricas podemos darnos cuenta de que los más de ellos son nombrados de entre los trabaj adores de los comités central, provincial o distrital, y que es muy raro que fueran seleccionados y promovidos sistemáticamente en los talleres o células del Partido. Por eso suele ocurrir que una persona que no conoce la realidad de la fábrica venga a trabajar como presidente de su comité partidario. Para que él llegue a conocer la situación y dirigir la fábrica como es debido, pasará mucho tiempo y, mientras tanto, no marchará bien, claro está, el trabajo.
Actualmente, el Comité Central y los comités provinciales del Partido no conocen bien la situación y los cuadros fabriles y prestan poca atención, a sus trabajos. Lo mismo ocurre con los comités distritales. Considerando que basta con realizar bien las faenas agrícolas, no se interesan en absoluto por la marcha de las labores en las fábricas ni por las de sus cuadros.
Tales defectos en el trabajo del Partido se deben a que su sistema organizativo está articulado por las unidades de división administrativa de la localidad y no por las entidades industriales, razón por la cual se concede importancia sólo al comité de distrito, menospreciando al comité fabril. De hecho, hay muchas organizaciones fabriles del Partido que tienen mayor dimensión e importancia que las de distrito, pero éstas consideran importantes sólo a los comités comunales.
Actualmente tanto el Departamento de Organización del Comité Central como el del comité provincial no tienen secciones que dirijan la labor de los comités fabriles del Partido. Funciona en el comité provincial el departamento industrial que sólo exige a las fábricas las estadísticas de la producción y anda a la zaga de la administración, sin dirigir la labor partidista de aquéllas. Las organizaciones del Partido de las fábricas y empresas han de ser dirigidas, orgánicamente, por los comités de ciudad o de distrito, pero éstos, por falta de capacidad, no las pueden dirigir, y las demás organizaciones superiores no lo hacen por cuestión del sistema. En fin, no hay aparato que las dirija debidamente.
Como se ve, debido a que tanto el comité de distrito como el provincial no dirigen adecuadamente las organizaciones fabriles del Partido, la política de éste se divulga en las fábricas y empresas más tarde que en el campo. Como nuestro Partido es la vanguardia de la clase obrera, lo natural sería que su política se difunda primero entre ella para que se ponga a la cabeza de su ejecución. Pero la cosa no marcha así; esto es algo muy grave. No podemos dejar a salvo por más tiempo estas deficiencias. Aunque sólo sea desde ahora debemos mejorar, cuanto antes, la labor de las organizaciones fabriles del Partido.
Para ello, es necesario rectificar, ante todo, el sistema de organización partidaria. En adelante debemos elevar la función del comité de Partido de las grandes fábricas y empresas de las categorías especial, primera y segunda, a la del comité distrital y ponerlo bajo la dirección directa del provincial. Las organizaciones partidarias de las fábricas y empresas mencionadas tienen que decidir por sí solas problemas tales como la admisión en el Partido, las sanciones de los .militantes y la promoción de cuadros, y presentar directamente a las organizaciones superiores los que necesiten su aprobación, sin pasar por el comité distrital. Mas las organizaciones de las fábricas y empresas de tercera categoría y de nivel inferior deben seguir como antes bajo la dirección del comité del distrito.
En los comités partidarios de las fábricas y empresas de segunda categoría y superiores se deberán crear las secciones indispensables y aumentar conforme a ello el personal.
Actualmente en la Fábrica de Aparatos Eléctricos de Dean, que cuenta con más de 1 700 militantes, no hay más que cuatro trabajadores profesionales del Partido: un presidente, un vicepresidente y dos funcionarios. Con ellos no es posible despachar siquiera los documentos que les elevan las organizaciones inferiores. Siendo así, ¿cómo podrían dirigir debidamente las más de 40 células que hay en la planta? Sería justo decir que ese aparato no está articulado para trabajar sino para no trabajar. Hay allí un funcionario de organización que no puede dedicarse a su propio trabajo sino que se limita a aceptar las solicitudes de ingreso al Partido y despacharlos documentos. Lo mismo pasa con el funcionario de propaganda. Como tal debería estudiar profundamente la política partidaria y preparar textos de conferencias, pero no tiene tiempo para hacerlo. Actualmente en el comité fabril del Partido no hay quien divulgue y propague su política. Sólo encarga al sindicato la educación de varios miles de obreros y de decenas de miles de habitantes del poblado obrero, y el sindicato se limita a proyectar películas u organizar juegos deportivos sin poder realizar otras actividades para educar a las masas.
Aunque decimos que la clase obrera es la clase rectora de la revolución, no efectuamos debidamente su educación y dirección. A menos que rectifiquemos el actual sistema de organización fabril del Partido, es imposible realizar satisfactoriamente la propaganda de su política entre la clase obrera, su destacamento medular, y formar bien a los cuadros.
En adelante es preciso crear las secciones de organización y de propaganda en el comité fabril del Partido. Y establecer la sección de enseñanza luego de separar la sección de formación de técnicos del aparato administrativo de la fábrica. Sólo entonces será posible dirigir correctamente las escuelas primarias y secundarias que funcionan en el poblado obrero, y la escuela técnica, la especializada, el instituto superior fabril, la escuela filial del instituto superior comunista, la especializada nocturna y otros centros docentes que pertenecen a la fábrica.
En vista de que va a ampliarse el aparato del comité fabril del Partido, será necesario colocar en él un presidente y dos o tres vicepresidentes. En cuanto a las funciones que deben desempeñar estos vicepresidentes, en el caso de la Fábrica de Aparatos Eléctricos de Dean sería bueno que el encargado de organización asuma a la vez el cargo del jefe de la sección de organización y dirija hasta la sección de enseñanza atendiendo la formación de cuadros, mientras que el de propaganda asuma también la función del jefe de la sección de propaganda y oriente hasta la gestión del club, la cabina de proyección y la biblioteca, que administra el sindicato.
Además convendría elegir al director como uno de los vicepresidentes del comité fabril del Partido. Sólo entonces él, en calidad de tal y ateniéndose a los principios partidistas, discutirá regularmente con el presidente los problemas de la producción, estudiará y consultará con él tareas para la ejecución de la política partidaria, así como sentirá mayor responsabilidad partidista por su cometido. Ahora el director es un simple miembro del comité fabril del Partido, lo que está mal. Es natural que el director sea vicepresidente del comité fabril, tanto en vista de que dirige la producción y se responsabiliza de ésta ante el Estado, como para asegurar la dirección colectiva del mismo comité.
Otro defecto grave en la composición del comité fabril del Partido es que se han elegido, para él y para su comité ejecutivo, muchos obreros y pocos técnicos so pretexto de su extracción social. Desde luego sería bueno que se incorporasen a él muchos obreros bastante calificados, pero es necesario también que lo integre cierto número de expertos que conozcan bien la técnica. No obstante, hoy en las fábricas y empresas se muestran reacios a darles cabida en el Partido a los técnicos o a elegirlos miembros del comité del Partido, aunque trabajen fielmente para éste, so pretexto de que sus padres tenían alguna cantidad de dinero y vivían bien en el pasado. La extracción social de un hombre sólo sirve de cierta ayuda para estimar su ideología, y no puede ser un criterio absoluto para su apreciación. Si hoy uno trabaja fielmente por el Partido, aunque sus padres hubiesen vivido bien en el pasado, puede admitírsele en el Partido y elegírsele miembro de su comité.
En adelante hay que elegir un número adecuado de técnicos fieles al Partido como miembros del comité fabril y otros organismos directivos partidarios de la fábrica. Sólo entonces el comité fabril podrá captar a tiempo los problemas pendientes en la producción y presentar sugerencias técnicas racionales para cumplir las tareas revolucionarias. Dicho en otra forma, sólo cuando sea compuesto, en proporción adecuada, por obreros expertos y técnicos, el comité fabril del Partido será capaz de desempeñar satisfactoriamente su papel como órgano directivo supremo destinado a orientar de modo colectivo todos los trabajos de la fábrica.
Como hemos mencionado arriba, si reorganizamos el sistema de administración fabril y sus aparatos, sería posible reducir considerablemente el personal administrativo aunque aumentemos el aparato del comité del Partido en la cantidad necesaria. Según dicen, el nuevo sistema permitirá reducir en 60 hombres el personal administrativo de la Fábrica de Aparatos Eléctricos de Dean. Esto permitirá eliminaren gran medida el burocratismo, bajar a las instancias inferiores para confeccionar el plan y asegurarles suficiente cantidad de materiales, así como intensificar la labor partidista e inducir a los obreros a cumplir excelentemente las tareas asignadas.
Ahora voy a hablar brevemente sobre la mejor preparación productiva para el próximo año.
Mientras dirigíamos la labor de la Fábrica de Aparatos Eléctricos de Dean averiguamos cómo marchaban allí los preparativos de la producción para el año próximo y encontramos muchos defectos.
En pocas palabras, no los han hecho en absoluto. Aunque ya está bastante avanzado el mes de diciembre y dentro de poco debemos entablar el combate del nuevo año, no son reajustados los equipos, ni preparados los materiales y piezas de repuesto ni tampoco los diseños. No están preparados para cumplir el nuevo plan aunque ya lo han recibido.
Cada año muchas fábricas y empresas no cumplen el plan del primer trimestre; la principal causa está en que no realizan debidamente los preparativos de la producción. Lo normal sería que antes de entregarse al cumplimiento del plan productivo del nuevo año se hagan todos los preparativos necesarios: asegurar cierta reserva de materiales y suficiente stock de piezas de repuesto, reajustar los equipos que lo requieran y completar los que faltan. Mientras más intenso sea el combate que se prevé, más cabal ha de ser su preparación. No obstante, la Fábrica de Aparatos Eléctricos de Dean, pese a que debe dar inicio de inmediato al cumplimiento del vasto plan de producción para el próximo año, no tiene preparados ni materiales, ni piezas de repuesto, ni diseños ni tampoco arreglados los equipos.
La mayor deficiencia en los preparativos de la producción es que no están reajustados los equipos. Durante las conversaciones que sostuve con los obreros de la Fábrica de Aparatos Eléctricos de Dean ellos manifestaron que si no reparan ahora mismo la máquina cortadora no pueden usarla. Como la utilizaban sin haberla reparado oportunamente, dijeron, ocasiona muchos productos defectuosos y no corta bien chapas de acero de 16 milímetros. Hay, además, otros muchos equipos que deben ser ajustados o arreglados de inmediato.
La falta de reservas de insumos es otro gran defecto en la preparación productiva. Al igual que muchas otras fábricas y empresas, la de Aparatos Eléctricos de Dean está en situación tal que sólo si hoy por la tarde recibe materiales puede continuar mañana la producción, y para hacerlo pasado mañana debe conseguir los materiales mañana por la tarde.
Lo mismo ocurre con los repuestos. El Presidium del CC del Partido y el Consejo de Ministros adoptaron una resolución conjunta de prepararlos repuestos para tres meses, mas, lejos de tenerlos, ni siquiera hay los que se necesitan ahora mismo.
Debido a que no revisan ni reparan a tiempo los equipos y trabajan sin alistar suficientes reservas de repuestos y materiales conforme a la resolución del Partido, no hay otro remedio que suspender la producción si se averian las máquinas o se agotan los insumos. Dicen que en la Fábrica de Aparatos Eléctricos de Dean se dieron este año muchos casos en que por falta de piezas tan pequeñas como tornillos y tuercas se vieron obligados a parar las máquinas durante mucho tiempo. Si se hubieran preparado de antemano los repuestos, las piezas como tornillos y tuercas se habrían podido ser cambiados en unos minutos. Mas lo que pasó era que sólo después de detenidas las máquinas se echaron a andar para conseguir o elaborar piezas dejando en desuso las máquinas durante varios días.
Tampoco están preparados los diseños. Para producir nuevos artículos es indispensable adelantar los diseños en unos meses, pero hoy en la Fábrica de Aparatos Eléctricos de Dean ni siquiera hay diseños para muchas variedades de artículos que deben empezar a producirse dentro de 15 días.
Como resultado de que se da inicio al cumplimiento del nuevo plan sin preparación alguna, ya se ha hecho una práctica casi común que no se cumpla cada año el del primer trimestre, y consecuentemente se ha tornado débil la disciplina para con el plan.
La responsabilidad de este debilitamiento de disciplina recae sobre los ministerios y las direcciones administrativas. Como ellos confeccionan de modo subjetivo —sin enterarse del estado de preparación productiva de las fábricas y empresas—, planes que no están de acuerdo con su realidad y se los imponen, no pueden reprocharles severamente aun cuando no los cumplan.
Además, la causa por la que el plan no se cumple debidamente en las fábricas y empresas está relacionada con el hecho de que los preparativos de la producción no se hacen con visión de futuro por falta de un adecuado trabajo organizativo.
Por ejemplo, en el caso de la Fábrica de Aparatos Eléctricos de Dean es del todo posible reajustar los equipos si se organiza bien el trabajo, mas no lo hacen. Este año también sucedieron muchos casos en que por falta de insumos fue interrumpida la producción. A pesar de ello los dirigentes de la Fábrica no concedieron a los obreros suficiente descanso ni organizaron el reajuste de las máquinas e instalaciones, esperando únicamente la llegada de materiales. Cuando llegaba cierta cantidad, ponían en funcionamiento las máquinas por un tiempo, y si no llegaban las dejaban paradas volviendo a esperar, sin dedicar ese tiempo a reajustarlas. Como no se concede a los obreros suficiente tiempo para el descanso ni para arreglar los equipos ni preparar piezas de repuesto, y se les mete prisa en la producción, es natural que no puedan cumplir el plan.
No son sólo la Fábrica de Aparatos Eléctricos de Dean y la Fábrica Textil de Pyongyang las que no están preparadas para empezar la producción el próximo año. Podemos decir que este es un fenómeno común en casi todas las fábricas. Por eso considero que no se trata de un problema que debe ser resuelto en una o dos fábricas sino de uno muy importante que ha de solucionarse a escala de todas las direcciones administrativas, de todo el país.
En adelante se debe procurar que a finales del año, antes de comenzar la producción del siguiente, se realicen durante cierto tiempo los trabajos para subsanar la carencia de instalaciones, y revisarlas y repararlas. Ahora todos los obreros y técnicos de la Fábrica de Aparatos Eléctricos de Dean se han movilizado a la "Batalla de los 20 Días" para acondicionar y reparar los equipos y preparar repuestos para tres meses. En el futuro otras fábricas y empresas deberán proceder también de esta manera para completar los preparativos de la producción.
Si de acuerdo con la orientación del Partido todas' las fábricas y empresas comenzaran la producción del nuevo año después de asegurar los insumos para un mes y piezas de repuesto para tres, y reajustar y reparar perfectamente los equipos, sería del todo posible llevar a cabo el plan de producción, por muy difícil que fuera. Aunque el de la Fábrica de Aparatos'Eléctricos de Dean es muy ambicioso, pues sus índices se han elevado en un 30 por ciento en comparación con el del año en curso, si en lo que queda del año se hacen minuciosos preparativos es del todo posible realizarlo.
En el pasado, cuando librábamos la Lucha Guerrillera Antijaponesa, los comandantes de las unidades que combatían bien aseguraban descansos oportunos a sus soldados y les exigían que llevaran las armas siempre limpias y suficiente cantidad de municiones. Organizaban primero los reconocimientos y realizaban la labor política entre los soldados, y sólo después de hacer todos los preparativos necesarios llevaban a cabo las batallas. Esas unidades triunfaban siempre en los combates. Entonces cambiaban las armas de los soldados por otras nuevas, les completaban municiones y los alimentaban adecuadamente con provisiones arrebatadas al enemigo, así como hacían que llevaran reservas de víveres. Gracias a ello la moral combativa y el ánimo de los soldados eran muy elevados.
Pero los soldados de las unidades dirigidas por comandantes ineptos se alimentaban de maíz tostado que llevaban en macutos y no tenían más que unas pocas balas; por eso cuando se encontraban con los enemigos no podían combatir con iniciativa ni entablar grandes batallas. Como consecuencia, no podían completar a tiempo sus municiones, se les acababan en muchos casos los víveres y no podían descansar debidamente.
Se puede decir que hoy la Fábrica de Aparatos Eléctricos dé Dean se parece a una unidad que elude batallas de gran dimensión. Por eso la visitamos e hicimos que durante 20 días prepararan suficiente cantidad de materiales y piezas de repuestos; y los obreros dicen: "Esto coincide completamente con nuestra opinión. Nos gustaría seguir trabajando así."
Desde luego, cuando exigimos que se hagan preparativos para el año siguiente no queremos decir que toda la fábrica deje de funcionar. Por ejemplo, actualmente la Fábrica Textil de Pyongyang, aunque no tiene piezas de repuesto y materias primas en el almacén, no debe dejar paradas todas las máquinas y entregarse enteramente a la preparación productiva para el año siguiente. Deberá conseguir materiales y continuar la producción, por una parte, y, por otra, con arreglo a un plan y según un orden de prioridades, arreglar las instalaciones y preparar la reserva de materiales y repuestos. Por decir, si tiene cien máquinas, reajustará primero diez, y luego quince, para así arreglarlas todas paulatinamente y elaborar piezas de recambio sin interrumpir la producción.
De esta manera el Comité Estatal de Planificación y el Comité de Industria Pesada deben procurar que sin que la producción se interrumpa ni un día, y de acuerdo con un plan bien elaborado, se reajusten y se reparen por etapas todas las instalaciones ahora existentes, durante el tiempo que necesiten: uno, dos o tres meses y, cuando no basta con este lapso, seis meses, y que se elabore suficiente cantidad dé piezas de repuesto. De hacerlo así, la producción aumentará a ojos vistas en todas las fábricas, empresas y minas del país. Esto implica una enorme posibilidad para el incremento de la producción.
En la actualidad algunos cuadros nuestros no ponen empeño en incrementar la producción con las instalaciones existentes, mediante una buena labor preparativa, sino que piden insistentemente nuevas máquinas, aunque se ven precisados a mantener paradas aquéllas por falta de piezas de recambio y materiales, lo que no es justo. Preparar de antemano los repuestos y poner en funcionamiento las máquinas existentes sin pararlas ni un día cambiándoles a tiempo las piezas que se deterioren, redundará en el aumento de la producción y en beneficio del Estado más que traer máquinas adicionales y luego dejarlas paradas por falta de repuestos.
No debemos tratar de aumentar sólo el número de máquinas sino esforzarnos por mantener en funcionamiento las existentes, reajustándolas a tiempo y preparando suficiente cantidad de piezas de recambio. En todos los sectores de la economía nacional deberán desarrollar un movimiento de masas para poner a punto los equipos aunque para ello sea necesario rebajar un tanto el plan de producción para el primer trimestre del año siguiente. Entonces aumentará la tasa de utilización de los equipos en las fábricas y empresas y la producción se incrementará incesantemente sin necesidad de aumentar el número de obreros.
Actualmente, al igual que en la dirección de la industria, se toleran no pocos defectos en la de la economía rural.
En el campo de nuestro país ha terminado el proceso de cooperativización y se han afianzado en cierto grado los cimientos de las cooperativas. Sobre esta base nuestro Partido ha planteado a la economía rural las nuevas tareas de la revolución técnica.
Nos enfrentamos hoy al imperativo de acelerar la irrigación, mecanización y electrificación del campo, fertilizar las tierras cultivables, mejorar las semillas y aumentar así con rapidez la producción agrícola.
Con miras a llevar a buen término estas tareas en la economía rural hay que imprimir un cambio radical a la dirección de las cooperativas y la producción agrícola.
Hemos subrayado en varias oportunidades la necesidad de mejorar la dirección de la economía rural conforme a las nuevas circunstancias. Mas los comités populares de distrito siguen ejerciéndola de modo administrativo, igual que antes, y no ofrecen una dirección técnica eficaz a la producción agrícola. Desde luego, en estos días los trabaj adores de esos comités bajan de vez en cuando a las instancias inferiores. Pero no se han liberado aún del viejo molde creado al dirigirla economía campesina privada en el pasado. Consecuentemente, aunque se han obtenido ciertos éxitos en el trabajo por aumentar la producción de cereales, realizan aún con chapucería las tareas, por ejemplo, relacionadas con la revolución técnica y con la fertilización del suelo. Lo más grave es que se esboza así como así el plan de la producción agrícola. Cuando se trata de desarrollarla se piensa sólo en aumentar la intensidad del trabajo y no en tomar otras medidas.
Estas deficiencias que se observan en el trabajo del campo están relacionadas principalmente con la falta de un organismo especializado en la dirección agrícola que ayude a la administración de las cooperativas y oriente de manera técnica la producción agrícola. Si el comité popular del distrito dirige con el método administrativo una agricultura que progresa basándose en la técnica moderna, no se resolverá el problema. Si en él existieran hombres dotados de conocimientos agronómicos, la situación sería algo mejor, pero aun entonces no podría registrarse un cambio radical en la dirección sobre la producción agrícola. Por lo tanto, considero necesario crear un organismo que la dirija exclusivamente y conforme a las nuevas circunstancias. El comité de administración de la cooperativa agrícola no puede servir de ese organismo porque es demasiado pequeño para unidad de gestión agrícola. Y si se crearan en él las secciones necesarias para ello, el personal y los medios técnicos se dispersarían en sumo grado. Por eso es irracional tomarlo como organismo de dirección agrícola.
A nuestro parecer, sería bueno que, separando del comité popular distrital la función directiva de la economía rural, se creara por unidad de distrito un organismo especializado en la dirección agrícola, debiendo ocuparse dicho comité sólo de las tareas relacionadas con el fomento del bienestar del pueblo, tales como la enseñanza, la salud pública, la circulación de mercancías, el acopio, la administración de víveres, la urbanización, etc.
En la actualidad, el presidente del comité popular de distrito dirige él solo la agricultura y el trabajo de administración, razón por la cual no se puede orientar como se debe ni a la primera ni al segundo. Aunque quiera concentrar los esfuerzos en la agricultura, no tiene a su disposición el personal ni el organismo especializados, y le resulta difícil dirigir debidamente la producción agrícola. Entonces, ¿orienta bien la labor docente y la circulación de mercancías?
No, tampoco se desempeña bien en esto. Ya que el comité popular de distrito no cumple bien ninguna de las dos tareas, sería bueno que se ocupe sólo de la enseñanza, la cultura, la salud pública, el comercio, las finanzas, la urbanización, etc., y que en el distrito se implante aparte un órgano especializado en la dirección de las cooperativas y la producción agrícola.
Sería conveniente separar las secciones agrícola y ganadera del comité popular del distrito y, tomándolas como eje, crear otras secciones necesarias constituyendo así un organismo especializado en la dirección de la agricultura con la denominación de comité distrital de administración de las cooperativas agrícolas e investido de la facultad de dirigir de modo unitario el centro de servicio y el taller de reparación de máquinas agrícolas, y otros establecimientos y empresas que sirven a la agricultura en el marco del distrito.
El comité distrital de administración de las cooperativas agrícolas es una entidad empresarial agrícola, un órgano que gestiona la agricultura.
Se le debe dotar con el personal y las secciones necesarias para dirigir la producción agrícola con métodos empresariales.
Se debe ubicar en él, además del presidente y los vicepresidentes, a un ingeniero jefe que domine la agrotecnia. Como presidente puede ser seleccionado un presidente del comité popular de distrito que conozca bien las faenas agrícolas y tenga experiencia, o podría ser promovido para ese cargo un hombre experto en la agricultura.
En el comité distrital de administración se debe establecer ante todo una sección de planificación, que confeccionará los planes para las cooperativas y para los centros de servicio de máquinas agrícolas y otras empresas del agro que estén bajo la jurisdicción del comité.
También debe instituirse en él una sección de máquinas agrícolas, que registrará hasta el número de layas, arados y otros aperos, así como también el de bueyes y carretas que poseen las cooperativas.
Además es necesario crear la sección de tecnología y los aparatos que dirijan las labores de la empresa de servicio de irrigación, el centro de servicio y el taller de reparación de maquinaria agrícola, y el almacén de semillas.
Hace falta, asimismo, una sección de finanzas y contabilidad. Actualmente el comité popular de distrito no ayuda debidamente a la labor financiera y contable de las cooperativas agrícolas. En particular, no hay quien administre con responsabilidad sus finanzas. En adelante los empleados de la sección de finanzas y contabilidad del comité distrital de administración de las cooperativas agrícolas deben ir a menudo a éstas para trazarles correctos planes financieros y enseñarles la operación de contaduría y los métodos de gestión financiera.
El comité distrital de administración de las cooperativas agrícolas debe disponer, asimismo, de una sección de personal que guíe a las cooperativas a organizar convenientemente la mano de obra y fijar de modo razonable las normas del trabajo.
No será fácil, desde luego, crear en él estos aparatos ni completar su personal. Como hay que establecer nuevamente las secciones de planificación, de personal y de finanzas y contabilidad, dejando las que tiene el comité popular de distrito, el número de jefes de cada tipo de sección llegará a 200 personas a escala nacional. Además hacen falta 200 ingenieros jefes y muchos técnicos y especialistas de diversos sectores. Es preciso simplificar la plantilla del Ministerio de Agricultura y del comité popular de distrito para cubrir las necesidades de personal de los comités distritales de administración.
El establecimiento de este comité no significa un cambio de las relaciones de propiedad de las cooperativas sino es una medida tomada simplemente para mejorar la dirección sobre la producción agrícola; por eso en las actividades administrativas hay que distinguir estrictamente los bienes estatales, que el comité tienen a su disposición, de la propiedad de las cooperativas.
Las empresas agrícolas, tales como el centro de servicio y el taller de reparación de máquinas agrícolas y la empresa de servicio de irrigación del distrito son, en todo caso, entidades estatales, y los tractores y otras máquinas agrícolas e instalaciones de bombeo que tienen pertenecen a la propiedad del Estado. Por lo tanto, el comité distrital de administración debe tener su propia cuenta bancaria para gestionar las empresas agrícolas estatales y debe pagar a sus empleados por cuenta del Estado.
El comité distrital de administración de las cooperativas agrícolas tiene que ocuparse sólo de dirigir a éstas por el método empresarial y ayudarles, sin tocar en lo más mínimo sus bienes, y respetando todos sus principios de administración, sobre todo el de distribución de productos y dineros según los días trabajados. De proceder así todo resultará provechoso para los campesinos, y nada habrá de perjudicial.
Una vez establecido podrá dirigir bien en lo técnico y lo económico a todas las cooperativas agrícolas del distrito valiéndose de su estado mayor, su sección de abastecimiento de materiales y otras diversas secciones que dirijan y aseguren la producción, del mismo modo que una dirección administrativa orienta las fábricas. En otras palabras, dirigirá de manera empresarial la producción agrícola, tal como ocurre en la industria.
No cabe la menor duda que entonces todos los trabajos de las cooperativas agrícolas se realizarán más provechosamente que ahora que el comité popular de distrito las dirige de modo administrativo. La creación del comité distrital de administración permitirá efectuar mucho más pronto la irrigación, la mecanización y la electrificación impulsando fuertemente la revolución técnica en el campo, elevar el nivel de los administrativos de,las cooperativas agrícolas y afianzar su economía,
Sobre todo, el establecimiento del comité distrital de administración de las cooperativas agrícolas generará un cambio radical en la dirección técnica de las mismas y de su producción. Hasta ahora los presidentes del comité de administración de cada cooperativa y del comité popular de distrito trabajaban con chapucería ordenando aplicar, empíricamente, tal cantidad de abonos de cianamida calcica y de sulfato de amonio, pues no conocían qué y cuántos abonos debían usar en determinadas parcelas. Mas en adelante, cuando se establezca el comité distrital de administración, un grupo de agroquímicos, pedólogos, mecánicos, electricistas y otros técnicos, dirigirá las faenas agrícolas de conformidad con la realidad de las cooperativas, analizando de manera científica y técnica todas las condiciones productivas. Además será posible movilizar activamente y aprovechar con eficacia las fuerzas técnicas dispersas en las áreas rurales.
El comité distrital de administración de las cooperativas agrícolas deberá convocar al pleno unas dos o tres veces al año para discutir las medidas tendientes a dirigir de manera empresarial la producción agrícola. El pleno puede realizarse en cualquier tiernpo, sea en la primavera, en el verano o en el otoño. En él ha de discutirse y aprobarse el plan de la producción agrícola de las cooperativas y debatirse otros problemas importantes que conciernen a la producción agrícola del distrito. A fin de que el comité cumpla satisfactoriamente esta función es preciso que lo integren, junto con los miembros permanentes, los no permanentes. Sería bueno que los presidentes de los comités de administración de las cooperativas y de los comités comunales de Partido sean también miembros suyos.
Si se implanta el comité distrital de administración de las cooperativas agrícolas, no hay duda que el comité popular del distrito se verá en mejores condiciones para dirigir la enseñanza, la cultura, la salud pública y la circulación de mercaderías, y el comité distrital del Partido, sin asumir ya la labor administrativa, y por conducto de aquél, brindará una dirección partidista más efectiva a la producción agrícola.
Como dije a los dirigentes de la provincia Piong-an del Sur, el problema de implantar hoy un nuevo sistema de dirección agrícola es una cuestión urgente, completamente madura, cuya necesidad no admite ninguna discusión. A partir de hoy tenemos que poner manos a la obra para la creación del comité distrital de administración de las cooperativas agrícolas.
No hay nadie que tenga experiencia en su creacion, por eso es necesario organizar bien el trabajo de modo que no se manifiesten desviaciones al implantarlo. Pero considero que este no es un trabajo complejo porque se limita a crear un nuevo organismo de dirección agrícola dejando intactas las cooperativas.
Nos proponemos crear, en primer lugar, en el distrito de Sukchon, un modelo del comité distrital de administración de las cooperativas agrícolas. Ahora un grupo de dirección está estudiando allí la manera de organizarlo, y cuando se implante a título de ensayo llegaremos a conocer concretamente qué aparatos se necesitarán en el comité distrital de administración y de qué manera establecerlos. Después, si nos conducimos bien ateniéndonos al proyecto de aparatos que elaborará el Consejo de Ministros sobre la base de esos datos, podremos crear en un mes los comités de administración en casi todos los distritos, aunque no alcanzáramos a ubicar todos los técnicos necesarios. Es de desear que su organización termine, si es posible, antes de convocarse la conferencia de activistas agrícolas.
En cuanto al comité popular provincial no hay necesidad de dividirlo sino crear en él dos direcciones administrativas. Una debe ser dirección administrativa de las cooperativas agrícolas que oriente los comités distritales de administración de las cooperativas agrícolas y la otra, dirección administrativa de las granjas agropecuarias estatales que oriente los centros de servicio de máquinas agrícolas y otras empresas agrícolas estatales.
Para terminar, voy a hablar brevemente sobre el mejoramiento del método y el estilo de trabajo de los dirigentes.
Uno de los defectos más graves que se manifiestan hoy en la dirección económica y la administración de las empresas es que los dirigentes no aplican debidamente el método Chongsanri. Dirigiendo la comuna de Chongsan planteamos el método de dirección según el cual los dirigentes deben bajar a las instancias inferiores para ayudarlas y enseñarles. Pero durante nuestra dirección sobre el terreno de la Fábrica de Aparatos Eléctricos de. Dean y de la Fábrica Textil de Pyongyang nos dimos cuenta de que nuestros dirigentes no bajan aún a las unidades inferiores para ayudarlas, según lo exige el método Chongsanri.
Esto se debe en cierta medida a los defectos del mecanismo, pero principalmente a los que afectan al estilo y método del trabajo de ellos. Hay compañeros que creen que el problema se resolverá por sí solo y todo el trabajo irá a pedir de boca en cuanto se reorganice el aparato de administración de la fábrica. Están equivocados.
Por mucho que se modifiquen los aparatos, si no se rectifican el método y el estilo de los dirigentes, ninguna mejora se experimentará en el trabajo. Así pues, hay que corregirlos radicalmente, junto con la modificación de aparatos. Todos los dirigentes tienen que desprenderse por completo del estilo burocrático de dar órdenes y gritos desde arriba y poseer el estilo y el método de trabajo revolucionarios y populares: ir a las unidades inferiores y asistirlas según el método Chongsanri, ayudándose y guiándose mutuamente.
Hasta ahora me he referido en forma resumida a la labor directiva que realizamos en la Fábrica de Aparatos Eléctricos de Dean y a algunas medidas a tomar en las esferas de la dirección económica y la administración de las empresas.
Dispondremos que mañana el director de la Fábrica de Aparatos Eléctricos de Dean presente un informe ante la reunión ampliada del comité fabril del Partido acerca de cómo reorganizar la estructura de su fábrica y desenvolver el trabajo conforme a la nueva. Sería bueno que también el jefe de la Dirección General de Industria de Maquinaria vaya a esta planta y presente un informe sobre cómo reorganizar la plantilla de su dirección. Si se publican en el periódico estos dos informes como datos de referencia, ello ayudará en cierta medida a otras fábricas, ministerios y direcciones administrativas a reorganizar sus sistemas orgánicos.
Estos no deben ponerse a modificar a su albedrío sus plantillas, sino conforme a las directivas unitarias que les enviará el gobierno central. Porque si cada cual trata a su manera cuestiones como la creación de compañías de materiales, la implantación del sistema de suministro de materiales de arriba a abajo y la correlación entre las direcciones administrativas y las fábricas, se armará un caos. Por eso es forzoso reestructurar de manera organizada un sector tras otro, según las directivas unitarias del gobierno central y después de hacer un examen minucioso de todas las condiciones.
Estoy firmemente .convencido de que ustedes se empeñarán en subsanar cuanto antes los defectos que se manifiestan en nuestra labor de dirección y administración económicas y exhibir sin reservas la superioridad y la vitalidad del nuevo sistema de gestión económica.