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Dimitrov. Semejante Partido, al dirigirse a los millones de proletarios, al adoptar sus decisiones sobre la táctica y sobre las tareas inmediatas, lo hace seriamente, con plena conciencia de su responsabilidad. Citaré, la resolución del XII Pleno del C.E. de la I.C. Puesto que en el proceso se ha hablado de estas resoluciones, tengo derecho a darles lectura.

De acuerdo con estas resoluciones, la tarea fundamental del Partido Comunista alemán era la suguiente:

«Movilizar a las grandes masas de trabajadores para la defensa de sus intereses más vitales, contra la feroz expoliación por el capital monopolista, contra el fascismo, contra los decretos-leyes, contra el nacionalismo y el chovinismo, luchando por el internacionalismo proletario y desarrollando las huelgas económicas y políticas y las manifestaciones, conduciendo a las masas a la huelga política general; conquistar a las principales masas de la socialdemocracia, liquidar resueltamente los aspectos débiles del movimiento sindical. La principal consigna que el Partido Comunista alemán debe oponer a la de la dictadura fascista (el "Tercer Imperio"), así como a la consigna de la socialdemocracia (la "Segunda República") debe ser la República Obrera y Campesina, es decir la Alemania Socialista Soviética, asegurando de este modo la posibilidad de la incorporación voluntaria de los pueblos de Austria y de las demás regiones alemanas».

¡Trabajo de masas, lucha de masas, resistencia de masas, frente único y nada de aventuras! - tal es el principio y el fin de la táctica comunista.

Se ha encontrado entre mis papeles un llamamiento del C.E. de la Internacional Comunista. Entiendo que también este documento puede ser citado aquí. En este llamamiento hay dos puntos sumamente importantes. Se habla de manifestaciones en los distinto países con motivo de los acontecimientos de Alemania. Se habla de las tareas del Partido Comunista en la lucha contra el terror nacional-socialista, así como de la defensa de las organizaciones y de la prensa de la clase obrera. En este llamamiento se dice, entre otras cosas:

«El principal obstáculo en el camino de la formación del frente único de lucha de los obreros comunistas y socialdemócratas ha sido y sigue siendo la política de colaboración con la burguesía, llevada a cabo por los partidos socialdemócratas, que abandonan hoy al proletariado internacional bajo los golpes del enemigo de clase. Esta política de colaboración con la burguesía, conocida con el nombre de política del "mal menor", ha conducido en la práctica, en Alemania, al triunfo de la reacción fascista.

La Internacional Comunista y los Partidos Comunistas de todos los países han declarado reiteradamente que están dispuestos a ir a la lucha conjunta con los obreros socialdemócratas, contra la ofensiva del capital, contra la reacción política y la amenaza de guerra. Los Partidos Comunistas han sido los organizadores de la lucha conjunta de los obreros comunistas, socialdemócratas y sin partido, a despecho de los jefes socialdemócratas, saboteadores sistemáticos del frente único de las masas obreras. Ya el 20 de junio del año último después de la derrota del gobierno socialdemócrata prusiano por von Papen, el Partido Comunista de Alemania se dirigió al Partido socialdemócrata de Alemania y a su Central Sindical Alemana con la proposición de organizar la huelga conjunta contra el fascismo. Pero el Partido socialdemócrata y la Central Sindical Alemana, con la aquiescencia de toda la Segunda Internacional, calificaron de provocación esta proposición de huelga conjunta. El Partido Comunista de Alemania formuló, de nuevo, al subir Hitler al poder, la proposición de organizar conjuntamente la resistencia contra el fascismo, pero también esta vez obtuvo la negativa del Comité Central del Partido Socialdemócrata y de la directiva de la Central Sindical Alemana. Mas aun cuando, en noviembre del año pasado, los obreros del transporte de Berlín declararon unánimemente la huelga contra la rebaja de los salarios, la socialdemocracia saboteó el frente único de lucha. La práctica del movimiento obrero internacional está llena de ejemplos semejantes.

En el llamamiento lanzado por el Buró de la Internacional Obrera Socialista el 19 de febrero del año actual, figura la declaración de que los partidos socialdemócratas afiliados a esa Internacional están dispuestos a establecer el frente único con los comunistas para luchar contra la reacción fascista en Alemania. Esta declaración se halla en completa pugna con todos los actos realizados hasta hoy por la Internacional Socialista y por los partidos socialdemócratas.

Toda la política y toda la actividad de la Internacional Socialista hasta ahora dan motivos a la Internacional Comunista y a los Partidos Comunistas para no creer en la sinceridad de la declaración del Buró de la Internacional Obrera Socialista, que lanza esta proposición en un momento en que en una serie de países, y sobre todo en Alemania, la misma masa obrera toma en sus manos la organización del frente único de lucha.

Sin embargo, frente al fascismo, que ataca a la clase obrera de Alemania, que desencadena todas las fuerzas de la reacción mundial, el Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista exhorta a todos los Partidos Comunistas a que hagan una tentativa más para establecer por mediación de los Partidos Socialdemócratas el frente único con las masas obreras socialdemócratas. El Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista hace esta tentativa con la firme convicción de que el frente único de la clase obrera contra la burguesía rechazaría la ofensiva del capital y del fascismo y aceleraría extraordinariamente el fin inevitable de toda la explotación capitalista.

En arreglo con las condiciones peculiares de los distintos países y a diferencia de las tareas concretas de las luchas planteadas ante la clase obrera de cada uno de esos países, los acuerdos que se sellan entre los Partidos Comunistas y los Partidos Socialdemócratas para trazar las acciones contra la burguesí pueden realizarse con la máxima eficacia dentro del marco de cada país. Por eso, el Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista recomienda a los Partidos Comunistas que presenten a los Comités Centrales de los Partidos Socialdemócratas, que integran la Internacional Socialista, proposiciones congruentes, encaminadas a realizar acciones conjuntas contra el fascismo y contra la ofensiva del capital. Estas negociaciones deben tener como base las condiciones elementales de lucha conjunta contra la ofensiva del capital y del fascismo. Sin un programa concreto de acciones contra la burguesía, todo acuerdo entre los Partidos iría dirigido contra los intereses de la clase obrera...

El Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista hace estas proposiciones ante toda la clase obrera internacional y exhorta a todos los Partidos Comunistas y, en primer término, al Partido Comunista de Alemania, a que emprendan inmediatamente la organización de comités conjuntos de lucha, tanto con los obreros socialdemócratas, como con los de todas las demás tendencias, sin aguardar a los resultados de las negociaciones y de los acuerdos con la socialdemocracia sobre la lucha común.

Con sus largos años de lucha, los comunistas han demostrado que se encuentran y se encontrarán siempre, no de palabra, sino de hecho, en las primeras filas de lucha por el frente único de las acciones de clase contra la burguesía.

El Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista está firmemente convencido de que los obreros socialdemócratas y sin partido, independientemente de la actitud que los líderes de la socialdemocracia mantengan respecto a la creación del frente único, allanarán todos los obstáculos y realizarán, conjuntamente con los comunistas, el frente único, no de palabra, sino de hecho.

Hoy precisamente, en que el fascismo alemán, con el fin de destruir el movimiento obrero en Alemania, ha organizado una provocación nunca vista (incendio del Reichstag, falsificación de documentos sobre la insurrección), todo obrero debe ver claro su deber de clase en la lucha contra la ofensiva del capital y contra la reacción fascista».

Este llamamiento no contiene ni una sola palabra sobre la lucha inmediata por el poder. Esta tarea no ha sido planteada ni por el Partido Comunista de Alemania, ni por la Internacional Comunista. Pero yo podría decir que el llamamiento de la Internacional Comunista prevé la posibilidad de la insurrección armada.

De esto el tribunal ha sacado la conclusión de que, puesto que el Partido Comunista se impone como objetivo la insurrección armada, ello quiere decir que ésta se estaba preparando y había de estallar inmediatamente. Pero esto es ilógico, erróneo, para no emplear un término más fuerte. Sí, el luchar por la dictadura del proletariado, es, naturalmente, la misión del Partido Comunista del mundo entero. Ese es nuestro principio, nuestro objetivo.

Pero éste es un programa concreto, para cuya realización hacen falta las fuerzas no solamente de la clase obrera, sino también de las demás capas de las masas trabajadoras.

Todo el mundo sabe que el Partido Comunista de Alemania era partidario de la revolución proletaria. Pero no es ésta la cuestión que hay que ventilar en este proceso. El problema está en saber si realmente se había señalado la insurrección con objeto de adueñarse del poder para el 27 de febrero, en relación con el incendio del Reichstag.

¿Cuál ha sido el resultado del sumario, señores jueces? La leyenda, según la cual el incendio del Reichstag fue obra de los comunistas, se ha desmoronado. Yo no citaré aquí las declaraciones de los testigos, como han hecho los otros defensores. Pero para toda persona que esté en su sano juicio esta cuestión puede considerarse completamente dilucidada. El incendio del Reichstag no está vinculado en absoluto con la actuación del Partido Comunista, no ya con la insurreción, sino ni siquiera con las manifestaciones, no con la huelga, no con otras acciones de la misma naturaleza. Esto lo demuestra palmariamente el sumario. El incendio del Reichstag -no me refiero a las afirmaciones de delincuentes o anormales- no ha sido interpretado por nadie como una señal para la insurrección. Nadie se percibió de acto alguno, ni de tentativa alguna para la insurrección, a raíz del incendio del Reichstag. Todas las leyendas difundidas en este sentido nacieron ya con posterioridad a aquel entonces. Los obreros se encontraban a la defensiva ante el avance del fascismo. El Partido Comunista de Alemania trataba de organizar la resistencia de las masas, su defensa. Y se ha demostrado que el incendio del Reichstag fue el pretexto, el preludio, para una amplia cruzada de aniquilación de la clase obrera y su vanguardia, el Partido Comunista de Alemania.

Se ha demostrado irrefutablemente que los representantes responsables del gobierno ni siquiera pensaron, el 27-28 de febrero, en la posibilidad de que sobreviniese una insurrección comunista. En relación con esto, he formulado muchas preguntas a los testigos citados aquí en el proceso. He interrogado, principalmente a Seller, al célebre Karwahne (hilaridad en la sala), a Frey, al conde de Helldorf, a los funcionarios de la policía. No obstante las distintas versiones, todos han coincidido en que no habían oído nada sobre la inminente insurrección comunista. Esto quiere decir que en los círculos del gobierno no se había tomado absolutamente ninguna medida.

El Presidente: Sin embargo, se ha presentado al tribunal una comunicación del jefe del Departamento de policía del Oeste sobre este asunto.

Dimitrov: El jefe del Departamento de policía del Oeste expone en su comunicación que Göring le llamó y le dió instrucciones verbales sobre la lucha contra el Partido Comunista, es decir, sobre la lucha contra los mitines, huelgas, manifestaciones, campañas electorales comunistas... etc. Pero esa comunicación no habla de que se adoptasen medidas contra una insurrección comunista inminente.

También el abogado Seuffert habló ayer aquí de esto. Y sacaba la conclusión de que en los círculos del gobierno en aquel momento nadie esperaba la insurrección. Seuffert se refería a Göbbels, al indicar que éste, en un principio, no había dado crédito a la noticia del incendio del Reichstag. No nos incumbe saber si fue así o no.

En este sentido, también constituye una prueba el decreto-ley del gobierno alemán, dictado el 28 de febrero de 1933. Este decreto fue promulgado inmediatamente después del incendio. Lean este decreto. ¿Qué dice? Dice que quedan derogados tales y cuales artículos de la Constitución, o sea los artículos concernientes a la libertad de asociación y de prensa, a la inviolabilidad de las personas, de los domicilios... etc. En esto consiste el fondo del citado decreto-ley, de su segundo artículo. La cruzada contra la clase obrera.

El Presidente: No contra la clase obrera, sino contra los comunistas...

Dimitrov: He de decir que mediante este decreto-ley han sido detenidos no sólo comunistas, sino también obreros socialdemócratas y cristianos y disueltas sus organizaciones. Quisiera subrayar que este decreto-ley no iba dirigido solamente contra el Partido Comunista de Alemania, aunque fuese sobre todo contra él, sino también contra los demás partidos y grupos de ooposición. Este decreto era necesario para implantar el estado de urgencia y estaba relacionado directa y orgánicamente con el incendio del Reichstag.

El Presidente: Si ataca al gobierno alemán, le retirarée la palabra.

Dimitrov: En este proceso, hay una cuestión que no ha sido ventilada en absoluto.

El Presidente: Usted debe dirigirse a los jueces y no al público, de otro modo su discurso será considerado como propaganda.

Dimitrov: Una cuestión ha quedado sin dilucidar por la acusación y por los defensores. No me extraña que lo hayan considerado innecesario. Temen mucho a esta cuestión. Es la cuestión de la situación política de Alemania en febrero. Debo detenerme un poco sobre esto.

A fines de febrero, la situación política era tal que en el campo del frente nacional se estaba desarrollando una lucha...

El Presidente: Entra usted de nuevo en un asunto que más de una vez le he prohibido tratar.

Dimitrov: Quisiera recordar mi petición al juez de que fuesen citados una serie de testigos: Schleicher, Brü&ning, Papen, Hugenberg, el antiguo vicepresidente de los cascos de acero, Düsterberg y otros.

El Presidente: Pero el tribunal denegó la citación de estos testigos. Por lo tanto, no debe usted insistir en esto.

Dimitrov: Ya lo sé, y sé también por qué.

El Presidente: Me es molesto tener que interrumpirle constantemente en sus palabras finales, pero debe usted atenerse a mis indicaciones.

Dimitrov: Esta lucha intestina dentro del campo nacionalista se desarrollaba como consecuencia de la lucha librada entre bastidores en los círculos financieros. Por una parte, los círculos de Thyssen y Krupp (industria de guerra), que durante muchos años habían subvencionado el movimiento nacional-socialista, y, por otra, sus competidores, que debían ser desplazados a segundo plano.

Thyssen y Krupp querían implantar en el país el principio del poder personal y el régimen absoluto bajo su dirección práctica, el principio de la franca reducción del nivel de vida de la clase obrera, para lo cual había que aplastar al proletariado revolucionario. En aquel período, el Partido Comunista tendía a crear el frente único, con objeto de unificar las fuerzas para la defensa contra las tentativas de los nacional-socialistas de destruir el movimiento obrero. Una parte de los obreros socialdemócratas sentía la necesidad del frente único de la clase obrera. La comprendía. Muchos millares de obreros socialdemócratas se habían pasado a las filas del PC de Alemania. Pero, en febrero y marzo, la tarea del establecimiento del frente único no significaba en absoluto la insurrección, ni su preparación; sólo significaba la movilización de la clase obrera contra la cruzada de expoliación de los capitalistas y contra la violencia de los nacional-socialistas.

El Presidente: (interrumpiendo a Dimitrov) Usted ha dicho siempre que s&oacuet;lo se interesaba por la situación de Bulgaria; pero sus manifestaciones de ahora demuestran que ha seguido también con gran interés los asuntos políticos de Alemania.

Dimitrov: ¡Señor Presidente! Me lanza usted un reproche. Le puedo objetar del modo siguiente: como revolucionario búlgaro, me intereso por el moviemiento revolucionario de todos los países; me intereso, por ejemplo, por los problemas políticos de la América del Sur y los conozco tal vez no peor que las cuestiones de Alemania, aunque jamás haya estado en América. Diré de paso que ello no significa que, si en la América del Sur llegara a arder algún Parlamento, yo hubiese de ser el culpable.

Durante el sumario de este proceso, he conocido muchos detalles. En la situación plítica de aquel período había dos factores fundamentales: primero, la tendencia de los nacional-socialistas de lograr la dominación exclusiva; el segundo factor, contrapeso del primero, era la actuación del Partido Comunista, encaminada a la creación del frente único de los obreros. A mi juicio, esto se ha revelado también durante el sumario de este proceso.

Los nacional-socialistas necesitaban una maniobra para distraer la atención de las dificultades existentes en el campo nacional y malograr el frente único de los obreros. El "gobierno nacional" necesitaba un motivo conmocional para lanzar su decreto-ley del 28 de febrero, derogando la libertad de prensa y de inviolabilidad de las personas e instaurando el sistema de represiones policíacas, de campos de concentración y demás medidas de lucha contra los comunistas.

El Presidente: (interrumpiendo a Dimitrov) Ha llegado usted al límite máximo, hace usted alusiones.

Dimitrov:Solamente quiero examinar la situación política de Alemania en vísperas del incendio del Reichstag, tal como yo la entiendo.

El Presidente: No es este el lugar para hacer alusiones con respecto al gobierno y para afirmaciones que hace mucho han sido refutadas.

Dimitrov: La clase obrera tenía que defenderse con todas sus fuerzas y, para este objeto, el Partido Comunista trataba de organizar el frente único, pese a la resistencia de Wels y Breitscheid, que ahora en el extranjero dejan oír sus aullidos histéricos.

El Preidente: Si quiere, debe usted entrar en su defensa; de lo contrario, no le quedaráa tiempo suficiente para ello.

Dimitrov: Ya he declarado antes que en un punto estoy de acuerdo con el acta de acusación. Y ahora voy a confirmar este acuerdo. Se trata de la cuestión de si van der Lubbe ha cometido el incendio él solo, o tuvo cómplices. El representante de la acusación, Parisius, ha declarado aquí que del modo cómo se resolviese la cuestión de si Van der Lubbe tuvo o no cómplices, dependía la suerte de los acusados. Y a esto, yo contesto: ¡No, mil veces no! La conclusión del Fiscal no es lógica. Yo entiendo, efectivamente, que Van der Lubbe no ha incendiado él solo el Reichstag. Sobre la base de los informes periciales y de los datos del sumario, llego a la conclusión de que el incendio producido en la sala de sesiones del Reichstag era de distinta clase que el del restaurante del piso bajo... etc... etc. La sala de sesiones fue incendiada por otra gente y con otros medios. El incendio de Lubbe y el incendio producido en la sala de sesiones sólo coinciden en el tiempo; en lo demás, se diferencian radicalmente. Lo más probable es que Lubbe haya sido un instrumento inconsciente en manos de esos hombres, instrumento, del que éstos abusaron. Van der Lubbe no dice aquí todo lo que sabe. Sigue obstinado en su silencio. El modo cómo se resuelve esta cuestión no decide la suerte de los acusados. Van der Lubbe no estaba solo, pero ni Torgler, ni Popov, ni Tanev, ni Dimitrov estaban con él.

El 26 de febrero, Van der Lubbe encontraría en Hennigsdorf, con seguridad, a una persona, a la que confió sus propósitos de incendiar el Ayuntamiento y el Palacio. Esta persona le sugirió que semejantes incendios sólo eran "juegos de chicos", que la verdadera hazaña sería incendiar el Reichstag durante las elecciones. Y así, de una alianza misteriosa entre la locura política y la provocación política, nació el incendio del Reichstag. El aliado que representaba a la locura política se siente en banquillo de los acusados. Los aliados que representan la provocación política siguen en libertad. El estúpido de Van der Lubbe no podía saber, entonces, que mientras él se entretení,a con sus torpes tentativas de incendiar el restaurante, el pasillo y el primer piso, en ese mismo instante, gente desconocida, empleando el combustible líquido, de que nos habló el Dr. Schatz, incendiaba la sala de sesiones. (Van del Lubbe rompe a reír. Una risa contenida sacude todo su cuerpo. La atención de toda la sala, de los jueces y de los acusados se concentra en este momento en Van der Lubbe).

Dimitrov: (señalando a Van der Lubbe) El provocador desconocido se preocupó de todos los preparativos del incendio. Este Mefistófeles supo desaparecer sin dejar rastro. Y aquí sólo tenemos al "instrumento" estúpido, al pobre Fausto, pero Mefistófeles ha desaparecido... Lo más probable es que fuera a Hennigsdorf, donde se tendiera el puente entre Lubbe y los representantes de la provocación política, agentes de los enemigos de la clase obrera.

El Fiscal general Werner ha dicho aquí que Van der Lubbe es comunista; ha dicho también que, aunque no fuera comunista, ha realizado su obra en interés del Partido Comunista, o está en relaciones con éste. Es una afirmación falsa.

¿Quién es Van der Lubbe? ¿Comunista? ¡De ningún modo! ¿Anarquista? ¡No! Es un obrero desclasado, un lumpen proletario rebelde, un ser, del que se ha abusado, al que se ha aprovechado contra la clase obrera. ¡Pero Lubbe no es comunista! ¡No es anarquista! No hay en el mundo un solo comunista, un solo anarquista, capaces de seguir en el proceso una conducta como la que ha seguido hasta aquí Van der Lubbe. Los verdaderos anarquistas pueden cometer actos insensatos, pero ante los tribunales responden ellos y explican sus objetivos. Si un comunista hubiera podido realizar un acto semejante, no guardaría silencio en el proceso, cuando en el banquillo de los acusados se sientan hombres inocentes. No. Van der Lubbe no es comunista, ni es anarquista; es un instrumentodel que ha abusado el fascismo.

Ni el presidente de la fracción comunista del Reichstag, ni los comunistas búlgaros pueden tener nada de común con este hombre, con este instrumento del que se ha abusado, al que se ha aprovechado para dañar al comunismo.

Debo recordar aquí que, el 28 de febrero por la mañana, Göring publicó un comunicado sobre el incendio, diciendo que Torgler y Koenen habían huído del edificio del Reichstag a las diez de la noche. Esta noticia fue difundida por todo el país. En el comunicado se decía que el incendio había sido realizado por comunistas. Al mismo tiempo, no se seguía la pista de Van der Lubbe en Hennigsdorf. El individuo que se reunió con Van der Lubbe y pasó la noche en el asilo de policía de Hennigsdorf no fue encontrado...

El Presidente: (interrumpiendo a Dimitrov) ¿Cuándo piensa usted terminar con su discurso?

Dimitrov: Me propongo hablar una media hora más. Tengo que exponer mi opinión sobre este punto...

El Presidente: Pero no puede usted hablar indefinidamente.

Dimitrov: Durante los tres meses que duró el proceso, usted, señor presidente, me obligó infinidad de veces a guardar silencio, con la promesa de que a la treminación del mismo podría hablar extensamente en mi defensa. Ese momento ha llegado, pero pese a su promesa, restringe usted de nuevo mi derecho a hablar. La cuestión Hennigsdorf es de una importancia extraordinaria. Waschinski, el individuo que pasó la noche con Van der Lubbe, no ha sido encontrado. Mi petición de que se le buscase ha sido calificada de innecesaria. La afirmación de que Lubbe se había reunido en Hennigsdorf con comunistas es una mentira fraguada por un testigo nacional-socialista, el barbero Grawe. Si Van der Lubbe se hubiera reunido en Hennigsdorf con comunistas, hace mucho tiempo que este punto se habría investigado, señor Presidente. ¡Nadie se ha molestado en buscar a Waschinski!

La persona, que vestía de paisano y se presentó en la comisaría de Brandenburgo con la primera noticia sobre el incendio del Reichstag, no ha sido buscada y sigue hasta hoy sin identificar. La instrucción del sumario estaba orientada en un sentido falso. El diputado nacional-socialista doctor Albrecht, que abandonó el Reichstag inmediatamente después del incendio, no ha sido interrogado. Se ha buscado en las filas del Partido Comunista, y eso es un error. Eso ha dado la posibilidad de desaparecer a los verdaderos incendiarios. Ya se ha dicho: puesto que no hemos apresado, ni nos atrevemos a apresar, a los verdaderos culpables del incendio, hay que apresar a otros, a los "incendiarios suplentes", por decirlo así.

El Presidente: Le prohibo expresarse de esta forma. Sólo le concedo diez minutos más.

Dimitrov: Tengo derecho a formular y motivar propuestas sobre el fallo. En su discurso, el Fiscal general ha estimado que las declaraciones de los comunistas no merecen crédito. Yo no adopto una posición semejante. Yo no puedo afirmar, por ejemplo, que todos los testigos nacional-socialistas sean unos embusteros. Creo que entre los millones de nacional-socialistas hay también gente honrada.

El Presidente: Le prohibo semejantes ataques violentos.

Dimitrov: Pero, ¿acaso no es significativo que los testigos principales sean todos diputados nacional-socialistas y partidarios del nacional-socialismo? El diputado nacional-socialista Karwahne ha dicho que había visto a Torgler con Van der Lubbe en el edificio del Reichstag. El diputado nacional-socialista Frey ha declarado que había visto a Popov con Torgler en el edificio del Reichstag. El camarero nacional-socialista Hellmer ha afirmado que había visto a Van der Lubbe con Dimitrov. El periodista nacional-socialista Weberstedt dijo que había visto a Tanev con Lubbe. ¿Qué es esto? ¿Una casualidad? El doctor Dröscher, que se ha presentado aquí, como testigo y que es al mismo tiempo redactor del «Völkischer Beobachter», donde firma con el nombre de Zimmermann...

El Presidente: (interrumpiendo a Dimitrov) Eso no ha sido probado.

Dimitrov:... Ha afirmado que Dimitrov fue el organizador del atentado en la catedral de Sofia, lo cual ha sido desmentido, y que me había visto, al parecer, con Torgler en el Reichstag. Declaro con una certeza absoluta que Dröscher y Zimmermann son la misma persona...

El Presidente: Lo rechazo; eso no ha sido probado.

Dimitrov: El funcionario de policía von Séller citó aquí una poesía comunista de un libro publicado en 1925, para demostrar que en 1933 los comunistas incendiaron el Reichstag. Yo me permitiré también citar un verso del más grande poeta de Alemania, Göthe:

¡Abre los ojos a tiempo!
¡La gran rueda de la dicha
raras veces se detiene;
o te impones o te arrollan;
hay que ganar y mandar,
o someterse y perder,
o resignarse o triunfar,
o ser yunque o ser martillo!

Sí, el que no quiere ser yunque, tiene que ser martillo.

La clase obrera alemana, en su conjunto, no comprendió esta verdad, ni en 1918, ni en 1923, ni el 20 de julio de 1932, ni en enero de 1933. Los culpables de esto son los líderes socialdemócratas, los Wels, los Severing, los Brauns, los Leipart, los Grassmann. Claro está que ahora los obreros alemanes ya podrán comprenderlo y lo comprenderán.

Aquí se ha hablado mucho del derecho y de las leyes alemanas y yo quisiera exponer mi opinión a este respecto. Es indudable que en los fallos de la justicia están siempre latentes las combinaciones políticas del momento y las tendencias políticas dominantes.

El Ministro de Justicia, Kerl, que es un testigo competente para este Tribunal, dice lo siguiente:

«El prejuicio del derecho formalmente liberal consiste en afirmar que el culto de la justicia debe ser la objetividad. Ahora hemos descubierto también la fuente del divorcio entre el pueblo y la justicia, y de este divorcio, en resumidas cuentas, es siempre culpable la justicia. ¿Qué es la objetividad? En los momentos, en que los pueblos luchan por su existencia, ¿acaso conoce la objetividad el soldado que pelea en la guerra, la conoce acaso un beligerante? Los soldados y los ejércitos saben una sola cosa, tienen un solo pensamiento, conocen una sola preocupación. ¿Cómo salvar la libertad y el honor? ¿Cómo salvar a la nación?

Es evidente, pues, que la justicia de un pueblo, que lucha a vida a muerte, no puede prosternarse ante una objetividad muerta. Las medidas del tribunal, de la acusación y de la defensa deben estar inspiradas exclusivamente en una sola consideración: ¿qué es lo que implica esto para la vida de la nación? ¿Qué es lo que salvaráa al pueblo?

Pero, la objetividad invertebrada, que significa estancamiento y, por tanto, fosilidad, divorcio con el pueblo, no. ¡Todos los actos, todas la medidas de la colectividad, en conjunto, y de cada persona, por separado, deben subordinarse a las necesidades vitales del pueblo, de la nación!»

Por consiguiente, el derecho es un concepto relativo...

El Presidente: Esto no concierne al tema, formule usted sus peticiones.

Dimitrov: El fiscal general ha pedido la absolución de los acusados búlgaros, por falta de pruebas. Pero esto a mí no me basta, en modo alguno. La cuestión dista mucho de ser tan sencilla. Esto no descartaría las sospechas. No, durante el proceso se ha demostrado que nosotros no tenemos nada que ver con el incendio del Reichstag. Por eso, no hay margen para ninguna clase de sospechas. Nosotros, los búlgaros, como igualmente Torgler, debemos salir absueltos, no por falta de pruebas, sino porque nosotros, como comunistas, no hemos tenido, ni hemos podido tener, nada que ver con este acto anticomunista.

Pido que el fallo sea el siguiente:

1) El Tribunal Supremo debe reconocer nuestra inocencia y la acusación debe ser desechada como falsa, en lo que concierne a Torgler, Popov, Tanev y a mí.

2) Que se considere a Van der Lubbe como un instrumento utilizado en daño de la clase obrera.

3) Los culpables de la acusación injustificada contra nosotros deberán responder de esto ante los tribunales.

4) Que se indemnice por cuenta de los culpables la pérdida de tiempo, los quebrantos de salud y los sufrimientos soportados por nosotros.

El Presidente: El Tribunal tendrá, en cuenta éstas que usted llama peticiones al discutir el fallo.

Dimitrov: Llegaráa el día, en que estas peticiones se cumplirán con creces. En cuanto al esclarecimiento concreto del incendio del Reichstag y a la identificación de los verdaderos incendiarios, esto quedará, naturalmente, para el tribunal del pueblo de la futura dictadura proletaria.

En el siglo XVII, el fundador de la física científica, Galileo, compareció ante el tribunal de la Inquisición, que había de condenarle a muerte por hereje. Galileo exclamó resueltamente ante sus jueces con una profunda convicción: "¡Eppur si muove!" Y andando el tiempo, esta tesis científica se convirtió en patrimonio de toda la humanidad.

El Presidente: (interrumpiendo a Dimitrov, se levanta, recoge los papeles y se dispone a retiarse)

Dimitrov: Nosotros, los comunistas, podemos hoy decir, no menos resueltamente que el viejo Galileo:

"¡Eppur si muove!"

La rueda de la historia gira, marcha adelante, hacia la Europa Soviética. Y nadie conseguirá detenre a esta rueda empujada por el proletariado, bajo la dirección de la Internacional Comunista.

Ni mediante medidas de exterminio, ni con sentencias a trabajo forzado, no con penas de muerte. ¡La rueda gira, seguirá girando hasta el triunfo definitivo del comunismo!

(Por la fuerza los policías obligan a Dimitrov a sentarse en el banquillo de los acusados.

El presidente y el Tribunal se retiran para deliberar sobre la cuestión si es posible dejar a Dimitrov que continúe su discurso. Después de haber deliberado, el Tribunal regresa y declara que a Dimitrov se le retira la palabra definitivamente).



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