Primera vez publicado: The
Labour Monthly, Vol. 7, No. 3, mayo 1925, pp. 294-295.
Traducido para marxists.org por: José Carlos Rosario
Sánchez, 2018.
Esta edición: Marxists Internet Archive, febrero de
2019.
[El mes pasado, el “Labour Monthly” publicó un artículo, “Los exiliados políticos de la India en Francia”, en relación con la expulsión de Francia del conocido revolucionario indio, Manabendra Nath Roy, quien es familiar para nuestros lectores como colaborador frecuente de estas páginas. Imprimimos a continuación una protesta recibida del "Comité Pro India" —"Comité Pro-Hindou"— de París, firmado por Henri Barbusse, el Secretario General del Comité. Este "Comité Pro-Hindou", que es de reciente fundación, incluye a muchos de los intelectuales franceses más distinguidos, como los profesores A. Aulard, Victor Basch, P. Langevin, Charles Richet, Marcel Cohen, A. Debierne, MM. Leon Bazalgette, Jean Richard Bloch, Georges Duhamel, Pierre Hamp, Charles Vildrac y Mme. Magdeleine Marx. Toman como su lema, "Hagan que la India y su gente sean más conocidos en el mundo".]
El Comité Pro-Hindou protesta enérgicamente contra la expulsión, ordenada por el Gobierno francés, de Manabendra Nath Roy, nacionalista y revolucionario indio. Se considera inadmisible que un gobierno que se declara a sí mismo democrático deba consentir en llevar a cabo tal medida de persecución por la demanda del gobierno británico, contra un hombre cuyo único reproche consiste en sus arduos esfuerzos por hacer que su país sea libre.
Manabendra Nath Roy, quien tambien es uno de los militantes más poderosos en el Movimiento Nacionalista de la India, y que ha escrito varios libros importantes sobre este tema, estuvo a punto de ser expulsado de Alemania debido a las mismas solicitudes del gobierno inglés, quien le prohíbe del derecho a vivir en territorio británico. Si regresa a la India, será encarcelado, quizás ejecutado. Es difícil creer que un hombre contra el cual, repetimos, no se puede presentar ninguna acusación, salvo el hecho de haber hecho propaganda contra la explotación de sus compatriotas, es decir, un crimen de opinión, puede ser objeto de una persecución mundial, de país en país, sin poder vivir en un solo lugar.
En cualquier caso, si estos son los argumentos brutales e inexorables que Inglaterra emplea para deshacerse de quienes denuncian su imperialismo, ¿debería un gobierno como el de Francia convertirse en socio de tales iniquidades?
El Comité Pro-Hindou llama la atención de la opinión pública sobre estos hechos y le plantea la grave cuestión de los derechos de los pueblos. ¡Que todos los hombres, que aún creen en las ideas de justicia, libertad y fraternidad del espíritu, protesten con nosotros contra este odioso y salvaje estrangulamiento de una conciencia!
Tal vez se pueda alegar que la razón de esta expulsión radica en las ideas políticas de M.N. Roy, quien por cierto es comunista. Pero no se dejen engañar con este punto; esta no es la razón por la que subyace la solicitud de expulsión que el Sr. Flerriot le ha aceptado al Sr. Chamberlain. De manera manifiesta es la actividad del escritor y propagandista en la causa de la libertad de la India, de la cual se Roy se ha consagrado a sí mismo desde los catorce años.
Respondan sí o no, ¿está nuestro gobierno atado de manos ante las exigencias imperialistas de Gran Bretaña? Respondan, ¿Francia permanecerá abierta o cerrada para los defensores de las libertades populares del exterior? Es el derecho de asilo lo que está en juego. ¿Es este gran principio nada más que un recuerdo histórico en Francia, quien ahora se para en frente de los intereses de las combinaciones internacionales? Esta es la pregunta que se hacen con ansiedad todos aquellos que, directa o indirectamente, simpatizan con la causa sagrada de los pueblos oprimidos.